31 de diciembre de 2021

La luz entre los océanos (M. L. Stedman)

Hoy traigo un libro del que, inexplicablemente, no había oído hablar en mi vida. Y no me lo explico porque veo que es una lectura tremendamente popular, maravillosamente escrita, con un tema que da para un buen debate y del que hicieron una peli con Michael Fassbender de prota. Lo dicho, no me lo explico. Tras haberlo terminado al filo de la Nochevieja, confirmo que se va directo a las mejores lecturas del año. Cómo me encanta que los libros me sorprendan...

Australia, década de 1920. Tom acaba de volver de la guerra, donde miró a la muerte cara a cara y donde se juró no volver a hacer daño a ningún ser humano. Consigue el trabajo ideal para calmar su espíritu silencioso y retraído: será farero en Janus Rock, un islote sin apenas contacto con el exterior, salvo el barco que acude cada tres meses a traerle provisiones. Justo antes de partir a su nuevo puesto de trabajo conoce a la alegre y soñadora Izzy, una joven del puerto más cercano, se casan y, aunque un destino tan aislado no es su lugar soñado, Izzy enseguida se adapta a la vida solitaria de la isla junto a su adorado Tom.

Punto del suroeste de Australia en el que transcurre la acción. 

Sin embargo, los niños no llegan y para Izzy la vida en la isla cada día es más difícil. Hasta que una mañana se produce un «milagro» inesperado: a la isla llega una barca con un hombre muerto y un bebé de apenas semanas. La tentación de quedarse al bebé solo unos días es demasiado grande. Y el hecho de vivir en una isla fuera de las miradas juzgadoras del mundo hace que ambos acaben aceptando esta decisión cuestionable (Isabel con naturalidad, Tom con más reservas). Sin embargo, es inevitable que al final el pasado de la niña haga acto de presencia y rompa la burbuja que la pareja había creado en su isla.

Hay varias cosas que me han enamorado de este libro, y destaca una en primer lugar: el protagonismo del faro como lugar donde se desarrolla la acción y como símbolo. El faro, la profesión de farero y el ritmo incesante que marca el océano son en parte los protagonistas. La autora investigó cómo era el oficio de farero hace uno o dos siglos, explica el funcionamiento y el mantenimiento de un faro (que Tom cumple con precisión) e incluso leyó diarios de los que tenían que escribir los fareros con una entrada para cada día, donde debían quedar registradas las condiciones climatológicas y cualquier evento que se saliera de lo normal.

Diario de un farero (faro Pottawatomie, 1874).

Además, la vida del farero debía regirse por la disciplina tanto en su vida personal (que debía ser intachable) como en el cuidado y el mantenimiento del faro. En este aspecto Tom es muy estricto; le gusta la monotonía y la serie de normas que impone vivir en un faro. En cuanto al faro como símbolo, abundan las metáforas de luz frente a oscuridad, perdido frente a encontrado, peligro frente a refugio, aislamiento frente a comunicación, claridad frente a misterio. Representan viajes, y peligro, y la lucha del hombre frente a la naturaleza, y todo ello aparece una y otra vez en forma de reflexiones en la trama. La forma de narrar de la autora es preciosa, hay un montón de frases que conectaban conmigo y habría subrayado medio libro. Es cierto que la narración es muy descriptiva, pero el libro no se me ha hecho pesado para nada.

Por otra parte, la prosa me ha parecido maravillosa, llena de descripciones del océano y la naturaleza, y también describe a la perfección el carácter de los personajes. Esto es de particular importancia porque cada uno reacciona ante el dilema de quedarse o no al bebé a su manera, y se explica tan bien que iremos empatizando con todos ellos por turnos. Para mí el verdadero protagonista y héroe de esta historia es Tom; Izzy no siempre cae bien y en ocasiones puede parecer egoísta, y sin embargo empaticé con ella y pude entender por qué actúa como actúa. En este libro todos los personajes son importantes para contar la historia, no sobra ni uno, y es inevitable sufrir con los giros que va tomando la trama y con las reacciones de todos ellos. Es una de esas novelas que te envuelven totalmente, entre las descripciones de la naturaleza y los hechos a los que se enfrentan los personajes, acabé pensando en la historia a todas horas del día; a mi hija le iba explicando la trama ¡y la he tenido intrigadísima durante días!


Otra cosa que me ha gustado es el tema central, cómo dos personas buenas pueden tomar decisiones malas, y gira en torno también a la capacidad de perdonar, de aprender de los errores y de diferenciar el bien y el mal. De cómo el sentimiento de culpabilidad acaba minando a un hombre bueno, que se debate entre el amor y el deber. De lo que es capaz uno de hacer por amor, y de si es legítimo conseguir lo que queremos a cualquier precio. El lector no podrá situarse en ningún extremo, sino que se moverá en una especie de zona gris, desde donde entenderá el razonamiento de todos los personajes. 

Por cierto, la trama se desarrolla en Janus Rock, y el nombre hace referencia al dios de las dos caras Jano, que es el dios de las puertas, de los comienzos y los finales (por eso dio nombre al mes de enero/January). Como decía antes, esa fuerza entre dos opuestos se repite continuamente en la trama: la isla se encuentra en el punto en que se juntan dos océanos, uno frío y tempestuoso, el otro tranquilo y cálido. La oposición entre amor y deber, entre justicia y culpabilidad. La oposición de dos familias. La diferencia entre los dos protagonistas: Tom es el verdadero héroe de esta historia, e Izzy es más egoísta y el lector no conectará tan fácilmente con ella.

El dios Jano.

En definitiva, un libro que te envuelve y te hace vivir una historia emocionante, triste, sobrecogedora, en la que no sabes qué les ocurrirá a los personajes; solo sabes que ninguno saldrá indemne, que ninguno volverá a ser el que era. Una de esas historias que se te meten dentro y que no olvidas... Una lectura de diez.


Yo la leí con mi club de lectura en inglés, pero la traducción al español la publicó Salamandra y la tradujo Gemma Rovira Ortega, lo cual solo es sinónimo de cosas buenas.



23 de diciembre de 2021

La artista de henna (Alka Joshi)

Esta es la historia de Lakshmi, una mujer que vive en la India en 1950 y decide tomar las riendas de su propio destino (con todo lo que eso significa). Obligada a casarse con solo 15 años, Lakshmi huye de una vida de maltratos por parte de su marido y se dirige a la ciudad rosa de Jaipur. Allí aplicará las enseñanzas de su suegra, que era una especie de curandera, y empezará a trabajar como artista de henna. El libro comienza cuando Lakshmi tiene ya 30 años. Se ha labrado una buena reputación entre sus acaudalados clientes y ha conseguido ahorrar lo suficiente para construirse una casa. Las obras no han terminado, por lo que Lakshmi debe seguir trabajando duro para pagar sus deudas, pero lleva una vida cómoda y es feliz con todo lo que ha conseguido por su cuenta. Es entonces cuando el pasado llama a su puerta, pues su marido averigua su paradero y se planta en su casa con Rhada, una niña de 13 años que resulta ser su hermana (a quien nunca conoció). La irrupción de Rhada en la vida de Lakshmi amenaza con hacer trizas el futuro que había planeado tan cuidadosamente.

La trama de por sí ya me resultaba interesante, pero este libro es mucho más: por un lado nos enteraremos de la difícil situación de la mujer en la India de aquella época. Una mujer no podía separarse, se consideraba propiedad de su marido, y si osaba abandonarlo la vergüenza recaía no solo sobre ella, sino sobre toda su familia. Por este motivo, Lakshmi intenta mantener su pasado en estricto secreto: no quiere que sus clientas de clase alta encuentren una sola falta en ella, pues algo así echaría por tierra su reputación y además sería catastrófico para su negocio.

Otro aspecto interesante del libro es el papel de la artista de henna, que yo no conocía: hace dibujos con henna en la piel de las señoras de clase alta de Jaipur como símbolo de buen augurio en multitud de celebraciones y fechas señaladas, y también es una especie de curandera: conoce muchos remedios a base de hierbas que curan las afecciones de sus señoras, desde una erupción cutánea hasta la apatía y el abatimiento. En estas interacciones entre la artista y sus señoras es cuando más patente queda la abismal diferencia no solo entre clases, sino entre las diferentes castas.

