9 de julio de 2012

Bajo la misma estrella



Hazel y Augustus son dos adolescentes de Indianápolis a los que ha unido el haber nacido, como reza el título, bajo la misma estrella: los dos tienen cáncer. Augustus superó un osteosarcoma que le dejó sin una pierna, y Hazel vive atada a una bombona de oxígeno: su cáncer está en fase terminal, pero los médicos le están administrando un medicamento que ha frenado (temporalmente) el crecimiento de los tumores. Los dos han aprendido a tratar a la enfermedad de tú a tú y saben que deben aprovechar el día a día porque ese que viven puede ser el último. Con ese pensamiento en la cabeza emprenden un viaje a Europa para conseguir hablar con el autor de un libro que quita el sueño a Hazel y viven esos días como si no hubiera mañana (pues, efectivamente, puede no haberlo), mientras analizan los conceptos de salud y enfermedad, de vida y muerte, y del legado que uno deja cuando ya no está.

No nos engañemos: se trata de un libro sobre adolescentes con cáncer. Lo digo de buenas a primeras porque sé que a muchas personas este punto de partida ya les echará atrás. Dicho esto, a mí el libro sí me ha gustado. Lo devoré en dos días porque enseguida me sentí cómoda entre los personajes y me enganchó su historia. No se me hizo lenta ni aburrida en ningún momento, aunque algunos diálogos me parecieron algo grandilocuentes (también es cierto que a muchos adolescentes les encanta hablar así). El libro pretende romper con los mitos que rodean al cáncer y presenta los hechos sin paños calientes que eviten herir la sensibilidad del lector, pero al mismo tiempo aporta grandes dosis de humor negro que le restan algo de carga negativa a la historia.

La traducción es de Noemí Sobregués y me parece que ha conseguido un tono muy acertado: el lenguaje de los protagonistas no se hace artificial en ningún momento (ni siquiera las expresiones malsonantes y los tacos, que a veces es lo que más cuesta traducir).

Lo que me ha gustado de Bajo la misma estrella es que no trata sobre la aceptación de la muerte –Hazel ya ha superado ese punto al inicio de la novela– sino de la aceptación de la vida. De cómo la vida muchas veces no es justa: simplemente es. Bajo la misma estrella no es una lectura depresiva, pero tampoco es una novela optimista con un final edulcorado. Es sencillamente un verídico relato acerca del amor, de las pérdidas y del día a día de una adolescente con cáncer.

Gracias a Bloguzz y a Nube de Tinta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué opinas?