29 de julio de 2018

Tenía que sobrevivir (Roberto Canessa)

¿Cuál es la frontera entre la vida y la muerte?

Por la pantalla del ecógrafo examino el corazón de un niño que está por nacer. Me demoro analizándolo; sus minúsculas manos, sus pies, como si habláramos desde adentro y afuera del monitor. Siento la fascinación de una vida eventual, porque a ese corazón le falta una parte que habrá que reponer o compensar.

Por un momento observo la pantalla del ecógrafo y al siguiente estoy mirando a través de la ventana del fuselaje del avión, avizorando el horizonte escarpado, para saber si regresaban con vida los amigos que habían salido en las primeras caminatas exploratorias. Desde que escapamos de la cordillera de los Andes, el 22 de diciembre de 1972, después de estar más de dos meses perdidos, vivo formulándome una sucesión de preguntas que cambian con el tiempo. La primera de todas es: ¿qué hacemos cuando todas las probabilidades parecen estar en contra?

Y así es como empieza este fascinante libro que narra una historia muy conocida por todos: la de un equipo de rugby uruguayo cuyo avión se estrelló en los Andes. Los supervivientes lograron entonces una hazaña que muchos creyeron imposible: salir de las montañas. Es la historia que ya narró hace cuarenta años el libro ¡Viven!, pero ahora se centra en un punto de vista, el de Roberto Canessa, que además de sobrevivir al impacto fue uno de los dos voluntarios que, dado que nadie les encontraba en las montañas, decidieron atravesarlas ellos mismos para ir en busca de ayuda.

Si ya la historia es épica de por sí, este libro va más allá, puesto que explica cómo la experiencia de los Andes influyó en la carrera que escogió Roberto Canessa: médico cardiólogo especializado en neonatos. La primera mitad del libro habla de la vida de antes, de los primeros 19 años de vida de Canessa, y de lo que fue el accidente en sí. En la segunda parte el tono cambia, ya no está cargado de adrenalina sino que se ralentiza un poco, y se le da voz a las madres de los niños a los que el doctor Canessa ayudó, niños a los que ya en las ecografías antes de nacer se les detectaron graves cardiopatías. Todos coinciden en subrayar la valía de Roberto como profesional, pero sobre todo como persona tremendamente humilde y empática que se esfuerza por dar el 100% de sí mismo en cada tarea que emprende. La experiencia de los Andes hizo que quisiera dedicar su vida a luchar por los más abandonados, por los niños que aún no han nacido, aquellos que tienen que escalar su montaña particular.

El libro lo ha escrito Pablo Vierci, escritor y periodista y amigo de Roberto desde la niñez. Él hizo entrevistas a Roberto Canessa y a las personas de su entorno más cercano (su esposa Lauri, algunos de sus hijos, las madres de los pacientes...) y, con todos los testimonios hiló este libro de fácil lectura, que no cae en detalles escabrosos, en el que Canessa habla en primera persona y engancha al lector con su fuerte carácter y el entusiasmo que destilaba a los 19 años (que fue cuando ocurrió la tragedia). Un libro, en definitiva, que me ha entusiasmado y cuya lectura recomendaría sin dudarlo.

Siempre que miro hacia atrás, en perspectiva, llego a esta conclusión: creo que el principal impulso por el que papá caminó fue para que su madre no tuviera que vivir con un hijo muerto. Él tenía que renacer para su madre, aunque ella siempre supo que estaba vivo, pero él no lo sabía. Y por eso se ha pasado la vida en esa zona fronteriza, no de la vida y de la muerte, sino del nacimiento y el renacimiento, con niños desahuciados. Con hijos que están por nacer y pueden no hacerlo. Con madres desesperadas que requieren un apoyo, el mismo apoyo que requería su propia madre. Su madre necesitaba la prueba definitiva de que ella tenía razón, y la única prueba posible era que su hijo volviera con vida. Que volviera con semejante mensaje. Lo que hace ahora es exactamente lo mismo que vivió su propia madre: es el mensajero de otros hijos que le dicen a sus madres que hicieron bien en esperarlos.



22 de julio de 2018

Dime lo que deseas (Jude Deveraux)

Si pudieras cambiar el pasado y volver a empezar, ¿has pensado alguna vez si te gustaría?

