Otro libro que sumo al reto de Agatha Christie, aunque esta vez no he respetado el orden cronológico y me he saltado unos pocos años con este emblemático libro de 1926: El asesinato de Roger Ackroyd.
Y digo emblemático porque marcó un antes y un después en las historias de detectives y fue votada como la mejor novela policíaca jamás escrita. Para saber si es o no una afirmación exagerada había que leer el libro, justo lo acabo de terminar y no sé si es el mejor, pero sí puedo afirmar que Agatha Christie no defrauda y sus tramas nunca te dejan con la sensación de que el autor haya hecho trampa (cosa ya habitual en muchas novelas negras de hoy en día, ¿no os parece?).
El narrador es el doctor James Sheppard, que escribe el libro a modo de memorias sobre un crimen que tuvo lugar en su pueblecito inglés, King's Abbot. Una dama del pueblo, la señora Ferrars, es víctima de extorsión y, cuando ya no puede más, supuestamente se suicida. Su prometido, el acaudalado señor Ackroyd, recibe una carta en la que ella le confiesa el nombre de su chantajista, pero, antes de que llegue a leer el nombre y pueda desvelárselo a nadie, el señor Ackroyd es asesinado y la carta desaparece.
Hércules Poirot, un detective belga recién retirado que se dedica a cultivar calabacines en la casa contigua a la del doctor Sheppard, se involucra en el caso y pone en marcha sus células grises para tratar de encontrar al culpable (en paralelo a la siempre ineficiente —en estos libros— policía).
Siempre digo que soy más de la señorita Marple, pero aquí Poirot me ha gustado mucho, con ese ligero aire de ridiculez, sus ademanes pomposos y su gran concepto de sí mismo. Se agencia al doctor Sheppard como carabina (su apreciado Hastings reside ahora en Argentina) y comienza a hacer pesquisas entre un círculo bastante reducido de personas. Este es el típico caso de «la habitación cerrada»: el crimen se produce en una habitación cerrada, hay un muerto y un número limitado de sospechosos. El libro incluso reproduce un par de planos: el de la casa y el de la habitación en cuestión para que al lector no se le escape detalle. Y con eso tanto lector como detective deben averiguar el quién y el cómo (y el por qué, en última instancia, claro).
Siempre que publican un listado de libros «imprescindibles» de Agatha Christie aparece este, y estoy muy de acuerdo. Creo que en él nos encontramos a Poirot en su máxima expresión, y la resolución del caso es tan sorprendente que permanecerá indeleble en la memoria del lector. Y es uno de esos libros que no desmerecen con una relectura; al contrario, se saborea mucho más analizando detalles que pasaron desapercibidos la primera vez. No sé si yo llegaré a comprobarlo, porque voy demasiado lenta con el reto de la Christie como para ponerme a releer...
Esta reseña participa en la iniciativa:
Apartado: Ocurrió en Europa.
Una novela de un escritor/a británico o que transcurra en Gran Bretaña.
¿Qué hay más británico que Agatha Christie narrando un asesinato que ha tenido lugar en un pequeño pueblecito inglés...?