La historia que os traigo hoy arranca hace cien años en un rincón precioso de Italia: el Val Venosta, un valle italiano situado muy cerca de las fronteras con Suiza y Austria, en medio de una naturaleza desbordante. Una de las poblaciones del valle es Curon, que hoy en día nos ofrece una imagen parecida a la que ilustra la portada del libro:
Como se puede adivinar por el título y la portada, en este libro conoceremos la historia de ese pueblo que quedó enterrado bajo un pantano, Curon, así como de sus habitantes y de la mujer que decidió no irse como todos los demás, la que se dijo a sí misma: «Me quedo aquí».
Estamos en 1921. Los fascistas acaban de ascender al poder e impiden a los habitantes del Tirol del Sur hablar su propia lengua, el alemán, y les imponen el italiano; incluso hacen cambiar los nombres de las lápidas en el cementerio. Trina es una joven maestra del pueblo que no puede dar clases porque Mussolini se lo impide, así que decide enseñar en escuelas clandestinas, con un grupo de alumnos que aún quieren aprender alemán, pero lo hacen escondidos y con el miedo en el cuerpo por la posibilidad de que los fascistas los encuentren.
Con el tiempo Trina se casa con un granjero del pueblo, un apasionado de las montañas que no se plantea salir de allí en busca de una vida mejor. Cuando se cierne sobre ellos la amenaza de la construcción de un pantano, su marido se erige en una especie de Quijote que lucha contra la multinacional responsable de las obras, con la ayuda de Trina, que le ayuda a comunicarse en italiano. Sin embargo, ellos son los únicos que luchan contra tal injusticia, y los únicos que se quedan cuando poco a poco el resto del pueblo se rinde y se va marchando.
La historia nos la cuenta la propia Trina, una mujer valiente, honesta, lúcida, que nos transmite una clara visión de las cosas, sin engaños. La novela está narrada en forma de relato que le dirige a su hija, y sus palabras nos transmiten lo que era la vida de unos granjeros en un paraje idílico de los Alpes, así como la guerra, la represión fascista, las penurias, y la etapa en que su marido y ella decidieron no participar más en la guerra y se hicieron prófugos.
Me ha encantado la voz de Trina, sus reflexiones lúcidas y el tono que le da a la trama. Pese a que la historia de Trina y Erich es ficticia, todo lo que la rodea fue real y surgió a partir de una visita que hizo Marco Balzano a Curon, donde quedó impactado ante la belleza que lo rodeaba y ante ese elemento extraño, la torre de un campanario, surgiendo de un contexto real. Según dijo él mismo en una entrevista:
Pero como no se escribe solo para pasar cuentas con la historia, sino también para redimir el cinismo y la violencia insensata, me atrajo la idea de imaginar a alguien con el valor necesario para plantarse, para salir a la calle a exponer a gritos sus argumentos: alguien con el valor necesario para quedarse cuando todos los demás huyen. Exactamente como no sucedió entonces y como no sucede la mayoría de la veces que nos roban, que nos expropian o que destruyen un espacio que nos pertenece. Erich y Trina, en cambio, se quedan. Incluso cuando las palabras ya no bastan. Incluso cuando el destino ya ha decidido.
Os recomiendo encarecidamente esta novela.
Hola guapa, coincido en muchos aspectos contigo, hemos compartido lectura conjunta, y ha sido todos un descubrimiento esta historia y este pueblo, no tenía ni idea de que ocurrió este hecho, pero además he investidado y en España ocurrió algo similar. Más de 500 pueblos están aquí enterrados en agua! Si te apetece pasar por mi reseña estaré encantada, un besote!
ResponderEliminarSí, no muy lejos de donde vive mi familia hay un pantano bastante parecido, con la torre de la iglesia aún en pie. Es muy bonito ir a verlo, pero también deja un poso de tristeza...
Eliminar¡Un beso y gracias por pasarte!