Para simplificar, esta es la historia de un pirata y su sensacional delito.
Efectivamente, este libro narra la historia del pirata inglés Henry Every, y el «sensacional delito» al que se refiere es el abordaje de un barco que regresaba a la India desde la Meca, un delito que se reveló tremendamente lucrativo para el bucanero y fue el desencadenante involuntario del cambio más importante sufrido en la economía mundial hasta hoy: el nacimiento del capitalismo.
Si vas a contar esas historias, tienes que romper los límites de las historias de época y la biografía tradicional. Hay que dar saltos en el tiempo de un lado a otro para poder analizar los datos correctamente. Las cronologías lineales funcionan muy bien a la hora de contar historias, pero no siempre retratan las causas profundas que las impulsan. Algunas causas están próximas al efecto en el tiempo; otras son los ecos de una onda sísmica distante, que aún reverberan cien e incluso mil años después.
Para contarnos su historia, el autor da continuos saltos en el tiempo y habla de montones de temas dispares. Así, en apenas una veintena de páginas, Johnson nos cuenta con pelos y señales el funcionamiento de un cañón, nos describe el templo funerario de Ramsés III, la historia de la pirata Jeanne de Clisson (del siglo XIV) o el funcionamiento de la leva (el sistema de reclutamiento de los marineros de la Marina Real). He aprendido también hechos que me han dejado la piel de gallina, como que «En 1631, un barco pirata berberisco atacó la aldea de Baltimore, en la costa del condado de Cork, en plena madrugada. Los piratas raptaron a casi cien personas —la mitad de ellas niños—, todas las cuales fueron vendidas como esclavas en Argel. [...] Esas cifras daban a entender que las probabilidades de terminar siendo apresado por los piratas berberiscos eran mucho más elevadas para el residente promedio del condado inglés de Devonshire que el de sufrir un atentado terrorista en cualquier gran ciudad occidental actual».
Como veis, este no es un mero relato de aventuras de bucaneros, sino que Steven Johnson aprovecha para hilar su relato con multitud de otros datos interesantísimos que hacen de este libro una lectura diferente y muy recomendable. Otra cosa que me ha gustado es que aquí la piratería no presenta un halo romántico, sino que el autor consigue trasladarnos tres o cuatro siglos atrás y nos muestra a los piratas en toda su brutalidad, así como a aquellos que se beneficiaban de la piratería. También rompe con el romanticismo de lo que era navegar en alta mar...
En Hollywood las representaciones de piratas y corsarios tienden a centrarse en las escenas de batalla, con balas de cañón y elaborados duelos de sable en cubierta. Sin embargo, lo cierto es que durante la vida en el mar en este periodo era más probable que alguien se muriera por flujo de sangre —así se denominaba la disentería entonces— que en un combate armado.
Steven Johnson nos plantea un relato de no ficción histórica que puede gustar a quien tenga ganas de emprender un largo viaje por mar. Las condiciones son insalubres, la paga escasa, la comida infecta y las posibilidades de éxito mínimas, pero, si en tierra firme solo te espera una vida de penalidades y una muerte casi segura antes de los treinta años, ¿por qué no alistarse en pos de aventuras y, quizá, de la gloria...?
La impecable edición es de Turner, una editorial que no conocía y a la que seguiré la pista porque me he llevado una grata impresión de su trabajo. La traducción la firma Miguel Marqués; no ha tenido que ser nada fácil traducir este libro y su versión me ha parecido magnífica.
Gracias a Turner y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar.