Hoy vengo con una de las lecturas conjuntas de Laky, un libro que prometía mucho y que ha estado totalmente a la altura: La asombrosa tienda de la señora Yeom, de Kim Ho-Yeon, que Duomo publicó en febrero.
La señora Yeom es propietaria de una tienda 24 horas en un barrio de Seúl. La competencia es fuerte y las ventas no pasan por su mejor momento, pero aun así la señora Yeom tiene que contratar a alguien para el turno de noche, pues ella, que ronda los 70 años, ya está mayor para estar en danza y sin dormir. Y entonces se le ocurre contratar a Dokgo, un indigente que vive en la calle y que le prestó su ayuda un día en la estación de Seúl.
Al principio sus compañeros en la tienda se quedan atónitos. ¿Ha puesto la señora Yeom a trabajar en la tienda a un indigente? ¿Cómo se le ocurre? Sin embargo, poco a poco Dokgo, con su presencia de oso, su carácter reservado, su rápida adaptación al nuevo trabajo, que se le da especialmente bien, y su capacidad para escuchar se gana la confianza de sus compañeros.
Dokgo tiene muchas lagunas en la memoria fruto de los años de alcoholismo, que ahora está intentando dejar, por lo que su pasado es un enigma. ¿Quién es Dokgo? ¿Tuvo familia y un trabajo en un pasado no tan remoto? En la lectura poco a poco iremos resolviendo no solo estos enigmas, sino que veremos también las desdichas de otros personajes, con los que para el lector será facilísimo empatizar.
No está siendo mi mejor época para leer, y sin embargo con este libro no me ha costado nada ponerme por las noches. Es una lectura muy tranquila y reconfortante, un libro de esos a los que haces hueco en cualquier momento porque quieres seguir sabiendo cosas de sus personajes.
Por otra parte, me ha encantado conocer un poco más Corea a través de este libro, y también a través de la versión de la traductora, Ainhoa Urquia. No me quiero ni imaginar lo difícil que tiene que ser traducir del coreano, un país con una realidad, un día a día, tan diferentes al nuestro, y sin embargo la versión de Ainhoa lo pone facilísimo, y está escrita con una fluidez que ya querrían para sí muchos escritores de novelas en español.
Una lectura muy recomendable que no solo se lee en un suspiro, sino que trata temas muy cotidianos con los que todos podemos empatizar: el alcoholismo, las difíciles relaciones entre padres e hijos, la necesidad de tener aspiraciones en la vida o simplemente la amistad y la bondad. Más de una frase te deja pensando...
Por cierto, en Corea este libro ha sido todo un superventas, con más de un millón de ejemplares vendidos. Su fama le precede y será por algo, ¿no? Os invito a descubrirlo.
Fíjate cómo tenemos de olvidados a los traductores que en estos casos, incluso siendo un idioma difícil no nos damos cuenta de su labor. Lo que tú has apreciado en el libro, esa fluidez, yo también la sentí. Que la narración en nuestro idioma era muy natural. Pero yo no lo he atribuido a la traducción y es verdad, como bien dices que la traductora ha conseguido que la lectura sea fácil y que suene perfecto en español. Mi reconocimiento también a Ainhoa. Y por supuesto, al autor, que es el que ha creado esta historia llena de reflexiones y de personas inolvidables. Un saludo y un placer compartir lectura contigo.
ResponderEliminarSe nota que has disfrutado mucho con esta lectura. Y por lo que cuentas, no me importaría leerla si se cruza en mi camino. Creo que la disfrutaría también.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo no la he disfrutado tanto como tú. Tenía las expectativas muy altas y no se han cumplido.
ResponderEliminarEl libro está bien, tiene unas reflexiones sobre el mundo cotidiano buenísimas, los personajes son un amor y la lectura es muy fluida. Pero, a mí personalmente, me ha faltado algo más.
No conozco casi nada de literatura oriental contemporánea, pues lo poco que he leído han sido obras clásicas, pero me gusta mucho lo que cuentas de este libro, creo que aporta mucha paz. Besos.
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