A mediados del siglo XIX, Rachel Verinder recibe este diamante como regalo para su 18 cumpleaños. Sin embargo, pocas horas después la gema parece desvanecerse en el aire, al tiempo que tres misteriosos indios son vistos en las inmediaciones de su casa. Pese a que la relación parece obvia, pronto se hace evidente que la resolución del misterio no va a ser ni rápida ni sencilla.
A partir de aquí la historia se va desarrollando en boca de los diferentes personajes, muchos de ellos prototípicos pero magníficamente perfilados: Betteredge, anciano jefe del personal de servicio, completamente leal a la familia Verinder y devoto de Robinson Crusoe, donde siempre encuentra respuesta a sus dudas abriendo una página al azar; Rosanna Spearman, doncella en la mansión de los Verinder, introvertida, con un pasado oscuro y un defecto físico, enamorada sin esperanza de uno de los señores de la casa; Miss Clack, prima de Rachel, solterona y ferviente religiosa; el brillante Cuff, típico detective astuto que pone en evidencia a los torpes policías locales, y Ezra Jennings, personaje que sale de las sombras de los secundarios y sobresale por su humanidad hacia el final de la novela.
El opio también cobra protagonismo en un momento determinado de la trama, y cabe decir que el mismo Wilkie Collins tomaba esta sustancia desde principios de la década de 1860 para aliviar los síntomas de la gota y el reuma. Llegó a tomar dosis tan altas que sufría alucinaciones: creía ver sombras en su estudio y figuras fantasmagóricas que lo seguían hasta la alcoba. Collins llegó a confesar que había escrito muchos pasajes de La piedra lunar (que se publicó en 1868) bajo los efectos del opio y que, una vez terminada la obra, le costaba reconocer como suyos algunos de los fragmentos. Por cierto, en uno de los pasajes de la novela el personaje Ezra Jennings describe meticulosamente el estado alterado resultante de tomar opio.
La piedra lunar gustará a los amantes de las novelas detectivescas y de época, aunque no creo que sea del agrado de todos: la extension es considerable y el lenguaje es retórico y recargado, aunque para mí este es más un punto positivo que una falta. La trama es enrevesada pero está perfectamente hilada, y por el camino se pueden ver retratos costumbristas de la época.
A mí me gustó mucho más La dama de blanco, novela que disfruté tremendamente (y de donde saqué mi apodo de Halcombe por admiración incondicional hacia una de las protagonistas), pero también es cierto que hay momentos para cada libro y estos meses quizá no han sido los mejores para mí. The Moonstone me ha acompañado a lo largo de una etapa de cambios radicales (quiero creer que para bien), etapa en la que no he estado del todo abierta a la lectura; de ahí que me haya costado nada menos que cuatro meses terminarlo. Pero precisamente por haberme acompañado en esta etapa este libro siempre será especial para mí.
Título: The Moonstone | Autora: Wilkie Collins
Fecha inicio: 23.12.2011 | Fecha fin: 25.04.2012
También coincidimos en esta impresión. Este año he leído a Wilkie Collins por fin, me inicié con él con La dama de blanco (que me encantó, y entiendo que te dejara deslumbrada Marian Halcombe, también me pareció un personaje genial); continué con La piedra lunar, esta que reseñas en esta ocasión, y tengo pensado que el siguiente será Sin nombre. En fin, centrándome en La piedra lunar, no sé si influyó el haber leído previamente La dama de blanco, pero me pareció bastante más flojo. Tanto los personajes como la trama en sí, me gustó mucho más La dama de blanco, entonces La piedra lunar aunque la leí bien, me mantuvo interesada... pero me dejó cierta decepción. Especialmente el final, aunque está bien hilado... no sé, me esperaba un poquito más de esta historia (y el teatrillo este que se produce, aunque entiendo que en la época se llevaban esos asuntos de índole psicológico y tal, me sacó un poco de la trama). En fin, una novela que no estuvo mal pero que, como tú, me quedo sin duda alguna con La mujer de blanco. Un abrazo.
ResponderEliminarEs curioso, porque hacía mucho que no leía esta reseña mía y no recordaba que me hubiera gustado tanto. El recuerdo que tengo de este libro es que se me hizo larguísimo. :)) Quizá, como digo en la reseña, no me pilló en el mejor momento, pero es verdad que, como tú, disfruté mucho más "La dama de blanco". No sé si ahora me apetece leer otro de Wilkie Collins, pero estaré atenta a tu blog por si publicas reseña de "Sin nombre". Un abrazo.
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