Hasta aquí, todo correcto. Una buena premisa, pero nada que a priori se salga de lo habitual en este tipo de libros, ¿no? Bueno, pues no. Este libro es mucho más que eso, este libro te llega adentro, te retuerce las entrañas y te deja llorando en una esquina. Me ha encantado la forma de narrar que tiene Tana French, compleja, detallada, que en ocasiones roza lo poético, y las reflexiones que salpican la trama, con abundantes flashbacks que le ayudan a perfilar a unos maravillosos protagonistas que cobran vida ante tus ojos. Consigue que llegues a conocer a los personajes, que llegues a quererlos, que te preocupes por ellos. Ha creado a la que es para mí una de las parejas más memorables que he leído en una novela: Rob y Cassie son compañeros de trabajo y amigos del alma, que forman un tándem absolutamente inolvidable. Con ellos no solo avanzamos en las investigaciones, sino que compartimos innumerables guiños, noches de cenas, whisky y cigarros, y pullas que se lanzan el uno al otro con la tranquilidad que da la confianza de tantos años. Y es en ese momento, cuando como lector estás pensando que qué maravilla de libro tienes entre manos, qué bien fluye todo y qué increíble es la pareja protagonista, cuando Tana French empieza a dejar caer que quizá el tema no vaya a acabar del todo bien. Algo va a pasar, aunque no se especifica exactamente el qué. Y eso hace que la segunda mitad del libro se lea con el alma encogida y una pena infinita, y las últimas páginas llegan hasta un final que a mí me ha parecido extrañamente satisfactorio. Un final que, eso sí, te destroza el corazón.
En fin, han pasado días desde que terminé este libro; no me quito a los protagonistas de la cabeza y de momento soy incapaz de emprender una nueva lectura. Creo que ese es uno de los mayores cumplidos que podemos hacerle a una novela, ¿no?
Por cierto, también es casualidad que haya leído este libro ahora después de que llevara un año en mis estanterías, porque justo ha coincidido con el estreno de una serie que ha grabado la BBC inspirada en la historia. ¡Y no tenía ni idea! Lo malo es que ya me había hecho una composición mental de cómo eran Rob Ryan y Cassie Maddox, y no sé si estoy preparada para ver cómo lo han plasmado en pantalla (de momento los protagonistas no se parecen en nada a lo que tenía en mente):
En español se llamó El silencio del bosque y lo publicó RBA. La traducción la firma Isabel Margelí Bailo.
Me da un poco de miedo...me gusta que sorprendan...pero no sé si llorar por las esquinas...Si es muy desgarrador puede que no lea. Pero lo buscaré en las estanterías de las librerías en español.
ResponderEliminarEl título en inglés me gusta más. Un abrazo grande y felices lecturas.
Bueno, quizá me dejé llevar por la emoción del momento. Desgarrador tampoco es la palabra exacta... Digamos que la autora consigue crear una historia preciosa, pero lo que pasa luego da mucha pena. Y, aun así, para mí haber leído esta historia compensa con creces. Te animo a que le eches un vistazo si te lo encuentras y ya me cuentas.
Eliminar¡Besos, María!