18 de marzo de 2024

La asombrosa tienda de la señora Yeom (Kim Ho-Yeon)

Hoy vengo con una de las lecturas conjuntas de Laky, un libro que prometía mucho y que ha estado totalmente a la altura: La asombrosa tienda de la señora Yeom, de Kim Ho-Yeon, que Duomo publicó en febrero.


La señora Yeom es propietaria de una tienda 24 horas en un barrio de Seúl. La competencia es fuerte y las ventas no pasan por su mejor momento, pero aun así la señora Yeom tiene que contratar a alguien para el turno de noche, pues ella, que ronda los 70 años, ya está mayor para estar en danza y sin dormir. Y entonces se le ocurre contratar a Dokgo, un indigente que vive en la calle y que le prestó su ayuda un día en la estación de Seúl.

Al principio sus compañeros en la tienda se quedan atónitos. ¿Ha puesto la señora Yeom a trabajar en la tienda a un indigente? ¿Cómo se le ocurre? Sin embargo, poco a poco Dokgo, con su presencia de oso, su carácter reservado, su rápida adaptación al nuevo trabajo, que se le da especialmente bien, y su capacidad para escuchar se gana la confianza de sus compañeros.

Dokgo tiene muchas lagunas en la memoria fruto de los años de alcoholismo, que ahora está intentando dejar, por lo que su pasado es un enigma. ¿Quién es Dokgo? ¿Tuvo familia y un trabajo en un pasado no tan remoto? En la lectura poco a poco iremos resolviendo no solo estos enigmas, sino que veremos también las desdichas de otros personajes, con los que para el lector será facilísimo empatizar.


No está siendo mi mejor época para leer, y sin embargo con este libro no me ha costado nada ponerme por las noches. Es una lectura muy tranquila y reconfortante, un libro de esos a los que haces hueco en cualquier momento porque quieres seguir sabiendo cosas de sus personajes.

Por otra parte, me ha encantado conocer un poco más Corea a través de este libro, y también a través de la versión de la traductora, Ainhoa Urquia. No me quiero ni imaginar lo difícil que tiene que ser traducir del coreano, un país con una realidad, un día a día, tan diferentes al nuestro, y sin embargo la versión de Ainhoa lo pone facilísimo, y está escrita con una fluidez que ya querrían para sí muchos escritores de novelas en español. 

Una lectura muy recomendable que no solo se lee en un suspiro, sino que trata temas muy cotidianos con los que todos podemos empatizar: el alcoholismo, las difíciles relaciones entre padres e hijos, la necesidad de tener aspiraciones en la vida o simplemente la amistad y la bondad. Más de una frase te deja pensando...

Por cierto, en Corea este libro ha sido todo un superventas, con más de un millón de ejemplares vendidos. Su fama le precede y será por algo, ¿no? Os invito a descubrirlo.

6 de febrero de 2024

El celador de Olot (Matías Crowder)

Llevo semanas (¡casi meses!) con mis lecturas totalmente paradas, pero solo porque leo una novela detrás de otra por trabajo. No me puedo quejar, pero es verdad que al final se echa de menos leer los libros con los que una tiene más afinidad. Aprovechando un viaje que hice hace poco, quise llevarme para el avión un libro manejable, que pudiera leer rápido y no me exigiera demasiado, y puedo decir que escogí la lectura perfecta: El celador de Olot, de Matías Crowder. 

Es uno de los libros de Sin Ficción, la colección de la editorial Alrevés que recoge los casos más impactantes en materia de true crime de los últimos años en nuestro país. Como ellos mismos se definen: «Una colección de libros escritos a ritmo de novela, sin nada de ficción, que narran los episodios más oscuros de la crónica negra».



 

Este libro, sin embargo, se desmarca de esa premisa de la colección, «sin nada de ficción», puesto que el autor se adentró en el pensamiento del asesino e incorpora en la narración elementos imaginados por él. Y ha tenido que ser así porque el protagonista de este libro nunca ha querido recibir en la cárcel al «periodisticucho», como él llamaba a Matías Crowder. Sin embargo, Crowder se sumergió en los más de diez mil folios de la causa y, como dice Marta Robles en el prólogo, «casi sabe más de Joan Vila que él mismo». Y con todos esos conocimientos escribió este libro.

Joan Vila, que hoy tiene 58 años, era un hombre taciturno, reservado, con pocas habilidades sociales y un carácter inestable y depresivo, alguien que no parecía encontrar su lugar en el mundo. Vivió una adolescencia solitaria y plagada de inseguridades. Con cuarenta y tantos años seguía viviendo con sus padres y no acababa de encontrar su vocación; en el pasado había probado diversas profesiones, había abierto una peluquería que tuvo que cerrar poco después y había emprendido varios estudios, pero no sentía encajar en ningún ambiente. Finalmente encontró una vocación y un sitio en el que sí encajaba: celador en una residencia de ancianos, el geriátrico de Banyoles, en el 2005. Allí sentía que los ancianos lo necesitaban, agradecían sus cuidados, incluso podía poner en práctica su antigua profesión de peluquero (había llegado a regentar una peluquería), arreglando el cabello y las uñas de muchas de las ancianas. Sin embargo, tras unos meses allí se traslada a la residencia La Caritat, en Olot, y el aparente equilibrio que había logrado se rompe. Vuelve su inestabilidad emocional, y su soledad e introversión lo convierten en una persona peligrosa. Entre el 2009 y el 2010, cada vez más desestabilizado, acaba erigiéndose en ángel de la muerte: matará a 11 personas mediante productos cáusticos, cócteles de barbitúricos e inyecciones de insulina. 

Nadie se dio cuenta de que aquel hombre aparentemente amable, que se preciaba de cuidar a todos los ancianos a su cargo, llevaba meses asesinándolos, hasta que al final sus propias pulsiones, cada vez más descontroladas, acabaron por delatarlo.

Si os interesa conocer la historia del asesino más prolífico en España en el s. XXI, os recomiendo muchísimo este libro, que narra la historia de Vila desde su infancia y trata de desentrañar los motivos que llevaron a cometer unos crímenes tan atroces. Y lo que más me ha gustado es que el autor se detiene a narrar quién era cada víctima, cuál era su historia, qué familia tenía... Es necesario dar nombre a las víctimas y que no sean meros accesorios en un libro sensacionalista, y en ese aspecto también me ha gustado el enfoque del libro.

A Joan Vila no se le detectó ningún trastorno que redujera su condena y cumplirá 40 años entre rejas.


Primer libro que leo de la colección «Sin ficción» y me he llevado una impresión buenísima. Ya tengo el siguiente esperando en la estantería: Hágase tu voluntad, el drama de Patricia Aguilar, captada por una secta cuando aún era menor de edad.

Y, por cierto, si alguien de «Sin ficción» o de Alrevés me lee: por favor, por favor, un libro sobre Maje y Salva, los asesinos de Patraix. Con las cartitas que se intercambiaron y la transcripción de aquellos audios bochornosos...


28 de enero de 2024

El último viaje del Valbanera (Carlos González Sosa)

Carlos González Sosa es un escritor nacido en Gran Canaria con varios libros ya en el mercado. Después de tantear el género fantástico, en el que lleva publicadas una trilogía y una bilogía, pasó a centrar sus novelas en algo que le toca más de cerca: diversos hechos históricos canarios. Y ahí es donde encaja la lectura que traigo hoy, El último viaje del Valbanera, que relata un episodio trágico de la dilatada historia de las Canarias.

Corría el año 1919. Después de recoger pasajeros en diferentes puertos españoles, el gran buque correo Valbanera zarpa desde Canarias con destino a Cuba, lleno de emigrantes deseosos de encontrar una vida mejor al otro lado del Atlántico. La novela nos presenta las historias de varios pasajeros, todas ellas inspiradas en personas reales que se embarcaron aquel día. Tras cruzar el océano con tranquilidad y arribar a Santiago de Cuba, el buque siguió hasta La Habana, adonde nunca llegaría, pues naufragó al toparse con un huracán.

