8 de noviembre de 2015

Adulterio

Este libro quise leerlo desde que lo descubrí en las librerías: una atractiva mujer casada desde hace años con un marido que la adora, dos niños sanos y felices, una vida muy acomodada en una hermosa casa en Ginebra, un trabajo del que disfruta... Una vida perfecta. Sin embargo, esta mujer no es feliz. Ama a su marido, pero la relación se ha establecido en la rutina y la apatía. Siente que le falta algo, que no puede ser que ya no le quede nada por vivir, que la vida sea solo «eso». Una aburrida de manual, vamos. Hasta que un día, las casualidades de la vida hacen que en su camino se cruce un antiguo novio del instituto con el que inicia una apasionada relación extramarital. ¿Será capaz Linda de abandonar su aparente vida perfecta y dejarlo todo para vivir su nuevo amor?



Como digo, las primeras páginas del libro me llamaron poderosamente la atención y tenía ganas de ver cómo trataba este tema Paulo Coelho. La portada, tan sugerente, también me gustó muchísimo. El libro me lo compré en la estación de trenes de Valencia y lo devoré en el avión de vuelta a Londres, pero recuerdo perfectamente la decepción que iba sintiendo a medida que pasaba página tras página en aquel avión. Una protagonista caprichosa, egoísta y sin sustancia con la que es imposible empatizar. Un adulterio sin vuelta de hoja y sin ningún atractivo en particular que incite al lector a seguir leyendo, que ni siquiera se entiende muy bien por qué empieza. Una subtrama que es una auténtica ida de olla, en la que la protagonista planea librarse de la mujer de su amante. Unas escenas de pseudoporno que son el antimorbo total. Una narración llena de frases metidas con calzador, las típicas sentencias efectistas que un autor pone para que luego las citen en las reseñas literarias. Un final muy à la Coelho, cargado de página tras página de moralinas baratas y menciones a Dios que no vienen muy a cuento, y un final muy poco satisfactorio gracias a un marido sin sangre en las venas.

No me extiendo en la reseña porque, ciertamente, el libro no da más de sí. Es una pena, porque hubo alguna que otra novela de Coelho en mi juventud que sí me llegó, pero después de esta lectura ya puedo afirmar con convicción que, para mí, los tiempos en que disfrutaba con Paulo Coelho son más que pretéritos.

7 de noviembre de 2015

Cordero

Los Evangelios narran el nacimiento de Jesús, las enseñanzas que impartió una vez cumplidos los 30 años y los acontecimientos que culminaron en su divino sacrificio. Sin embargo, nadie cuenta lo que pasó durante esos veintitantos años en los que transcurrió la infancia y la juventud del Mesías. ¡Menudo desatino! Sin embargo, hubo un testigo de todas las correrías de Jesús, y ese es su mejor amigo, Colleja. Ambos se conocieron a los seis años, cuando Colleja se encontró a Joshua (la forma hebrea del nombre de Jesucristo) resucitando lagartijas en plena calle, y a partir de ahí se convirtieron en uña y carne.

Sin embargo, seguimos sin tener un relato de esos años perdidos de Joshua, por lo que el ángel Raziel se ha propuesto enmendarlo. Y para ello no se le ocurre otra cosa que resucitar a Colleja en el s. XXI, llevarlo a un hotel de Estados Unidos y tenerlo allí bajo llave hasta que termine de escribir un nuevo Evangelio.

No está mal como trama, ¿verdad? Reconozco que me costó arrancar con este libro, porque el principio me recordó mucho a La vida de Brian pero no acababa de cuajarme el sentido del humor del autor. Pero admito que las reticencias me duraron pocas páginas, porque este es un libro genial. Colleja nos contará episodios de la infancia de Joshua, y cómo un día marcharon ambos en busca de los Reyes Magos para que le enseñaran todo lo que tenía que saber en tanto que Mesías. Colleja y Joshua vivirán en cuevas, acantilados, monasterios y zanjas; con austeros monjes y exóticas concubinas, y practicando artes marciales y estrictas sesiones de meditación. Las escenas hilarantes se suceden y el sentido del humor es, efectivamente muy del estilo de Monty Phyton. Sin embargo, es obvio que detrás de las risas hay un enorme trabajo de investigación por parte del autor acerca de las religiones —todas ellas—, y más de un pasaje dejará al lector pensando:

A mí, que soy judío, me resulta difícil permanecer en el momento. Sin pasado, ¿dónde está la culpa? Y, sin futuro, ¿dónde está el temor? Sin culpa ni temor, ¿quién soy?