La autora plantea además un debate interesante porque otro de los trabajos de Lakshmi, que lleva a cabo con mucha discreción, es preparar unas bolsitas con una infusión para ayudar a abortar a las mujeres que lo necesitan. Pero estas bolsitas no son solo para las prostitutas o mujeres de clase baja que no podrán dar de comer a esos niños, sino que también sirven para tapar los deslices de los hombres ricos y evitar que una de sus múltiples amantes les meta en un buen lío con la llegada de un bebé no deseado. Es un tema que surge una y otra vez a lo largo de la trama y que desde luego da para un buen debate.

Por otra parte, Lakshmi se encuentra de repente acogiendo a una hermana que ni sabía que tenía (ella se fugó con 17 años y Rhada tiene 13). Los padres de ambas han muerto ya y Rhada no tiene a nadie en el mundo, por lo que lo lógico sería que ambas se aferren la una a la otra, pues son familia de sangre, al fin y al cabo. Sin embargo, las peleas entre ambas son constantes y me ha gustado el ritmo que este choque de caracteres imprime a la narración. Rhada tiene la rebeldía propia de los 13 años y desde luego su vida ha sido muy difícil, pero más de una vez daban ganas de gritarle que espabile y que aproveche la impagable oportunidad que le ha dado el destino.

Por último, el libro nos permite asomarnos a la vida palaciega de Jaipur, con su majarahá y su maharaní y el tipo de vida opulenta que llevaban (me llamó mucho la atención, por ejemplo, la costumbre de cerrar los tratos ¡tomando opio!).

Como veis, son muchos los temas que trata La artista de henna, y sin embargo es un libro que se lee solo. Transporta al lector a la India de mediados del siglo pasado, pone el foco en la difícil situación de la mujer, revela el choque entre la medicina tradicional y las supersticiones en un país que poco a poco se abre al futuro, y enseña un montón de costumbres de una cultura tan lejana a la nuestra. Y todo eso sin restarle emoción a la trama. Algunos fragmentos los leí con un nudo en el estómago y otros con los ojos arrasados de lágrimas. De verdad que no puedo recomendaros esta lectura más encarecidamente.

Por cierto, La artista de henna es la primera novela que ha escrito Alka Joshi, y forma parte de la «trilogía de Jaipur». El segundo libro de la serie se llama The Secret Keeper of Jaipur y gira en torno a Malik, el joven ayudante de Lakshmi, que por cierto ha sido uno de los personajes que más me han gustado. Espero que Maeva tenga planeado traducir este segundo libro también, porque estoy segura de que va a valer la pena y funcionará tan bien como el primero.

La traducción en este caso la firma Ana Belén Fletes y me ha parecido una edición muy cuidada, que siempre es de agradecer. Como siempre, gracias a #SoyYincanera y a la editorial Maeva por la iniciativa y el ejemplar.


6 de diciembre de 2021

Jadav planta un bosque (Philippe Zwick Eby)

Lo primero que me llamó la atención de este libro es que está basado en hechos reales: cuenta la historia de Jadav Payeng, un niño que se dedicó a plantar un árbol al día durante 40 años hasta convertir un terreno baldío en toda una reserva forestal en su país, la India. ¿Os imagináis?

Cuando era niño, Jadav vivía en una zona muy árida de la India, una zona que cada año, durante el monzón, sufría terribles inundaciones que arrasaban con todo a su paso, incluidas las escasas pertenencias de la familia de Jadav (por ejemplo, si la familia conseguía ahorrar lo suficiente para comprar una vaca, muchas veces esa vaca se veía arrastrada por las riadas y la perdían).

Y es entonces cuando Jadav hace algo crucial: mira a su alrededor y se pregunta «¿Qué podría hacer yo?». Pregunta a sus profesores y estos le aconsejan que plante bambú para dar sombra a las serpientes de agua que mueren tras las riadas y para que, con sus raíces, sujeten la tierra. La siguiente inundación arrasa con todo, ¡pero las plantitas de bambú que puso Jadav el año anterior han sobrevivido! Se da cuenta de que las plantas van a ser la clave, así que poco a poco va sembrando semillas y plantando ramitas hasta que, pasados muchos años, consigue no solo una jungla, sino un hogar para muchas familias que se mudan allí y también un hábitat para muchos animales salvajes.

Pero no todo serán vino y rosas en esta aventura, pues a veces los vecinos no están de su parte y los animales salvajes interfieren demasiado en el día a día de la comunidad que vive en el bosque. No obstante, pese a todo ello esta es una historia con final feliz que retrata la hazaña increíble que logró una sola persona y tuvo un impacto positivo y directo en su comunidad.



A los niños lo primero que llama la atención de este libro son las llamativas ilustraciones en bonitos colores y la textura gruesa de las hojas. Y otra cosa: las páginas no cuentan la historia sin más, sino que los márgenes incluyen información adicional que pone la historia en contexto y amplía datos interesantes, algo que gustará a los niños con curiosidad insaciable. Además, en muchas páginas sale una pregunta que interpela directamente a los niños y les hace preguntas que les harán reflexionar. Aquí podéis ver una:


Como veis, una propuesta muy completa la que nos trae la editorial Vegueta Infantil: un libro que cuenta una historia entretenida (¡y real!) a los niños, con preciosas ilustraciones, con datos complementarios para que aprendan, y con cuestiones que les harán pensar. Y lo más importante: ojalá sea un cuento que incite a los niños a preguntarse: «¿Qué podría hacer yo?».

Por último, os dejo una foto del auténtico Jadav Payeng, todo un ejemplo del que tenemos que aprender:


Gracias a la editorial Vegueta Infantil y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar.

29 de noviembre de 2021

Simpatía (Rodrigo Blanco Calderón)


Es cierto que se puede vivir sin perros, pero no hace falta.

El protagonista de Simpatía es Ulises Kan, que vive en Caracas impartiendo talleres de cine en un centro cultural. A su alrededor el país se desmorona y todos los que pueden huyen, como su mujer, Paulina, que se va dejando a su marido atrás.

En este contexto Ulises encuentra a un aliado inesperado, su exsuegro, el general Martín Ayala, con quien parece conectar especialmente bien (quizá un punto de conexión importante es que ambos son huérfanos). Cuando él fallece, el testamento depara una sorpresa: Ulises heredará el piso en Caracas del general si ayuda a crear una protectora para perros en la mansión de Ayala. Sin embargo, Paulina se muestra muy descontenta con esta decisión y parece dispuesta a cualquier cosa con tal de llevarse ella los valores inmobiliarios. Entretanto, Nadine, un antiguo amor de Ulises, vuelve a colarse en su vida, aunque se trata de una mujer enigmática que parece no tener claro su rumbo y en su zozobra deja desvalido a Ulises.

Y este es el punto de partida de la trama. Uno de los temas que más destacan, en mi opinión, es esa Venezuela que languidece bajo el chavismo. La narración sitúa al lector en primera fila; uno ve al portero de la finca que se desmaya porque lleva días sin comer, o al cerrajero que se desplaza de una punta de la ciudad a la otra andando, con los zapatos rotos, porque no tiene coche y los autobuses van atestados. 

Los otros grandes protagonistas son los perros, que prestan su amor incondicional aun al dueño que está a punto de abandonarlo. Además los animales se convierten en metáforas de un país abandonado por sus habitantes, y de Ulises abandonado por su mujer (y antes por sus padres, pues de pequeño estuvo en un orfanato). La enigmática Nadine tampoco contribuye en absoluto en sosegar a Ulises, pues se revela como una persona rodeada de misterios. Así, la trama explora temas como el abandono, la soledad, el consuelo que buscan los personajes en los animales, la falta de una estructura familiar sólida, los guiños de solidaridad de los ciudadanos en medio de un país en ruinas... 

Y luego surge una trama que no esperaba, y es que de una narración lenta y contenida el libro aumenta la tensión narrativa y apunta hacia un thriller ante las maquinaciones de Paulina y su abogado para impugnar el testamento. Ha sido un giro que no me esperaba y me ha parecido muy bienvenido.

Me ha gustado esta novela de Rodrigo Blanco Calderón; se trata de una novela de lectura pausada que conmueve por su visión que da de los perros, su fidelidad y amor incondicional, y cómo un grupo de personas se alía para salvar a todos los perros abandonados que abundan entre las ruinas del país. Y también me ha impactado eso, el retrato que hace de la Venezuela actual, una situación política de la que yo solo sabía por leer comentarios de refilón por internet.

Siempre me digo que debería leer más obras de autores latinoamericanos, y este libro me reafirma en ello; no dudo en recomendaros esta obra de Rodrigo Blanco Calderón. Os dejo un fragmento que os ayudará a haceros una idea de lo que encontraréis en él:

La cosa se fue poniendo cuesta arriba a medida que la crisis y el hambre arreciaban. Todo el que podía se iba del país. Los más afortunados lo hacían en avión, muchos de ellos sin mirar atrás. Cuando ya tenían comprados los pasajes y el gestor les había devuelto los documentos apostillados; cuando ya habían rematado la casa familiar a una cuarta parte de su valor; cuando ya habían renunciado al trabajo y hecho la última ronda de médicos; cuando ya a los niños los habían sacado del colegio, incluso a mitad del año escolar, porque no había tiempo que perder; cuando todo estaba listo, entonces tomaban el carro por última vez y conducían hasta un parque lejano. Allí frenaban, desde adentro abrían la puerta trasera y dejaban salir a los perros; y cuando los perros se bajaban locos de alegría, trancaban de golpe la puerta trasera, aceleraban y huían.

 


11 de noviembre de 2021

Emma y La abadía de Northanger (Jane Austen)

Emma 

En un pueblecito inglés a finales del s. XVIII, entre las familias de clase alta solo parece haber una preocupación: quién se casará con quién. Y especialmente preocupada se muestra Emma, hija de uno de los hombres más adinerados de la región, una jovencita inteligente y resuelta que está convencida de que, desde su atalaya, puede actuar de casamentera para las demás familias de clase bien de la zona. Y, sin embargo, todos sus proyectos matrimoniales resultan fallidos. El libro transcurre plácidamente entre charlas de salón, chismes, paseos por el campo, susurros y confidencias... Y al final todo apunta a una pregunta: ¿con quién se casará Emma?

Supongo que el mundo se divide entre aquellos que adoran a Emma y los que la encuentran altiva e insoportable, y me temo que yo encajo en el segundo grupo. No encontré ninguna cualidad positiva en ella, aunque, a medida que se acercaba el final (OJO, SPOILER), pensé que lo que arreglaría el libro y sería un acto totalmente heroico por parte de Jane Austen sería que Emma se quedara soltera. Por supuesto, no podía decantarse por la salida facilona que era emparejarla con esa especie de deus ex machina que además le dobla la edad. A medida que avanzaba el libro me decía: «No habrá sido capaz de emparejarla con este...», y así fue, claro. Menuda decepción. Ah, Jane Austen: lo increíble, novedoso, rompedor que habría sido dejar a Emma soltera... 

En fin, esa novela redonda con un final alternativo, soñado y perfecto tendrá que seguir viviendo en mi imaginación.


La abadía de Northanger

Al parecer esta fue la respuesta de Jane Austen a las novelas góticas, y es verdad que este libro tiene algo de parodia. Cuenta la historia de Catherine, una antiheroína de 17 años que sale al mundo por primera vez, a ese mundo de los bailes, los salones y los balnearios, cuando pasa unas semanas en Bath en compañía de unos amigos de la familia. Desde allí visitará la abadía de Northanger, donde las novelas góticas que ha leído exaltarán su imaginación y creerá ver peligros en cada esquina del vetusto edificio.

Pese a que se considera inferior a Emma, con esta novela disfruté muchísimo más. Para empezar, la autora no sitúa en un pedestal a la protagonista desde la primera página; al contrario, presenta a Catherine como una auténtica antiheroína, y solo por eso conecté mejor con ella. La historia da varias vueltas en diversos escenarios y es verdad que quizá falta pulirla un poco aquí y allá, pero en conjunto la novela me pareció muchísimo más satisfactoria y entretenida que Emma

De todas formas, por supuesto ambas son novelas muy recomendables y solventes y sin duda las volvería a leer. Ah, si mi lista de pendientes no fuera tan larga... 


31 de octubre de 2021

El asesinato de Roger Ackroyd (Agatha Christie)

Otro libro que sumo al reto de Agatha Christie, aunque esta vez no he respetado el orden cronológico y me he saltado unos pocos años con este emblemático libro de 1926: El asesinato de Roger Ackroyd

Y digo emblemático porque marcó un antes y un después en las historias de detectives y fue votada como la mejor novela policíaca jamás escrita. Para saber si es o no una afirmación exagerada había que leer el libro, justo lo acabo de terminar y no sé si es el mejor, pero sí puedo afirmar que Agatha Christie no defrauda y sus tramas nunca te dejan con la sensación de que el autor haya hecho trampa (cosa ya habitual en muchas novelas negras de hoy en día, ¿no os parece?).

El narrador es el doctor James Sheppard, que escribe el libro a modo de memorias sobre un crimen que tuvo lugar en su pueblecito inglés, King's Abbot. Una dama del pueblo, la señora Ferrars, es víctima de extorsión y, cuando ya no puede más, supuestamente se suicida. Su prometido, el acaudalado señor Ackroyd, recibe una carta en la que ella le confiesa el nombre de su chantajista, pero, antes de que llegue a leer el nombre y pueda desvelárselo a nadie, el señor Ackroyd es asesinado y la carta desaparece.

Hércules Poirot, un detective belga recién retirado que se dedica a cultivar calabacines en la casa contigua a la del doctor Sheppard, se involucra en el caso y pone en marcha sus células grises para tratar de encontrar al culpable (en paralelo a la siempre ineficiente —en estos libros— policía).

Siempre digo que soy más de la señorita Marple, pero aquí Poirot me ha gustado mucho, con ese ligero aire de ridiculez, sus ademanes pomposos y su gran concepto de sí mismo. Se agencia al doctor Sheppard como carabina (su apreciado Hastings reside ahora en Argentina) y comienza a hacer pesquisas entre un círculo bastante reducido de personas. Este es el típico caso de «la habitación cerrada»: el crimen se produce en una habitación cerrada, hay un muerto y un número limitado de sospechosos. El libro incluso reproduce un par de planos: el de la casa y el de la habitación en cuestión para que al lector no se le escape detalle. Y con eso tanto lector como detective deben averiguar el quién y el cómo (y el por qué, en última instancia, claro). 

Siempre que publican un listado de libros «imprescindibles» de Agatha Christie aparece este, y estoy muy de acuerdo. Creo que en él nos encontramos a Poirot en su máxima expresión, y la resolución del caso es tan sorprendente que permanecerá indeleble en la memoria del lector. Y es uno de esos libros que no desmerecen con una relectura; al contrario, se saborea mucho más analizando detalles que pasaron desapercibidos la primera vez. No sé si yo llegaré a comprobarlo, porque voy demasiado lenta con el reto de la Christie como para ponerme a releer...


Esta reseña participa en la iniciativa:


Apartado: Ocurrió en Europa.

Una novela de un escritor/a británico o que transcurra en Gran Bretaña.

¿Qué hay más británico que Agatha Christie narrando un asesinato que ha tenido lugar en un pequeño pueblecito inglés...?

