17 de julio de 2013

El Rey Trasgo

     Contempló el tomo sujetándolo con dulzura, un hábito que había desarrollado con los años. Le desagradaba mucho que se extrajesen los libros de los estantes hundiendo el dedo en la parte superior del lomo; repudiaba de aquellos que pasaban las páginas arrastrando la palma de la mano, miraba con desdén a quienes doblaban las esquinas para marcar dónde habían dejado de leer y profesaba un sincero desprecio hacia quienes garabateaban palabras en sus páginas.
     —Calaña irrespetuosa —refunfuñó, como cada vez que encontraba cualquier cicatriz derivada de aquellas acciones.
     Echó un vistazo por cada recoveco del libro, moviendo tanto las manos como la cabeza: las tapas eran de un color rojo que en su día debió ser vivo, pero que el desgaste había tornado oscuro hasta conferirle la tonalidad del vino. Las páginas eran rugosas y entre dos de ellas asomaba la cuerda que había dejado Tobías.
     —Tonto —murmuró mientras la retiraba—, un libro siempre se empieza por el principio.
     Lanzó otra rápida mirada a la puerta y se inclinó hacia delante, apoyando el libro en el mostrador. Reinaba la calma.
     —Avísame si viene alguien, Mirias. —Lo abrió por la primera página y empezó a leer.

(El Rey Trasgo, pág. 73)

Este es uno de esos autores que te reconcilian con la literatura. De esos que saben contar historias, hilar palabras y construir unas tramas tales que te olvidas de lo que tienes alrededor. De los que saben manejar el lenguaje, emplean un vocabulario rico, construyen pasajes evocadores, crean personajes entrañables, escriben diálogos creíbles y, en definitiva, tejen su tela de araña en torno al lector hasta que este queda irremediablemente atrapado en la historia. Y es un libro de esos que da gusto tener en el regazo, que se lee perfectamente, que está impecablemente editado, de los que atesorarás en la estantería.

No es una novela excesivamente ligera, aunque doy fe de que se puede leer en el metro (y es de los que hacen que te pases tu parada, también puedo atestiguarlo). Sin embargo, se disfruta más en casa, en silencio, empapándote de las palabras y recreando las escenas en la cabeza, algo sencillo porque la capacidad de Alberto Morán Roa de transportar al lector a su mundo es tremenda.

La novela discurre en reinos lejanos, vigilados por la presencia constante de la Ciudadela, una roca inmensa que surca los cielos y en la que tres estados ejercen de guardianes de la paz. Sin embargo, cuesta mantener el equilibrio y pronto esos tres estados se enzarzarán en luchas de poder. Por las páginas de El Rey Trasgo discurren centauros, dracos, grifos, pegasos y wyvernas. También nigromantes, trasgos, hechiceros, soldados, juglares, libreros y campesinos. Sangrientos escenarios de batalla, pueblos adormilados a los pies de unas temibles montañas y grutas laberínticas de las que parece imposible salir. Entretanto, una terrible amenaza se cierne sobre el mundo…

Si tuviera que poner un (minúsculo) pero, sería al personaje de Kaelan. En el último tercio del libro no he logrado empatizar demasiado con él y, hacia el final del libro, casi casi me daba igual el (negro) giro que estaban tomando los acontecimientos para él. Dicho esto, mi rechazo hacia el personaje no es total y tengo curiosidad por ver lo que deparan para él las siguientes partes del libro.

¿Hace falta decir más? Sí: que este libro se enmarca en la fantasía, pero puede gustar a todo el mundo porque a Alberto se le da bien contar historias, sin más.Y otra cosa añadiré: si no me equivoco, el autor publicó este libro con 26 años. ¡Imaginaos lo que le queda por escribir! Yo, desde luego, estaré atenta a sus próximas publicaciones.

Me despido con unas frases que escribió el mismo autor en su blog y que me parecieron preciosas. De hecho recomiendo la entrada entera, sobre el poder de las reseñas:

Las reseñas quizá no sean chorros de gasolina que eleven las llamas al cielo, pero son ramas que mantienen vivo el fuego para que autores como yo podamos seguir contando cuentos en torno a la hoguera. Así que gracias. Seguid así. Hacéis que narrar historias sea más cálido y luminoso.


http://elreytrasgo.blogspot.co.uk/2013/06/el-poder-de-las-resenas.html

Con esta reseña participo en la lectura conjunta que ha organizado el blog Historia de una palabra.

4 comentarios:

  1. Tenias razón, es de mi estilo. Me encantan los autores que transmiten. Tendré en cuenta esta novela, aunque últimamente no me apetecen las sagas, pero nunca se sabe.

    ¡Abrazos!

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    1. ¡Te lo dije! :-) Si te gustan los autores que transmiten, este es tu libro. Además no debe darte pereza que se trate de una saga porque, al menos este primer libro, se lee bastante rápido (y el siguiente no se ha publicado aún). ¡Espero que te animes! Un abrazo.

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  2. Muchísimas gracias por una reseña tan sentida y hermosa. Celebro que El Rey Trasgo te haya gustado tanto y solo espero seguir causando impresiones tan positivas con futuros trabajos. Un abrazo y, de nuevo, muchas gracias.

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    1. No, si lo mío es puro interés egoísta: cuanto más recomiende tu libro, más venderás, y eso te permitirá seguir siendo un autor de éxito, y pronto te retirarás y escribirás en exclusiva día y noche. Como cuento de la lechera no está mal, ¿no? :D
      Ahora en serio, gracias a ti: por pasarte y por crear historias.

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