(Ojo, me temo que hay spoilers…)
Imagínate que estás sentado una noche tranquilamente frente al televisor. Lo enciendes para ver el telediario y te enteras de una noticia, cuando menos, inquietante: los mares y océanos de todo el mundo se están llenando de peces muertos. Lo achacas a los niveles de contaminación cada vez más altos o al calentamiento global, pero sigues atento las noticias en las siguientes horas con cierto mosqueo. En las zonas en las que han aparecido los peces muertos se han producido extraños avistamientos: bolas de luz que navegan por las profundidades marinas a velocidades imposibles: los radares indican que se trata de bolas metálicas. ¿Submarinos? A las pocas horas se produce un terrible acontecimiento: montones de barcos son engullidos hacia el fondo del mar y luego «escupidos» al aire, desafiando las leyes de la física. Después, se dan movimientos sísmicos en todo el mundo asociados a los puntos en los que hay fallas submarinas, seguidos de tremendas olas que asuelan las ciudades costeras de México, España, Sri Lanka, Estados Unidos, China… En todo el mundo se empieza a declarar el estado de sitio, la población asiste aterrada a esta cadena de acontecimientos y los ejércitos empiezan a movilizarse ante una amenaza que parece sincronizada en todo el mundo, pero extrañamente vaga: ¿qué está pasando exactamente? Pronto sabremos algo más: tras los maremotos aparecen unas inquietantes figuras en las playas, y a su paso se desatará el horror…
Imagínate que estás sentado una noche tranquilamente frente al televisor. Lo enciendes para ver el telediario y te enteras de una noticia, cuando menos, inquietante: los mares y océanos de todo el mundo se están llenando de peces muertos. Lo achacas a los niveles de contaminación cada vez más altos o al calentamiento global, pero sigues atento las noticias en las siguientes horas con cierto mosqueo. En las zonas en las que han aparecido los peces muertos se han producido extraños avistamientos: bolas de luz que navegan por las profundidades marinas a velocidades imposibles: los radares indican que se trata de bolas metálicas. ¿Submarinos? A las pocas horas se produce un terrible acontecimiento: montones de barcos son engullidos hacia el fondo del mar y luego «escupidos» al aire, desafiando las leyes de la física. Después, se dan movimientos sísmicos en todo el mundo asociados a los puntos en los que hay fallas submarinas, seguidos de tremendas olas que asuelan las ciudades costeras de México, España, Sri Lanka, Estados Unidos, China… En todo el mundo se empieza a declarar el estado de sitio, la población asiste aterrada a esta cadena de acontecimientos y los ejércitos empiezan a movilizarse ante una amenaza que parece sincronizada en todo el mundo, pero extrañamente vaga: ¿qué está pasando exactamente? Pronto sabremos algo más: tras los maremotos aparecen unas inquietantes figuras en las playas, y a su paso se desatará el horror…
Este es el punto de partida de La hora del mar, una novela de ciencia ficción que en muchas páginas parece demasiado cercana a la realidad. Si no me equivoco, esta es el quinto libro que escribe Carlos Sisí, a quien los aficionados al género de terror ya conocerán porque es autor de una aplaudida saga sobre zombies, Los caminantes, con la que vendió todo lo que quiso y más. Lo cierto es que no me extraña. Carlos Sisí escribe tremendamente bien, de manera que el lector se ve transportado a su mundo casi sin quererlo. En cierto modo su forma de narrar me recuerda a Stephen King, por cómo intercala aquí y allá los pensamientos de sus personajes como párrafo aparte y en cursiva
loco, loco de remate, loco de atar, loco
O esta otra forma de transcribir los diálogos, que creo recordar que King usó en Misery:
ELVEEE HIJOO DEE PUU
También su forma de referirse a algunos fenómenos, como "el Zumbido", así, en mayúscula, que es muy King. Y, bueno, algo de eso habrá, puesto que Carlos Sisí comenta en alguna entrevista que una de sus primeras influencias fue el escritor americano, a quien descubrió siendo joven.
El libro no da un momento de respiro, la acción arranca casi desde la primera página, el ritmo es endiablado y Carlos Sisí lo conduce como nadie. Los personajes están muy bien perfilados, son muy reales, muy de a pie, y los diálogos entre ellos también son buenos. Tengo que señalar, además, lo cuidada que está la edición: he detectado muy poquitas erratas, la tipografía se lee muy bien y, en general, da gusto sentarse con este libro en el regazo. Buen trabajo también el de Minotauro.
ELVEEE HIJOO DEE PUU
También su forma de referirse a algunos fenómenos, como "el Zumbido", así, en mayúscula, que es muy King. Y, bueno, algo de eso habrá, puesto que Carlos Sisí comenta en alguna entrevista que una de sus primeras influencias fue el escritor americano, a quien descubrió siendo joven.
La hora del mar y un white mocha coffee. ¿Qué mejor compañía? |
Sisí plantea varias tramas paralelas que va intercalando en los diferentes capítulos, y todas ellas me han parecido igual de interesantes. Una de las historias que más me ha gustado es la de Thadeus y Rebeca, quizá porque esperaba que siguiera el camino previsible de un lío entre ellos y no es eso precisamente lo que ocurre...
Si tuviera que ponerle una sola pega a Carlos Sisí es que en algunos fragmentos las expresiones me sonaban a… una mala traducción. Curioso en un libro escrito en español, ¿verdad? Y, sin embargo, me ha pasado en unos cuantos fragmentos; por ejemplo, cuando Helm suelta, ante una visión bastante horrorosa: «¡Oh, Cristo!». ¿No habría quedado más natural un «¡La puta!»? Como esta hay unas pocas, pero de verdad que esto lo comento solo por poner una pequeña pega y porque, como traductora, me llamó mucho la atención. De todas formas, subrayo que los diálogos son buenos y creíbles y, en conjunto, la novela ha quedado muy redonda.
¿Y cómo he acabado yo leyendo ciencia ficción? Pues gracias a la web de Price Minister, que organizó un evento para elegir a los mejores autores de 2012, y para ello iban a enviar gratuitamente a los blogueros que se apuntaran uno de los 12 libros que participan en la promoción.
En fin, no sé cómo serán los demás libros, pero por favor, escojan este como el mejor del 2012. Es de los que enganchan, de los que te acompañan en un día de aeropuerto y hacen que las horas vuelen, de los que obsesionan, de esos que deseas que nunca terminen. Yo ya lo he prestado y voy a recomendarlo a diestro y siniestro, y estoy deseando leer lo próximo de este autor.
¡Ah! Un último apunte: Carlos Sisí tiene página de Facebook y parece una persona absolutamente encantadora. A quien disfrute con sus libros creo que le gustará leer sus comentarios diarios.
Sin duda, uno de los libros del año.
Sin duda, uno de los libros del año.
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