***

Al final he terminado la lectura de las historias de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Tal como lo cuentan esos tipos, parece que la cosa hubiera sido un accidente, como si cinco mil personas se hubieran presentado en lo alto de una colina una mañana. De haber sido así, llevarlos a todos hasta allí habría sido todo un milagro, y eso sin contar con que había que alimentarlos a todos. Nosotros nos dejábamos la piel para organizar sermones como ese, y a veces teníamos incluso que meter a Joshua en una barca y alejarlo de la costa, para que pudiera predicar desde allí, para que no lo acosaran. La seguridad del chico era un gran quebradero de cabeza para todos nosotros. [...]

Lo que intento decir es que esos tipos, Mateo, Marcos, Lucas y Juan sí cuentan algunas cosas tal como fueron, aciertan en el trazo grueso, pero se dejan mucho en el tintero (treinta años enteros, sin ir más lejos). Mi intención es completar las lagunas, pues supongo que para eso me resucitó el ángel.

Un libro tremendamente recomendable y que me ha dejado con ganas de más Moore. El próximo libro de este autor que tengo en el punto de mira es La sanguijuela de mi niña, que al parecer narra el particular punto de vista del autor acerca de los vampiros. ¡Espero que caiga pronto en mis manos!

5 de octubre de 2015

A Handful of Earth

A Handful of Earth está narrado en primera persona por Barney Bardsley y cuenta una historia real: la de su marido, que fue diagnosticado de cáncer a los 36 años, cuando la hija que ambos tenían en común acababa de cumplir un año de vida. Qué ironía… También es la historia de ella, pues ejerció como cuidadora incansable de su marido desde ese momento en que decidieron que aquello no era una sentencia en firme y durante los diez largos años que plantaron cara a la enfermedad.

Sin embargo, cuando Tim finalmente murió, Barney quedó sola, exhausta, con una hija a la que sacar adelante y prácticamente en bancarrota. Así las cosas, para hacer frente al día a día se entregó en cuerpo y alma a una pequeña y al principio descuidada parcela. El aire libre, el trabajo físico, el ejercicio y el observar los ritmos de la naturaleza (eternos ciclos de abundancia y decadencia) le ayudaron a afrontar el duelo y a superar tan dura experiencia.

El libro cubre el periodo de un año, de enero a diciembre, y a medida que se suceden las estaciones el ambiente meditativo del huerto ayuda a Barney a compartir sus sentimientos y recuerdos con el lector: recuerdos de infancia, de los primeros años de matrimonio o de cuando su hija era pequeña, los mitos y emociones vinculados a una planta en concreto, sus propios estados de ánimo que sobrevienen a medida que pasamos de una estación a otra, los momentos más duros de la enfermedad de su marido… Y, sobre todo, es una narración acerca de cómo superó su duelo y retomó las riendas de su vida gracias al poder sanador de su huerto y de los ritmos de la naturaleza.

Un libro para leer con calma, con el que entran unas ganas tremendas de cuidar de un jardín o huerto a modo de terapia, pero que puede ser a ratos una lectura dura porque mira al cáncer de frente y habla de esa vivencia sin tapujos. Confieso que al final tenía ganas de terminarlo y pasar a lecturas más alegres, si bien esta es una novela recomendable y muy inspiradora.