Así pues, la novela nos narra dos episodios trágicos: el propio naufragio y la situación que había forzado a tantísimos canarios a emigrar, en parte en busca de una vida mejor y en parte para huir de la guerra de Marruecos. Como el autor cuenta en la novela, en 1919 había más jóvenes canarios repartidos entre Cuba y Venezuela que en las propias islas.

El relato en todo momento se centra en ponerle cara a la emigración; conoceremos a diversos personajes sumidos en la pobreza que solo buscaban una vida mejor para sus familias. Con un toque de ficción, el autor imagina historias de amor, de odio, de celos y de premoniciones que tal vez tuvieran lugar durante el viaje, pero todo desde un tono muy aciago. No puede ser de otra manera, dada la realidad que el libro trata de reflejar.

A mí es quizá lo que menos me ha gustado del libro, ese tono tan funesto. Entiendo que el autor no haya querido hacer concesiones con eso, que no haya pretendido darle a la historia una pátina de romanticismo ni nada, pero eso lo hace una lectura muy triste ya desde las primeras páginas. Algunos pasajeros tienen la sensación de que algo va a salir mal, y esa nube negra acecha durante toda la lectura.

Por otra parte, el autor quiere marcar distancias en todo momento con naufragios más famosos como el del Titanic. Está claro que el Titanic hizo historia por ir cargado de pasajeros ricos y ser un transatlántico a todo lujo, lo que contribuyó a forjar su leyenda. En cambio, el Valbanera era un mero buque lleno de emigrantes cuyo caso apenas se conoce hoy en día, pese a que fallecieron 488 personas, y el autor también quiere señalar la injusticia de esto. Y, sin embargo, hay una historia de amor en el Valbanera, en la que los protagonistas se esconden por los recovecos del barco huyendo de un pretendiente que persigue a la chica y odia al chico, que me recordaban continuamente a la pareja formada por Rose y Jack en la famosa película Titanic.

El estilo del autor es directo y sin florituras, pero en la edición me ha despistado muchísimo que los párrafos normales estén separados por una blanca y los diálogos no, por lo que parece continuamente que estamos ante un cambio de escena. No he entendido esta forma de maquetar el texto. He aquí un ejemplo:


Dicho esto, El último viaje del Valbanera es un libro que se lee rápido, apto para todos los públicos y que narra un episodio de nuestra historia que merece ser recordado. Eso sí, hay que emprenderlo con ánimo, porque las historias que narra, como no podía ser de otra manera, son muy tristes.

 


14 de noviembre de 2023

Cuentos rusos (VV. AA.)

No a todo el mundo le gustan los libros de relatos, pero a mí rotundamente sí. Por un lado te permiten «catar» autores que no habías leído antes y, si la selección está bien escogida, las antologías resultantes pueden ser auténticas joyas. 

En esta recopilación llamada Cuentos rusos, Gadir nos propone obras de Tolstói, Chéjov, Gógol, Pushkin, Dostoievski y Turguéniev. Me ha permitido justo lo que contaba antes: tantear la obra de autores que no conocía y obtener una especie de caleidoscopio de obras rusas que, en mi opinión, están muy bien escogidas.

Las tres preguntas, de Tolstói, está escrito en forma de parábola y narra la historia de un rey que quiere encontrar la respuesta a las que él considera las tres preguntas más importantes en la vida. En esencia, el cuento habla de cómo vivir la vida con la intensidad que merece.

Karma, también de Tolstói, es la versión que hizo el autor ruso de un cuento popular hindú, que refleja las creencias sobre el bien y el mal de los budistas, que, como dice el propio Tolstói, son muy parecidas a las del cristianismo.

Son dos relatos muy agradables y que se leen como una especie de parábolas, pero me dejaron un poco confundida, pues no me esperaba el tema que tratan.

Kashtanka, de Anton Chéjov, es sin duda el relato que más me ha gustado. Está narrado desde el punto de vista de un perro al que le pasan una serie de catastróficas desdichas. Vive con un ebanista, pero un día se extravía y acaba en casa... de un payaso de circo, aunque eso solo se descubre hacia el final del relato, pues todo se narra desde el punto de vista del inocente perrito. Me ha parecido muy original y me ha dejado pensando... He leído que Chéjov tiende a evitar los finales tanto felices como desgraciados, y este desde luego es uno de ellos, que no termina mal pero sí con unas notas melancólicas.

Historia de una anguila, también de Chéjov, habla de unos hombres empeñados en sacar a una anguila del río, pero el animal no tiene ninguna intención de salir de ahí.

La nariz, de Gógol, habla de un barbero que se encuentra una mañana, dentro de la hogaza que se iba a desayunar... ¡una nariz! Y no una nariz cualquiera. La reconoce perfectamente porque es la de uno de sus clientes. A continuación vemos el punto de vista del dueño de la nariz, que está aterrado tras descubrir que en el centro de la cara, en vez de su apéndice nasal, tiene una superficie tan fina y lisa como un blini. Acaba persiguiendo a su propia nariz por toda la ciudad. 

Este cuento también me ha gustado mucho; se suceden situaciones tan absurdas que no puedes dejar de reírte.

—¿A quién le has cortado esa nariz, animal? —empezó a gritar fuera de sí—. ¡Bribón! ¡Borracho! ¡Yo misma te entregaré a la policía! ¡Menudo bandido! A tres personas he oído decir que cuando afeitas tiras de tal modo de las narices que por poco no se desprenden.

El cuento del gallo de oro, de Pushkin, también tiene el aire de un relato oriental, como los dos primeros. Trata de un rey, agobiado por los ataques que sufren sus fronteras, al que le regalan un gallo de oro que le ayudará a protegerlas. Pero una vez conseguido esto, se olvida de las promesas que hizo para lograr la paz...

El cocodrilo, de Dostoievski, es otro relato que roza el absurdo, como el de la nariz. Va de un hombre que va a una galería comercial a ver un cocodrilo que hay expuesto... pero acaba en la tripa de dicho animal. Lo único es que, pasada la tragedia inicial, casi parece que el hombre está muy cómodo ahí dentro...

—¡Está perrdido, ahora va a reventarr porque se ha zampado un funcionario entero! —gritó el dueño.

La pequeña codorniz es un relato muy breve de Turguéniev que me ha parecido de lo más conmovedor y que refleja la afición que tenía su autor por la caza.

De todos, me quedo con La nariz y Kashtanka, son los que más me han calado, pero todos ellos conforman un librito de relatos muy logrado: los hay muy breves, los hay más largos, unos conmovedores, otros alocados, otros con moraleja... pero desde luego todos reflejan muy bien la época en que fueron escritos y te transportan a la Rusia de hace más de cien años.

Tengo que ponerle un pero, eso sí: pese a que las traducciones me han parecido fabulosas, la edición no lo es tanto: a veces se junta un diálogo con el párrafo siguiente, otras veces hay sangrías en medio de una frase, la primera parte de la introducción está copiada dos veces... En realidad son detallitos muy tontos que desmerecen la lectura pero que se habrían podido pulir con una lectura atenta.

¡Ah! Un último detalle: aunque esta recopilación es muy interesante, si os han llamado la atención relatos sueltos, he visto que Gadir vende la mayoría de ellos en distintas ediciones por separado. Como veis, ¡no será por falta de opciones!



1 de octubre de 2023

Echidna (Beatriz Alcaná)

Este libro fue un flechazo por redes sociales. Solo necesité ver la tipografía del sugerente título, la preciosísima imagen y la coletilla de «novela de terror» para que mi curiosidad se viera picada y lo buscara por internet. Para mi sorpresa, no está a la venta. Ganó el V Premio de Novela Corta de Terror «Marta Portal» de Nava y el ayuntamiento de la ciudad imprimió 500 ejemplares, principalmente para bibliotecas y centros culturales. Como no lo encontré en mi red de bibliotecas, su autora tuvo a bien enviarme un ejemplar. ¡Y qué suerte!


