Pasadas diez páginas me dije: «Oye, pues no está tan mal». Cuando llevaba 50 páginas ya no lo podía soltar, y en la 250 sacaba tiempo de donde no lo tenía para seguir leyendo un poco más, solo un capítulo más... Y el caso es que no se trata de una lectura trepidante, es mejor abordar esta novela con calma, pero durante esta semana me he metido tanto en la historia que hasta me descubría dándole vueltas a las reacciones de algunos personajes cuando no tenía el libro entre las manos.
Militza y Stana, hijas del empobrecido rey de Montenegro, se ven forzadas a casarse con dos miembros de la aristocracia rusa para que su padre pueda recuperar parte de su poder.
La vida, a pesar del esplendor de la corte del zar Nicolás, no es fácil. Una de ellas, Militza, parece tener poderes ocultos y siente fascinación por todo lo que tenga que ver con la magia y el espiritismo. Ante una influenciable zarina Alexandra, que haría cualquier cosa para darle al país el heredero que está esperando, despliegan su relación con el más allá, y entre sesiones de espiritismo, pócimas engañosas y coqueteos con la magia negra, logran hacerse con un gran poder en la corte.
Sin embargo, cuando den con Rasputín, precisamente en la búsqueda de un hombre con poder espiritual, descubrirán que quizás han ido demasiado lejos.
Esta novela nos introducirá en el periodo convulso que precedió a la caída de los Romanov, los últimos zares de Rusia, y el papel crucial que jugó Rasputín en todo aquel proceso. Seremos testigos de los lujos, los fastos, las veladas de bailes, cenas y sesiones de teatro y ballet donde se urdían muchas tramas políticas, así como traiciones y alianzas. Pero mi sorpresa ha sido saber que Militza y Stana, las Princesas Negras, también existieron en la realidad y llegaron a ser personas de confianza de la zarina Alexandra, a quien ayudaron con sus artes ocultas ante sus problemas para concebir a un hijo varón. Ellas fueron también quienes introdujeron a Rasputín en la corte de los zares.
Está claro que muchos detalles del libro son ficción, pero a grandes rasgos sí que va siguiendo hechos que se produjeron en la realidad, como los matrimonios de las princesas con grandes duques rusos, su acercamiento al círculo íntimo de los zares, la dificultad de la zarina para concebir un hijo varón después de cuatro niñas, el miedo aterrador que la acecha cuando el ansiado niño es hemofílico, y cómo la estabilidad de Rusia se va tambaleando a medida que la era de los Romanov toca a su fin. Por no hablar de Rasputín, un personaje fascinante que me ha gustado conocer más de cerca: un campesino llegado de la estepa siberiana que consiguió ir incrementando su influencia en las grandes esferas rusas hasta hacerse indispensable para la zarina como consejero espiritual y sanador, al tiempo que se daba al libertinaje más absoluto creyéndose prácticamente invencible.
De todas formas, las verdaderas protagonistas de esta novela son Militza y Stana, las princesas de Montenegro que en la Rusia de los zares recibían miradas por encima del hombro por sus orígenes pobres y sus ansias de protagonismo en la corte, para lo que se valían de unas artes a veces cuestionables. Su padre, desde Montenegro, las somete a una fuerte presión para que Rusia le envíe dinero o armas y se posicione a su lado en los conflictos bélicos, algo que solo es posible si Militza cuenta con el favor de zares. Y esta presión hace que Militza y Stana lleguen a extremos con tal de seguir perteneciendo a la esfera cercana de los Romanov. Sin embargo, el lector al final se pregunta si no es también la ambición y el ansia de no perder estatus social y poder económico lo que mueve a las hermanas. Son personajes que no siempre caen bien, uno se pregunta hasta dónde están dispuestas a llegar solo para mantener su estatus, pero eso es precisamente lo que aumenta su atractivo: el hecho de que la autora no ha querido dibujar unos personajes beatos, perfectos e inmaculados que nunca dan un paso en falso, sino que ha retratado a dos personas con sus virtudes y defectos.
La princesa Militza de Montenegro |
Yo desde luego sí recomendaría esta lectura a quien quiera saber más sobre la época convulsa de los Romanov, los últimos zares de Rusia, y el papel que jugó Rasputín en este declive, pero sin incidir demasiado en datos históricos (no es un libro que se haga pesado en este sentido); más bien hace hincapié en los caracteres de cada uno de los protagonistas de esta era, que quedan muy bien retratados. Me ha parecido que la autora, licenciada en Estudios Rusos, se ha documentado muchísimo para reflejar en su novela la Rusia de los zares, como también queda patente en los agradecimientos de las últimas páginas.
También recomiendo esta novela a quien tenga ganas de abordar una lectura con la mente abierta para mezclar la Rusia de los zares con magia negra, artes ocultas y bajas pasiones, salpicado con alguna que otra pincelada de sexo. Desde luego, un planteamiento de lo más original y quizá algo arriesgado (como he podido ver por los comentarios de Goodreads), pero que a mí desde luego me ha ganado por completo.
Gracias a Edición Anticipada por el ejemplar.
No a todos nos gusta lo mismo. En mi caso no conocía esta novela y el tema me llama mucho la atención. Tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, ¡es curioso las reacciones tan diferentes que suscita una misma novela!
EliminarUn besote.
Me lo llevo apuntadísimo!
ResponderEliminarMe llama mucho el tema.
Besotes
¡Espero que lo disfrutes! Creo que es una lectura que vale mucho la pena.
EliminarBesos.