Como digo, las primeras páginas del libro me llamaron poderosamente la atención y tenía ganas de ver cómo trataba este tema Paulo Coelho. La portada, tan sugerente, también me gustó muchísimo. El libro me lo compré en la estación de trenes de Valencia y lo devoré en el avión de vuelta a Londres, pero recuerdo perfectamente la decepción que iba sintiendo a medida que pasaba página tras página en aquel avión. Una protagonista caprichosa, egoísta y sin sustancia con la que es imposible empatizar. Un adulterio sin vuelta de hoja y sin ningún atractivo en particular que incite al lector a seguir leyendo, que ni siquiera se entiende muy bien por qué empieza. Una subtrama que es una auténtica ida de olla, en la que la protagonista planea librarse de la mujer de su amante. Unas escenas de pseudoporno que son el antimorbo total. Una narración llena de frases metidas con calzador, las típicas sentencias efectistas que un autor pone para que luego las citen en las reseñas literarias. Un final muy à la Coelho, cargado de página tras página de moralinas baratas y menciones a Dios que no vienen muy a cuento, y un final muy poco satisfactorio gracias a un marido sin sangre en las venas.
No me extiendo en la reseña porque, ciertamente, el libro no da más de sí. Es una pena, porque hubo alguna que otra novela de Coelho en mi juventud que sí me llegó, pero después de esta lectura ya puedo afirmar con convicción que, para mí, los tiempos en que disfrutaba con Paulo Coelho son más que pretéritos.
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