Febrero de 1858. El HMS Echidna emprende una expedición científica con el objetivo de localizar el polo sur magnético. A bordo viaja el doctor Terrance Derleth, a quien su vieja amiga lady Augusta Sophia Young, la esposa del gobernador de Tasmania, pide ayuda en una carta al enterarse de que pasarán el invierno en la isla. Su ahijada, Moira Cox, padece unos extraños delirios: está convencida de que unas criaturas ancestrales se comunican con ella desde las profundidades del océano. Junto al doctor Derleth viajan el irreverente teniente Virgil Lockhart y el joven cirujano escocés Graham Doyle. Todos ellos tratarán de velar por la vida de la señorita Cox mientras la verdad se va desvelando poco a poco. Lo que ninguno sospecha es que tal vez sea la propia Moira quien esté tratando de salvar a la tripulación del Echidna de un destino peor que la muerte.


¿Tenéis un par de horitas esta tarde? Pues con eso es suficiente para sumergiros en el mundo que propone Beatriz Alcaná en Echidna, un relato de terror de apenas 60 páginas que no necesita más para desplegar todos sus encantos. Está escrito en forma epistolar, y esas primeras cartas escritas a bordo de un barco por el doctor Derleth me sumergieron en la trama al momento, con un regustillo que casi me recordó a algunos pasajes de Frankenstein. Desde el principio es una lectura desasosegante, que va conduciendo al lector de manera imparable hasta un final tremendamente lovecraftiano y tentacular.


No deja de maravillarme la capacidad que tienen las Parcas para elegir las hebras más retorcidas a la hora de tejer nuestro destino.


Aparte de unos personajes que enseguida te conquistan, lo que más me ha gustado es el estilo de Beatriz Alcaná y la edición que ha hecho el Ayuntamiento de Nava, que no tiene tacha. Beatriz utiliza un lenguaje culto y cuidado, muy acorde a la época en la que se sitúa la acción, pero sin artificios. Su dominio es tal que resulta inevitable preguntarse cuándo se animará a escribir una novela (por cierto, creo que ya está en ello); para cualquier editorial que se fije en ella, Beatriz será una apuesta segura.


Como te dije una vez, es extraña la manera en que algunas personas entran a formar parte de nuestras vidas; unas vidas que hasta entonces les eran ajenas y de las que inesperadamente se convierten en protagonistas.


En este enlace hay una interesante entrevista con la autora, donde se recoge todo lo que ha publicado hasta la fecha (que es mucho más de lo que deja entrever el texto de la solapa). Si os habéis quedado con ganas de más acerca de esta autora, ahí hay un hilo del que tirar. Y termino con dos noticias que he leído estos días por redes:

--> Beatriz acaba de ganar el 27 Premio de Novela Ciudad de Salamanca 2023 con su obra Teseo en llamas, una novela «muy muy gótica», según comentó Beatriz, y que al parecer publicará Ediciones del Viento (¡habrá que estar atentos!).

--> Echidna está disponible para descarga gratuita en Lektu, en este enlace, lo cual es una estupenda noticia porque así este relato tan conseguido podrá llegar a más gente. Si os animáis a leerlo, como veis, ¡ya no tenéis excusa!




9 de septiembre de 2023

Flots (Patrick Senécal)

Cuando me compré este libro tenía ganas de leer algo de terror y que fuera en francés. Esos eran mis únicos requisitos. No recuerdo dónde me enteré de la existencia de esta novela en concreto, pero supongo que miré la puntuación de Goodreads (me fío bastante), ojeé por encima el resumen de la contra y decidí comprarlo. Todo esto fue hace un año, así que ya no recordaba nada de la trama.

Y, desde luego, este es otro de esos libros ideales para empezar sin saber nada de nada. Florence es una niña de 8 años a quien encuentran sola en casa; no hay ni rastro de sus padres y ella no quiere decir dónde están ni si sabe qué ha pasado con ellos. De hecho, se encierra en un mutismo absoluto. Tras esta breve introducción, empezamos a leer su diario, que conforma prácticamente el 90% de la novela. Y se lee tal cual, con el vocabulario propio de una niña pequeña, pero una niña muy avispada e inteligente, que va añadiendo palabras a su diario a medida que se las explica su profesora en clase. Lo cierto es que cuesta un poco meterse en la dinámica, y llega un momento en que yo me preguntaba qué tenía de atractivo saber sobre el día a día de una niña de primaria, con sus peleas en el recreo y sus dinámicas familiares. Pero entonces empiezas a leer entre líneas... y poco a poco salen a la luz los conflictos en el hogar familiar y en el colegio, y, discerniendo entre las frases cándidas que refleja Flo en su diario, el lector empieza a darse cuenta de la terrorífica realidad.

No puedo decir más, porque es mejor ir descubriéndolo poco a poco. Solo digo que me costó entrar, pero llegó un momento en que ya no podía dejar de leer; me enganché de mala manera y llegué a quedarme con la boca abierta en más de una escena. Tiene un regustillo a Stephen King (me parece una historia que fácilmente podría haber salido de su imaginación) y se mueve un poco entre el thriller y el terror, aunque el último tercio es definitivamente más terror que otra cosa. También ha habido momentos en que casi me parecía divertido (yo creo que el autor se lo pasó bomba escribiendo esto) y en muchas escenas me quedaba un regustillo amargo, porque toda la historia tiene un trasfondo triste, y más siendo que hablamos de niños tan pequeños. En cuanto a Flo, se pasa la novela tratando de encontrar a alguien que no traicione su confianza. Como dice la primera frase del libro:

—En el fondo, todo es una cuestión de confianza.


La portada del libro con Flo tocando el piano, como hace en más de una escena.

Desde luego, Patrick Senécal ha sido todo un descubrimiento. Ahora a posteriori veo que es un reconocido escritor canadiense de novelas de terror, de muy variados temas y enfoques. Con solo un vistazo rápido a las redes ya he anotado unas cuantas novelas suyas que me gustaría leer en el futuro. Veo que de momento apenas ha sido traducido al español, así que ahí va un llamamiento a las editoriales de terror españolas: leed Flots y luego me contáis si vale la pena traducirlo o no. :)


6 de agosto de 2023

Novela de ajedrez (Stefan Zweig)

Durante la Segunda Guerra Mundial, en un vapor rumbo Buenos Aires, hay un personaje que concentra todas las miradas: es el campeón mundial de ajedrez, Mirko Czentovič, un hombre rudo e ignorante, pero con una habilidad excepcional para anticipar todos y cada uno de los movimientos de sus oponentes. Cada noche le organizan partidas amistosas con otros pasajeros, y Mirko siempre les gana sin esfuerzo. 

Hasta que, para sorpresa de todos, un pasajero, el enigmático señor B., logra acabar una partida en tablas y dejar a Mirko en evidencia. ¿Quién es ese noble vienes que ha logrado igualarse al campeón mundial? Y sobre todo, ¿dónde ha aprendido a jugar al ajedrez? 




Hace poco cayó entre mis manos El mundo de ayer, de Stefan Zweig, uno de esos libros que es inevitable leer con el corazón encogido (no le hice reseña, pero os lo recomiendo muchísimo si queréis sumergiros en una biografía del autor austríaco, que transcurre desde su infancia en las últimas décadas del s. XIX hasta que se desmembra Europa a las puertas de la Segunda Guerra Mundial). Mucha gente me recomendó seguir descubriendo la obra de Zweig con Novela de ajedrez, y tuve la suerte de que me tocara en la última edición de Masa Crítica de Babelio.

Como quizá ya sabéis, me encanta empezar los libros sin saber nada de la trama. En este caso tenía claro que la novela giraba en torno al ajedrez y me despertó curiosidad: ¿cómo lograría Zweig crear una trama atractiva en torno a este juego de mesa? Pues lo consigue, claro que sí...

