28 de mayo de 2017

We Have Always Lived in the Castle (Shirley Jackson)

Melody. Gloucester. Pegasus.

De este libro solo sabía que era peculiar en un sentido positivo y que la editorial Penguin me lo había recomendado cuando les pregunté por un libro semejante a Rebecca (mi novela favorita de todos los tiempos). Partiendo de esas dos premisas lo empecé con mucha cautela, porque no quería crearme grandes expectativas y que luego ese libro, pese a ser bueno, me decepcionara.

Ahora que lo he terminado puedo decir que me costó un poco meterme en materia, que efectivamente es peculiar, pero que en su conjunto me gustó mucho y no me ha decepcionado. La trama gira en torno a Mary Catherine (Merricat) y Constance, dos hermanas que viven solas junto con su tío Julian, enfermo y en silla de ruedas. Ambas pertenecen a los Blackwood, una familia de terratenientes de buena posición social que viven sin aprietos económicos. Sin embargo, como nos dirá Merricat ya en el primer párrafo del libro, todos los demás miembros de su familia han muerto.

Los tres viven en su caserón aislados del resto del pueblo, que les da la espalda debido a unos hechos sucedidos tiempo atrás. Y en ese caserón se desarrolla casi toda la novela, una casa llena de recuerdos familiares que las dos hermanas cuidan con mucho mimo, aunque es Constance la que lleva el peso de las tareas del hogar; a Merricat hay muchas cosas que no le están permitidas, como cocinar, pero sí es ella la encargada de ir dos veces por semana a hacer la compra y a sacar libros de la biblioteca; ese es el momento de la semana en que se enfrenta a las miradas reprobatorias de todos los habitantes del pueblo. Pese a la evidente tensión que hay con estos, los tres miembros de la familia Blackwood viven en un frágil pero duradero equilibrio. Sin embargo, un día ese equilibrio se ve afectado por la llegada del primo Charles, que parece dispuesto a instalarse en la casa sin fecha de partida...

Como digo, me costó meterme en materia, ver las relaciones que tienen establecidas unos personajes con otros, ir adivinando lo que ocurrió en el pasado, hasta finalmente darme cuenta de lo que ocurrió en realidad, que es uno de los puntos fuertes de la novela: cómo de repente te paras a pensar y te das cuenta de que uno de los personajes no es peculiar, lo que ocurre es que está como una cabra...

Al igual que en Rebecca, la casa aquí casi adquiere un papel protagonista. Si en Rebecca era una entidad misteriosa, amenazadora, sofocante y plagada de recuerdos del pasado, aquí es una presencia protectora, un símbolo de seguridad, un entorno casi delicado que hay que proteger. También influye el hecho de que la casa está aislada, de que el difunto señor Blackwood la rodeara con una cerca, cerca que Merricat abre y cierra ritualmente cada vez que sale o entra para asegurarse de que nadie más puede traspasarla, lo que causa una distancia física con el resto del pueblo, distancia que también es emocional, pues Merricat siente que su familia es superior a los demás habitantes. Y esta cerca física se complementa con los elementos de pensamiento mágico que Merricat pone en marcha a modo de ritual para protegerse:

I decided that I would choose three powerful words, words of strong protection, and so long as these great words were never spoken aloud no change would come. I wrote the first word–melody–in the apricot jam on my toast with the handle of a spoon and then put the toast in my mouth and ate it very quickly. I was one-third safe. 

La naturaleza también está muy presente en sus pensamientos a la hora de establecer esta red de seguridad. Dejo este fragmento que me hizo mucha gracia, pero debo destacar en general la manera tan bonita en que Merricat describe la naturaleza.

I was thinking of [him]. I could turn him into a fly and drop him into a spider's web and watch him tangled and helpless and struggling, shut into the body of a dying buzzing fly; I could wish him dead until he died. I could fasten him to a tree and keep him there until he grew into the trunk and bark grew over his mouth. I could bury him in the hole where my box of silver dollars had been so safe until he came; if he was under the ground I could walk over him stamping my feet.

Es un libro que en la superficie parece muy amable, como en los constantes fragmentos en que las dos hermanas se dicen que se quieren:

"Good morning, my Merricat," she said.
"Good morning, my Constance. Is Uncle Julian better today?"
"Much, much better. And the sun is going to shine after yesterday's rain. And I am going to make a chocolate mousse for your dinner, my Merricat."
"I love you, Constance."
"And I love you. Now what will you have for breakfast?"

Sin embargo, pasada esa cara amable de la historia se observa un trasfondo mucho más siniestro, sobre todo a medida que avanza la historia y el lector se va dando cuenta de lo que está ocurriendo en realidad. Y ese es el punto verdaderamente fuerte del libro: el contraste entre la diligencia y buena voluntad de Constance, el aire aniñado y carente de obligaciones de Merricat, y los vericuetos por los que vemos que se adentra su mente. Es un libro en apariencia muy sencillo, pero con un tremendo trasfondo detrás. Muy, muy recomendable.

“I would have liked to come into the grocery some morning and see them all, even the Elberts and the children, lying there crying with the pain of dying. I would help myself to groceries, I thought, stepping over their bodies, taking whatever I fancied from the shelves, and go home, with perhaps a kick for Mrs. Donell while she lay there. I was never sorry when I had thoughts like this; I only wished they would come true."   



