Cuando Nana emigró de China con su esposo y su hija pequeña para regentar una tienda de comestibles en Madrid, el futuro de la familia era prometedor. Pero la llegada de Fangfang, su hija mayor, cuatro años después, revela las enormes dificultades que pueden surgir a la hora de adaptarse a una nueva cultura tan lejana y diferente como es la española.
Ahora Nana vive en Madrid con sus nietos y Fangfang en un oscuro sótano lleno de cucarachas. Tiempo atrás, a Fangfang le sucedió algo trágico, y ese suceso encierra la clave de la situación en la que se encuentra ahora la familia.
En un relato que transita entre el pasado y el presente, los detalles y las circunstancias de ese suceso determinante se van desvelando, y en ese proceso de descubrimiento, Nana deberá enfrentarse a sus miedos y hacer frente a sus errores y sus fracasos.
A su vez, y acompañándola en este fascinante tránsito de autoevaluación, el lector podrá adentrarse con Nana en los rincones más sombríos y desconocidos de la inmigración china en España, y experimentar con ella un viaje de una asombrosa y desgarradora humanidad.
Como ya he comentado alguna vez, me gusta saber lo menos posible de un libro antes de empezar a leerlo. Cuando elegí este en Babelio, solo sabía que iba acerca de la comunidad china en Madrid y que lo había editado Alrevés, algo que para mí ya es una apuesta segura porque esta editorial no me falla nunca. Y menuda sorpresa me he llevado con este libro, porque no me esperaba que fuera una lectura tan adictiva y al mismo tiempo tan sobrecogedora: los personajes son tremendamente humanos y te calan enseguida, se siente más o menos simpatía por ellos pero todos te transmiten algo. La historia mantiene el ritmo desde el primer momento, pero se lee con el corazón encogido, porque ya desde las primeras páginas se ve por dónde va a ir el argumento...
Lo primero que me ha llamado la atención es lo mucho que sabe Paloma Robles sobre la cultura china: no solo ha vivido ocho años en ese país, sino que cursó un doctorado enfocado en la identidad y experiencias de adaptación de los chinos de segunda generación residentes en España. Y todos esos conocimientos se reflejan en cada página de la novela: la difícil vida de los chinos que llegaron hace 30 años a España y apenas han conseguido aprender español pese a estar todos los días al frente de una tienda; la lucha por traerse a los hijos que dejaron en su país; la llegada de esos niños a España, que unas veces se adaptan bien y se vuelven más españoles que el chorizo (incluso renegando de sus raíces) y otras no logran encajar en absoluto: esa sensación de estar varado entre dos mundos y de no sentirse ni del todo chino ni completamente español se refleja muy bien en el libro.
De la trama no voy a decir más porque el texto de la contra que he puesto arriba lo resume perfectamente; solo diré que me ha gustado muchísimo y que me descubro pensando en los protagonistas días después de haber terminado la lectura. Es un libro difícil, toca unos temas realmente duros, pero me ha encantado sumergirme en el mundo que narra Paloma Robles y el libro se cierra con una chispita de esperanza. Estoy segura de que a partir de ahora veré a la comunidad china de mi barrio con otros ojos... Haceos con este libro si podéis: me ha parecido una lectura diferente, original, que me tuvo enganchadísima hasta el final. Muy, muy recomendable.
Gracias a Babelio y a la editorial Alrevés por el ejemplar.
Por cierto, la editorial y la autora presentan el libro este jueves 25 de octubre en Madrid, en la librería Cervantes y Cía. Yo ya estoy viendo que no voy a poder acudir y de verdad que se me va a quedar una espinita muy grande. ¡Aprovechad los que podáis!
24 de octubre de 2018
4 de octubre de 2018
Ventoux (Bert Wagendorp)
Cuatro amigos que ya rondan la cincuentena se encuentran por primera vez después de 30 años y juntos rememoran aquellos tiempos en que apenas eran unos chavales adolescentes, con sus dudas, sus bandazos y su compañerismo inquebrantable. Además, se proponen repetir la gesta que llevaron a cabo aquel verano inolvidable: subir en bici al mítico monte Ventoux, una experiencia que, por diversos motivos, no olvidarían jamás.
Cuando volví a casa, puse la fotografía de Bédoin sobre la mesa y me serví una copa de vino. Intentaba descubrir cosas en las caras, buscaba pistas secretas, sugerencias, pero lo único que veía eran seis amigos jóvenes, felices, inconscientes de todo y sobre todo del final que se aproximaba. Aunque tal vez había uno que sí era consciente de ello.
El eje vertebrador de este libro es el ciclismo y los deportes en general, pero esta novela se centra sobre todo en el valor de la amistad, el amor y los celos, y también en las cicatrices que deja el paso del tiempo. El autor repasa con nostalgia aquellos años de juventud en los que aún tenemos toda la vida por delante, cuando se forjan amistades inquebrantables y surgen amores imposibles. La verdad es que la nostalgia de esa etapa se refleja muy bien en el libro, como también los distintos derroteros por los que la vida lleva a cada uno de los integrantes de ese grupo.
Aunque parte de la acción se desarrolla en Francia (el monte Ventoux está en el sur, cerca de Marsella), el país protagonista es Holanda, y es algo que me ha gustado, porque yo creo que hasta ahora no había leído ninguna novela ambientada en los Países Bajos actuales.
Así pues, por el tema del ciclismo y de que transcurra en los Países Bajos, Ventoux es una lectura diferente que he disfrutado, con una narración dinámica y llena de sentido del humor. Puede ser un buen regalo de Navidad para los aficionados al ciclismo, ¿por qué no?
Lo edita Libros de Ruta, una editorial especializada en ciclismo y deportes en general, y la traducción, que me ha parecido muy bien hecha, la firma Isabel Pérez van Kappel.
Cuando volví a casa, puse la fotografía de Bédoin sobre la mesa y me serví una copa de vino. Intentaba descubrir cosas en las caras, buscaba pistas secretas, sugerencias, pero lo único que veía eran seis amigos jóvenes, felices, inconscientes de todo y sobre todo del final que se aproximaba. Aunque tal vez había uno que sí era consciente de ello.
El eje vertebrador de este libro es el ciclismo y los deportes en general, pero esta novela se centra sobre todo en el valor de la amistad, el amor y los celos, y también en las cicatrices que deja el paso del tiempo. El autor repasa con nostalgia aquellos años de juventud en los que aún tenemos toda la vida por delante, cuando se forjan amistades inquebrantables y surgen amores imposibles. La verdad es que la nostalgia de esa etapa se refleja muy bien en el libro, como también los distintos derroteros por los que la vida lleva a cada uno de los integrantes de ese grupo.
Aunque parte de la acción se desarrolla en Francia (el monte Ventoux está en el sur, cerca de Marsella), el país protagonista es Holanda, y es algo que me ha gustado, porque yo creo que hasta ahora no había leído ninguna novela ambientada en los Países Bajos actuales.
Así pues, por el tema del ciclismo y de que transcurra en los Países Bajos, Ventoux es una lectura diferente que he disfrutado, con una narración dinámica y llena de sentido del humor. Puede ser un buen regalo de Navidad para los aficionados al ciclismo, ¿por qué no?
Lo edita Libros de Ruta, una editorial especializada en ciclismo y deportes en general, y la traducción, que me ha parecido muy bien hecha, la firma Isabel Pérez van Kappel.
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