El narrador emprende un viaje por mar desde Nueva York rumbo a Buenos Aires y descubre que en el vapor también viaja Czentovič, el que entonces era campeón mundial de ajedrez. Se trata de un hombre rudo y sin formación, pero con una capacidad innata para esta disciplina. Enseguida, uno de los caballeros que viajan en el barco le invita a jugar una partida amistosa de ajedrez y pierde sin remedio. Picado, el hombre quiere repetir la partida una y otra vez, pese a que el campeón le cobra una considerable suma por jugar cada vez.

En una de las partidas, un pasajero al que nadie conoce, el señor B., interrumpe para dar un par de indicaciones y, gracias a su intervención, la partida queda en tablas. Tanto Czentovič como el resto de los presentes se muestran asombrados. ¿Quién es ese hombre a la altura de un campeón mundial? Como el señor B. es austríaco, nuestro narrador (se supone que es el propio Zweig, también austríaco) aprovecha este punto en común para presentarse ante él y lograr averiguar algo acerca de la identidad de este misterioso y humilde jugador de ajedrez.

Al principio pensaba que la novela giraría en torno a la vida y el ascenso al estrellato de Czentovič (y quizá su posterior caída), pero no. Cuando irrumpe en escena el señor B. es cuando la novela da un giro y conocemos qué circunstancias llevaron a este correcto señor a aprender a jugar al ajedrez y a ser capaz de derrotar a un campeón mundial, ¡siendo además que llevaba muchos años sin jugar!

No querría desvelar demasiado de la trama, pero acabaremos conociendo las torturas de la Gestapo —no tanto físicas como mentales— y las estrategias de supervivencia que un hombre tuvo que poner en práctica para sobrevivir al horror. Y veremos también cómo a veces el aislamiento y la soledad son peores para la mente que los castigos físicos.

Aunque Novela de ajedrez no está basada en hechos reales, sí que es verdad que está contada de tal modo que parece que lo narra Zweig a partir de su propia experiencia (si no literal con el viaje en barco y el campeón de ajedrez rudo y huraño, sí con la experiencia de las garras de la Gestapo cerrándose en torno a los que no se adherían a sus posturas). Escribió este breve libro desde el exilio en Brasil y lo envió a su editor poco antes de suicidarse. Y sí, es un libro que en ciertos pasajes transmite melancolía, desesperanza ante la situación mundial, pesimismo por el panorama en Europa, como no podía ser menos con una novela escrita en el exilio.

No nos hicieron nada, solo nos instalaron en la más absoluta nada, porque, como sabemos, ninguna cosa en el mundo produce mayor presión en el alma que la nada.

Este libro, además, me ha servido para conocer la colección «Pequeños placeres» de Ediciones Invisibles. Como la propia editorial dice, se trata de «una selección de novelas cortas de los grandes autores de la literatura, para lectores con poco tiempo». Novela de ajedrez me ha causado una impresión muy grata, pues cumple justo con esa premisa y está editada impecablemente. La traducción me ha parecido muy fluida y la firma Clara Formosa.

Otros títulos de lo más tentadores que figuran en esta colección son La solterona, de Edith Wharton, El brazalete de granates, de Alexandr Kuprín, Relato de un desconocido, de Antón Chejov o Felicidad conyugal de Tolstói. Los tengo ya en mi lista de pendientes y espero leerlos pronto.

18 de julio de 2023

El ritual (Adam Nevill)

Este libro lo tenía todo para gustarme: la trama prometía, lo firma un autor de terror reconocido, la cubierta es de lo más sugerente y me hizo muchísima gracia la frase que acompaña a la imagen de cubierta: «Deberían haberse ido a Las Vegas»:


Además, lo empecé a leer en un viaje a Noruega y me pareció que no podía haber escogido mejor lectura. Una noche estaba en una cabaña del año 1900 perdida en medio de una montaña, en un bosque impenetrable de pinos, y el baño estaba en una caseta desvencijada al otro lado de un prado. Allá que me fui yo a las once y media de la noche, entre la luz grisácea que hay en Noruega a esas horas en pleno julio, pensando que de la espesura de aquel bosque silencioso me iba a salir un bicho como el que se pasea por las páginas de este libro... La mejor ambientación posible, ¿no?

La lectura empezó potente. Cuatro ingleses treintañeros, amigos desde hace quince años, deciden irse de senderismo y acampada por una zona de Suecia bastante septentrional. Sin embargo, dos de ellos no están del todo preparados para una aventura de estas características y enseguida empiezan a mostrar una baja forma física. Ante este imprevisto, el líder del grupo, Hutch, decide improvisar un atajo y adentrarse por un bosque virgen con el que deberían ahorrar algunos días de caminata. Una idea brillante, ¿no? No.

Al poco de adentrarse, descubren un animal muerto, destripado, colgado entre las ramas altas de unos árboles. Los cuatro se quedan desconcertados ante esa visión: no creen que ningún animal haya sido capaz de hacer algo así, de colgar esos restos animales a tanta altura y de esa forma... casi como exhibiéndolo. Pese a este encuentro que los deja confusos y asustados, Hutch decide proseguir por el bosque, que parece que va conduciéndolos hacia la espesura y en dirección contraria a la que realmente tienen que seguir. En pocas horas se encuentran perdidos y con la sensación de que algo extraño acecha en el bosque. Encima, empiezan a surgir roces entre ellos, se echan en cara cosas del pasado y las tensiones van en aumento.


El primer tercio del libro me enganchó mucho; las dinámicas entre los cuatro amigos me gustaron y Nevill describe muy bien el ambiente en el bosque, el musgo gris y verde, la humedad por doquier, esa lluvia inclemente, la hostilidad de un monte que parece que tiende hacia ellos ramas y tocones como si fueran manos que arañan y golpean a los caminantes. Y, desde luego, me metí totalmente en la historia después de haber visto aquellos impenetrables bosques noruegos. En algunos de ellos los pinos crecen tan juntos que forman una maraña imposible de traspasar, así que en ese sentido desde luego me metí en la piel de los cuatro amigos, que quieren avanzar en una determinada dirección y el bosque les cierra el paso.

Sin embargo, llega un momento en que la narración se hace un poco repetitiva; cuando ya parece que todo tiene que terminar, miras el libro y ves que aún te quedan unas 200 páginas, así que es inevitable preguntarse qué se va a sacar Nevill de la manga. Y lo que ocurre es que empieza una segunda parte que me ha parecido una ida de olla total. Casi se podría decir que son dos novelas diferentes y, francamente, el libro se podría haber quedado en la primera mitad y habría sido redondo. Esta segunda parte, en la que los antagonistas son tres adolescentes obsesionados con el black metal, no ha terminado de convencerme; no es que la idea fuera mala, pero me ha parecido muy falta de ritmo, muy repetitiva. Con cien páginas menos se podría haber contado lo mismo.

En definitiva, un libro que empecé con muchas ganas y que para mí va de más a menos, con lo que lo he terminado un poco decepcionada. De momento no me quedan muchas ganas de seguir leyendo a Adam Nevill, aunque no descarto ver la peli de Netflix que hicieron sobre este libro, que al parecer aguanta el ritmo mucho mejor.

¿Habéis visto la película? ¿Os llaman este tipo de libros? A mí el folk horror, que es el género en el que encaja en concreto este libro, no es el que más me gusta, pero tenía grandes esperanzas en esta lectura y no he acertado del todo. Lástima...




9 de julio de 2023

El paso del oso (Giuseppe Festa)

Hoy traigo El paso del oso, el libro que recibí en una de las últimas ediciones de Masa Crítica de Babelio. Es de la editorial Duomo, que ha publicado muchas otras novelas en las que los animales tienen un papel protagonista. Os cuento qué me ha parecido.


