23 de junio de 2013

Sorteo en el blog Para gustos los libros

Godor ha organizado el primer concurso de su blog Para gustos los libros, así que aquí estamos para celebrarlo y para ver si hay suerte y me llevo La tumba compartida.

Requisitos obligatorios: dirección postal en España, ser seguidor del blog y dejar un comentario en la entrada para avisarle de que participáis. En cuanto a los requisitos opcionales, hay unos cuantos y están todos detallados en su entrada. Echad un vistazo ¡y a sumar los puntos!



21 de junio de 2013

Cold Cold Ground

El libro que reseño hoy me tocó en uno de los sorteos que organizó la editorial para Sant Jordi, ¡y me alegro de que llegara a mis manos! Como el argumento no se resume de manera sencilla, voy a copiar el texto de la contra, que a mi parecer recoge todo lo que hay que saber sin destripar la trama:

Belfast, 1981. Un cadáver con una mano amputada puede llegar a no tener ninguna importancia si aparece en un ambiente de extrema violencia como el que se vivía en Irlanda del Norte. Los presos del IRA están en huelga de hambre; los disturbios, los asesinatos y los atentados indiscriminados con bomba se suceden. El ejército y la policía, completamente desbordados, imputan cualquier muerte violenta a ajustes de cuentas entre bandas paramilitares católicas y protestantes. 

Con la idea de que sea rápidamente archivado, le dan el caso al detective Sean Duffy, un agente que no cuenta con la confianza de sus superiores. Un melómano con título universitario en un mundillo de iletrados a quien quieren matar los católicos por ser policía y los protestantes por ser católico.

Pero el caso es más complejo de lo que parece, al aparecer otro cadáver en condiciones similares y descubrirse que los muertos eran homosexuales y que estaban vinculados al IRA. ¿Se encuentra Duffy ante un asesino en serie homófobo en una Irlanda que persigue con cárcel la homosexualidad? ¿Están relacionadas sus muertes con el aparente suicidio de la ex mujer de un dirigente del IRA?

Con la ayuda de la forense Laura Cathcart, con la que entabla una más que estrecha colaboración, Duffy se va a ver envuelto en una peligrosa red de odios y venganzas, ambigüedades morales y corrupción, violencia político-religiosa y confabulaciones que, con los servicios secretos de su graciosa majestad de fondo, conforman el ambiente sombrío e irrespirable de aquella Cold Cold Ground irlandesa.

Con este libro Alianza Editorial estrena colección dedicada al género negro –Alianza Negra–, y creo que no habría podido empezar con mejor pie. Lo más destacable, para mí, es la perspectiva única que ofrece este libro acerca de la Irlanda del Norte a principios de los años ochenta y de la problemática del IRA. Adrian McKinty nació en Belfast y era un chaval cuando los conflictos con el IRA estaban en su etapa más cruda, por lo que lo que nos narra proviene en su mayor parte de experiencias de primera mano. Pese a que conozco a grandes rasgos la historia, no podía imaginarme que el día a día fuera tan difícil en Irlanda del Norte aquellos años. En este sentido, Cold Cold Ground resulta muy aleccionador.

Dejando la historia de lado, la trama de esta novela también me ha cautivado: bien narrada, original, con personajes sólidos y un punto de cotidianidad que no hace sino aportar realismo y verosimilitud. Además, McKinty sabe cómo transportar al lector a aquella época difícil, al evocar hechos reales como el intento de asesinato del Papa Juan Pablo II o la boda de Lady Di, acontecimientos ambos que tuvieron lugar en 1981. Por otra parte, la pasión del autor por la música (es tan melómano como el detective Sean Duffy) y la filosofía (se graduó en política y filosofía) se adivinan en toda la novela: las referencias a líneas de pensamiento filosófico o a los temas musicales que pegaban fuerte en aquella época son constantes.

En definitiva, así es como debería construirse una buena novela negra: un montón de temas sobre los que reflexionar, pero sin perder en ningún momento la fuerza de la historia. Bien escrito, bien traducido y bien editado. Y un protagonista tremendamente humano pero con un punto irónico, de manera que los diálogos nunca pierden fuerza. Si os gusta la novela negra, dadle una oportunidad a este libro.

Por cierto, es el primero de la trilogía de Sean Duffy; el segundo libro debería salir este año. Le seguiré la pista…

8 de junio de 2013

Lectura conjunta de «El Rey Trasgo» en el blog Historia de una palabra

Hace unas semanas sentí un flechazo por la novela El Rey Trasgo y por su autor, Alberto Morán Roa, tras descubrirlo un poco por casualidad en Internet. El caso es que me compré el libro hace unas semanas y aún no había encontrado el momento de leerlo. Ayer me enteré de que el blog Historia de una palabra ha organizado una lectura conjunta y he decidido aprovechar la ocasión. Si alguien más se anima, aquí está toda la información:




¿Nos vemos allí?

7 de junio de 2013

El regreso de Max

Siete claves para vivir la vida con un enfoque más positivo y vital: eso es lo que nos brinda en este libro Manuel Ramírez, licenciado en Economía, profesor de universidad y director del Instituto Grafológico KIMMON, empresa dedicada al entrenamiento de la psicología positiva. Y precisamente eso, positivismo, es lo que destila cada una de las páginas de este libro.