13 de mayo de 2017

The Loney (Andrew Michael Hurley)

Este libro me da mucha nostalgia, porque fue uno de los últimos que me compré antes de mudarme desde Inglaterra a España hace unos meses. La cubierta, tremenda, muy evocadora, me llamaba desde los estantes de Waterstones, y de hecho se pasó semanas ocupando las mesas de lecturas destacadas y recomendadas.

Esta primera novela de Andrew Michael Hurley se publicó inicialmente en el 2014 con una tirada de solo 300 ejemplares, aunque apenas tardó un año en conseguir un contrato con una editorial más grande. Ese mismo año, el 2015, fue premiada como mejor novela de debut de los Costa Book Awards y de la British Book Industry. ¡No está nada mal como carta de presentación!

El autor posa orgulloso con su libro en los Costa Book Awards.

The Loney es una novela de tintes góticos que se desarrolla en los parajes fríos y brumosos de la costa norte de Lancashire en 1976. Todos los años, el protagonista y su hermano Hanny, un joven mudo y con dificultades de aprendizaje, acuden desde su Londres natal a una especie de retiro espiritual en la costa junto con sus padres, varios amigos suyos y un cura, todos miembros de la misma congregación católica. Allí llevan a cabo un ritual con el que pretenden curar a Hanny, ritual alentado sobre todo por la madre, una ferviente católica.

Este es un libro difícil de catalogar: no es de terror porque no da exactamente miedo, pero tampoco es tan trepidante como para tildarlo de thriller. Sin embargo, tiene todos los ingredientes de una novela gótica al uso: tramos de costa solitarios y brumosos, una casa aislada en la que vive gente extraña, lluvia incesante, una joven bella y misteriosa (de cuyas circunstancias se dan pocos, pero estremecedores detalles), inesperados descubrimientos tras las paredes de una casa vieja... Y la línea de fondo que lo une todo es el choque entre las creencias católicas más fervientes y los ritos paganos que tienen lugar en The Loney: efectivamente, buena parte de la historia gira en torno a la religión, el fanatismo y la pérdida de la fe. La madre de los protagonistas es católica ferviente, y sus maneras chocan con las del nuevo párroco, joven y más flexible. El anterior, que seguía los rituales al pie de la letra, murió recientemente y aún hay incógnitas en torno a su muerte.

Para mí lo que realmente destaca de esta novela es la caracterización de los personajes y cómo su autor ha tejido todo el entramado: algo realmente sorprendente en una novela debut. Especialmente entrañable me ha parecido la estrecha relación entre los dos hermanos y su forma de comunicarse entre sí. Por último, destaca también el ambiente que entreteje la novela; no es misterio ni terror, es la sensación de que algo está pasando y de que en ese lugar no hay buenas vibraciones, pero es difícil achacar esa sensación a nada en concreto. Lo único que no me convenció de la novela, y que puede decepcionar a algunos lectores, es que el final es de esos totalmente ambiguos, en los que uno tiene que imaginarse la mitad de lo que realmente pasó. Confieso que yo prefiero las tramas más masticadas, pero aun así esto no impidió que disfrutara tremendamente esta lectura y la recomiende a todos los amantes de los libros de tintes góticos ambientados en tierras inglesas. En español lo ha editado Berenice con una cubierta muy parecida a la original.



1 de mayo de 2017

Un matrimonio de provincias (Marquesa Colombi)

Este libro, bastante breve y de fácil lectura, narra los años de juventud de Denza, una muchacha de pocos posibles que reside en un pueblo italiano a finales del siglo XIX. Huérfana de madre, Denza vive con su hermana y su padre, que al cabo de un tiempo se casa en segundas nupcias y tiene otro hijo. Los días transcurren tediosos para la joven, que lo único que hace en todo el día es pasear incesantemente con su padre y su hermana por los campos circundantes al pueblo mientras el padre les va dando lecciones que sustituyen la asistencia de ambas al colegio. La llegada de la madrastra no mejora las cosas: no es que se lleven mal, pero es una señora brusca y poco cariñosa que pone a Denza al cuidado del recién nacido y que no ayuda a que los días discurran con algún aliciente.

Así las cosas, lo único a lo que puede aspirar Denza es a hacer un buen matrimonio, y la joven ve alimentadas sus expectativas cuando le dicen que su belleza le ayudará a dar con un buen partido. Y así es: un buen día se entera de que Onorato, un joven gordo y elefantino pero de muy buena familia, se ha fijado en ella, y ambos intercambian ardientes miradas, incluso antes de conocerse, en las ocasiones en las que se encuentran en el pueblo. La falta de dote no es un argumento a favor de la joven, pero Denza confía en su belleza y en las ardientes miradas que ambos se han intercambiado y está convencida de que es solo cuestión de tiempo que Onorato dé el paso y acuda a su casa para pedirle la mano a su padre. Está dispuesta a esperar cuanto sea necesario.

Un matrimonio de provincias habla de la pérdida de la juventud y de las expectativas y anhelos adolescentes, al tiempo que traza un retrato de la vida en un pueblecito italiano de provincias. Es una lectura en apariencia sencilla, pero escrita de forma magistral que hace que se disfrute cada página. Plasma a la perfección las ilusiones de una adolescente ante un posible pretendiente, las miradas que alimentaban las ilusiones de Denza durante meses... Y el lector no puede sino acompañar a Denza en esas ensoñaciones, en esa incertidumbre ante el futuro, en esas ilusiones cuyo desenlace no se desvela hasta casi el final.