Viola es una adolescente apasionada por la naturaleza. Cuando sus padres le dicen que le han conseguido una estancia como voluntaria en el Parque Nacional de los Abruzos como premio por sus buenas notas, Viola no puede mostrarse más entusiasmada. ¡Cinco semanas en plena naturaleza ayudando a la buena marcha del parque! 

Kevin es el otro adolescente que será voluntario en el parque, pero él no se muestra tan entusiasmado. Preferiría estar en la playa con sus amigos y pegado al móvil todo el día, pero sus padres le mandan a la montaña como toque de atención por sus malas notas. Lo último que quiere Kevin es estar varias semanas en un entorno hostil para él, «entre esos pringados». Pero al final no hay forma de evitarlo...

La coordinadora de los voluntarios es Barbara, que acoge a ambos jóvenes bajo su ala y poco a poco les enseña el funcionamiento del parque. Pronto aparece en escena Sandro, el guarda forestal, que conoce los Abruzos y a sus habitantes como la palma de su mano después de décadas en su puesto de trabajo. 

La principal preocupación de Sandro es cuidar a los osos del parque, que ahora parecen más vulnerables que nunca. Un cazador furtivo los está acechando y, por si fuera poco, el nuevo director del parque parece más preocupado por explotar económicamente la zona que por proteger a los animales. Sandro, Barbara, Viola y Kevin tendrán que unir fuerzas para combatir a un enemigo empeñado en llevarse la naturaleza por delante...


Es un libro que me atrapó ya desde las primeras páginas. Los osos se incorporan a la narración como un personaje más, en concreto Oso, que empieza a ser una fuente de preocupación porque se ha acostumbrado demasiado a la presencia de humanos en el parque y ha perdido el miedo. Las descripciones de la naturaleza son magníficas, y además la narración alcanza un buen equilibrio entre pasajes descriptivos, acción, reflexiones, avances en la trama... Se refleja claramente la lucha del bien contra el mal, el amor incondicional por la naturaleza y la necesidad de cuidar ese bien tan preciado que tenemos. Por otra parte, me ha encantado la dinámica entre Viola y Kevin: este al principio es muy reacio a estar entre montañas, ni siquiera ha venido con un calzado adecuado (por otra parte, su padre apenas colgó el móvil para despedirse de él cuando lo dejaron en el refugio) y protesta cuando no encuentra conexión a internet. Viola no puede verlo más en las antípodas de sus gustos. Pero poco a poco se produce un acercamiento entre ellos, que está muy bien reflejado en el libro. Además, en un momento dado la afición de Kevin por los ordenadores se revela utilísima para salvar a los osos, lo que supone todo un chute de autoestima para el muchacho.

El paso del oso se dirige a un público adolescente, y me parece una lectura ideal para los jóvenes ahora en verano (que es cuando transcurre la acción), pero es apto para todo tipo de públicos; yo misma lo he disfrutado como una enana. A mí es que me das un libro que pretenda inculcar el amor por la naturaleza y ponga a animalillos en una posición vulnerable y me faltan lágrimas... De todas formas, tampoco es un libro que idealice a los animales; Giuseppe Festa presenta la naturaleza con sus luces y sus sombras y hay más de un momento difícil, porque no siempre ganan los animales (como pasa en la vida, por otra parte), pero eso lo ha hecho para mí aún más real.

El autor se basó en su propio voluntariado en los Abruzos y en su trabajo como biólogo para escribir esta conseguida novela; además, tiene otras dos publicadas en Duomo, una con águilas como protagonistas y otra con lobos.

Y con esta lectura me he acordado de otro libro que también versa sobre osos y ha publicado Duomo, muy adecuado también para lectores jóvenes y adultos: El último oso, de Hannah Gold. Si vuestros adolescentes se quedan con ganas de más lecturas, esta editorial tiene varias propuestas interesantes en torno a los animales y el amor por la naturaleza.



Agarró con fuerza el pelaje del oso y no consiguió contener la rabia. Todo el trabajo, el sudor, toda una vida dedicada a proteger la naturaleza de las pequeñas mezquindades del ser humano para conseguir que toda una especie sobreviviera, preservándola con amor y mimo, con esfuerzo y celo. Todo en vano, el duro trabajo de muchas personas echado a perder por la estupidez de unos pocos. ¡Bestias pretenciosas que sin un arma no eran nadie, no eran nada!


28 de junio de 2023

Las madres no (Katixa Agirre)

Este libro me llamó la atención por las redes y, fiel a mi costumbre de saber lo menos posible de la trama, solo necesité leer este fragmento de la contra para comprarlo:

Una madre mata a sus gemelos. Otra mujer, la narradora y protagonista de esta historia, está a punto de dar a luz. Es escritora, y se da cuenta de que conoce a la autora del infanticidio. Su obsesión se dispara. Pide una excedencia pero no para criar, sino para crear. Para investigar y escribir sobre la verdad oculta tras el crimen.

Hoy traigo Las madres no, de Katixa Agirre, publicada por Editorial Tránsito.




Me gustan mucho las novelas que exploran el tema de la maternidad (Tenemos que hablar de Kevin, La semilla del diablo o El instinto son algunas que me vienen a la mente). Es algo curioso, porque no creo que sea un tema con el que tengo cuentas pendientes en absoluto, pero es verdad que es un asunto visceral que da para muchas disertaciones y puede tratarse desde muchos puntos de vista, todos ellos apasionantes. Este libro de Katixa Agirre (Vitoria, 1981) se abre con la noticia de una madre que mata a sus mellizos de 10 meses, y por lo tanto a priori trata el tema desde el punto de vista del infanticidio.

La protagonista conoció a Alice en su etapa universitaria. Desde entonces perdieron el contacto, pero se pregunta qué pudo pasar por la mente de aquella mujer, con quien no conectó especialmente, que parecía un poco fría y distante, para ahogar en la bañera a sus hijos aquel jueves de verano. ¿Fue pura maldad? ¿Depresión posparto que culminó en un episodio de psicosis? Nuestra protagonista, que es escritora y también ella acaba de dar a luz, decide que su próxima novela girará en torno a este asunto, y para ello decide aparcar su propia maternidad para explorar la de su antigua amiga.

Como no quise leer mucho de la trama me quedé solo en la madre que mata a sus hijos y que la novela se narra a ritmo de thriller, así que quizá me esperaba una cosa y al final ha sido otra. Sí, se narra el pasado de Alice, su lucha por tener hijos que finalmente vinieron por FIV, lo que pudo ocurrir el atroz día de los asesinatos, así como los meses posteriores y el juicio. Pero el libro es casi más un ensayo sobre la maternidad desde el punto de vista de la narradora. Esta explora las aristas de la maternidad según su propia experiencia, cómo te cambia y dejas de ser la mujer de antes para cuidar de esa personita que te necesita. La pareja pasa a un segundo plano, la vida profesional también, por no mencionar la vida sexual, y si te rebelas de ese camino marcado eres señalada. También habla bastante de cómo conjugar esa nueva faceta como madre con el oficio de escribir. Además, sabremos de madres en la historia que abandonaron a sus hijos, una pequeña historia del infanticidio, notas sobre la depresión posparto... 

Dicho esto, es una lectura que he disfrutado un montón. Aunque no me ha parecido un thriller, me leí de un tirón todos los apuntes que plantea sobre las luces y las sombras de la maternidad, hiladas en una trama que deja en el aire más preguntas que respuestas. Es una lectura breve que en apenas 200 páginas condensa muchísimos temas para la reflexión.

El original se escribió en euskera y lo ha traducido la propia autora.


La madre malvada versus la buena escritora: otra disociación. Una checklist incompleta.

√ La buena escritora se encierra en su cuarto y no abrirá la puerta aunque el niño la aporree. Llore o suplique, la buena escritora resistirá. Usará tapones. Pondrá un pestillo extra. Está escribiendo.

√ La buena escritora contrata niñeras para que estén con el niño mientras ella escribe.

