¡Yo, ho, ho! ¡Y una botella de ron!
¿Qué mejor para empezar un mes de agosto que leer La isla del tesoro? Siempre he dicho que tengo grandes lagunas con los clásicos y este era uno de esos títulos que me rondaban desde hace tiempo y nunca encontraba el momento de leer. La oportunidad me llegó con la última edición de Masa Crítica de Babelio, donde tuve la suerte de que me tocara este libro.
Y puede sonar a topicazo, pero cuando lo lees te das cuenta de por qué es todo un clásico: publicado en 1883, es una de las novelas de aventuras por excelencia, una historia que ha contribuido a cimentar la mitología que se asocia hoy a las historias de piratas: el cofre de un pirata muerto, tabernas junto al mar donde recalan bucaneros, un pirata con pata de palo y loro al hombro, un mapa del tesoro con una cruz marcada en rojo, piratas que cantan canciones ebrios de ron, la bandera negra con dos tibias y una calavera, el terror de recibir «la marca negra»... Y a eso se suman apariciones fantasmales, traiciones, deserciones y la emocionante búsqueda en pos de un inmenso tesoro escondido. Además, los cortos capítulos contribuyen a darle ritmo a una narración en la que no dejan de suceder cosas y que mantendrá al lector pegado a sus páginas hasta el final.
Como digo, la acción es desenfrenada, y sin embargo los primeros capítulos se toman su tiempo para presentar a los personajes y desarrollar la acción, y me resultaron tremendamente evocadores. Las descripciones de Billy Bones son maravillosas y su caída en decadencia se lee con ansia porque anticipa el viaje que está por venir. Jim Hawkins es el narrador, un joven que lo observa todo con ojos de asombro y que va adquiriendo lecciones de vida en cada una de las aventuras que vive en el barco. Es inevitable para el lector sentir empatía hacia Jim, pues pese a su juventud se comporta como todo un héroe y más de una vez pone en peligro el pellejo ante lo que se va encontrando en la isla. Otro de los personajes maravillosos de este libro, maravilloso en su ambigüedad, es John Silver el Largo, de quien no diré nada para no fastidiar la trama pero que, para mí, se lleva todo el protagonismo en cada una de las escenas en las que aparece.
En el prólogo de la traducción que hizo de esta obra en 1901, Manuel Caballero dice:
La Isla del Tesoro es una narración llana, un romance fácil, un cuento sabroso con un niño por héroe, y que, a pesar de sus peripecias dramáticas y conmovedoras, conserva en todo el discurso del libro una pureza y una sencillez tales que no habrá hogar, por mucha severidad que impere en él, del cual pueda desterrársele con razón.
Hablando de la traducción, la editorial Eneida ha utilizado esta que comento de Manuel Caballero, pero creo entender que le ha dado un buen lavado de cara porque la traducción original se puede consultar por Internet y desde luego no tiene nada que ver con la que yo he leído. En los créditos figura también Lur Sotuela Elorriaga, que supongo habrá sido el editor del texto y el encargado de actualizarlo y de limpiar un poco las expresiones que suenan más pesadas. Si es así, ha hecho un magnífico trabajo. En cualquier caso, os recomiendo encarecidamente la edición de Eneida: transmite el saborcillo de los relatos de aventuras en el mar y al mismo tiempo no se hace pesada de leer ni está trufada de notas al pie. Si queréis aproximaros a este clásico entre los clásicos, la edición de Eneida es ideal.
En definitiva, La isla del tesoro es todo un clásico de aventuras y una lectura que recomiendo encarecidamente. Un libro para el que, desde luego, no pasan los años.
Con buenos vientos, que estoy seguro de que los tendremos, la travesía será rápida y sin dificultades. Encontraremos el sitio, y después, ah, después, habrá tanto dinero que podremos revolcarnos en él. Viviremos en el mayor de los lujos el resto de nuestros días.
No sabes la ilusión que me hace tropezarme con este título de Stevenson en agosto, es que me recuerda a mi adolescencia, cuando aprovechaba las vacaciones de verano para leer libros de aventuras como "La isla del tesoro", "Veinte mil leguas de viaje submarino", "Viaje al centro de la tierra"... Aunque tomo buena nota de la edición de Eneida que nos recomiendas porque mis ediciones son demasiado antiguas y las traducciones ya suenan muy raras. Besos.
ResponderEliminar¡Sí! Es verdad que es una lectura ideal para agosto. Todo un clásico de aventuras que te transporta allende los mares... ¡Besos! :)
EliminarLo leí de pequeña y me encantó. Sus personajes y sus aventuras son inolvidables. Buena reseña.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fíjate, yo aún lo tenía pendiente. En efecto es un libro inolvidable.
Eliminar¡Besos!