Hace un año, Simon, el novio de Leah, desapareció en las montañas. Ahora, Leah planea una excursión a esas mismas montañas con su nueva novia, Josie, y dos amigas para hacer unos rituales con incienso, cristales y cartas del tarot y poder cerrar por fin esa etapa, que aún le da pesadillas. Pero no saben que otra gente se ha esfumado por esos senderos y que aquello que hizo desaparecer a Simon aún acecha en la espesura...
He aquí un libro dirigido a un público joven y que se devora en una tarde. Está ambientado en 1997 y tiene unas cuantas referencias a aquella época, incluida la aparición estelar de un tamagotchi. El ritmo no decae en sus menos de 150 páginas y hay trozos que sí dan miedo, e incluso me ha parecido un poco demasiado gore para un público adolescente (aunque creo que eso es precisamente lo que gusta, a mí me habría encantado leer este libro y sus detalles de higadillos y vísceras con 15 años). Ah, ¡y el final no me lo vi venir para nada!
Como digo, creo que es una muy buena lectura para un público joven y una novela de terror ideal para leer, por ejemplo, en grupo en el pueblo en mitad de la noche, o de senderismo, en torno a una hoguera. Y sin embargo... a mí no ha terminado de atraparme. Me ha parecido que se quedaba un poco demasiado en la superficie. Es uno de esos libros que se leen bien pero... sin más. He leído otros con la misma premisa (dirigidos a un público muy joven, terror, lectura rápida), pero se me agarraron por dentro de mala manera y aún me acuerdo de ellos (Wait Till Helen Comes). Con este libro no me pasó, pero esto es una impresión totalmente personal. Es curioso cómo con unos libros se obra la magia y con otros no, ¿verdad?
La edición de Dimensiones Ocultas es muy correcta, igual que la traducción de Javier Martos. Puede ser un buen regalo para esos adolescentes que ya se acercan al final del curso y están deseando desconectar con una lectura que es pura evasión... :)