√ La buena escritora usa su propia maternidad como materia prima de su literatura, aunque mientras está escribiendo no pueda ejercer de madre.

√ La buena escritora lee libros sobre la teoría del apego, sobre la fisiología del parto, sobre métodos de crianza en la antigua Grecia. No ve que el niño se ha caído del tobogán porque tiene la cabeza metida en un libro.

√ La buena escritora, cuando coge a su cachorro en brazos por primera vez, en la misma sala de partos, ya está pensando en cómo describir el momento de una manera original.

√ La buena escritora es capaz de comentar Madame Bovary desde una perspectiva de género, explicando por qué el deseo sexual de la mujer y su falta de instinto materno son en realidad dos caras de la misma moneda.

√ La buena escritora ha llegado en ocasiones a envidiar a Emma Bovary, que dejaba a su hija recién nacida con un ama de cría y solo la visitaba algunos domingos, pocos en realidad.

√ La buena escritora se pregunta si sus hijos le perdonarán algún día el hecho de ser tan buena escritora.

√ La buena escritora, en realidad, querría ser un hombre.


15 de junio de 2023

La maldición de Kylemore (Jacinta Cremades)

La maldición de Kylemore, de Jacinta Cremades, es el último libro que he podido leer gracias a las lecturas conjuntas que organiza Laky junto con la editorial Duomo. Y es una lectura que nos hará pasear por las calles de París y vivir en una abadía irlandesa, y todo bajo un tremendo halo de misterio, leyendas irlandesas, maldiciones... ¿Nos vamos de viaje?



Las vidas de Adriana, Gela e Ida quedaron marcadas el mismo año en que se conocieron: las tres pasaron un curso escolar con las monjas benedictinas de la abadía irlandesa de Kylemore, en un gigantesco edificio enmarcado por un paraje inhóspito entre montañas y frente a un lago. Pese a no conocerse, el idioma común hace que enseguida se hagan amigas y compañeras de confidencias, travesuras e investigaciones por el amplio recinto.

Sin embargo, algo pasó aquel año de 1994... Algo de lo que han vuelto a hablar muy pocas veces, pero que ha unido su destino para siempre... Las tres están convencidas de que una maldición las persigue desde entonces y que eso impide que sus historias de amor lleguen a buen puerto. Y no solo es que sus noviazgos se rompan, sino que algún que otro pretendiente ha fallecido de manera repentina, y eso hace que las tres amigas se cierren al amor como forma de protección... hasta que Gela les anuncia un día que va a casarse. ¿Cómo que va a casarse? Las tres pactaron no volver a estar con nadie, para no jugársela... Pero Gela no tiene miedo y afirma que no solo va a contraer matrimonio, sino que va a hacerlo en la misma abadía en la que se conocieron las tres...

La abadía de Kylemore, que existe en la realidad y está en Galway (Irlanda).

La novela transcurre en tres líneas temporales:

La primera es la del«presente», en el 2006, y la conocemos a través de los ojos de Adriana. Vive en París, en el piso de su padre, Andrés, un famoso pintor, y trata de escribir una novela y abrirse camino en el mundo de la literatura, aunque no acaba de estar contenta con su trabajo. Es entonces cuando recibe la noticia de que Gela, su amiga de la adolescencia, se va a casar y lo hará en la abadía de Kylemore. A Adriana le causa estupor esta noticia, así que convoca a sus dos amigas a París para saber más y tratar de hacer cambiar a Gela de opinión.

Por otro lado, tanto Adriana como su padre aún se acuerdan de Patricia, la novia que tenía el padre cuando la mandaron aquel año al colegio irlandés. Al volver a Francia, Patricia ya no estaba; abandonó a Andrés y desapareció de sus vidas. Y aunque han pasado ya veinte años, Adriana está decidida a saber qué ocurrió para que se fuera sin volver a dar señales.

La segunda se remonta a la década de 1860. Adriana quiere escribir su novela sobre Irlanda y aquel año que pasó en Kylemore, y para ello se documenta acerca del pasado de la abadía. Así pues, estos capítulos nos transportan al momento en el que el edificio se construyó y la familia que había detrás de tan magna obra, los Henry y todos sus hijos. En concreto una hija, Geraldine, que empieza a pasar más tiempo del esperado con Demian, el hijo de la cocinera, un chaval muy inteligente pero atado a una silla de ruedas y, por tanto, mal considerado por su entorno, pues no «sirve» para trabajar las tierras. Son mejores amigos y parece que poco a poco surge algo entre ellos, pero desde luego nadie va a dejar que la heredera de Kylemore se prometa con el hijo de la cocinera...

La tercera se remonta a 1994, aquel año que Adriana pasó en Kylemore. ¿Qué ocurrió para que las tres chicas salieran de Kylemore con una maldición a las espaldas? Conoceremos a Sister Anne, la monja benedictina que acogió a las niñas bajo su ala protectora y las salvó de más de un apuro... e impartió algún que otro castigo. Estas páginas se leían un poco como una novela de aventuras de Los Cinco, je, je. Por cierto, es verdad que unas monjas benedictinas regentaron un internado para chicas en Kylemore durante muchos años; ¡concretamente hasta el año 2010! Ahora que lo pienso, seguro que se ha escrito más de una novela en torno a ese internado... ¡y no me extraña!


Como veis, no faltan temas en esta novela, y esto no es todo porque aún se tratan un par más: por un lado el trabajo y el carácter del artista (que sale a colación del trabajo del padre de Adriana) y por otro el trabajo del escritor, el camino que hay hasta llegar a tener una novela entre las manos y las preguntas que debe hacerse un escritor. Adriana incluso hace un curso de escritura en algunos capítulos, así que no es algo que se trate por encima.

Por otra parte, muchas de estas ideas que toca la novela parten de la propia experiencia de la autora, que, si no lo he entendido mal, de adolescente pasó un año interna en Kylemore (¡imagínate!), su madre es pintora, pasó su niñez en Francia... Así que parece que Jacinta Cremades no ha tenido que buscar la inspiración muy lejos para componer esta novela.

Los capítulos cortos, los constantes cambios de escenario y una trama que intriga cada vez más hacen que no puedas soltar el libro. Además destaca mucho la ambientación, tanto de París como de Kylemore; se nota que la autora conoce bien ambos sitios y que ha sido natural meterlos en la novela. El inicio del libro se toma su tiempo en presentar a los personajes y ambientar al lector, pero hacia la mitad los acontecimientos se aceleran y hay más de un giro de los acontecimientos que no me vi venir.

Si os apetece viajar a Irlanda, conocer la historia de un sitio tan bonito como Kylemore (que, por cierto, muchos de los datos que cuenta sobre los Henry son totalmente verídicos, y es que la vida de esa familia fue un poco de película), dar un par de paseos por París y sumergiros en una trama con fantasma incluido (y hasta ahí puedo leer), este es vuestro libro.



Yo me he quedado con ganas de visitar Kylemore (por supuesto, y es que menudo sitio) y de asistir a una misa gregoriana en una catedral de París, como hacen Adriana, Ida y Gela en un capítulo. Un libro de lo más inspirador.


14 de mayo de 2023

Almuerzo en el café Gotham (Stephen King)

Un libro más para mi reto de Stephen King, aunque como veis he hecho un poco de trampa porque este es un relato incluido en la recopilación Todo es eventual, pero yo lo he leído de manera independiente gracias a la edición ilustrada que publicó Nórdica el año pasado.

Este es el texto de la contra de la editorial:

Un hombre llamado Steve Davis llega a casa un día y encuentra una carta de su esposa, Diane, que le dice con frialdad que ella lo ha dejado y tiene la intención de divorciarse. La partida de Diane lo impulsa a dejar los cigarrillos y comienza a sufrir abstinencia de nicotina. El abogado de Diane, William Humboldt, llama a Steve con planes de reunirse con los dos para almorzar. Se decide por el café Gotham y fija una fecha.