17 de octubre de 2021

Gardez l'oeil ouvert (Victoria Charlton)

Pues no sé si lo había comentado por aquí, pero soy una fan acérrima del true crime. Ya hace años que veía todos los programas de la tele que se me cruzaban en el camino, pero es que ahora los aficionados al género estamos de enhorabuena, porque hay más material que nunca. Bueno, lo de «estamos de enhorabuena» es una forma de hablar, porque, por mucho que escuche con curiosidad estas historias, nunca olvido que detrás de todas ellas hay vidas truncadas y familias rotas a las que estos hechos han cambiado el futuro para siempre. Cuando escucho los pódcast o veo documentales en la tele, siempre intento no hacerlo en plan «palomitero», sino siendo consciente de la tragedia que en realidad se está contando.

El caso es que estaba yo buscando libros para leer en francés y nunca sé por qué lecturas decantarme en este idioma. En estas andaba yo cuando se me ocurrió buscar qué libros hay publicados en francés sobre true crime y así llegué a Gardez l'oeil ouvert - 15 histoires de disparitions mystérieuses, título que podría traducirse como «Mantente alerta: 15 relatos sobre desapariciones misteriosas». Y fue la compra perfecta, justo lo que buscaba: en unas pocas páginas, Victoria Charlton nos pone en antecedentes sobre una desaparición misteriosa, narra los hechos de la desaparición en sí y lanza hipótesis, tanto suyas como las más oficiales o las que circulan por las redes. Utiliza un lenguaje informal y ese es uno de los detalles que más me han gustado, pese a que en Goodreads he visto que mucha gente se lo critica. A mí me ha servido para volver a retomar las lecturas en francés y aprender palabras como camelots, que son los niños que reparten los periódicos de casa en casa en lugares como Estados Unidos.

Otra cosa que me ha gustado es la variedad de casos que cubre, pues la autora ha tratado de incluir un amplio abanico de casos: niños desaparecidos, familias enteras que se esfuman, personajes famosos que se desvanecen en pleno día, tres fareros que desaparecieron hace un siglo en una islita de Escocia, desapariciones «de segunda» (personas con vidas atormentadas y problemas emocionales a quienes nadie quizá eche de menos), las mujeres de Ciudad Juárez, adolescentes que deciden hacer pellas un día y nunca más se supo...

En cuanto a mis favoritos, de los casos que ya conocía (que no eran muchos) el que siempre me ha impactado es el de Johnny Gosch, un repartidor de periódicos de Iowa (un camelot) al que raptaron con doce años con el objetivo, al parecer, de meterlo en una red pedófila (qué pesadilla, Dios...). O el de Andrew Gosden, un chaval inglés de 14 años que se saltó las clases y se fue a pasar el día a Londres y de quien no ha vuelto a saberse nada desde entonces; tremendo el sinvivir que eso causa en los padres, me resulta imposible siquiera imaginarlo. 


De los casos que no conocía destaco el de los fareros de la isla Flannan, que se desvanecieron de la islita que custodiaban en las navidades del año 1900, dejando tras de sí unas inquietantes anotaciones en el diario del faro. Cualquier teoría racional deja muchos cabos sueltos y a día de hoy sigue sin saberse a ciencia cierta qué fue de ellos.

Los fareros de las islas Flannan (desaparecieron tres de ellos; el cuarto no estaba en la isla aquel día).

Me encantaría que alguna editorial se animara a traducir este libro, porque creo que funcionaría muy bien también en nuestro mercado y me parece que no hay ninguno de este corte escrito en español. A mí me ha gustado tanto esta lectura que ya tengo fichado el siguiente de la colección: Gardez l'oeil ouvert: 15 affaires criminelles jamais résolues («Mantente alerta: 15 misterios criminales sin resolver»), también escrito por Victoria Charlton.

¿Os gusta a vosotros el true crime?

Verano (Ali Smith)

La escritora escocesa Ali Smith es una de las voces más aclamadas en la literatura del Reino Unido y los críticos destacan especialmente su serie de cuatro novelas, el Cuarteto estacional. En la última edición de Masa Crítica de Babelio opté por pedir Verano, el libro que cierra la serie. Me preguntaba si esto afectaría en algo a la lectura, pues no he leído el resto (novelas que, como se puede imaginar, se llaman Otoño, Invierno y Primavera). 

Y tal vez fue así. No sabía nada del estilo de escritura de Ali Smith, no tenía ni idea sobre la trama de estos libros y no había leído ninguno de los demás que componen la serie. Empecé el libro como a mí me gusta, sin ideas preconcebidas, pero... iba pasando páginas y páginas y no lograba conectar con la lectura. Me ha costado mucho entender el argumento; sí, nos presenta a dos hermanos, Sacha y Robert, y a sus padres separados que viven en casas contiguas, pero todos ellos parecen solo una excusa para hilar temas que le pasan a la autora por la cabeza, pero no es que los hile, sino que los vierte en la narración sin orden ni concierto, sin que parezca llevarte a ningún lado. Es cierto que, por lo que he leído, en este libro importan más las ideas y las críticas a la sociedad actual que la linealidad de la trama, pero me ha resultado una lectura frustrante que no ha llegado a cautivarme. Supongo que cada libro tiene su lector, y desde luego Verano no ha sido para mí.

Algo positivo que puedo decir es que la edición es un gustazo: el tamaño, la cubierta, el papel, la traducción impecable de Magdalena Palmer... Nórdica Libros, por lo que he podido comprobar, mima sus ediciones. Lástima que este libro en concreto no me haya conquistado. Os dejo dos fragmentos escogidos muy al azar para que veáis por dónde van los tiros.



Crac. Dislocación.

Nada. 

Entonces la Víctima pulsa el botón. Hablaré.

Ay.

Robert Greenlaw suelta el suspiro del tirano ancestral que ya lo ha visto todo.

Aburrido.

Apaga el juego antes de que la Víctima pueda salvarse.

Robert casi desea haber ido al colegio.

Se pregunta si su hermana todavía tendrá el tiempo en sus manos, ja, ja.

Se pregunta quién estará abajo.

Robert Greenlaw sale silenciosamente de su habitación y baja la escalera del desván. Luego baja silenciosamente otro tramo de escalera. Cuando llega a la mitad, se sienta con los pies en alto, porque el siguiente peldaño es precisamente el que cruje.

***

Se apoya en la barandilla y contempla la playa.

Pese al sol, el mar está gris.

Intercambia miradas con una gaviota.

Aún queda un buen trecho de invierno, ¿eh?

Eso me temo.

Qué se le va a hacer.

La gaviota, que tiene el pico y las patas de un color amarillo intenso, baja las plumas de las alas y desvía la mirada.

Su pico sobresale como las máscaras que llevaba la gente hace siglos, durante la peste en Venecia.

Piensa en esas mascarillas de algodón de ahora. Parecen insignificantes, hojas muertas, basura al viento, comparadas con las máscaras reales, las que llevan sobre la cara los mentirosos del planeta.

Ocurren toda clase de cosas virulentas.

Se vuelve y mira las fachadas de los edificios.

Un jueves que estuvo hasta tarde en la playa, al mirar ese edificio vio a unas empleadas que lo limpiaban a las once de la noche.

Parecía como si ella tuviese que verlo.

Pero no significaba nada. Pura coincidencia.

Quizá la coincidencia nunca es como queremos que sea. Porque entonces no sería una coincidencia, ¿verdad?

Se da la vuelta y vuelve a mirar el mar.


Gracias a Nórdica Libros y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar.

3 de octubre de 2021

El morador (Daria Pietrzak)

De este libro me llamó la atención esa potente portada de Raúl Ruiz y un par de reseñas entusiastas que leí (muy por encima, para no fastidiarme nada de la trama) por Internet. Aprovechando que fue mi cumpleaños hace unas semanas, me lo pedí y el día que abrí el papel de regalo fue la primera vez que lo tuve en mis manos. Digo más: era la primera vez que abría un libro de Dilatando Mentes Editorial.

La primera impresión fue excelente. El libro tiene el tamaño perfecto, una cubierta rústica con solapas que da gusto tocar y una ilustración potentísima. La elección de la tipografía y la composición del título no podrían haber sido más acertadas.