Conoceremos la historia de Max, un joven que ha alcanzado un cierto éxito en su trabajo –es director del departamento de eventos de un hotel de Barcelona–, pero que no se siente en absoluto realizado, pues se ha apartado de sus ideales y en su trabajo a menudo debe ir en contra de sus principios. Un día tiene un sueño especial, que se repetirá en noches consecutivas, gracias al cual empieza a plantearse las cosas desde una perspectiva diferente. Mediante este cambio de planteamiento y de visión, Max comienza a perseguir por fin los sueños que había dejado abandonados años atrás e inicia el camino al liderazgo.

Un libro este conciso, que engancha y se lee rápido, y que me ha dejado con muy buen sabor de boca. En él encontraremos planteamientos muy interesantes, como la diferencia entre presentarse al mundo como víctima o como responsable, o la diferencia entre hecho e interpretación (pues una cosa es el hecho objetivo que ocurre y otra, lo que percibimos cuando pasa por el filtro de nuestro entendimiento). Está narrado con mucha claridad y utiliza un lenguaje cotidiano, que deja pleno protagonismo al mensaje que pretende transmitir.

El autor ha pedido prestados a sus protagonistas, Max e Iris, a Mònica Fusté, autora del libro El mejor año de tu vida, donde precisamente Iris es la protagonista. La verdad es que me ha entrado curiosidad por leer El mejor año de tu vida, así que lo buscaré (los dos libros, el de Ramírez y el de Fusté, los ha publicado Alrevés Editorial en su colección de Crecimiento Personal). Y aprovecho para comentar que acaba de salir la segunda parte de El regreso de Max, que se llama El poder del ahora o nunca. Yo ya me he animado a leerlo.

Copio además un enlace a una entrevista que hacen a Manuel Ramírez en la web www.tu-mismo.es, que ayudará a convencer a los que aún están reticentes a leer este libro:

Entrevista a Manuel Ramírez

Termino con una cita de Lao Tsé que resume el tipo de filosofía que se puede encontrar en estas páginas: «Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe. Cuando su trabajo esté hecho, su objetivo cumplido, ellos dirán: nosotros mismos lo hicimos».

1 de junio de 2013

La fiesta

Una fiesta en la zona alta de Barcelona, un poderoso empresario como anfitrión, el cava que corre como el agua y una chica –a la que nadie conoce– que aparece inconvenientemente muerta en el cuarto de baño. De entre todos los invitados a la fiesta, cuatro personas centran la atención del inspector Colomer: Susana, una aspirante a actriz de curvas voluptuosas que es quien descubre el cadáver; Raúl, médico, que acude presto a reconfortar a Susana atraído más por su portentoso culo que porque le interese echar un vistazo al cadáver; Marta, mujer (de armas de tomar) de Raúl, de quien se está separando en términos no muy amistosos, y Salvio, el amante de Marta, a quien esta se trae a la fiesta para restregárselo a su (ya pronto) ex. De entre los secundarios destacan el inspector Colomer, que tiene un hobby cachondísimo que consiste en «destrozar refranes», y Humphrey, detective privado en novelas anteriores de Maluenda, a las que ya estoy deseando hincar el diente tras haber leído este pequeño cameo de su protagonista.

La estructura de la novela es original y arriesgada, puesto que la narración la hacen por turnos los cuatro protagonistas, cediéndose la palabra unos a otros cada dos o tres páginas. Al principio de la novela no estaba segura de que este recurso fuera a funcionar y me costó 15 o 20 páginas acostumbrarme, pero a partir de ahí te metes en la historia y se lee en un suspiro. Por supuesto, tiene el sello inconfundible de Maluenda, con una crítica social acertadísima y comentarios afilados acerca de las relaciones de pareja.

Es este un libro ligero, para cuando uno acaba de leerse uno demasiado espeso o está en un periodo en que no quiere centrarse en tramas demasiado enrevesadas y le apetece una lectura fácil. Sin embargo, no quiero decir con eso que sea este un libro de segunda o una novelita de poca calidad. Los libros de Maluenda sorprenden, agradan, hacen reír y dan que pensar con la cantidad de reflexiones y sentencias que el autor va soltando al vuelo, como sin quererlo. Puede ser esta una buena novela para descubrir a Luis Gutiérrez Maluenda. Más que recomendada.

Aquí un pequeño fragmento del libro, en el que a un personaje empieza a pegársele la costumbre del inspector Colomer de destruir refranes:

Antes de que pudiera evitarlo –¿cómo se le prohíbe la entrada a un inspector de policía?–, el tipo estaba caminando hacia el interior de mi casa. Lo de «enséñeme su placa o lárguese de mi casa» que dicen en las películas era absurdo, nos conocíamos sobradamente. Mientras lo seguía al interior de mi propia casa pensé, absurdamente: «Año de nieves, año de bienes»; y me respondí, en un susurro apenas audible: «En Groenlandia tal vez, pero si es en Valencia te jode la cosecha de cítricos». 

Creo que hasta lo vocalicé en un murmullo bajo.

–¿Cómo dice? –preguntó Colomer.

–Nada, inspector. ¿Qué se le ofrece?