Así las cosas, lo único a lo que puede aspirar Denza es a hacer un buen matrimonio, y la joven ve alimentadas sus expectativas cuando le dicen que su belleza le ayudará a dar con un buen partido. Y así es: un buen día se entera de que Onorato, un joven gordo y elefantino pero de muy buena familia, se ha fijado en ella, y ambos intercambian ardientes miradas, incluso antes de conocerse, en las ocasiones en las que se encuentran en el pueblo. La falta de dote no es un argumento a favor de la joven, pero Denza confía en su belleza y en las ardientes miradas que ambos se han intercambiado y está convencida de que es solo cuestión de tiempo que Onorato dé el paso y acuda a su casa para pedirle la mano a su padre. Está dispuesta a esperar cuanto sea necesario.
Un matrimonio de provincias habla de la pérdida de la juventud y de las expectativas y anhelos adolescentes, al tiempo que traza un retrato de la vida en un pueblecito italiano de provincias. Es una lectura en apariencia sencilla, pero escrita de forma magistral que hace que se disfrute cada página. Plasma a la perfección las ilusiones de una adolescente ante un posible pretendiente, las miradas que alimentaban las ilusiones de Denza durante meses... Y el lector no puede sino acompañar a Denza en esas ensoñaciones, en esa incertidumbre ante el futuro, en esas ilusiones cuyo desenlace no se desvela hasta casi el final.
Algún día lo leeré. Suena a los que me suelen gustar...Muchas gracias por tu reseña. ¡¡cuantas mujeres se han visto abocadas a un matrimonio de provincias...jajaja!!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Se lee en un suspiro y es de los que te dejan pensando... yo creo que sí te gustará, María. ¡Un abrazo!
Eliminar