Lo abres y siguen desplegándose maravillas ante tus ojos, pues los interiores presentan un diseño original, con ilustraciones y fotos de casas perdidas en lo más profundo de un bosque neblinoso. Incluso los números de página vienen acompañados de la ilustración de un arbolito solitario. Para más inri, la editorial ha creado una lista de reproducción en YouTube con varias canciones para escuchar durante la lectura del libro. Yo lo hice así y creedme, la idea es buenísima y la selección de las canciones me pareció espectacular: de un plumazo te ves sumergido en una atmósfera inquietante ideal para la lectura.




Y con una presentación tan acertada, uno se sumerge en la lectura. El libro empieza narrando los bucólicos veranos que Lis y Greg pasaron de pequeños en casa de sus abuelos, una granja situada en un paraje apartado y rodeada de un precioso jardín de dientes de león, un plácido manto amarillo que se mece al compás del viento. Después la acción dará un salto de varios años y nos presenta a Lis, que acude de nuevo a la granja después de una larga ausencia para llevarse algunas pertenencias y cerrar la casa tras la muerte de su abuela. Y es ahí donde empiezan a pasar cosas raras. Como ya se intuye por el título y la cubierta, en esa casa hay un morador que impone su presencia inquietante a todo aquel que entra en la vivienda.

A partir de ahí Daria Pietrzak (quien, por cierto, nació en Polonia pero vino a España de pequeña y ha escrito el libro en español) crea una historia con muchas capas, casi a modo de muñecas rusas, con diversas tramas y líneas temporales. No es esta una novela estrictamente de sustos, con presencias paranormales que te asaltan por los pasillos; son más bien sombras que te ponen los pelos de punta, susurros que parecen transportarte a otros mundos o mujeres que hacen pactos con extrañas presencias. Conoceremos a la Yaga, un personaje de la mitología eslava que cobra vida en este libro. También hay una cierta dosis de gore y la sangre corre a litros.

Las ideas con las que Daria Pietrzak construye su novela me han parecido muy originales; no la he visto una historia manida para nada y ese es un gran punto a su favor. Y, sin embargo, me ha faltado algo para acabar de conectar con la novela. Me da la impresión de que Pietrzak puede llegar a ser una gran escritora, pero que en este libro todavía está encontrando y puliendo su estilo. Alguna vez he comentado por aquí que hay libros que te capturan desde la primera página; por algún motivo conectas con el estilo del autor, te sientes cómodo entre sus páginas y te sumerges enseguida en la trama. Bueno, pues a mí con este libro no me ha pasado. También creo que una corrección ortotipográfica le vendría bien; sobre todo hacia el final faltan más tildes de lo que sería deseable, hay un sangrante «hecha de menos» y ya en la tercera línea de la novela falta una coma de vocativo. A mí esas cosas me sacan abruptamente de la ficción, no lo puedo evitar...

De todas formas, en mi balance me quedo más con lo positivo de esta novela. Además el final consiguió sorprenderme, y mira que es difícil en este género en el que parece que ya está todo dicho. Y cuando ya estaba con la boca abierta, vi una inesperada foto familiar que se incluye al final y, no sé, se me rompió el corazón. Es como si la autora de repente te dijera: «¿Y si todo lo que acabas de leer fuera verdad?». Que no lo creo, claro, pero el golpe de efecto es muy bueno y caló en mí... ¿Qué más decir? Le seguiremos la pista a Daria Pietrzak.

27 de septiembre de 2021

El encaje roto. Antología de cuentos de violencia contra las mujeres (Emilia Pardo Bazán)

Hace unos días (el 16 de septiembre) se cumplieron 170 años del nacimiento de Emilia Pardo Bazán, y yo sin saberlo estaba celebrándolo con la lectura de un libro recopilatorio de algunos de sus relatos: El encaje roto. Antología de cuentos de violencia contra las mujeres. Y qué libro.



La Pardo Bazán era mi eterna pendiente hasta que un día leí un relato suyo en un tomo recopilatorio de cuentos de terror: «La resucitada». De entre todos los cuentos de diferentes autores que recogía ese libro, aquel tan breve de Emilia Pardo Bazán me dejó impactada y fue, de largo, el que más me gustó de todos. Es increíble la historia que condensa la autora en apenas tres páginas y lo rápido que crea una atmósfera macabra e inquietante. Con apenas un par de frases ya se mete al lector en el bolsillo.

Mi primer contacto con la autora no había podido ser mejor, y así llegó a mis manos el libro que traigo hoy, El encaje roto. Antología de cuentos de violencia contra las mujeres, de la editorial Contraseña. La carrera de Emilia Pardo Bazán fue muy prolífica y llegó a escribir seiscientos cincuenta cuentos, por lo que seguramente no faltó material a la hora de escoger los treinta y cinco que conforman esta antología.

Y qué poco hemos cambiado en casi dos siglos. Desde luego Emilia Pardo Bazán fue toda una pionera. Si ya hoy a veces resulta difícil denunciar la situación de las mujeres, hacerlo hace casi dos siglos seguramente tuvo algo de heroico. En esta antología Pardo Bazán plasma los miedos viscerales a los que se enfrentaban las mujeres de diferentes condiciones sociales ante la violencia, explícita o tácita, a la que les sometían maridos, novios, padres... e incluso desconocidos, como en el caso de una joven humilde que un día se arregla un poco más de lo normal, con mucha ilusión, para ir a una fiesta y allí es objeto de una agresión porque sí, porque qué se habrá creído esta, dónde va arreglada de esa manera. Una de las cosas que más destacan es el retrato psicológico que la Bazán hace de los personajes; todos me han parecido tener muchos visos de realidad y, lo que resulta más descorazonador, se ven tremendamente actuales. Leyendo estos cuentos queda patente que, en algunos aspectos, el ser humano no evoluciona en absoluto.

Otros relatos concluyen de forma más positiva (por ejemplo, porque la mujer se da cuenta del energúmeno que tiene por novio y huye a tiempo), y estos los he leído con mucho gozo. La autora consigue que te impliques con sus personajes, por lo que estos pequeños triunfos se leen con una sensación interna de alegría por la protagonista (por ejemplo, en el relato que cierra el libro y le da título, «El encaje roto»).

También destaco los galleguismos que se cuelan aquí y allá en la narración (que para mi gusto dan un toque muy entrañable a los cuentos y los sitúan inequívocamente en la tierra natal de la autora) y la precisión y amplitud del vocabulario de Pardo Bazán (que aquí no vengo a descubrir nada nuevo, pero me parece muy destacable el uso que hacía del castellano) y su prosa elaborada.

Me pasó con este libro que al principio me daba pereza ponerme a leer sobre desgracias ocurridas a mujeres (bastante vemos en el día a día), pero, una vez lo empiezas, la prosa de Emilia Pardo Bazán te absorbe, te transporta, empatizas con cada una de las protagonistas y no puedes parar de leer. Una lectura totalmente recomendada. Ahora ya ando buscando los siguientes recopilatorios de cuentos de esta autora porque, desde luego, El encaje roto me ha dejado con ganas de más. Los que tengo en mente son estos, pero, si queréis recomendarme alguno, soy toda oídos.

El indulto y otros cuentos, Vicens Vives.


El indulto y Un destripador de antaño ya los he leído, pero me gustan estas ediciones comentadas dirigidas a estudiantes, ilustradas y con notas al pie que explican el vocabulario. Estos son los relatos que incluye:




La cita y otros cuentos de terror, Nórdica Libros.



Me chifla la edición de Nórdica, las ilustraciones de Elena Ferrándiz, la tipografía que han utilizado. Lo único es que no he encontrado por ningún sitio los relatos que se incluyen. Tendré que esperar a ir a una librería y echarle un vistazo al ejemplar físico.

Cuentos, Penguin Clásicos.



Quería incluir un recopilatorio genérico de cuentos (uno que no gire sobre ningún tema en concreto) y veo que en los últimos años se han publicado muchos. Escojo este porque Penguin me parece una editorial fiable, pero tampoco he podido consultar el índice para ver cuántos cuentos recoge.

¿Me recomendáis alguno?


