Si me hubieran dicho que disfrutaría leyendo una novela sobre antropología, me habría reído. No tengo nada en contra, pero no es un tema que me atraería a priori, por muy novelado que esté. Y esa es la maravilla de mi club de lectura de la biblioteca: que llegas a libros a los que de otro modo ni te hubieras acercado. Sin más dilación, hoy os hablo de Euphoria.
La novela se abre con la huida precipitada de Nell y Fen de los mumbanyo, una tribu con instintos caníbales con los que peligra su integridad física. Esta es la primera escena del libro, que me pareció impactante; no solo por la imagen del posible bebé, sino por lo que deja entrever esa última frase:
Cuando dejaban a los mumbanyo les arrojaron algo que cabeceó sobre el agua a pocos metros de la popa. Algo de color pardo.
—Otro bebé muerto —dijo Fen.
Ya le había roto las gafas, así que ella no pudo saber si estaba bromeando.
Nell es una antropóloga brillante y ha publicado un libro sobre las tribus de las islas Salomón. Le dieron una beca por aquel trabajo y tanto su marido Fen como ella viven de ese dinero, algo que a menudo despierta los celos del competitivo Fen. Cuando él se entera de que una de las tribus posee una flauta ritual cargada de simbolismo, se empeña en hacerse con ella para conseguir algo de la fama que ya tiene su mujer.
Un poco por casualidad se encuentran ambos con Andrew Bankson, otro antropólogo que lleva un par de años estudiando una tribu en solitario; para entonces, Bankson se siente abrumado por su soledad y por los recuerdos del pasado, y ha estado a punto de suicidarse. Ante este panorama, Bankson se aferra a la pareja, que ya hacía planes para marcharse a estudiar a los aborígenes de Australia, y promete encontrarles una tribu más «mansa» cerca de donde trabaja él para poder seguir en contacto con ambos.
A partir de aquí se alternan las vivencias de los tres con las tribus de Nueva Guinea, la forma tan diferente que tiene cada uno de abordar el estudio antropológico y el triángulo que inevitablemente se forma entre Nell, Fen y Bankson. El libro está narrado desde el punto de vista de Nell y, principalmente, Bankson, que habla de Nell con absoluta adoración. La dinámica que se crea entre ambos (y lo que se adivina del matrimonio de Nell y Fen) me pareció fascinante.
El larguirucho Bateson, la vivaracha Mead y el guaperas Fortune en una foto de época. |
Lily King no necesita parrafadas que describan la selva de Nueva Guinea para transportar allí al lector; bastan un par de pinceladas y el lector se ve allí en pleno poblado tam. Lo mismo con los personajes; es increíble cómo cobran vida bajo la pluma de King, y eso que la relación que había entre ellos tres es muy compleja y difícil de describir. Y luego ese tono, presente en la narración desde el primer momento, que te hace intuir que las cosas no acabaron del todo bien, pero no sabemos cómo...
(El protagonista de la foto iba a ser el libro, pero al final se lo quedó esa maravilla de tartaleta de hojaldre y manzana, jejeje, qué se le va a hacer). |