26 de julio de 2013

La pell freda (relectura)

El eterno debate: ¿os gusta releer o pensáis que hay demasiados libros pendientes en el mundo como para volver a una novela determinada? Yo pertenezco claramente al primer grupo: me encanta releer las novelas que más me han marcado y algunas, como Rebeca o El perfume, las he leído más de cinco veces. Para mí es un auténtico placer volver a historias que me han gustado y suelo encontrar nuevos matices de los que no me había percatado en lecturas anteriores. Cuando hace tres años devoré La pell freda, tenía claro que me lo leería otra vez, y eso es justo lo que hice hace un par de semanas.

Os remito a la reseña que publiqué en su día (La pell freda, aquí) y añado un par de impresiones más: es una novela de ciencia ficción, algunos fragmentos juegan muy bien con el miedo, si bien se puede decir que es una novela extraña, rara. La primera vez que lo leí recuerdo haberme parado y pensar: "Pero ¿qué demonios estoy leyendo?". Sin embargo, esta sensación solo dura un instante, pues la intriga de la trama y la fuerza narrativa de Sánchez Piñol me impulsaban a seguir pasando páginas. Esta es una de esas novelas que no puedes soltar y, sin embargo, no es el típico libro trepidante sin nada más que acción: las páginas de La pell freda están llenas de metáforas y se pueden adivinar referencias a las guerras, al ansia de independencia de las naciones y también a los miedos más primitivos de los hombres.

En definitiva, lo recomiendo muchísimo por ser una novela absorbente, original, bien escrita, bien desarrollada y con un buen contrapunto de ideas que invitan a reflexionar. Y, como ya recomendé en mi reseña anterior, aconsejo empezar a leerla sin saber nada de la trama; el efecto sorpresa creo que le hace mucho bien a esta historia.

¡Espero que os animéis!

17 de julio de 2013

El Rey Trasgo

     Contempló el tomo sujetándolo con dulzura, un hábito que había desarrollado con los años. Le desagradaba mucho que se extrajesen los libros de los estantes hundiendo el dedo en la parte superior del lomo; repudiaba de aquellos que pasaban las páginas arrastrando la palma de la mano, miraba con desdén a quienes doblaban las esquinas para marcar dónde habían dejado de leer y profesaba un sincero desprecio hacia quienes garabateaban palabras en sus páginas.
     —Calaña irrespetuosa —refunfuñó, como cada vez que encontraba cualquier cicatriz derivada de aquellas acciones.
     Echó un vistazo por cada recoveco del libro, moviendo tanto las manos como la cabeza: las tapas eran de un color rojo que en su día debió ser vivo, pero que el desgaste había tornado oscuro hasta conferirle la tonalidad del vino. Las páginas eran rugosas y entre dos de ellas asomaba la cuerda que había dejado Tobías.
     —Tonto —murmuró mientras la retiraba—, un libro siempre se empieza por el principio.
     Lanzó otra rápida mirada a la puerta y se inclinó hacia delante, apoyando el libro en el mostrador. Reinaba la calma.
     —Avísame si viene alguien, Mirias. —Lo abrió por la primera página y empezó a leer.

(El Rey Trasgo, pág. 73)

Este es uno de esos autores que te reconcilian con la literatura. De esos que saben contar historias, hilar palabras y construir unas tramas tales que te olvidas de lo que tienes alrededor. De los que saben manejar el lenguaje, emplean un vocabulario rico, construyen pasajes evocadores, crean personajes entrañables, escriben diálogos creíbles y, en definitiva, tejen su tela de araña en torno al lector hasta que este queda irremediablemente atrapado en la historia. Y es un libro de esos que da gusto tener en el regazo, que se lee perfectamente, que está impecablemente editado, de los que atesorarás en la estantería.

No es una novela excesivamente ligera, aunque doy fe de que se puede leer en el metro (y es de los que hacen que te pases tu parada, también puedo atestiguarlo). Sin embargo, se disfruta más en casa, en silencio, empapándote de las palabras y recreando las escenas en la cabeza, algo sencillo porque la capacidad de Alberto Morán Roa de transportar al lector a su mundo es tremenda.