12 de septiembre de 2021

Grandes de lo macabro (Joan Boix)

Este cómic me parece tan espectacular que me llamó la atención desde una esquinita del escaparate de una de mis librerías de referencia (Librería Castillón). Pedí echarle un vistazo y el flechazo fue definitivo. Desde luego, con una portada así Aleta Ediciones sabe captar la atención del público. Hoy os traigo Grandes de lo macabro, de Joan Boix.



Sinopsis de la editorial:

Publicadas hace casi 50 años en revistas míticas como Dossier Negro o S.O.S., Aleta Ediciones recupera 20 historias de terror realizadas por el gran Joan Boix, algunas de ellas basadas en relatos magistrales de H.P. Lovecraft, Franz Kafka, Arthur Conan Doyle, Gustavo Adolfo Bécquer o Edgar Allan Poe.

Una nueva portada realizada por Joan Boix redondea esta edición definitiva del trabajo de uno de los mejores maestros del terror.


Pocos historietistas podrán decir que tienen una carrera en activo de más de sesenta años, pero Joan Boix es uno de ellos. De los que yo conozco (que admito que no son muchos), solo Francisco Ibañez lo supera (hablando estrictamente de longevidad, pues sus trabajos dentro del cómic son muy diferentes, claro). Joan Boix empezó a trabajar con 14 años en la mercería de sus padres, en cuyo mostrador trataba de copiar los dibujos que veía en los cómics de El capitán Trueno y comenzó a crear así sus propias historietas. Al ver el talento del muchacho, con 15 años su padre lo llevó a la Editorial Bruguera, donde un año después ya empezaron a publicarle trabajos. El resto es historia, y en la actualidad sigue dibujando (el cómic The Phantom) para una editorial australiana. 

Las historias de terror que aquí se recogen ya fueron publicadas en las décadas de 1970 y 1980 en revistas como Dossier negro, S.O.S. o Creepy. Todas las ha dibujado Joan Boix, algunas con guion propio y otras basadas en relatos de H. P. Lovecraft, Franz Kafka, Arthur Conan Doyle, Gustavo Adolfo Bécquer, Robert Bloch o Edgar Allan Poe. De hecho esta recopilación ya fue publicada en el 2009 por Ediciones B, pero la portada que ha escogido Aleta Ediciones (y que Boix ha dibujado ex profeso) es para mi gusto muchísimo más impactante.

El dibujo es en blanco y negro, juega mucho con las sombras e incorpora un increíble nivel de detalle. Su caracterización de los personajes es también impresionante y la ambientación es magnífica, creando escenarios de lo más macabros. Desde luego, son unas ilustraciones que se adaptan magníficamente al género del terror y muchas de las historias son ciertamente espeluznantes. Además cada relato es muy breve, apenas 6 u 8 páginas, y el autor ha hecho un gran trabajo a la hora de condensar las historietas basadas en relatos más largos. En su día, Joan Boix también hizo incursiones en el género erótico, lo que se refleja en algunas de las ilustraciones; es algo que no me esperaba en un cómic de terror, pero no me ha parecido que desentonara y ha resultado más que bienvenido.

Personalmente me han gustado mucho más las adaptaciones que hace de clásicos del terror que los guiones de factura propia, pero en conjunto es una obra muy redonda que he disfrutado de principio a fin. Destacaría La maldición del amuleto (basado en un relato de Lovecraft), Plateada como la luna (relato de Robert Bloch), El solterón (guion de Boix), El niño y el ahorcado (historia de Victor Hugo), ¿Qué era aquello? (de Fitz-James O'Brien) o El caso del señor Valdemar (de Edgar Allan Poe). También me gustó especialmente Fronteras, que al parecer está basada en un suceso real que vivió el autor. De todas formas, cualquiera de las páginas por las que se abra este tomo impresionarán al lector y son toda una lección de buena mano y saber hacer.

No tengo mucha experiencia en el género, pero puedo afirmar que con esta compra acerté de pleno y la recomiendo encarecidamente. ¿Os gusta el terror? ¿Os gustan los cómics? Pues lanzaos a por él de cabeza: no os arrepentiréis de haber leído este clásico.





4 de septiembre de 2021

Cumbres borrascosas (Emily Brontë)

Tenía mérito haber llegado a mis 44 años sin saber nada de la trama de Cumbres borrascosas, no me diréis que no. Solo sabía que es un dramón y una de las historias de amor más intensas y apasionadas de todos los tiempos. Luego veo ilustraciones como esta de abajo de Fernando Vicente (en la maravillosa edición de Tres Hermanas) y mi imaginación hace el resto:

Y, claro, digamos que el quid de la cuestión aquí han sido mis expectativas, porque yo venía con una idea que no he visto reflejada en el libro. ¿Eso es bueno o malo? Por supuesto, no vengo aquí a decir que Cumbres borrascosas es un mal libro, pero es cierto que iba avanzando en la lectura asombrada por los derroteros que iba tomando la historia que estaba leyendo, tan diferente a lo que esperaba. Y luego está ese momento en el que te das cuenta de que estás leyendo la historia en pasado, es decir, la cosa ya no da más de sí, con lo cual se mata del todo el suspense, ya no hay vuelta de hoja, ya sabes más o menos cómo termina (al menos, en lo que respecta a la historia de amor en sí). 

Desde luego, cuando Emily Brontë creó el personaje de Heathcliff no estaba pensando en que les gustara a los lectores. Imagino que ideó un personaje al límite, que no iba a caer bien, que era el resultado de una infancia de maltratos, que vive en los confines de la naturaleza más agreste y que va a enamorarse de otra persona narcisista y complicada, produciendo un choque de caracteres tal que a su alrededor solo se produce devastación. Solo el amor logrará salvarlos, si no en esta vida, en la siguiente. El problema es que tampoco me ha parecido una historia de amor tan impactante. Leí Rebecca de jovencita e inmediatamente quise ser la señora De Winter, pese a todos sus fallos (con los que me identificaba), y pasear con Maxim del brazo por los rosales de Manderley. Incluso me sentí identificada con la historia de amor de Jane Eyre, que creó la hermana de Emily, Charlotte, con personajes también complejos y torturados. Pero en este libro no he visto una historia de amor que quisiera reproducir, me parecía más bien que Heathcliff y Catherine iban cada uno por un lado, con sus tormentos y obsesiones, pero no llegaban a «comulgar» jamás, no construyeron juntos nada memorable. 

Como digo, los personajes están magníficamente construidos, en especial Heathcliff, un niño con rasgos gitanos que llega adoptado a una granja en medio de los páramos ingleses y es maltratado por todos los que le rodean. Pero él no se amedrenta, y paga con la misma moneda a sus maltratadores, por lo que es considerado un monstruo. Un poco a la manera de Frankenstein, el carácter de Heathcliff se ve moldeado por los maltratos que le infligen desde pequeño y acaba convirtiéndose en el monstruo que los demás ven en él. De adulto no busca la redención, sino que es ya un hombre amargado, echado a perder, que hace del rencor su bandera y que solo busca venganza durante años (¡décadas!), lo que solo contribuye a hacerlo aún más miserable. Desde luego tiene mérito haber creado una trama así, y yo debería comulgar con ella más porque no me suelen gustar las historias de amor facilonas, pero digamos que esto ya es ¡pasarse tres pueblos!

Por supuesto me alegro muchísimo de haberlo leído y de sumar un clásico más a mi bagaje como lectora. Lo recordaré con cariño, pero quizá no por los motivos adecuados. Por cierto, me leí una edición que tiene mi madre en casa, esta de abajo, una viejísima de Discolibro, con una portada que claramente confunde sobre lo que se va a encontrar uno luego y una edición de esas añejas que traducía los nombres propios, por lo que me he visto siguiendo las aventuras de Heathcliff, Catalina, José, Elena o Isabel. 