The beat of your foot on the earth, that is what counts. Get outside. If winter is in your heart, and not just outside the window, there will always be something in nature to soothe you. It's just the way it is. A garden lives and breathes: it offers stamina for a tired body and a soul worn thin with strain. But you have to work for it. And this is where the work starts – in the dead of January, when nothing grows, and everything has gone under. The work? Believing that life will resurface – that what is lost will return. Becoming a gardener is, first and foremost, an act of the imagination, of hope. And hope is not just a feeling, it is a muscle which can be developed, even in the most wintry of spirits. So go walking. And as you do so, think deep, and dream the garden back to life, right where it matters, in the dark of your mind. These are the messages I sing to myself. 

16 de agosto de 2015

Circle of Friends

El libro ideal para una tarde de invierno, té en mano, con lluvia ahí fuera, mientras lees página tras página sobre las aventuras de las que podrían haber sido tus mejores amigas en la universidad. Eso es lo que significa Círculo de amigos para mí. Hallé el libro desvencijado en una tienda de baratillo de Irlanda en 1997 (tiene la fecha impresa en una de las páginas). Era mi eterna relectura pendiente, pues recuerdo que me gustó cuando lo leí y comulgué mucho con la película también, y sin embargo no recordaba casi nada de la trama. Así pues, por fin este verano le hice el hueco. Como suele pasar con mis relecturas, no me decepcionó en absoluto; es más, compré un par de ejemplares para regalar porque deseaba que otras personas disfrutaran con esta historia como lo había hecho yo.

La trama gira en torno a Benny Hogan y su mejor amiga, Eve Malone, que salen por primera vez de su pueblecito irlandés para acudir a la universidad y conseguir la ansiada independencia y libertad. Allí conocen al carismático Jack Foley, un guapísimo y encantador estudiante de derecho, y a Nan Mahon, cuya intención es escapar de sus orígenes humildes a través de un buen matrimonio. Las historias de todos ellos se entrelazarán a medida que luchan por conciliar sus orígenes católicos con las sensaciones adolescentes que están empezando a despertarse en sus cuerpos. 

Es increíble la capacidad que tiene Maeve Binchy de perfilar los caracteres y detallar las emociones por las que pasan cada uno de los personajes de este libro, de manera que el lector acaba entendiendo los motivos que hay detrás de las acciones de todos ellos, buenos y malos. Además, es un libro que hace valorar muchísimo a esos amigos con los que somos como uña y carne desde hace años. Lo que más me gusta del libro es el desenlace, pues las innumerables tramas que abre la autora por fin confluyen y se resuelven y, además, la autora opta por no ofrecernos un final edulcorado, sino uno tremendamente realista que nos deja, de todos modos, una sonrisa en la boca…

9 de agosto de 2015

Un saco de huesos

Perder al amor de tu vida de la noche a la mañana: eso es lo que le ocurre al aclamado escritor Mike Noonan. Su mujer, Jo, se despide de él un día para ir un momento a la farmacia y a la pescadería, y la siguiente vez que sabe de ella es al recibir la llamada de la policía para que acuda a identificar su cadáver. Muerte natural; un ataque en plena calle. Atónito e inmerso en su dolor, Mike hace ese día otro descubrimiento: su mujer acababa de adquirir en la farmacia un test de embarazo. Otros indicios le hacen pensar que Jo, con quien parecía tener la relación perfecta, le escondía secretos y podría haber llevado una vida paralela.

Atormentado y de repente sumido en el bloqueo del escritor, Mike trata de hacer frente a la pérdida trasladándose a la segunda residencia que tenía la pareja, Sara Risa, para tratar de ahuyentar a los fantasmas. Paradójicamente, lo que hace es literalmente atraerlos todos hacia sí. Mike se da cuenta entonces de que no podrá salir de la casa hasta que no descubra la verdad de Sara Risa y el extraño vínculo que parece haber entre ella y la muerte de su esposa.

