7 de marzo de 2021

Cuentos a los cuarenta (Laura Freixas)

¿Qué le dirías a tu yo de hace veinte años? A aquella mujer dispuesta a arrasar con todo y todos, o a la niña que no puede sospechar aún las dimensiones de su libertad. ¿Y cómo enfrentar ahora lo que ya no puede ser? ¿Y lo que sí puede? Solo el humor, la magia de la imaginación y las armas que brinda el tiempo pueden librarnos del engaño.

Recuperamos estos nueve relatos de Laura Freixas, en los que la autora juega con la realidad y las contradicciones entre la madurez y la inexperiencia, el deseo y la resignación.


Con veinte años, yo creo que todos pensábamos que nos íbamos a comer el mundo. Y es ahora, llegados los cuarenta, cuando en ocasiones tenemos que reajustar las expectativas y nos damos cuenta de que quizá las cosas no salieron como habíamos soñado. Antes una siempre tenía la esperanza de que eso llegaría en un futuro, y ahora nos damos cuenta de que ya no hay tiempo ni ganas de seguir esperando.

Ahora tienes cuarenta años y empiezas a sospechar que no me encontrarás. ¿El qué no encontrarás? ¿Quién soy? ¿Qué buscas?

Yo soy esa aura que rodeaba todas las cosas que soñabas. (Pág. 62)

Las mujeres de este compendio de relatos tenían grandes sueños de juventud y, ya cumplidos los cuarenta años, se toparon con una realidad mediocre en la que nunca pensaron que se verían envueltas. Y debo decir que aquí me he sentido bastante reflejada.

Yo soñaba con un gran amor, y lo que tengo es un matrimonio. Soñaba con una gran pasión y encontré algunas horas de sexo para matar el rato. Soñaba con viajes y aventuras y... Pero para qué le voy a seguir contando, si todo es tan banal. Eso es lo que menos soporto, ¿sabe? La previsibilidad. Me humilla que me haya ocurrido lo que le ocurre a todo el mundo, lo que los mayores siempre nos advirtieron que nos ocurriría y nosotros, yo por lo menos, nunca nos lo creímos... [...] Pero cuando recuerdo cómo era yo a los quince, a los veinte años, y me veo ahora, me dan ganas de llorar. (Pág. 57)

Ante esta realidad insoportable, muchas de las mujeres de estos relatos se escapan a un mundo onírico que Laura Freixas refleja de manera literal, y eso es algo que puedo entender como recurso literario, pero me ha dejado bastante perpleja durante la lectura, porque los viajes oníricos que plantea Freixas son tremendamente disparatados. Digamos que se volvían tan abstractos que me hacían desconectar un poco de la lectura, y ese es quizá el aspecto que menos me ha gustado (pese a que reconozco que es original).

El libro lo conforman nueve relatos y los que para mí han destacado son «Las puertas», «La oficina» y «La noche», que empieza y termina de manera totalmente onírica y me pareció que no era para mí, pero acabé subrayando prácticamente todas las reflexiones de la protagonista (como el fragmento que copio arriba de la página 57).

Puede parecer esta una reseña un poco desesperanzada, pero no quiero verlo así... Son cosas sobre las que he reflexionado alguna vez y me ha alegrado verlas ahí plasmadas en el papel de forma para mí tan certera. Supongo que consuela saber que no soy la única que las siente de vez en cuando. 

Por cierto, esta es una reedición de Tres Hermanas, pero la edición original se publicó en el 2001. Y leo que Laura Freixas estuvo casada desde 1985 hasta el 2003, así que supongo que en cierto modo el día a día de una Freixas desilusionada en aquella época se cuela entre las páginas (Un día una se da cuenta de que vive con un señor al que le unen cosas como la declaración conjunta, el piso que hemos ido pagando y decorando a lo largo de quince años, o la costumbre, muy agradable, no digo que no, de ir todos los viernes a escuchar un concierto de música clásica...). Se divorció, tiene una nueva pareja y parece muy feliz, así que imagino que terminó encontrando «esa aura». Y, a medida que he ido escribiendo esta reseña, me he dado cuenta de que quizá no es el mío un caso tan perdido como creía, porque, pese a la monotonía de algunos días iguales, aún sueño con cosas rodeadas de un aura. :)

Gracias a la editorial Tres Hermanas y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar. Por cierto, mención aparte para Tres Hermanas, una editorial que he descubierto con este libro, que hace ediciones muy limpitas y que me parece que tiene auténticas joyas en su catálogo (esa edición ilustrada de Cumbres borrascosas, por favor...).


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