12 de febrero de 2023

El huésped (Marie Belloc)

Hoy traigo la reseña de una novela que me enganchó desde la primera página. Y no porque tenga un ritmo trepidante, pues diría que se cuece a fuego lento... No, fue simplemente uno de esos libros que te hacen sentir cómoda inmediatamente entre sus páginas, que me transportó sin ningún esfuerzo a las calles neblinosas del Londres de 1888. ¿Y quién os suena que vagaba por esas calles en tales fechas...?


La historia está contada desde el punto de vista de la señora Ellen Bunting, que junto con su marido ha abierto una casa de huéspedes. Ambos trabajaron muchos años como servicio doméstico, personas decentes y trabajadoras que, al no tener ahora a quién servir, han decidido alquilar una casa y rentar las habitaciones. Sin embargo, su situación es precaria; la casa está vacía y apenas les da para llegar a fin de mes. El hambre acecha y no pueden ni siquiera sacar unos peniques para comprarse el periódico, que el señor Bunting leía con avidez. Además, ahora lo echa de menos más que nunca: en Londres están ocurriendo una serie de asesinatos y todos esperan oír por la calle los gritos de los chavales que venden los periódicos para adquirir uno corriendo y enterarse de las últimas noticias.

Cuando ya casi no tienen para comer y la señora Bunting empieza a desfallecer, alguien llama a la puerta. Resulta ser un caballero que quiere alquilar un par de habitaciones y paga generosamente para que no se aloje nadie más con ellos. Los Bunting aceptan encantados y dan la bienvenida a su nuevo huésped, que por lo demás es tranquilo y reservado y no les da problemas, aunque sí parece algo maniático y desconfiado.


Sin embargo, el ambiente en la ciudad es inquietante porque los asesinatos no dejan de sucederse. Se producen a altas horas de la madrugada y las víctimas son siempre mujeres, casi todas «de moral dudosa». Efectivamente, aunque nunca se dice claramente, el libro evoca la figura de Jack el Destripador. 

Una noche la señora Bunting escucha cómo su huésped sale a la calle pasada la medianoche y vuelve antes del amanecer. A la mañana siguiente, los periódicos anuncian un nuevo asesinato, y en Ellen se siembra la semilla de la duda: ¿será posible que ese huésped tan amable, que paga puntualmente y los ha sacado de la pobreza, sea el asesino que todo Londres busca?


—No resulta seguro dejar la puerta de la calle abierta en Londres —dijo él con severidad—. Espero que no suela hacerlo. Cualquiera podría colarse dentro.




Como digo, la señora Bunting empieza a albergar sospechas respecto a su huésped, pero no se las comunica a su marido ni mucho menos a Joe, el amable policía amigo de la familia que los visita de vez en cuando (y que es uno de los encargados de la investigación de los asesinatos). A medida que avanza la lectura también el señor Bunting empezará a sospechar, pero es interesante el clima que se crea en la casita, pues ninguno de los esposos se atreve a comentar sus dudas al otro. ¿Cómo pensar algo así de un huésped tan correcto, con un aire a veces tan desvalido, que no para de leer pasajes de la Biblia durante la jornada...? Además, sin un huésped tan generoso ambos se verían sin duda abocados de nuevo a la pobreza, así que deciden no decir nada, pero se obsesionan con el periódico de la mañana para ver si «el Vengador», como lo llaman, ha atacado de nuevo.

No temáis leer detalles escabrosos sobre los crímenes de Jack el Destripador, pues no los hay. Lo que me ha gustado de esta novela es la sutil tensión psicológica que va construyendo la autora y que en su mayor parte se desarrolla en un espacio muy reducido: la casa de huéspedes a la que alude el título. También me ha gustado cómo expresa Marie Belloc el morbo que mueve al señor Bunting a comprar el periódico cada mañana (un poco parecido al interés que hay hoy en día con los crímenes y sucesos), cómo lo lee con avidez para ver si el Vengador ha vuelto a atacar. Y también la actitud de la señora Bunting, quien, pese a que en un momento dado tiene la certeza de que su huésped es el asesino que todo Londres anda buscando, prefiere negárselo a sí misma, decirse que ese hombre no sería capaz de algo así y mirar para otro lado... no vaya a ser que se queden sin ese generoso ingreso mensual que les ha caído del cielo.

El huésped, publicada en 1913, me ha parecido una novela perfecta de misterio y tensión psicológica con tintes góticos, a la que además no se le nota nada que fue escrita hace un siglo. Desde la primera página cautivó mi atención con una ambientación perfecta en un Londres neblinoso de finales del s. XIX, unos personajes muy bien perfilados, una trama con una tensión muy dosificada y que aun así no tiene que caer en detalles morbosos para mantener la atención lectora. Un libro que me alegro muchísimo de haber leído y que se va a mi lista de favoritos.