La novela discurre en reinos lejanos, vigilados por la presencia constante de la Ciudadela, una roca inmensa que surca los cielos y en la que tres estados ejercen de guardianes de la paz. Sin embargo, cuesta mantener el equilibrio y pronto esos tres estados se enzarzarán en luchas de poder. Por las páginas de El Rey Trasgo discurren centauros, dracos, grifos, pegasos y wyvernas. También nigromantes, trasgos, hechiceros, soldados, juglares, libreros y campesinos. Sangrientos escenarios de batalla, pueblos adormilados a los pies de unas temibles montañas y grutas laberínticas de las que parece imposible salir. Entretanto, una terrible amenaza se cierne sobre el mundo…

Si tuviera que poner un (minúsculo) pero, sería al personaje de Kaelan. En el último tercio del libro no he logrado empatizar demasiado con él y, hacia el final del libro, casi casi me daba igual el (negro) giro que estaban tomando los acontecimientos para él. Dicho esto, mi rechazo hacia el personaje no es total y tengo curiosidad por ver lo que deparan para él las siguientes partes del libro.

¿Hace falta decir más? Sí: que este libro se enmarca en la fantasía, pero puede gustar a todo el mundo porque a Alberto se le da bien contar historias, sin más.Y otra cosa añadiré: si no me equivoco, el autor publicó este libro con 26 años. ¡Imaginaos lo que le queda por escribir! Yo, desde luego, estaré atenta a sus próximas publicaciones.

Me despido con unas frases que escribió el mismo autor en su blog y que me parecieron preciosas. De hecho recomiendo la entrada entera, sobre el poder de las reseñas:

Las reseñas quizá no sean chorros de gasolina que eleven las llamas al cielo, pero son ramas que mantienen vivo el fuego para que autores como yo podamos seguir contando cuentos en torno a la hoguera. Así que gracias. Seguid así. Hacéis que narrar historias sea más cálido y luminoso.


http://elreytrasgo.blogspot.co.uk/2013/06/el-poder-de-las-resenas.html

Con esta reseña participo en la lectura conjunta que ha organizado el blog Historia de una palabra.

1 de julio de 2013

Aaaaaah ! Une araignée ! / Aaaarrgghh, Spider!

Llevo un tiempo queriendo incluir en el blog algunas de las lecturas infantiles que tenemos rondando por casa y que más nos han gustado, pero por un motivo u otro nunca tengo tiempo. Hoy, sin embargo, lo que me ha llegado al buzón me ha dejado tan buen sabor de boca que no he podido evitar compartirlo ipso facto.


Hace unos días andaba buscando un libro ilustrado en francés porque a mi hija le hace mucha gracia que le lea en ese idioma. Sin embargo, aquí en Londres no he encontrado todavía ninguna librería donde haya libros ilustrados en otros idiomas, así que lo compré por Internet un poco a ciegas. Luego ha resultado que el original es en inglés, así que al fin y al cabo sí habría podido echarle un vistazo en alguna librería de aquí, pero el caso... ¡la compra ha sido un éxito!

El libro trata de una arañita que quiere hacerse amiga de una familia y se presenta ante ellos una y otra vez. Sin embargo, cada vez que algún miembro de la familia la ve por un rincón de la casa, gritan: «¡Aaaaaaaah! ¡Una arañaaaaa!», y la echan fuera de casa. A la pobre araña ya no se le ocurre qué más puede hacer... ¿Conseguirá al final hacerse amiga de los miembros de esta familia... o le espera un final trágico?

A los niños les encantará este libro, con unas ilustraciones preciosas (mi hija adora la boca de la araña, en forma de corazón rosa, o la purpurina que hay en una de las páginas), con frases cortas que interactúan mucho con los dibujos –la frase «Aaaaaah ! Une araignée !» es perfecta para que los niños la reciten una y otra vez junto a los papás– y se desarrolla una historia muy bonita con un sorprendente final.

En definitiva, un libro que gustará a niños de entre 3 y 5 años (a muchos adultos también), con ilustraciones preciosas y un texto que invita a los más pequeños a involucrarse en la historia. Además, todo gira en torno a ese proverbial terror que muchas personas sienten hacia las arañas. Creedme, después de leer este cuento miraréis a esos simpáticos bichitos con otros ojos y seréis incapaces de hacerles daño. Lo dice una que corre a por la escoba cada vez que ve una araña (y en este país son bien gordas) y que a partir de hoy les declara una tregua…

No, no he subido la foto al revés. Hay que verla desde la perspectiva de una araña...

«¡Fuera, araña, fuera!»

«¡Miradme!» ¿No es una araña encantadora? La familia no parece opinar lo mismo...

Me parece que no se ha publicado en español todavía; ¡espero que no tarde mucho en tentar a alguna editorial! En todo caso, si os ha gustado os animo a buscarlo en inglés o en francés porque podréis seguir bastante bien la historia aunque no dominéis ninguno de esos idiomas.