La desesperación del protagonista por un cigarrillo y por su ex es casi insoportable, pero nada comparado con los horrores que le esperan en el moderno restaurante de Manhattan.

Se trata de un relato muy breve que se lee en apenas una hora y condensa a Stephen King en toda su esencia: esa manera de perfilar a unos personajes memorables, que ya crees conocer en apenas cuatro páginas, una trama que empieza despacio pero atrapa desde el principio y una deriva de los acontecimientos que me recordó a algunas escenas de mi libro favorito de King, La tienda, debido a esa especie de chillidos guturales y el uso de palabras inventadas en medio de un ataque de locura.

Stephen King también es muy bueno a la hora de describir las pesadillas cotidianas a las que algunas personas se enfrentan, como un insoportable dolor de artritis en el caso de La tienda o las ganas de fumar de Steve en este libro, que hacen que antes de dormir cuente marcas de cigarrillos en lugar de ovejitas...

Por otra parte la trama va un poco más allá de lo que parece en la superficie (son un pelín spoiler, advierto). Yo he entendido que el protagonista podría tener una especie de trastorno disociativo, porque la esposa parece enfurecida y aterrorizada a partes iguales ante su presencia y él no tiene ni idea de por qué ella se comporta así. También se alude en una página a la «vena obsesiva» del protagonista. En las últimas páginas él también parece abrazar un poco la locura...

Como veis, en un relato corto (90 páginas en esta edición ilustrada) King consigue entretener al lector (hay fragmentos francamente divertidos, otros horrorizan) y encima nos deja preguntándonos qué había detrás del comportamiento de Steve o de Diane. A mí, desde luego, me encantaría leer más historias protagonizadas por Steve Davis.


Aunque llevaba veinte años fumando entre veinte y cuarenta cigarrillos al día, no recuerdo ninguna súbita decisión de dejarlo, ni vocecillas discrepantes en mi interior, ni siquiera una sugerencia mental de que tal vez dos días después de que tu esposa se marche no es el momento ideal para dejar de fumar. 


Os recomiendo mucho esta edición, con la impecable traducción de Íñigo Jáuregui y las ilustraciones de Javier Olivares que tan bien han capturado la esencia del maître y que contribuyen a que te metas por completo en la historia.

De esta colección también leí hace unos meses La cata, de Roald Dahl, otro relato que me pareció buenísimo e iba acompañado de unas ilustraciones ideales, y que aprovecho para recomendaros también.


Por cierto, ahora necesito un vestido verde con motitas negras y una raja en un lado. :D


12 de mayo de 2023

La mujer del serial killer (Alice Hunter)

Traigo una nueva lectura conjunta que han convocado el blog de Laky y un nuevo sello editorial, Newton Compton Editores: gracias a ambos por organizarlo. El libro, La mujer del serial killer, acaba de salir al mercado, así que si os llama la atención está ya disponible en las librerías y a un precio fantástico para un libro en tapa dura: algo más de 12 euros. 


Beth y Tom tienen el matrimonio perfecto: él trabaja en Londres, pero viven en un pueblecito y Beth regenta una cafetería donde también se pinta cerámica. Tiene una hija de 4 años, Poppy, y ambos sienten que no pueden desear nada más. Incluso mantienen la pasión como el primer día... Sin embargo, para Beth todo ese mundo perfecto se viene abajo cuando detienen a Tom por la desaparición y presunto asesinato, hace años, de una exnovia. Pero no puede ser, ¿no? Tom es el marido perfecto, el padre ideal; un mazazo semejante no cuadra con la vida que tienen organizada... 

Tom está detenido en comisaría y de momento no va a volver a casa, así que Beth tiene que lidiar con su día a día sola: intentar que Poppy no se dé cuenta de nada, justificarle la ausencia de su padre como puede, hacer frente a la oleada de periodistas que tiene en la puerta y aguantar las miradas curiosas de las otras madres en la puerta del colegio. Y no solo miradas curiosas, también hay alguna de odio, pues muchos se preguntan cómo es posible que ella, la mujer del presunto asesino, no se diera cuenta de nada...

Así las cosas, Beth trata de seguir adelante como puede y se apoya en uno de los padres del colegio, Adam, quien está pasando también un duelo porque perdió a su mujer un año atrás de un shock anafiláctico. Sin embargo, lejos de declarar a Tom inocente las pruebas se empiezan a acumular contra él y aparecen más posibles víctimas. ¿Es todo un tremendo malentendido o es Beth la mujer de un serial killer?

Alice Hunter nos plantea en este libro si de verdad conocemos a quienes nos rodean, introduciendo de paso todos los ingredientes habituales en un domestic noir: unas vidas aparentemente perfectas que transcurren en el ámbito doméstico, vidas de repente quebradas por el descubrimiento de un crimen, todo aliñado con dosis de suspense en capítulos breves que hacen que el libro se devore en pocas tardes.

Lo bueno de este libro es que da justo eso que promete: una lectura rápida y adictiva con continuas sorpresas y un giro inesperado en el desenlace final. Lo menos bueno es que es una fórmula que han usado muchos antes y, en ese sentido, La mujer del serial killer no innova demasiado. Es más, ya lo lees sospechando de todo el mundo porque sabes que el giro llegará tarde o temprano. Y ojo, no es que piense que no se puede repetir esa fórmula... solo que quizá hay otros libros que lo hacen con más acierto (como El instinto, de Ashley Audrain). 

En este caso admito que me ha costado empatizar con Beth y la trama se entretiene demasiado en Poppy, la guardería, la cafetería, sus preocupaciones por los cambios que se le vienen encima... y quizá me hubiera gustado saber más de Tom y también de las víctimas, en las que no se ahonda mucho.

Y otro tema que no puedo dejar de mencionar es el texto. Me ha parecido que a la traducción le habrían ido bien una o dos rondas más de corrección. No solo por las erratas, que las hay, sino porque la traducción tiene giros raros que convendría haber pulido:

Tan buen punto he cruzado la entrada de Moore & Wells empiezo a analizar... (Un calco del catalán).

Me tranquiliza saber que todavía quiere que seamos amigos. Por el momento, en cualquier caso. (Se me ocurren mil formas de decir esto de manera más natural y se repite en el texto de manera constante).

Frunce los labios y sus labios se achican al cruzarse con los míos. (Sospecho que los segundos labios son ojos).

... y que tuviste suerte de no ser una otra víctima suya... (O errata o calco del catalán...).

Hay más ejemplos pero tampoco quiero hacer sangre. Es solo un pequeño tirón de orejas para que los editores cuiden más la calidad de sus textos, porque está clarísimo que la traducción cambia por completo la experiencia lectora.

Dicho todo esto, ¿recomiendo este libro? Sí, porque como decía antes cumple su función de entretener y enganchar. Con este tipo de novelas, siempre que leo tengo en mente a mi madre y pienso si esa novela le gustaría, y en este caso no tengo dudas de que se lo recomendaré (solo que ya me podrían haber traducido ese «serial killer» del título o los «latte», que la pobre no sabrá lo que son).

Además todas las participantes en la lectura conjunta hemos estado enganchadísimas, así que no tengáis muy en cuenta esta reseña que quizá me ha quedado más gruñona de lo habitual. Si os gusta este género, La mujer del serial killer es un libro que os absorberá durante días.  


23 de abril de 2023

La estrella de la mañana (Karl Ove Knausgård)

Cuando vi que proponían este libro en Masa Crítica de Babelio me llamó la atención. Hace tiempo que quería leer algo de Karl Ove Knausgård, pero me imponía la idea. Me daba la impresión de que es un autor difícil de leer, dado a escribir obras magnas y complejas (recordemos que para su autobiografía, que publicó cuando solo tenía dos novelas en el mercado, escribió 3.500 páginas en seis tomos). Cuando recibí el libro, 775 páginas con la frase «El retorno a la novela de un autor de estilo inconfundible» en la faja, no me quedé más tranquila...