Otro magnífico libro de Stephen King, tan bien narrado de forma como de fondo que en todo momento mantiene al lector sumergido en el ensueño de la ficción. Me encantan los autores que son capaces de hacer eso, de escribir sin que se les vean los andamios. Este libro es King al más puro estilo, con una trama que engancha entremezclada con recuerdos del pasado y pesadillas que atormentan al protagonista. Una lectura perfecta para el verano que me entretuvo durante las tardes de agosto más calurosas. Uno de los aspectos que más me ha gustado del libro es la descripción que hace de los pequeños detalles que conformaban el matrimonio de Mike y Jo. Como ya me pasó con La mujer del viajero en el tiempo, al final la trama fantástica casi pasa a un segundo plano porque lo único que apetece es seguir leyendo el día a día de los dos protagonistas. Hay quien dice que Un saco de huesos tiene un toque más sentimental a lo largo de toda la narración de lo que acostumbran las novelas de King. A mí, en todo caso, no me ha parecido fuera de lugar.

Llevaba mucho tiempo sin leer a King y este libro ha hecho que se despierten en mí unas tremendas ganas de volver a sus mundos. Veremos...


21 de julio de 2015

Dolly

¿No es preciosa esta colección de libritos de fantasmas? Son pequeños y finos, apenas 150 páginas, ideales para terminarlos de una sentada en una velada de invierno. La cubierta es preciosa, con una evocadora ilustración gótica y tipografía y detalles en relieve. El nombre de Susan Hill es también garantía de una buena historia de fantasmas, pues Hill es muy buena a la hora de recrear el ambiente que piden este tipo de novelas: una casa aislada en medio de una ciénaga, un paisaje envuelto en brumas, una noche de verano azotada por una tormenta y un sonido extraño en el cercano cementerio… Estos libros me tientan por la promesa que encierran sus páginas, pero debo decir que en esta ocasión la historia no ha estado a la altura.

Dos primos de unos 8 años que apenas habían tenido relación antes, Edward y Leonora, llegan en tren a la casa de su tía Krestel, Iyot House, para pasar el verano. Él es un niño callado y conciliador; ella, una niñita insoportable y malcriada. Aunque tienen varios desencuentros, ambos llegan a forjar una especie de entendimiento que sin embargo no puede llegar a calificarse de amistad.

Una noche, la tía Krestel regala a Leonora una muñeca de porcelana, pues sabe lo mucho que la niña anhela tener una. Sin embargo, al abrir la caja y descubrir que la muñeca en cuestión no se parece en nada a la que ella tenía en mente, Leonora la tira contra la pared y rompe la porcelana sin remedio. A partir de ahí, los hechos se desencadenan.

Si bien la novela consigue crear un clima de misterio, la lectura no la logrado engancharme del todo y el final me ha dejado más bien fría. Me ha parecido que la novela no estaba del todo bien hilada: ¿es Leonora realmente diabólica, como da a entender el episodio del reflejo en el agua, o no es más que una niña mimada e insoportable? ¿Por qué la venganza afecta al afable Edward y por qué, sobre todo, son los niños de las últimas páginas de la novela —que no tienen culpa de nada— los que acaban siendo las auténticas víctimas?

En definitiva, me ha parecido un libro que tenía todos los ingredientes para construir una buena historia (la indudable pluma ágil de la autora, un escenario inglés —que tan evocador resulta siempre—, una inquietante muñeca de porcelana como protagonista, unos lloros infantiles en mitad de la noche…). Sin embargo, a medida que avanza la lectura el misterio se va diluyendo y el final decepciona y parece muy traído por los pelos. Quería completar la colección de estos preciosos libritos, pero después de Dolly creo que me lo pensaré la próxima vez que me tope con uno en los estantes de una charity

The Small Hand, otro libro de esta misma colección y autora, lo tengo reseñado aquí.

19 de julio de 2015

The Twits

Hoy en día parece que los barbudos disfrutan de un renovado protagonismo: se han erigido en símbolos hípster (abundan en barrios londinenses típicamente a la última como es Dalston), las barbas parecen dotar a su portador de un atractivo innegable e incluso hay instituciones de la ciudad que les dedican exposiciones fotográficas, como esta de Somerset House, de la que he tomado la fotografía.


