31 de mayo de 2009
Creía que mi padre era Dios
Qué lástima que este blog no lo visite nadie, porque os vais a quedar sin leer este magnífico y creo que desconocido libro de Paul Auster. En realidad no lo ha escrito él, sino que es una recopilación de relatos que surgieron a raíz de un programa de radio en el que Auster participó. La única consigna era que se tratara de hechos reales y el resultado es un mosaico de coincidencias, sueños, anhelos, nostalgias, miedos y anécdotas por parte de gente de a pie. Nos podrían haber ocurrido a cualquiera.
Son muy breves: algunos tres páginas, otros apenas media. Muchos me han hecho soñar y alguno que otro me ha conmovido tanto que se me saltaron las lágrimas mientras lo leía. Mi preferido, sin duda, es «Mesa para dos», aunque también podría señalar «A orillas del mar», «Una tristeza común y corriente» o «Una Navidad en familia», relato que, por cierto, fotocopié hace muchos años y mandé a una amiga para felicitarle las fiestas. Ella también lloró mientras lo leía.
Algo que debo resaltar es la capacidad que tienen muchas personas para narrar la realidad. Muchas de esas historias no tendrían nada de interesante si no estuvieran tan bien contadas como lo están. Admiro a esas personas que en el día a día encuentran mil anécdotas. Como Bill Bryson, de quien tengo que hablar en alguna otra ocasión.
En fin, si alguien pasa por aquí y está dudando acerca de qué libro leer en este momento, mire usted, hágase con este.
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