El otro es Historias de cronopios y de famas, de Cortázar. Debo decir que me estaba gustando, pero es un libro que requiere no solo concentración, sino zambullirse por entero en la historia, y sinceramente no estaba yo por la labor. Lo cierto es que apenas tengo tiempo de leer últimamente y este libro lo cogía a ratos sueltos, mientras pensaba en las tres mil cosas pendientes que debería estar haciendo en lugar de leer. Como se me pasaba el plazo de préstamo de la biblioteca, decidí dejarlo a la mitad y retomarlo en una ocasión más propicia.
18 de enero de 2010
Más de transición
En estas semanas he tenido más bien poco tiempo y solo he leído dos libros (y, para colmo, a medias). El primero era Hablar y escribir correctamente, de Jesús Mesanza. En un libro cuyo propósito es precisamente enseñar a escribir bien uno espera encontrarse rigor y corrección en la redacción. Pues bien, inexplicablemente este libro falla en eso. Donde más claro se ve es en los ejemplos que ilustran cada apartado: no están escogidos con mucho rigor ni clasificados de manera exacta, se repiten, no están unificados, aparecen cuatro ejemplos seguidos que ilustran el mismo concepto... Decidí abandonarlo porque en la página 25 ya no me creía nada de lo que me estaba contando. En fin.
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