30 de noviembre de 2011

What Was Lost

La totalidad de la trama de What Was Lost gira en torno a un centro comercial,  desde el punto de vista de los compradores que se agolpan en las tiendas un sábado por la tarde, el de los vendedores (que no tienen una relación tan idílica con el centro) e incluso el de los guardas de seguridad, que vigilan los pasillos vacíos y silenciosos durante toda la noche.

El libro arranca desde la perspectiva de una niña de 10 años, Kate, cuya principal afición es jugar a ser detective privado. Kate es una niña solitaria, silenciosa y observadora que pasa las horas muertas en el centro comercial Green Oaks, en Birmingham. Corre el año 1984 y el centro comercial se erige como el no va más de la sofisticación: ni uno solo de los sentidos queda sin estimular. La población acepta en masa esta nueva e impersonalizada manera de comprar y va dejando de lado el pequeño comercio y sus vendedores de toda la vida.

En sus devaneos por el centro comercial, Kate trata de adelantarse a los delincuentes y está siempre en busca de posibles «sospechosos», acompañada de su fiel amigo, el mono de peluche Mickey. Kate anota diligentemente en una libreta todos sus movimientos y sus observaciones para cuando tenga que dar cuenta a la policía el día que de verdad se produzca un delito.

En paralelo conocemos la historia de Teresa, que pasa muy de refilón por la novela y me hubiera gustado que tuviera un papel más protagonista. Teresa es una niña con problemas de adaptación en la escuela y que hace gala de un terrible comportamiento. Para ayudarla a que se centre, los profesores la sientan junto al pupitre de Kate, convencidos de que su carácter tranquilo calmará a Teresa. Lo que en un principio parece una relación abocada al desastre, poco a poco empieza a fructificar…

La trama pega entonces un salto hasta el año 2003. El lector descubre perplejo (al menos, yo) que Kate desapareció sin dejar rastro, y una noche uno de los vigilantes de seguridad de Green Oaks, Kurt, cree ver a una niña en una de las pantallas del circuito de seguridad. ¿Estarán los dos sucesos relacionados de alguna manera?

También adquiere protagonismo en esta segunda parte Lisa, una joven que trabaja en la tienda de música de Green Oaks, que está muy descontenta con la relación que mantiene con su pareja, que lucha por conseguir un ascenso laboral pese a que no tiene nada claro que sea eso lo que de verdad desea, y que transmite al lector lo opresivo que encuentra trabajar en un centro comercial.

Esta magnífica novela, que en español publicó Seix Barral con el título Lo que perdimos, habla del contraste entre los sueños que uno tiene de pequeño y lo diferentes que son muchas veces las vidas adultas de aquellos niños. De cómo uno puede verse encerrado en un trabajo que aborrece o embarcado en una relación con una persona que nunca le ha aportado nada. Y de cómo, en algunos casos, uno puede despertar de ese letargo y dar un nuevo giro a su vida.

La autora, Catherine O'Flynn, aporta mucho de sus propias experiencias a la novela, pues de pequeña le encantaba jugar a detectives, sus padres tenían una tienda de dulces (como aquella en la que Kate pasaba muchos ratos en compañía de un chico mucho mayor que ella, Adrian, el hijo del dueño) y ella misma trabajó de dependienta en la tienda de música de un centro comercial. Un prometedor comienzo con esta primera novela, que ganó tres prestigiosos premios en lengua inglesa (el Costa, el Galaxy British Book y el Jelf Group) y quedó finalista en muchos otros, el Booker entre ellos. ¡Y eso que la novela fue rechazada por más de veinte editoriales! A mí, desde luego, me ha encantado.


Título: 
What Was Lost | Autora: Catherine O'Flynn
Fecha inicio: 02.11.2011 | Fecha fin: 21.11.2011

16 de noviembre de 2011

The Three Evangelists

Si alguna editorial me lee (juas), le confirmo que los concursos por Internet funcionan. Siruela organizó uno para sortear el último libro de Fred Vargas. Participé y no me tocó, pero la autora despertó mi curiosidad (que supongo que es lo que la editorial buscaba) y traté de encontrar algún libro suyo en la biblioteca. Le tocó a este, que en español se publicó como Que se levanten los muertos y que yo leí en inglés.