En definitiva, una novela que me ha transportado a paisajes agrestes y borrascosos y que sin duda dará para una relectura (aunque dejaré pasar un tiempecillo), pero que nunca calificaría de romántica ni de historia de amor ni de nada parecido. Los que tomen esta historia como aspiración o modelo de algo que se lo hagan mirar, con cariño lo digo. :D


17 de agosto de 2021

Una de minireseñas

No se lo digas a nadie (Harlan Coben) 

El doctor David Beck vivió una terrible pérdida hace ocho años: mataron a su mujer, de la que había sido inseparable desde que ambos tenían 7 años. Él trata de seguir su día a día, pero los recuerdos le pesan y más ahora que se acerca el aniversario de ambos. Pero ocurren dos cosas que ponen su mundo patas arriba: recibe un mensaje de correo electrónico que parece indicar que su mujer podría seguir viva, y desentierran algo importante en el lugar donde la mataron. Para más inri, las sospechas parecen recaer ahora sobre el propio Beck. 

Es un thriller muy bien construido, que me ha tenido tres días mordiéndome las uñas, con uno de los esbirros más terroríficos que me he encontrado últimamente, y con una trama sin trampas. Muy, muy recomendable.

Lo único malo que tengo que decir es que la traducción tiene algunos errores gordos. No digo que el trabajo de la traductora fuera malo, pero sí creo que la editorial tendría que haber hecho una revisión de la traducción más pulida. Lo primero que me llamó la atención fue esta frase, cuando dos personajes hablan de una chica que está de muy buen ver: «Tiene un cuerpo asesino». Tenía toda la pinta de ser un calco, porque la expresión «killer body» en inglés significa «cuerpo de infarto», pero traducido literal killer significa «asesino». Para no pasarme de lista busqué el original (puede consultarse una versión online, mal maquetada e incómoda de leer, pero que usé para confirmar estos fallos). Efectivamente, en inglés decía «She's got a killer body».

Trabajo en el sector de la traducción y tengo un cliente cuyo mantra es «sentido común». Y tiene razón. Si alguien (el traductor, el corrector, el editor, el lector) se encuentra una frase como «tiene un cuerpo asesino», ¿no hay nada que le llame la atención? ¿No se plantearía si el original quería decir otra cosa?

Pensé que era deformación profesional y que sería un fallo puntual, pero no. A medida que avanzaba en la lectura iba encontrando cosas en la trama que de nuevo sonaban raras, y lo peor es que las que detecté me sonaron mal porque impedían la comprensión de la trama. Por ejemplo, en estas frases:

"That's not true. You were her husband. In such cases, the odds of a family member's involvement..."

"Maybe if you didn't waste time with that crap, you would have found her before"

Aquí, con «that crap» se refiere a que la policía perdió demasiado tiempo en investigarlo a él (el marido), como pariente cercano, en lugar de seguir otras pistas fiables. La traducción dice:

—Eso no es verdad. Usted era su marido. En casos como este, las probabilidades de que un miembro de la familia esté involucrado...

—Si no hubiera perdido tanto tiempo con aquel tipejo, quizá la habría encontrado antes...

Aquí no tiene sentido hablar de «aquel tipejo» (que en la lectura hace referencia a un asesino en serie), porque está hablando de la implicación de un miembro de la familia. Aquí consulté el original porque, de nuevo, no sabía qué quería decirme el texto con «aquel tipejo», y me encontré de nuevo con un error de traducción.

Así pues, un tironcillo de orejas a RBA, y espero que en futuras ediciones del libro se revise con más cuidado (la mía es una de bolsillo del 2005). El nombre de la traductora no lo pongo porque no querría que las críticas de mi reseña se cebaran con un nombre en concreto (cuando un libro traducido es producto del trabajo de muchas personas).  


El misterioso señor Brown (Agatha Christie)

Aquí voy con otro libro para el reto de Agatha Christie (el de leer sus novelas por orden cronológico). De momento estoy teniendo poco éxito con el reto porque este es solo el segundo que leo, escrito en 1922, cuando la autora aún estaba buscando su estilo. En este libro se nos presenta a Tommy y Tuppence, un par de amigos veinteañeros (chico y chica) que, recién acabada la Primera Guerra Mundial, se encuentran sin un penique en el bolsillo y con escasez de ofertas en el mercado laboral, por lo que deciden hacerse detectives. Pero en su primer caso se ven envueltos en una historia de espías, con rusos, contraseñas secretas, secuestros y la búsqueda de un misterioso personaje, el «señor Brown» que le da el título a la novela.

No ha sido la lectura de esta autora que más he disfrutado; también es verdad que no me gustan mucho los libros de espías. Por otra parte, la trama avanza demasiado a golpe de casualidades (sobre todo al principio) y si la trama fuera «seria» la pareja protagonista ya habría fallecido en la página 30, porque no miden en absoluto los riesgos. De todas formas, es fácil de leer y las aventuras se suceden; además, Tommy y Tuppence resultan bastante entrañables y la trama tiene a veces el saborcillo de una comedia romántica. 

En fin, no está mal, pero no me ha parecido tan memorable como otros libros que he leído de la autora. Espero con ganas el siguiente.


11 de agosto de 2021

La isla del tesoro (Robert Louis Stevenson)

¡Yo, ho, ho! ¡Y una botella de ron!

¿Qué mejor para empezar un mes de agosto que leer La isla del tesoro? Siempre he dicho que tengo grandes lagunas con los clásicos y este era uno de esos títulos que me rondaban desde hace tiempo y nunca encontraba el momento de leer. La oportunidad me llegó con la última edición de Masa Crítica de Babelio, donde tuve la suerte de que me tocara este libro.

Y puede sonar a topicazo, pero cuando lo lees te das cuenta de por qué es todo un clásico: publicado en 1883, es una de las novelas de aventuras por excelencia, una historia que ha contribuido a cimentar la mitología que se asocia hoy a las historias de piratas: el cofre de un pirata muerto, tabernas junto al mar donde recalan bucaneros, un pirata con pata de palo y loro al hombro, un mapa del tesoro con una cruz marcada en rojo, piratas que cantan canciones ebrios de ron, la bandera negra con dos tibias y una calavera, el terror de recibir «la marca negra»... Y a eso se suman apariciones fantasmales, traiciones, deserciones y la emocionante búsqueda en pos de un inmenso tesoro escondido. Además, los cortos capítulos contribuyen a darle ritmo a una narración en la que no dejan de suceder cosas y que mantendrá al lector pegado a sus páginas hasta el final.

Como digo, la acción es desenfrenada, y sin embargo los primeros capítulos se toman su tiempo para presentar a los personajes y desarrollar la acción, y me resultaron tremendamente evocadores. Las descripciones de Billy Bones son maravillosas y su caída en decadencia se lee con ansia porque anticipa el viaje que está por venir. Jim Hawkins es el narrador, un joven que lo observa todo con ojos de asombro y que va adquiriendo lecciones de vida en cada una de las aventuras que vive en el barco. Es inevitable para el lector sentir empatía hacia Jim, pues pese a su juventud se comporta como todo un héroe y más de una vez pone en peligro el pellejo ante lo que se va encontrando en la isla. Otro de los personajes maravillosos de este libro, maravilloso en su ambigüedad, es John Silver el Largo, de quien no diré nada para no fastidiar la trama pero que, para mí, se lleva todo el protagonismo en cada una de las escenas en las que aparece.

En el prólogo de la traducción que hizo de esta obra en 1901, Manuel Caballero dice:

La Isla del Tesoro es una narración llana, un romance fácil, un cuento sabroso con un niño por héroe, y que, a pesar de sus peripecias dramáticas y conmovedoras, conserva en todo el discurso del libro una pureza y una sencillez tales que no habrá hogar, por mucha severidad que impere en él, del cual pueda desterrársele con razón.

Hablando de la traducción, la editorial Eneida ha utilizado esta que comento de Manuel Caballero, pero creo entender que le ha dado un buen lavado de cara porque la traducción original se puede consultar por Internet y desde luego no tiene nada que ver con la que yo he leído. En los créditos figura también Lur Sotuela Elorriaga, que supongo habrá sido el editor del texto y el encargado de actualizarlo y de limpiar un poco las expresiones que suenan más pesadas. Si es así, ha hecho un magnífico trabajo. En cualquier caso, os recomiendo encarecidamente la edición de Eneida: transmite el saborcillo de los relatos de aventuras en el mar y al mismo tiempo no se hace pesada de leer ni está trufada de notas al pie. Si queréis aproximaros a este clásico entre los clásicos, la edición de Eneida es ideal. 

