Con la experiencia de haber acogido a más de cincuenta niños en su casa y ser madre de tres (dos biológicos y una adoptada), Cathy Glass expone en este libro una serie de consejos dirigidos a crear un entorno familiar sano y estable para que los pequeños de la casa crezcan felices y equilibrados. Este manual práctico se centra en los casos más difíciles de rebeldía o desobediencia, de manera que resulta apropiado para aquellos padres que sienten que deben empezar a imponer un poco de disciplina antes de que las fierecillas se hagan con las riendas del hogar. Está escrito de manera muy clara y ordenada, su estilo es impecable y la edición es muy buena, en mi opinión.
Pese a que me ha gustado esta lectura, con lo que de verdad disfruto es con los libros de Cathy Glass en los que cuenta sus experiencias reales como madre de acogida. Glass, que escribe bajo seudónimo para proteger la privacidad de estos casos reales con los que trabaja, lleva 25 años siendo madre de acogida, es decir, cuidando niños que no pueden ser atendidos por sus padres a cambio de una prestación económica. Su otra gran pasión es escribir, actividad a la que dedica los pocos ratos libres con los que cuenta (en su web dice que, en ocasiones, se levantaba a las 4.30 h de la mañana porque era el momento del día más tranquilo para escribir). Pese a esta larga trayectoria y a haber publicado algún artículo sobre salud y asuntos sociales en periódicos tan relevantes como The Guardian y Evening Standard, su primer libro se publicó hace solo seis años, en el 2007. Damaged narra la cruda historia (un caso real, recordemos) de una niña que había sido víctima de abusos. El libro básicamente cuenta el día a día de la estancia de la niña en casa de Cathy Glass, cómo funciona el engranaje de la acogida en el Reino Unido y cómo organiza la autora su día a día para reeducar a un niño con problemas de conducta y desarrollo al tiempo que cuida su vida familiar. Este primer libro cosechó un tremendo éxito y llegó al número uno de la lista de ventas del Sunday Times.
Como se suele decir, el resto es historia: lleva 16 libros publicados y ha vendido 1,4 millones de ejemplares en todo el mundo (aunque no están traducidos al español). Como curiosidad, este tipo de libros se han criticado en ocasiones porque pertenecen al género llamado misery lit o mis lit: un tipo de literatura biográfica que suele girar en torno a un trauma o abuso, a menudo narrado en primera persona, y que el protagonista suele superar con éxito. Se escribe a modo de terapia o de enseñanza, al tiempo que se sacan a la superficie temas –como el maltrato infantil– que antes tendían a esconderse debajo de la alfombra. No obstante, también se dice que el éxito de este tipo de literatura radica en el morbo que proporciona al sumergir al lector en las miserias ajenas. Voyeurismo puro y duro, vamos.
Aquí en en Reino Unido este tipo de literatura es bastante popular y yo debo admitir que, aunque apenas he leído unas pocas novelas (tengo estas de Cathy Glass, y esta de otro autor reseñadas en el blog), me resultan ciertamente entretenidas, aunque uno debe estar algo predispuesto a pasar unos días sumido en historias tremendamente tristes y conmovedoras.
Para acabar, dejo un par de fotos a modo de curiosidades: la sección de mis lit de la biblioteca de mi barrio (en un pueblo cerca de Londres), para que se vea este tipo de literatura es frecuente hasta el punto de contar con su propia sección destacada (nótese que todas las portadas tienen un estilo muy característico; son calcadas, vamos), y un trocito de la estantería de cuatro baldas que la cadena W H Smith dedica a este género (esta la tomé también en mi barrio, en un local que no es especialmente grande). También son libros facilísimos de encontrar en los aeropuertos, a menudo con ofertas de dos por uno, y la verdad es que con uno de ellos entre las manos la jornada de viaje se pasa en un suspiro.
Por ahora mis fierecillas están bajo control, parece interesante pero no me lo anoto. Me gusta la anécdota curiosa de que tenga una sección dedicada solo para ella.
ResponderEliminarQue pases un buen domingo.
«Mis fierecillas están bajo control», jajajajaja... No, por lo que te conozco este no te lo recomiendo; es solo para padres con niños medio despendolados. :) ¡Besos!
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