Así pues, en plena época del culto a la barba cae en mis manos este libro de 1980, que diríase que fue escrito especialmente para combatir a la plétora de hípsters barbudos que pueblan nuestras calles hoy. Esta es la descacharrante primera página:



De hecho, algo tan prosaico como las barbas fue lo que inspiró a Roald Dahl a escribir este libro, ¡pues las odiaba!:

The idea of The Twits was triggered by Dahl's desire to "do something against beards", because he had an acute hatred of them. The first sentence of the story is, "What a lot of hairy-faced men there are around nowadays!"

Así pues, una vez pasada esta primera página introductoria empieza la historia en sí, que gira en torno a un barbudo y su mujer, el señor y la señora Cretino, unas personas sucias, malhumoradas e irascibles. Al señor y la señora Cretino les encanta hacerse faenas el uno al otro y sus bromas son cada vez más pesadas, como el capítulo en que el señor Cretino pretende convencer a su mujer de que está encogiendo y la única solución es volver a «estirarla», o cuando la señora Cretino le prepara a su marido un plato de espaguetis mezclados con gusanos de verdad. Sin embargo, un día deciden hacer frente común contra los pájaros que acuden a su jardín: todos los miércoles preparan un guiso con algunos de ellos, pero ¡ah!, un día se encuentran con que los pajarillos ya no se dejan cazar. ¿Qué se les ocurrirá a los horribles Cretinos para seguir disfrutando de un suculento pastel de pájaros todos los miércoles…?

Esta delicia de libro está dirigido a un público infantil; los niños de 6 o 7 años ya podrán empezar a disfrutarlo, pero seguro que a los de 12 años les gusta igual. Sin embargo, yo a mis 37 lo he disfrutado como una enana, me lo he leído de una sentada y me he reído a carcajada limpia con más de un pasaje. Este tipo de libros siempre me dan una especie de nostalgia, pues me hacen pensar en mí misma con 8, 9 o 10 años, y me evocan también la cantidad de libros que me perdí y que me habrían hecho disfrutar tanto... Recuerdo que leía los mismos libros una y otra vez, en gran parte porque nunca sabía a qué nuevo libro acudir o dónde buscar lecturas estimulantes. Incluso hoy en día, cada vez que entro en la sección infantil del Waterstones de mi barrio me entra una especie de síndrome de Stendhal: me conmueve la cantidad de libros que se publican hoy, la cantidad de clásicos que en su día me perdí, el infinito universo que es una librería así para un niño y que yo, por el motivo que fuera, no pude disfrutar del todo de pequeña. Así que aquí estoy, saboreando a mi edad estas pequeñas joyas de la literatura infantil que no mueren nunca.


12 de julio de 2015

Choque de Reyes (Canción de Hielo y Fuego / 2)

¡He vuelto tras cinco meses de ausencia! Desde luego, estos libros de Juego de Tronos están destrozando mis estadísticas de lectura anuales, pero qué más da cuando una puede estar sumergida durante meses en una historia tan compleja y apasionante…

Y es que la saga de Canción de Hielo y Fuego se disfruta a tantos niveles... George R. R. Martin es todo un maestro a la hora de adentrar al lector en su mundo: libros de mil páginas que no decaen en ningún momento, un amplísimo espectro de personajes llenos de matices y tremendamente humanos, historias nada previsibles (pues a Martin no le tiembla el pulso a la hora de acabar con buenos y malos por igual), la complejidad de la trama que en ningún momento hace aguas pese a la inmensa cantidad de personajes que intervienen (no hay más que ver las treinta páginas de árbol genealógico que hay al final del libro)... No sé, me faltan las palabras a la hora de describir los libros de Martin: me encanta lo que escribe y cómo lo escribe.

