Este precisamente es el problema de los bombazos editoriales (o de las buenas campañas de marketing): el libro tiene que estar a la altura de las expectativas que crea. Mi opinión sincera es que El bolígrafo de gel verde se queda corto.
La novela habla de cómo la rutina, el hastío y la incomunicación enraizan en la vida de un treintañero (casi cuarentón) de una gran ciudad y de cómo un simple bolígrafo es el motor para un cambio de rumbo. La novela se estructura en tres partes: en la primera se cuenta un episodio de la infancia del protagonista que marcó su vida. La segunda da cuenta de las rutinas en las que está anclado el personaje, repitiendo página tras página lo que hace cada día para crear en el lector la misma sensación de claustrofobia que vive el protagonista. La tercera parte recoge los hechos que supusieron una ruptura con respecto a su vida anterior y las reflexiones desde el presente.
Veía la novela con muy buenos ojos y la empecé con ganas, así que me sorprendió comprobar que, a medida que pasaba las páginas, el protagonista me caía cada vez más gordo. Resumiendo, me ha parecido bastante cobarde, totalmente anodino, derrotista, un completo neurótico, con menos reflejos que un portero de caucho, cotilla hasta decir basta y totalmente carente de sentido del humor. Encima, la novela no es en absoluto crítica con semejante elenco de cualidades, sino que viene a decir que todos estamos un poco como su protagonista, derrotados por el día a día y sin fuerzas para romper con todo ello.
Por otra parte el autor plantea montones de situaciones prototípicas y apela a la sensiblería de los lectores en cada una de sus páginas. La historia del boli me pareció bastante tonta y la obsesión del protagonista con él rozaba la neurosis (sí, ya imagino que todo es una metáfora y tal, pero no resulta convincente). El final edulcorado no contribuye a mejorar la novela. En cuanto al estilo del autor no me ha parecido malo del todo, pero tiene algunos dejes que no me han gustado. En concreto, el uso hasta la saciedad de las antítesis, las repeticiones y los pequeños juegos de palabras. El problema no es que los emplee, sino que aparecen en cada una de las páginas y al final el estilo se hace tremendamente cansino. Aquí van algunos ejemplos:
«Esperé a que los actores del decorado desapareciesen completamente. Me quedé allí, con mi café solo, con mi café, solo.»
«Sin pedirme permiso –seguramente sin necesitarlo–, se sentó a mi lado, mientras el perro hacía lo suyo al suyo.»
«Hay relaciones especiales con personas y también hay relaciones con personas especiales.»
«Me temí lo peor: haberme perdido en un lugar perdido.»
«… jugando con nuestros dedos como cuando aún no teníamos anillos, jugando con nuestras lenguas como cuando aún no tenían veneno.»
«Me llegó el aroma del café caliente en una mañana fría.»
Me permito enlazar una reseña que está muy bien redactada y que expresa mi opinión al cien por cien:
Reseña de Regina Irae
Y esta otra es muchísimo más ácida, pero también comulgo (quizá sin tanta dureza) con ella:
Entre líneas
Un último apunte: me gustaría encontrar un ejemplar de esos que Eloy Moreno vendió antes de que Espasa tomara el relevo para comprobar hasta qué punto la editorial respetó el original del autor o metió mano. Y si era necesaria la figura de un corrector o no, porque el autor en su página web deja entrever que para que un buen libro vea la luz no es necesario para nada corregirlo (perdón por el exabrupto, me toca la fibra profesional).
Pese a los comentarios que expreso en esta página, recomendaría a la gente que se hiciera con esta novela y juzgara por sí misma. Al fin y al cabo, si no está del todo pulida es porque se trata de la obra de un principiante, que se merece todo mi reconocimiento aunque solo sea por luchar como un jabato para que su librito viera la luz. Él mismo lo dice: «Fue cuando me di cuenta de lo más importante: una novela nace para ser leída».
Título: El bolígrafo de gel verde | Autor: Eloy Moreno
Fecha inicio: 28.06.2011 | Fecha fin: 02.07.2011