En definitiva, La isla del tesoro es todo un clásico de aventuras y una lectura que recomiendo encarecidamente. Un libro para el que, desde luego, no pasan los años.

Con buenos vientos, que estoy seguro de que los tendremos, la travesía será rápida y sin dificultades. Encontraremos el sitio, y después, ah, después, habrá tanto dinero que podremos revolcarnos en él. Viviremos en el mayor de los lujos el resto de nuestros días.


Gracias a Masa Crítica de Babelio y a Eneida Editorial por el ejemplar.

26 de julio de 2021

Donde haya tinieblas (Manuel Ríos San Martín)

Si tenemos en cuenta que el título de esta novela está extraído de una oración de san Francisco («donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz») y que la novela se abre con una cita del Génesis, ya podemos imaginar que en la trama tiene mucho peso el trasfondo religioso.

Empecemos con un resumen de la novela, y para ello voy a emplear un fragmento de uno de los capítulos del final porque el autor lo explica muy bien en un par de frases:

[Varios] muertos en diez días, cada uno asesinado de una manera simbólica (...). Un caso lleno de hashtags, haters y redes sociales, algo inimaginable hacía pocos años. El culpable no iba a ser el vecino ni un pariente más o menos cercano. El asesino podía ser… cualquiera que tuviera una cuenta en Instagram o Twitter y quisiera mandarnos un mensaje. O no.

Pero vayamos al principio. Este libro sigue una fórmula ya habitual en otras novelas del mismo corte: presentar como protagonistas a una pareja de inspectores que no podían ser más diferentes: Juan Martínez ronda los cincuenta años, es padre de tres hijos adolescentes, con un punto paternal y otro punto ingenioso, y algunas ideas algo chapadas a la antigua pero que se esfuerza constantemente por revisar. Nuria Pieldelobo no llega a los treinta, pero ya se está labrando una sólida carrera gracias a su inteligencia y su arrojo. El hecho de que sea bellísima ella lo trata como si fuera un moscardón que le ronda y hay que apartar a manotazos, con un punto de desprecio y desafío a todo aquel que admire su físico...

Martínez y Pieldelobo no pueden ser más distintos. Por eso, cuando una modelo rusa con una característica física muy particular (no tiene ombligo) desaparece en Madrid, el comisario decide emparejarlos para que den con el culpable. Y, efectivamente, cada uno elabora una teoría: Martínez cree que el asesino se está inspirando en el Génesis para cometer sus crímenes, y Pieldelobo se inclina por una red de prostitución de lujo. Así que hay que ponerse a investigar, y el caso les lleva a Fuente del Arco, en Badajoz, a la ermita de la Virgen del Ara, que es un lugar impresionante, la «Capilla Sixtina» extremeña:


Y así arranca la novela, con un viaje de varias horas desde Madrid a Extremadura en el que Martínez y Pieldelobo intentan buscar temas de conversación sin enzarzarse en discusiones. Y es que no es fácil, porque Martínez tiene algunas ideas que empiezan a quedarse anticuadas y chocan frontalmente con el feminismo acérrimo de Pieldelobo (además de que hay un inevitable choque generacional).


Lo primero que me ha llamado la atención es la peculiar voz narradora de Martínez, muy diferente a lo que estoy acostumbrada a leer en novela negra. Pese a lo sórdido de la trama, te ríes cada dos por tres con sus diálogos internos, con su costumbre de ponerle motes a todo el mundo y de utilizar diminutivos aunque no venga a cuento. Es muy divertido seguir las líneas de pensamiento de Martínez, y además el autor se las arregla para no resultar cargante ni pasarse de graciosillo.

El propio Ríos contaba en Twitter que no sabía si funcionaría esta propuesta, pero le surgió así al empezar a escribir la novela y mandó las primeras 40 páginas a la editorial para ver si tenía luz verde para seguir en esa línea. Por supuesto le dieron el visto bueno, y me alegro de que así fuera porque es lo que diferencia (para bien) a este libro de las demás novelas negras que he leído últimamente.

Con el choque generacional de Martínez y Pieldelobo el autor aprovecha para tratar diversos temas: el peligro de las redes sociales, la impunidad que sienten los que atacan desde el anonimato de un perfil de Twitter o Instagram, las reivindicaciones del #MeToo, el acoso sexual, la lucha constante de las mujeres por demostrar que son algo más que una cara bonita o el sórdido mundo del modelaje.

En paralelo a estas reflexiones, el trasfondo religioso tiene mucho peso en la trama y el autor se explaya a gusto con los relatos del Génesis: Adán y Eva, Caín y Abel, el arca de Noé, la culpa, el perdón y el arrepentimiento... Ríos se entretiene casi demasiado en estas partes, pero también es necesario entrar en detalle para armar la trama (y también para educar a Pieldelobo, que estudió en un colegio laico y no tiene ni idea de las historias de la Biblia); lo cierto es que el libro presenta datos interesantísimos y reflexiones en las que no había caído y que son para rumiar con calma...

Manuel Ríos es también guionista de cine y televisión (Compañeros, por ejemplo), y eso me preocupaba un poco antes de empezar esta novela por la impresión no muy buena que me llevé con otro autor en El buen padre (ese ritmo excesivamente acelerado en toda la trama...). Para mi sorpresa, este libro no ha sido así en absoluto: la trama tiene partes de acción, pero se combina con otras muchas en que los inspectores tienen que esperar y conversan, y ahí es donde se van armando los temas en torno a los que gira la novela. Se abren líneas de investigación que al final no conducen a nada, y eso también me ha gustado; en otras novelas de este estilo parece que mágicamente los inspectores siguen el rastro correcto desde el principio.

Otro aspecto en el que destaca este libro son las reflexiones que hace Martínez sobre el matrimonio y sus cuitas como padre de tres adolescentes. Me he identificado muchísimo con ellas y me han parecido un contrapunto buenísimo para el ritmo de la novela. 


Entonces, ¿todas mis impresiones han sido positivas? Pues no, que ya sabéis que yo tengo un punto muy gruñón en mis reseñas. La inspectora Pieldelobo me ha parecido un poco caricaturesca, con esas actitudes y contestaciones tan extremas, y en los primeros capítulos no lograba empatizar con ella. Es verdad que al principio está muy a la defensiva, en un entorno laboral tradicionalmente masculino en el que parece que tiene que demostrar su valía mucho más que sus compañeros. Su evolución es palpable y me ha gustado, pero es cierto que al principio la veía más un lastre que otra cosa (en cualquier caso, su personaje plantea interesantes debates a lo largo de la novela).

Por otra parte, a mitad del libro hay un giro de acontecimientos que no me gustó nada y el tono a partir de ahí cambia por completo. A eso le sumamos otra cosa que pasa un poco hacia el final y el libro se acercó peligrosamente a eso que yo llamo vengahombreporfavor. Digamos que la primera mitad del libro tiene un enfoque que me pareció poco habitual en una novela negra y todo un puntazo, y la segunda mitad es «ya estamos cumpliendo todos los topicazos de la novela negra al uso». Cachis... ahí para mi gusto la novela patina ligeramente.

De todas formas, y dejando ese tema aparte, lo cierto es que es una novela muy bien estructurada que me ha tenido enganchada, con un marco teórico complejo de fondo que seguro que ha costado armar, unos diálogos muy bien conseguidos y un ritmo que engancha pero te pide a la vez una lectura pausada.

En definitiva, otra muy buena lectura conjunta que hemos disfrutado en #SoyYincanera y que, de verdad (y pese a mis peros), no dudo en recomendaros.



Post scriptum: Decidme que no soy la única que, en cada escena en la que aparece el inspector Martínez, veía a Manuel Ríos... ¡Son clavados! :)


Esta reseña participa en la iniciativa:


Apartado: Made in Spain.

La acción transcurre en Barcelona o Madrid.