El primer matrimonio de Olivia, que ya ha cumplido los sesenta, fue largo e infeliz, pero ahora está a punto de empezar una nueva vida con el hombre al que siempre ha amado, aunque sea un poco tarde. Kathy ya está en los cuarenta y tantos y está casada con un exitoso hombre de negocios. Podrían ser felices pero hay un problema: su marido está apasionadamente enamorado de alguien que no es ella. Elise, en la veintena, se casó con el hombre que sus padres eligieron para ella pero ahora que él ha dejado embarazada a su amante, está dispuesto a decisiones absolutamente drásticas para quitarse a Elise de encima.

Cuando la vida les ofrece la posibilidad de enmendar los errores del pasado, las tres descubrirán qué puede pasar cuando los sueños se hacen realidad.

Tuve la oportunidad de recibir este libro gracias a Edición Anticipada y me alegré, porque apenas he leído nada de género romántico y me apetecía bastante. Además, su autora, Jude Deveraux, goza de una trayectoria profesional consolidada, pues se ha labrado una prolífica carrera como escritora y lleva publicadas más de 40 novelas siempre de género rosa, centradas en temas históricos y algunas rozando lo paranormal.

Me gustó la premisa inicial: a sus sesenta años, Olivia acaba de casarse con el que fue el amor de su vida, pero la vida los separó cuando ambos contaban veinte años. El pesar de Olivia es no haber disfrutado de una vida plena con él, no haber «construido recuerdos» juntos durante todos estos años. Pude entender ese sentimiento y me gustó... Sin embargo, a medida que avanzaba la novela, mi impresión iba cambiando: los personajes hacen cosas a veces incomprensibles (¿una señora sesentona se desnuda con una veinteañera que acaba de conocer y se ponen a correr por el campo en pelotas?), los diálogos a veces me resultaban raros y difíciles de seguir (me pregunto si será cosa de la edición española), y hacia el último tercio del libro tiene lugar un giro en la trama que me dejó boquiabierta (eso me pasa por empeñarme en no saber nada de antemano del libro que leo). Pese a que no me lo esperaba en absoluto, este giro no me disgustó del todo, pero me pareció metido en la historia un poco con calzador; además, roza lo paranormal y cuesta encajarlo... En conjunto no puedo decir que esta historia me haya entusiasmado: se lee bien y seguro que los amantes de la novela romántica disfrutan con esta lectura, pero a mí los personajes no me acabaron de conquistar. Todos son un poco prototípicos, y los hombres están todos cortados por el mismo patrón, este:



La verdad es que me gusta leer más sobre personas de carne y hueso, gente que me parezca real, y no sobre chicos con un vientre plano, unos músculos bronceados por el sol vespertino, una piel cálida que incita a tocarla, un cabello espeso y una incipiente barba sin afeitar... No sé, teniendo en cuenta que uno de mis personajes literarios favoritos de todos los tiempos es Tyrion (de Juego de Tronos), se entenderá que no acabe de comulgar con protagonistas adonis.

En fin, una lectura que no ha estado mal, pero que no dejará huella en el blog. Según leo en Internet, esta no es la mejor novela de Jude Deveraux, una autora que es capaz de escribir historias más destacables.

Por cierto, debo darle un tirón de orejas a la edición española. El título original de este libro es As You Wish, y si os gusta una película clásica como La princesa prometida sabréis que esa es la frase que Westley le dice a Buttercup cuando empieza a conquistarla. Pensé que era solo una coincidencia, pero luego un personaje del libro dice esa misma frase y aclara que es la misma que la de la película. Bueno, pues en español no utilizan el famoso «Como desees» del doblaje en español, sino que ponen un prosaico «Como quieras», que más adelante se convierte en un «Como tú quieras». Vale que no quisieran mantener esa expresión en el título porque quizá no fuera lo más comercial, pero en los interiores, siendo que la frase sale junto al título de La princesa prometida... Ains, deberían cuidar esos detalles.

Como siempre, ¡gracias a Edición Anticipada por el ejemplar!


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20 de julio de 2018

El chico que nunca llamó (Rosie Walsh)

Sarah y Eddie se conocen en una carretera rural de Gloucestershire, se caen bien y, tras pasar toda la tarde bebiendo pintas en un pub, empiezan un romance que durará una semana. Eddie se va de vacaciones, pero ambos intercambian números de teléfono y datos de las redes sociales sabiendo que retomarán esa relación de ensueño en cuanto Eddie vuelva.