Sophia Siméonidis es una cantante de ópera que vive en París con su marido y que una mañana observa, perpleja, que alguien ha plantado un haya en su jardín. Sin saber muy bien qué hacer, y dado que su marido pasa del tema (de hecho hace muchos años que se comporta con ella de un modo más bien indiferente), recurre a los tres jóvenes que acaban de ocupar el caserón de al lado.

Los jóvenes en cuestión son historiadores: Marc (medievalista), Lucien (obsesionado por la Gran Guerra) y Mathias (especializado en la prehistoria) están pasando una mala racha económica, por lo que deciden unir fuerzas e irse a vivir a un caserón semiabandonado, que poco a poco van convirtiendo en hogar. Les acompaña el tío de Marc, Vandoosler, un expolicía muy observador y que todavía conserva intactas sus dotes de seducción.

Siméonidis acude a sus vecinos para que le ayuden a cavar debajo del arbolito y tratar de descubrir así el origen del misterio (¿hay algo enterrado debajo con la intención de que no se descubra?), y es así como los tres historiadores se ven envueltos en la trama, que se complica cuando Siméonidis desaparece. ¿El haya y la desaparición están de alguna manera relacionados?

Una gran fama como autora de novela negra precedía a Fred Vargas, pero lo cierto es que a mí me ha dejado un poco fría. A los libritos de este tipo tiendo a compararlos con Agatha Christie, autora que me apasiona aunque en muchos círculos sea criticada. En mi opinión, elaboraba sus tramas con precisión y poco a poco, a medida que avanzaba la historia, detalles aparentemente triviales empezaban a casar unos con otros hasta llegar a un final perfectamente orquestado y a menudo inesperado. Bueno, pues nada de eso pasa en Que se levanten los muertos. Los personajes me han caído simpáticos (sobre todo los tres evangelistas), pero algunos me parece que se quedan en caricaturas (Vandoosler es muy prototípico, no aporta nada de novedoso al típico perfil de expolicía inteligente, observador y de oscuro pasado).

(Ojo, a continuación pongo un par de spoilers.)

De todas formas, lo peor para mí es que a una novela se le vean los andamios, y a esta le pasa. Por ejemplo, la autora dedica un capítulo entero a contar un hecho intrascendente, al menos en apariencia: Marc y Mathias tienen que levantarse de madrugada para ayudar a subir hasta casa a Lucien, que ha llegado borracho. Suben los tres como pueden hasta el caserón y ahí termina todo. ¿Y qué tiene que ver esto con la trama que se estaba desarrollando hasta ese capítulo? Nada de nada, por lo que está claro que ese episodio le servirá a la autora más adelante en la trama (como así ocurre). Bueno, pues no me gusta anticiparme a lo que planea la autora; una novela de misterio tiene que resultar sorprendente e imprevisible; no me convence el hecho de que se le vean las intenciones tan de lejos.

Otro ejemplo clarísimo: cuando un moribundo escribe «Siméonidis 2», todo el mundo lo interpreta como: «Mecachis, qué despistado es este muerto, que en lugar de escribir la S de Sophia lo ha puesto al revés y ha escrito un 2». Bueno, pues no cuela: evidentemente el moribundo no está despistado, no se confunde en un detalle como ese (y más teniendo en cuenta que un apellido complicado como Siméonidis lo ha escrito perfectamente). Además, en lugar de poner algo tan rebuscado (y tan adecuado para su trama, señora Vargas), lo lógico habría sido que el moribundo escribiera el nombre real de esa tal «Siméonidis 2», para que la policía supiera a quién tenía que buscar.

Por estos motivos el libro no me ha acabado de convencer y no sé si probaré con otra de las novelas de Fred Vargas (he leído que esta no es la mejor). ¡La verdad es que no me han quedado muchas ganas!


Título: The Three Evangelists | Autor: Fred Vargas
Fecha inicio: 21.10.2011 | Fecha fin: 28.10.2011