19 de julio de 2015

The Twits

Hoy en día parece que los barbudos disfrutan de un renovado protagonismo: se han erigido en símbolos hípster (abundan en barrios londinenses típicamente a la última como es Dalston), las barbas parecen dotar a su portador de un atractivo innegable e incluso hay instituciones de la ciudad que les dedican exposiciones fotográficas, como esta de Somerset House, de la que he tomado la fotografía.


Así pues, en plena época del culto a la barba cae en mis manos este libro de 1980, que diríase que fue escrito especialmente para combatir a la plétora de hípsters barbudos que pueblan nuestras calles hoy. Esta es la descacharrante primera página:



De hecho, algo tan prosaico como las barbas fue lo que inspiró a Roald Dahl a escribir este libro, ¡pues las odiaba!:

The idea of The Twits was triggered by Dahl's desire to "do something against beards", because he had an acute hatred of them. The first sentence of the story is, "What a lot of hairy-faced men there are around nowadays!"

Así pues, una vez pasada esta primera página introductoria empieza la historia en sí, que gira en torno a un barbudo y su mujer, el señor y la señora Cretino, unas personas sucias, malhumoradas e irascibles. Al señor y la señora Cretino les encanta hacerse faenas el uno al otro y sus bromas son cada vez más pesadas, como el capítulo en que el señor Cretino pretende convencer a su mujer de que está encogiendo y la única solución es volver a «estirarla», o cuando la señora Cretino le prepara a su marido un plato de espaguetis mezclados con gusanos de verdad. Sin embargo, un día deciden hacer frente común contra los pájaros que acuden a su jardín: todos los miércoles preparan un guiso con algunos de ellos, pero ¡ah!, un día se encuentran con que los pajarillos ya no se dejan cazar. ¿Qué se les ocurrirá a los horribles Cretinos para seguir disfrutando de un suculento pastel de pájaros todos los miércoles…?

Esta delicia de libro está dirigido a un público infantil; los niños de 6 o 7 años ya podrán empezar a disfrutarlo, pero seguro que a los de 12 años les gusta igual. Sin embargo, yo a mis 37 lo he disfrutado como una enana, me lo he leído de una sentada y me he reído a carcajada limpia con más de un pasaje. Este tipo de libros siempre me dan una especie de nostalgia, pues me hacen pensar en mí misma con 8, 9 o 10 años, y me evocan también la cantidad de libros que me perdí y que me habrían hecho disfrutar tanto... Recuerdo que leía los mismos libros una y otra vez, en gran parte porque nunca sabía a qué nuevo libro acudir o dónde buscar lecturas estimulantes. Incluso hoy en día, cada vez que entro en la sección infantil del Waterstones de mi barrio me entra una especie de síndrome de Stendhal: me conmueve la cantidad de libros que se publican hoy, la cantidad de clásicos que en su día me perdí, el infinito universo que es una librería así para un niño y que yo, por el motivo que fuera, no pude disfrutar del todo de pequeña. Así que aquí estoy, saboreando a mi edad estas pequeñas joyas de la literatura infantil que no mueren nunca.


2 comentarios:

  1. Yo cada vez que leo un libro infantil me pasa igual, y cuando compro libros infantiles pienso en lo bien editados que están y lo bonitos que son, ante no eran así.

    Me alegro que te haya gustado.

    Nos leemos. Feliz Domingo¡¡

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    1. Sí, la verdad es que hoy se editan auténticas maravillas para los niños y podemos decir sin temor a equivocarnos que aún podemos disfrutar de ellas. :)

      ¡Que pases una buena semana, Godor!

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