Sin embargo, Sarah no vuelve a saber nada de él. Ni un whatsapp, ni una llamada, ni un mail. Era el hombre perfecto, el chico del que se ha enamorado, y se desmorona al pensar que quizá no vuelva a saber nada de él. ¿Por qué ha desaparecido? ¿Le ha ocurrido algo? Rosie Walsh refleja bastante bien la paranoia que puede entrar con las redes sociales, de pasarse horas mirando el móvil por si la otra persona escribe o se conecta, mandarle emails, llamar a todas horas... Lo malo es que al lector solo se le dan esbozos de lo que fue aquella semana de ensueño entre Sarah y Eddie, por lo que la historia de amor de ambos no acaba de resultar creíble. También sorprende el hecho de que ambos rocen ya los 40 años (antes de leer el libro, y con ese «chico» en el título, pensaba que estábamos ante dos adolescentes). Teniendo eso en cuenta, me chirrió bastante la insistencia de Sarah a la hora de encontrar a Eddie. Es cierto que pasaron una semana de ensueño y que a cualquiera le dolería que ese hombre desapareciera así de su vida, pero ¿esas cotas de obsesión? Ahí no pude empatizar con Sarah en absoluto.

Tras una primera mitad del libro un poco lenta, el ritmo se agiliza cuando empezamos a saber lo que pudo haber pasado con Eddie; página tras página se añaden cotas de misterio y se suceden los giros en la trama, cada vez más sorprendentes. Sin embargo, la autora juega mucho al despiste y abusa de las casualidades para que cuadren estos giros en la trama, lo que admito que no me gusta mucho como lectora. El final me pareció melodramático e histriónico y me dejó fría como un témpano, aunque admito que las historias de amor al uso no me acaban de llegar.

Como aspecto positivo diré que creo que es un libro que puede gustar a mucha gente porque no solo tiene un componente romántico, sino que hacia la mitad del libro se introducen otros ingredientes: el sentimiento de culpa, las (difíciles) relaciones familiares, cómo un accidente te puede cambiar la vida, el hecho de que los matrimonios no siempre funcionan... La acción se vuelve desenfrenada y el último tercio no deja un momento de respiro, por lo que puede resultar una lectura muy entretenida para estas tardes de verano. Es solo que yo no acabé de conectar del todo con los personajes de esta novela...


17 de julio de 2018

Excellent Women (Barbara Pym)

... perhaps I enjoyed other people's lives more than my own.

Ya iba siendo hora de saldar deudas con Barbara Pym, a quien todavía no había leído, y me he estrenado con una de sus obras principales: Mujeres excelentes. Esta escritora retrató como pocas la clase media inglesa de mediados del siglo pasado con un fino sentido del humor y una gran capacidad de observación con los que reflejaba sobre todo el día a día de los personajes más cotidianos. Sin embargo, pese a toda la fama que precede a esta novela, me he quedado un poco desinflada al terminar la lectura.

Mujeres excelentes nos transporta al Londres de la posguerra, donde seguimos las andanzas de Mildred Lathbury, una treintañera solterona que empieza a sentir la presión de su entorno de buscar pronto un marido. Sus días transcurren entre ir a la iglesia, hacer buenas obras, organizar mercadillos de beneficencia para obtener fondos para la parroquia, beber té (muchísimo té, a todas horas) y comer con apatía tristes almuerzos de lechuga y queso. Cuando una pareja se muda al piso de abajo, quizá la vida de Mildred se vea sacudida por algún cambio que trastoque por completo su día a día...

En la novela hay dos o tres personajes masculinos que uno se figura que quizá marquen el destino de nuestra protagonista. No digo que la solución a toda solterona sea introducir un par de caracteres masculinos interesantes y que un final solo es feliz si ella acaba emparejada, pero... no sé, yo esperaba que pasara... ¡algo! Pero es que en este libro no pasa nada, aparte de mercadillos, una taza de té detrás de otra, montones de salidas a restaurantes (sería la posguerra, pero imagino que les salía barato, porque si no no entiendo tanto comer fuera), curiosear mucho en la vida de los demás y preguntarse si este o aquel personaje masculino estaría pensando en pedirle matrimonio... pero esto último lo dice de una manera tan desapasionada, tan apática, tan todo me da igual, que al lector no le extraña que la pobre siga solterona. Mildred admite que ninguno de los hombres que la rodean le gusta demasiado, pero se pregunta continuamente si este o aquel le pedirán matrimonio, como si es algo que le vendría impuesto y ella no tuviera voz ni voto en ese asunto.