Y luego —ya lo dije en la reseña del primer libro de la saga (aquí)—, está la edición en español, que con tanto acierto han sabido verter del original Cristina Macía y el equipo de Gigamesh. Siendo del gremio, me he ido fijando en la edición a medida que avanzaba la lectura y no puedo por menos que aplaudir el trabajo a todos los niveles: la calidad de la redacción en español, el cuidado que han puesto en el vocabulario, tan específico (piezas de armaduras, armas, partes de un castillo… Sé que en la editorial trabajan con ingentes glosarios para no perderse en un trabajo tan titánico), la uniformidad de los criterios, el acierto a la hora de traducir los nombres propios (cosa nada fácil cuando muchos de ellos conjugan sonoridad en inglés con un significado...). En fin, aplaudo a Cristina y al resto del equipo por haber emprendido tarea tan titánica y haber estado más que a la altura. Intento leer los libros en su idioma original siempre que puedo, pero me alegro de haber emprendido esta lectura en español, por una parte para apoyar a la editorial, y por otra para disfrutar con cada línea de la traducción como lo estoy haciendo.

El título resume muy bien a grandes rasgos este segundo volumen: Choque de Reyes. Varios son los monarcas, reales o impuestos mediante las armas, que se disputan el Trono de Hierro, por lo que asistimos a batallas despiadadas, luchas fraticidas y traiciones palaciegas. Y ahí radica el único punto que puedo reprocharle a esta saga: la crudeza de algunas escenas resulta casi demasiado para espíritus sensibles como el mío, si bien es un precio que estoy dispuesta a pagar para seguir adentrándome en este mundo.

He terminado la lectura con ganas de emprender el tercero, porque me han dicho además que la lectura es trepidante (es cierto que este segundo dicen que es el más lento de la serie y sí es verdad que puede dar la impresión de que la acción no avanza en demasía para un libro de mil páginas). Sin embargo, dejaré pasar unos meses para no saturarme y ahora me voy al otro extremo con una lectura ligera, cortita y agradable: un librito infantil de Roald Dahl. ¡Espero volver en muy pocos días con la reseña!


15 de febrero de 2015

PostSecret: Extraordinary Confessions from Ordinary Lives

Desde hace años, lo primero que hago los domingos por la mañana es consultar Postsecret. ¿Os suena? Se trata de una web en la que su fundador, Frank Warren, cuelga cada domingo los «secretos» que gente anónima de todo el mundo le envía a su casa en una postal hecha a mano. La condición es que ese «secreto» sea completamente verídico y nunca antes se haya revelado a nadie. La idea es que tenga un efecto catártico, liberador, quizá humorístico. En ocasiones, se ha usado para transmitirle un mensaje a alguien que ya no está en tu vida.









Los secretos se van recopilando y cada tanto se publica un libro, que, por cierto, incluye secretos que nunca llegaron a publicarse en la web. Ya hay seis libros en el mercado y, como me gusta empezar cronológicamente este tipo de series, acabo de comprar (y de devorar) el primero, el libro del 2005:



¿Conocíais esta página? ¿Qué os parece? Yo admiro la creatividad que tiene la gente a la hora de plasmar sus secretos, si bien no hay que tener un arte especial para reflejar sobre el papel eso que siempre has llevado dentro y nunca confesaste a nadie. Admito que me gusta mucho lo de asomarme por un momento a lo más íntimo de las vidas de los demás. De vez en cuando, descubro que alguno de esos secretos que aparecen podría quizá ser el mío…

23 de enero de 2015

There's a word for that

As an avid reader, I've often thought our language is missing some useful words associated with books. 
Why, for example, is there not a word to describe the relief of knowing a book will be good after reading the first few pages? Or that terrible feeling when you've finished a brilliant book and fear the next one you pick could never be as good? Or the rush of excitement when you spot a much-wanted title in a charity shop? Or the nosy thrill of finding a handwritten dedication or forgotten bookmark in a secondhand book…?

Extraído de las cartas de los lectores del Reader's Digest de octubre del 2014. Quizá no encontremos la palabra adecuada para describir cada uno de esos momentos, pero seguro que todos hemos tenido este tipo de sensaciones alguna vez, ¿verdad?


18 de enero de 2015

Danziger's Travels

He aquí el relato de un auténtico aventurero: Nick Danziger, un londinense que en 1984 emprendió un viaje «a través de fronteras prohibidas» por Asia durante 18 meses. Su objetivo fue hacer por tierra todo el recorrido, desde Londres hasta Hong Kong, utilizando medios de transporte tradicionales, viajando con el mínimo equipaje y tratando de integrarse al máximo allá donde iba.

