¿Os guiáis por las cubiertas a la hora de comprar un libro? Yo sí; de hecho, es un factor determinante y, si la cubierta no me gusta, es difícil que me compre el libro. Y al revés también: hay veces que me llevo un libro solo porque me he enamorado de la cubierta, y ese es el caso de la novela de hoy: Rouge, de Mona Awad.
Decidme si no es como para enamorarse:
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Oh, I envy! |
Además, como no quise saber nada de la trama de antemano, aquí me arriesgaba un poco porque tampoco había oído hablar antes de esta novela ni de su autora. Me lo estuve pensando unos días, pero al final cayó. De verdad, imposible resistirse a esa tipografía como de cuento infantil, a esa rosa de la portada que, cuando te fijas bien, es en realidad una medusa nadando hacia las profundidades...
Y algo de cuento infantil hay, pues así empieza la novela: la protagonista rememora las noches en que su madre, Noelle, le contaba un cuento. Una madre preciosa, con melena pelirroja, piel blanquísima y ojos azules, con un aire de actriz diva de los años cuarenta. Belle, la protagonista, ha salido a su padre egipcio: tiene la piel más oscura, el pelo castaño, y ella se ve horrible en comparación con su madre. Arrastra el complejo ya desde pequeña y ahora que es adulta se somete a una estricta rutina de belleza cada noche en busca de un ideal imposible de alcanzar.
Belle y su madre llevan años distanciadas, pero ahora Noelle ha fallecido y Belle, como única heredera, tiene que ir a California a recoger sus pertenencias y vender su casa. Sin embargo, una vez allí se ve extrañamente atraída hacia una mansión en unos acantilados, Rouge, una especie de spa en el que su madre, obsesionada con la belleza física, pasó sus últimos meses. En esa casa la reciben en unas fiestas casi al estilo Eyes Wide Shut (pero sin sexo) y donde todo el mundo parece reconocerla como hija de su madre. Tras acudir varias noches a estas fiestas, le ofrecen una serie de «tratamientos» especiales. Y ella, obsesionada como está con la belleza física, accede. Pero esos tratamientos parecen de todo menos normales, y tampoco se diría que están pensados para resaltar su belleza precisamente... Cuando la memoria de Belle comienza a fallar y empieza a comportarse de forma extraña, el lector ve con impotencia cómo se dirige irremediablemente a la boca del lobo.
Crítica a la industria de la belleza y de la cosmética, incisivo análisis de una relación madre-hija marcada por la desconexión y la incomprensión, mujeres obsesionadas con la belleza física que acaban borrando las fronteras entre realidad y ficción, y todo con tintes de cuento de hadas, donde los espejos tienen un papel primordial.
La novela me ha gustado muchísimo, pero para mi gusto le falla un pelín el ritmo, porque hacia la mitad del libro me pareció que flojeaba y pensé un par de veces en abandonar. De todas formas, admito que seguramente fue cosa mía, porque me pilló en una época en que apenas tenía tiempo de leer y solo leía un par de páginas por la noche deseando echarme a dormir cuanto antes. Y no: este es un libro que hay que disfrutar despacio y que pide que le dediques tiempo y te sumerjas en él.
Sin embargo, es pasar la primera mitad y la trama coge velocidad: primero hay unos pasajes que me hicieron reír más de una vez con su humor negro, y luego llega la parte final que engancha de mala manera, porque la protagonista se adentra cada vez más en un pozo del que parece imposible salir. Además me resultó tremendamente emotivo y me tuvo llorando como una magdalena. ¡Qué final tan increíble!
Por cierto, este libro será muy difícil de traducir, porque a raíz de las pérdidas de memoria de Belle la cabeza le empieza a cortocircuitar y mezcla unas palabras con otras, como skin/sin, serving/severing... Me he encontrado un montón de pasajes que supondrán todo un reto si esta novela se llega a traducir al español (¡que espero que sí!).
La contra describe este libro como «un cuento de hadas gótico con tintes de terror», y es justo eso. ¿Necesitáis más argumentos para leer esta novela? Un papel destacado lo tienen unas medusas como las de la cubierta, y uno de los personajes es Tom Cruise. En serio. ¿A que ahora ya os he convencido del todo? :D
Por cierto, hago un inciso para seguir comentando el tema de la traducción. La editorial Beetruvian lleva unos meses en el punto de mira porque hay sospechas de que traduce todas sus novelas con Google Translate. Las sospechas saltaron cuando se comprobó que todas las traducciones se firmaban con seudónimo («Solomon Grundy»). Desde que se comentó en redes, las últimas traducciones se firman con nombre y apellido, pero son nombres tan genéricos que también levantan sospechas (Cris García, David García). Pues bien, hoy se ha publicado un hilo en Twitter en el que una extrabajadora de esa editorial confirma que todo está traducido con Google.
Y lo cuento aquí porque el anterior libro de Mona Awad, Bunny, lo ha publicado esta editorial en español. ¡Imaginaos! ¡Traducir a Mona Awad con Google Translate! Solo pido que Beetruvian no consiga también los derechos para traducir Rouge, porque aparte de ser una enorme falta de respeto por la autora y por los lectores, ya me diréis cómo traduciría la maquinita párrafos como este:
Each tray's surface is covered with a black circle of paper, but nothing else. Because we don't want you to look until it's time is what the Statues of Cold told us. Strange to carry a tray. "Almost like we're the severed ones, isn't that right, Lake?" Serving ones, I meant to say. But Lake understands.