Se supone que la prosa tiene un fino y británico sentido del humor, pero no acabé de pillarlo. La protagonista se me antojó tan peñazo que no me extraña que lleve una vida tan monótona y aburrida. Por otra parte, yo creo que este libro se lee con la esperanza de que, en un momento dado, Mildred pegue un puñetazo sobre la mesa y demuestre que no pueden tratarla como a un felpudo, pero ese momento nunca llega. Al revés, al llegar a la última página no me podía creer que esta novela fuera a terminar así...

En fin, que este libro no ha sido para mí. Creo que esperaba encontrar algo en la línea de El gran día de la señorita Pettigrew, un libro también británico y con una solterona de protagonista que para mi gusto acierta mucho más a la hora de desarrollar la historia.



1 de julio de 2018

La estrategia del pequinés (Alexis Ravelo)

—Yo me crié en San Juan. En la ladera alta. Por allí había un perrillo chico abandonado. Un pequinés que dormía debajo de los coches y estaba siempre lleno de mugre. Alguna vieja del barrio le ponía de comer.
—¿Y eso a qué viene? —le escupió Cora.
Tito alzó las palmas de las manos, pidiéndole tranquilidad.
—Espera. Espérate un momento y escúchame. Por el barrio había perros grandes. Estaba de moda que la gente tuviera dóberman, presas canarios, pastores alemanes y todo eso. ¿Tú sabes lo que hacía el jodido pequinés? En cuanto veía que había algún perrazo cerca, en vez de salir corriendo, se le enfrentaba, ladrando. Y, si el grande se despistaba, se le colgaba de los huevos o del cuello. Así fue como sobrevivió un montón de años.
—Pero ¿qué me intentas decir?
—Te intento decir que Júnior será un buen perro de presa, pero que, en un caso como este, es mejor adoptar la estrategia del pequinés: dar el primer paso, plantar cara y, si puede ser, meterle una buena chascada en los cojones.

La estrategia del pequinés, pág. 173.

A Alexis Ravelo su fama de escritor de novela negra le precede, pero cuando empecé esta novela lo hice con mucha cautela, porque me he llevado muchas decepciones últimamente. Sin embargo, no era necesaria tal cautela porque esta es una novela negra magnífica cuya calidad se percibe ya desde las primeras páginas.

La trama nos presenta a una serie de cincuentones que dejaron de delinquir hace años, pero que se ven tentados por un último golpe que les solucionaría la vida (el Rubio tiene a su esposa enferma y quiere los mejores tratamientos para ella, Tito sueña con abrir un bar, y Cora sospecha que ya le queda poco para seguir viviendo de sus encantos). Así las cosas, Júnior, un distribuidor local de cocaína, trama con ellos un plan para atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. Sin embargo, el plan implica atacar directamente a los perros grandes de la isla, y está por ver si la estrategia del pequinés es tan sólida como desean.

Este libro, no muy largo, reúne todo lo que se le puede pedir a una novela negra: la historia, original y sólida, está muy bien planteada y desarrollada y te transporta de inmediato a las Canarias. Incluso yo, que no he estado nunca, he sentido casi casi como si conociera las islas. Los personajes cobran vida bajo la pluma de Ravelo y enseguida es inevitable empatizar con ellos y sufrir a medida que avanza la lectura y se complica la trama. El ritmo está muy bien conseguido, pues la acción no decae pero también tiene momentos tranquilos y reflexivos que dan un respiro (me suelen dar pereza esos libros de acción frenética desde la página 3 y este por fortuna no cae en eso).

En definitiva, un merecidísimo premio Dashiell Hammett en el 2014 que da ganas de seguir descubriendo la obra de este escritor de Las Palmas. ¡Le seguiremos la pista a Alexis Ravelo!


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