Ojo, repito el dato por si ha pasado desapercibido: hablamos de 1984, cuando no te encontrabas un Starbucks en cada pueblucho que atravesabas, ni podías colgar en Instagram la foto del último atardecer con el texto de que hace tiempo que no te sentías tan en paz contigo mismo, ni podías subir cinco fotos al día a Facebook informando fielmente a tu ristra de amigos de las cosas tan curiosas que estás comiendo allende las fronteras (a veces pienso que el mundo se ha vuelto loco con ese afán exhibicionista que les entra a muchos, ¿no?).

En fin, por suerte eran otros tiempos, y como mucho podías aspirar a llevar contigo cuaderno y boli para anotar tus impresiones y darles forma de libro meses después para poder compartir tus andanzas con quienes así lo quisieran. Y Danziger emprendió el viaje: tras cruzar Europa, se adentró en los pueblos remotos del sur de Turquía, atravesó Irán y entró de manera ilegal en Afganistán, donde pasó dos meses con las guerrillas del país en pleno conflicto con los rusos. De ahí cruzó a Pakistán y se convirtió en el primer occidental en adentrarse en la provincia occidental de China por el paso paquistaní desde la revolución de 1949. Por último se adentró en Tíbet antes de volver a entrar en China y tomar un barco en Hong-Kong que lo llevaría de vuelta a Londres.

Lo que más destaca de este relato es la capacidad de Danziger de mezclarse con la gente del lugar, su espíritu positivo y su audacia, que le llevó a sortear las dificultades legales y las autoridades policiales allá donde iba (pues en más de un territorio su presencia era ilegal). Un libro perfecto si uno busca ponerse en la piel de un auténtico aventurero, capaz de cruzar desiertos con un grupo de afganos y dormir con el frío calado en los huesos, pero sin querer utilizar su saco de dormir porque eso no habría sido justo para con sus compañeros de viaje. Un viaje en el que pasó hambre, frío y calor, sufrió dolores, sintió miedo y en ocasiones desánimo ante determinadas circunstancias, pero en el que siempre encontró en el prójimo una mano tendida para proseguir su periplo.

Otra cosa que me gustó mucho de este libro es que, pese a que el autor intentó integrarse al máximo y no alterar los sitios que visitaba, siempre mantuvo la capacidad crítica y se cuestionaba constantemente su postura. Un ejemplo, que también servirá para conocer el estilo del autor:

Despite these pressures, I was sad that the journey would soon be over. Only six of the pilgrims would continue on from Ganze. Ganze itself was a compact, bustling market town crowned by a temple that looked down onto ugly concrete buildings surrounded by wooden Tibetan ones. We pulled into the central truck and bus depot where the majority of the pilgrims left us, taking their huge sacks of belongings with them. We were comfortable at last, and could stretch out, but the lorry felt empty and desolate. My feelings were mixed. I felt rewarded to have shared their journey with them, and to have experienced the highs and lows of their religious intoxication, but I still felt that I had been an uninvited guest. And I was parting with something forever that no photo could ever catch or retain: their warmth, their gregariousness, freshness and exuberance. Things our civilisation had lost. And for what could I use photographs? To whet other foreigners' appetites for travel? To encourage them to intrude on these people's lives, as I had done? My greatest moral and ethical dilemma is that, in communicating my own sensations and experiences, am I not encouraging tourism – thereby precipitating the downfall of peoples I love?

Un libro muy recomendado para amantes de los libros de viajes, aunque aviso a navegantes de que Danziger habla mucho de política, así que animaos si no os asusta leer acerca de la situación política de Asia a mediados de los ochenta.

Este libro llegó a mí de esas maneras que tanto me gustan: lo descubrí en la caja de cartón de los saldos de una tienda de baratillo aquí en Inglaterra: ¿un libro de viajes con una cubierta evocadora y por 25 peniques? ¡Claro que se vino conmigo! Unos días después, descubrí en la primera página esta anotación. Los planetas se habían alineado. :-)