Dos cadáveres abandonados en un bote arriban a la costa sueca y la comisaría en la que Kurt Wallander trabaja se hace cargo del caso. Pronto llegan noticias de Letonia de que los dos hombres fueron asesinados en ese país y que, por tanto, las diligencias se llevarán directamente desde la capital, Riga. Para llevar a cabo el traspaso, un inspector letón es enviado a Suecia y traba una pequeña amistad con Wallander; sin embargo, en cuanto este inspector pone los pies en Riga es asesinado. Así, Wallander deberá acudir a Riga para colaborar con la policía del país en la resolución de los dos casos: los cadáveres que aparecieron en el bote y el asesinato del inspector. No obstante, en Riga las cosas no son como parecen. El lector se verá transportado al asfixiante mundo de secretos, opresión y espionaje que reinaba en Letonia en 1991, justo antes de que el país consiguiera la independencia de Rusia.
Esta novela no se ha ajustado a lo que esperaba de ella y quizá por eso no me ha gustado del todo. Dado que es solo el segundo libro de la serie Wallander, pensé que seguiríamos conociendo el día a día del inspector, que continuaría quizá la historia con la fiscal Anette Brolin, que le seguiría la pista a su exmujer y a su hija Linda, al tiempo que nos dejaría entrever algo más de su pasado con ellas. Por eso me ha extrañado tanto que ya en el segundo libro Mankell arranque de cuajo de Ystar a su inspector. Tampoco me ha gustado el ritmo de la acción: creo que no llevaba leída ni una cuarta parte y ya estaba sumida en una serie de aventuras de infarto (me suele dar muchísima pereza estar sufriendo durante nada menos que tres cuartas partes de un libro, como así ha sido…). Por último, tampoco me ha convencido que Wallander se enamore de la viuda del inspector letón cuando el lector todavía tiene reciente a su exmujer y a la fiscal de la que quedó engatusado en el libro anterior.
Otra cosa que no me ha gustado y que también noté en Asesinos sin rostro es que hay detalles del planteamiento inicial del caso (en este libro, que los dos cadáveres estuvieran abrazados en el bote y que les pusieran las chaquetas después de dispararles) que al final resultan no tener ninguna importancia. Me temo que estoy acostumbrada a los libros de Agatha Christie, en los que hasta el más nimio detalle encajaba perfectamente al final de la novela y todo tenía su correspondiente explicación. Debo admitir que el hecho de que al final un par de detalles resulten ser insignificantes probablemente encaja más con lo que sería la realidad que las novelas de Agatha Christie en las que todo acaba cuadrando, pero insisto en que en una novela me gustaría que los detalles que se dan tuvieran un porqué.
Otra cosa que no me ha gustado y que también noté en Asesinos sin rostro es que hay detalles del planteamiento inicial del caso (en este libro, que los dos cadáveres estuvieran abrazados en el bote y que les pusieran las chaquetas después de dispararles) que al final resultan no tener ninguna importancia. Me temo que estoy acostumbrada a los libros de Agatha Christie, en los que hasta el más nimio detalle encajaba perfectamente al final de la novela y todo tenía su correspondiente explicación. Debo admitir que el hecho de que al final un par de detalles resulten ser insignificantes probablemente encaja más con lo que sería la realidad que las novelas de Agatha Christie en las que todo acaba cuadrando, pero insisto en que en una novela me gustaría que los detalles que se dan tuvieran un porqué.
He leído que a medida que Mankell avanza en la serie de libros de Kurt Wallander las tramas y el desarrollo de la acción van mejorando, y lo cierto es que seguiré leyéndolos porque, pese a Los perros de Riga, me encanta el débil inspector Wallander, con sus dudas, sus defectos, sus cobardías, su simpatía y su consideración. El personaje está magistralmente bien perfilado. Se dice que Wallander es el alter ego de Mankell…
Título: Los perros de Riga | Autor: Henning Mankell
Fecha inicio: 30.11.2010 | Fecha fin: 05.12.2010
Fecha inicio: 30.11.2010 | Fecha fin: 05.12.2010