La autora resulta ser Maggie O'Farrell, a quien hace tiempo que quería descubrir, pero lo que me hizo decidirme por este libro fueron dos fragmentos que pude leer en sendas entrevistas por Internet: precisamente los que constituyen el primer capítulo del libro y el último. El libro se abre con la experiencia de una Maggie adolescente que tuvo la desgracia de toparse con un asesino en un camino solitario de montaña. Son solo unas pocas páginas, pero está narrado de tal manera que te mantiene con el corazón encogido y en vilo hasta el final. El último capítulo no concierne a Maggie O'Farrell en persona, sino a su hija, que nació con un trastorno del sistema inmunitario, lo que se tradujo en un eccema tan grave que la piel se le caía a tiras y una alergia tal que, tan solo con sentarse junto a un niño que hubiera comido cacahuetes, podía acabar en el hospital. De hecho, tienen que llevar a la niña a urgencias con shock anafiláctico entre 12 y 15 veces al año. Imaginaos lo que es eso para una madre.
De ahí viene precisamente la necesidad de Maggie O'Farrell de escribir este libro: pretende explicarle a su hija que su familiaridad con la muerte (debido a su alergia) no es exclusivo de ella, sino que su propia madre se ha cruzado muchas veces con ella y ahí está aún para contarlo. En definitiva, pretende normalizar las experiencias cercanas a la muerte para que su hija no se sienta un bicho raro.
El libro me gustó, aunque, si bien el hilo conductor es este que comento, los capítulos quedan algo deslavazados. Narran diferentes periodos de su día a día, sí, pero es difícil ver la vida de la autora en su conjunto. Lo que sí me llevé una impresión peculiar de la autora y no precisamente positiva, pues su vida parecía girar enteramente en torno al melodrama, pero luego entendí que no es eso, que simplemente se describe a sí misma de una forma muy crítica y severa. Lo explica la autora de la entrevista que puede leerse en el primer enlace que pongo abajo (y que, si os defendéis en inglés, os recomiendo leer encarecidamente).
The self-portrait revealed in its pages, though, is rather severe, and nothing like the person I meet today. More than 20 years ago, O’Farrell and I worked in the same office, and although we didn’t really know each other, I wouldn’t have recognised from her memoir the cheerful presence I recall from those days. “Contrary” and prone to tantrums as a child, O’Farrell’s account of her adult self is often similarly dissatisfied and prickly. Yet in person she is nothing like that at all. She is warm and easy, quick to laugh, full of good humour and generosity. The discrepancy is so striking, I suggest she’s been rather unfair on herself in the book...
Entrevista con la autora y primer capítulo
Último capítulo, donde narra la enfermedad de su hija
Para mí es un libro muy recomendable, tanto por su originalidad como por lo bien escrito que está. Y es que la pluma de Maggie O'Farrell me ha convencido y ya estoy deseando hacerme con alguna novela suya.
En español la publicó Libros del Asteroide con el título Sigo aquí, y la traducción la firma Concha Cardeñoso.
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