Ahora necesito ver la película muda que filmó Hitchcock basada en esta gran novela de Marie Belloc. Imaginaos:


Yo lo leí en la cuidada edición de Menos Cuarto Ediciones, con la traducción acertadísima de Susana Carral. Y, por cierto, escogí esta lectura porque Las Inquilinas de Netherfield la recomendaron para el reto Serendipia Recomienda 2022. No lo leí a tiempo para completar el reto, pero me alegro igualmente de haberlo escogido porque de otro modo no creo que esta magnífica novela se hubiera cruzado en mi camino.



4 de febrero de 2023

El hombre del laberinto (Donato Carrisi)

Hoy vengo con otro libro que tuve la suerte de ganar gracias a Laky y sus lecturas conjuntas con la editorial Duomo. En este caso se trata de El hombre del laberinto, de Donato Carrisi, que salió a la venta el pasado día 30; vamos, que está recién llegado a los estantes de las librerías y de verdad que no os lo podéis perder. 



Empiezo con la sinopsis de la editorial:

En medio de una ola de calor que altera el ritmo de la vida, Samantha, desaparecida cuando era una niña, emerge de la oscuridad. Traumatizada y herida, su mente esconde las pistas que podrían llevar hasta su carcelero: el hombre del laberinto. Este podría ser el último caso de Bruno Genko, un inspector de asombroso talento que no se enfrenta por primera vez a un secuestro de estas características. Pero las pistas anidan en lo más profundo de la mente de Samantha, detrás de puertas de hierro y pasillos interminables.

En este thriller de ritmo endiablado y capítulos cortos nos encontramos con dos líneas argumentales: por un lado Samantha, la niña desaparecida, que por cierto ya no es una niña, está en el hospital intentando curar sus heridas. A los pies de su cama hay un médico constantemente para ayudarla a recordar cualquier detalle que lleve a la policía hasta su captor, pero Samantha está todavía muy confundida y solo logra recordar retazos de todo aquello que vivió. En cierto modo, su mente sigue presa en aquel laberinto en el que pasó tanto tiempo... Sus recuerdos se transcriben en cursiva y la verdad es que ponen los pelos de punta, pues cuesta creer la crueldad del secuestrador en más de una escena... Además el autor ha hecho un buen trabajo al reproducir estos pasajes, porque nos hace dudar. ¿Realmente ocurrió todo como Samantha lo cuenta? ¿O es su mente alterada la que la engaña?

Por otro lado seguiremos los pasos de Bruno Genko, un detective privado que ya no tiene nada que perder y se lanza sin red en busca del secuestrador, en parte para saldar cuentas con su propio pasado. 

Y si os preguntáis qué tiene que ver la cubierta del libro con esta trama, la respuesta es que al sospechoso no han logrado verle nunca el rostro... porque lleva siempre puesta una máscara de conejo. Y de verdad que resulta muy inquietante en más de un pasaje...

Este es el punto de partida, pero desde ahí Carrisi nos introduce en una trama que te hace dudar mil veces. Y cuando crees que ya tienes la trama más o menos controlada y estás llegando a las últimas páginas, Carrisi echa por tierra todo lo que uno haya podido conjeturar. Es de esas novelas que terminas y te quedas con la boca abierta, con ganas de volver a empezarlo para ver si lo has entendido todo bien y puedes terminar de atar cabos.

En este tipo de novelas lo que importa es la trama y los giros argumentales, y muchas veces los personajes quedan en segundo plano. Es un poco lo que en mi opinión ocurre en este libro, aunque debo decir que el detective privado Bruno Genko me ha conquistado, con su vida impecablemente ordenada detrás de una fachada desastrosa que utiliza para ocultarse.

Nadie debía conocer al verdadero Bruno Genko: el profesional escrupuloso, el perfeccionista, el hombre con una fortuna escondida en el extranjero y que en una pared de su casa tenía una obra de Hans Arp.

No conocía las novelas de Donato Carrisi y me he llevado una grata sorpresa con esta. Al parecer hay personajes que se repiten en otras novelas de este autor, pero no hay problema en leer esta novela de manera independiente (aunque me han quedado ganas de seguir leyendo las demás y ver de dónde viene un personaje que apenas se atisba pero me ha gustado mucho, y hasta ahí puedo leer).

Llega un momento en que parece que uno lo ha leído todo en el género del thriller... hasta que llega a tus manos un libro como este y te desmonta todos los esquemas. Muy muy recomendable.

Fotograma de la película basada en este libro. Tela con la escenita...