Manhattan, década de 1960: Rosemary y Guy acaban de mudarse al piso de sus sueños, situado en el Bramford, un codiciado edificio de estilo gótico. Se muestran entusiasmados con la perspectiva de vivir en un lugar con solera y tradición, y no se amedrentan ni siquiera cuando un buen amigo de Rosemary les advierte del siniestro pasado del edificio, donde se han producido varios episodios de brujería y asesinatos.
Pronto la pareja conoce a los vecinos del rellano, unos ancianos afables y voluntariosos con los que Guy enseguida traba amistad. Rosemary prefiere mantener un poco las distancias, pues los encuentra algo entrometidos y pesados, aunque la relación entre todos es siempre cordial.
Guy, un actor en ciernes que hasta el momento ha tenido poca suerte, consigue de repente un buen papel cuando su rival en un casting se ve afectado por una súbita ceguera. A partir de ahí parece cambiar su fortuna y empiezan a lloverle buenos papeles, con lo que pronto se anima a tener hijos, algo que Rosemary deseaba de corazón.
Finalmente Rosemary se queda embarazada, pero sufre fuertes dolores y las cosas no parecen ir como deberían. Sin embargo, todo el mundo le dice que deje de preocuparse, que no hay ningún problema, que cada embarazo es único. Así pues, la joven intenta hacer de tripas corazón y esperar a que llegue el ansiado momento de verle la carita al bebé. Un momento que quedará grabado a fuego en su memoria.
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