Y, sin embargo, empiezas a leer y te engancha. La novela transcurre a lo largo de dos días en una zona costera vacacional de Noruega. Los capítulos están narrados en primera persona, cada uno desde el punto de vista de un personaje (y hay nueve personajes en total): un hombre de vacaciones con sus tres hijos y una esposa con un brote psicótico. Una mujer, pastora en una iglesia y traductora de la Biblia, que tiene problemas en su matrimonio. Una joven dependienta de una tienda de comestibles que se encuentra con un antiguo profesor de quien no quiere saber nada. Una enfermera que trabaja en trasplantes de órganos y una noche vive un suceso espeluznante. Un periodista de moral dudosa y el punto de vista de su mujer, que trabaja en una residencia de personas con discapacidad. Un hombre que lleva una vida solitaria y ociosa en su cabaña de la costa; su medio de vida es el ingreso que le pasa mensualmente su padre, millonario.

Las historias se entrecruzan ligeramente de vez en cuando, pero son bastante independientes. Al principio cuesta un poco entrar, no lo niego. La vida cotidiana de cada personaje se cuenta en detalle, hasta el punto de que tenemos capítulos de 50 páginas, pero poco a poco se va viendo un hilo vertebrador: ese primer día ha surgido una nueva estrella en el cielo. Y a esto se van sumando cosas raras, que primero se perciben levemente, pero luego se hacen cada vez más patentes: una extraña ola de calor (estamos en Noruega), apariciones bíblicas de cientos de animales, visiones extrañas, un crimen macabro... ¿Será todo debido a la influencia de la nueva estrella? 

Esta tensión, estos elementos sobrenaturales que van poblando la trama poco a poco van cobrando importancia y van creando una atmósfera cada vez más inquietante. El libro de hecho está escrito a ritmo de thriller. Es un poco pausado al principio, pero cada capítulo termina con un cliffhanger que te deja con ganas de seguir leyendo. De hecho, yo me descubría mirando el índice para ver si tal personaje volvía a aparecer (hay algunos que solo salen en un capítulo, a otros se les dedican más). En algunos casos, la historia queda en el aire y no aparecen más capítulos de ese personaje. Al final entendí —también mirando por internet— que este es solo el primer libro de una serie que no sabemos cuántas novelas va a tener. De hecho creo que no lo sabe ni el autor, que, por lo que he leído en alguna entrevista, va escribiendo un poco según se lo dictan las musas. Viendo las 3.500 páginas de su autobiografía, creo que tenemos historia para rato.

¿Voy a seguir leyendo esta serie? De momento es un sí rotundo: me da igual lo largo que sea, pero yo quiero saber qué les pasa a los personajes que ha creado en La estrella de la mañana. Pero esto me hace preguntarme lo siguiente: ¿hasta qué punto está Knausgård exigiendo mucho al lector? Que se embarque con él en una lectura de miles de páginas, que esté dispuesto a comprarse ¿cuatro o cinco? libros de 700 páginas cada uno, y a veces sin conocer siquiera al autor. Yo de momento me embarco en el viaje, pero no tengo claro hasta qué punto es mucho pedir ni tampoco si esta es una buena estrategia para ganar nuevos lectores. Por cierto, he mirado la contra, las solapas, la cubierta... y en ningún sitio pone que es el primer libro de muchos, así que avisados estáis.

Al principio, como me gusta no leer nada de las tramas de antemano, no había visto que comparan este libro de Knausgård con Stephen King. Ahora que he terminado el libro puedo ver que sí, hay similitudes. Primero por cómo trata a los personajes, que es una de las cosas que más me gustan de King: aquí los personajes cobran vida, te parecen tremendamente reales y te puedes sentir identificado con sus preocupaciones. Por ejemplo, estás viendo el apocalipsis por la ventana, una nueva estrella que se dibuja en el cielo y una serie de acontecimientos extraños que pasan en tu día a día, y sin embargo a ti lo que te preocupa es qué es lo que sientes por tu marido o qué le pasa a tu hijo adolescente, que parece tener algún problema psicológico. Por cierto, quizá sea este un reflejo de la pandemia, que es cuando se escribió el libro; miras afuera, ves el desastre, pero tienes que seguir lidiando con tu cotidianeidad... Y luego tiene un ritmo de thriller y un tonillo apocalíptico, con tintes de terror sobrenatural, y todos los capítulos acaban con un golpe de efecto, así que sí, se puede decir que es una comparación acertada con King.

He leído que el autor ha publicado ya en noruego los dos libros siguientes de esta serie e imagino que en Anagrama ya están enfrascados en la traducción, así que estaré atenta. De momento, yo me embarco en este viaje y además lo recomiendo. ¿Os venís?


La estrella seguía brillando al norte incluso ahora, por la mañana, cuando el sol ya había salido.

Entonces tenía que ser potente. O encontrarse cerca.

Una estrella de la mañana.

Yo soy la estrella resplandeciente de la mañana, dijo Jesús.

Pero en Isaías la estrella de la mañana era el Diablo. 


Gracias a Masa Crítica de Babelio y a Anagrama por haberme ofrecido mi primera incursión en la obra de Knausgård (¡qué viaje!). La traducción es magnífica y la firman Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo.


18 de abril de 2023

La lógica de la luz (Cristina Cassar Scalia)

Hace justo un año hicimos una lectura conjunta con Laky y Duomo Ediciones del primer libro de Cristina Cassar Scalia, Arena negra, que nos transportaba a Sicilia de la mano de Vanina Garrasi y los casos con los que se encuentra como subcomisaria de la Policía Judicial de Catania. 

Hoy traigo, en una nueva lectura conjunta, el siguiente caso de la serie, que Duomo acaba de traducir: La lógica de la luz.


Son las cuatro y media de la mañana. El doctor Manfredi Monterreale y el periodista Sante Tammaro están practicando la pesca al candil desde una barca muy cerca de la costa (justo lo que ilustra la preciosa cubierta de Davide Abbati). Así ese par de amigos se convierten en testigos privilegiados de un posible homicidio: un hombre arrastra con dificultad una pesada maleta hasta las rocas, la tira y sale pitando junto a un cómplice.

Al día siguiente una llamada anónima a la comisaría alerta a Vanina Garrasi de una desaparición y posible crimen. Vanina relaciona un hecho con el otro, concluye que las casualidades no existen y que quizá la persona dentro de la maleta era la joven desaparecida, Lorenza Iannino. 

Así se pone en marcha la investigación. Tirando con paciencia del hilo, Vanina y su equipo descubren la doble vida de Lorenza Iannino, una abogada intachable que había alquilado un chalé a espaldas de su círculo más cercano y donde organizaba fiestas desenfrenadas con alcohol y drogas. Y fue en una de estas fiestas donde desaparece. La trama avanza y todo parece apuntar a una persona turbia de su entorno laboral. De hecho, ahí hacen un paralelismo con la pesca al candil que me ha gustado y que, por cierto, da pistas de por qué el libro se llama así:

—Mire, Tammaro, es como si este homicidio hubiese encendido un foco justo encima de [un sospechoso] y, poco a poco, nos estuviese permitiendo descubrir otras muchas cosas. Lentamente, una a una, todos los días salen a la luz cosas nuevas. [...]

—Como con el candil. Ya saben, esa luz potente que se monta en la barca y que sirve para atraer a los peces. [...] La pesca al candil tiene su propia lógica. Hay que encender la luz, guardar silencio y estarse lo más quieto posible mientras se van preparando las redes. Tarde o temprano, hasta los peces mejor escondidos suben a la superficie. Y, una vez allí, ya no pueden escapar.

Vanina pensó que era la imagen perfecta para describir el caso.

Debo decir que ya al inicio de la historia empecé a olerme por dónde iban a ir los tiros y no fallé, pero la autora se guarda unos cuantos ases bajo la manga y en el último tercio del libro nos plantea un par de giros de guion que no me he visto venir para nada y me han parecido muy bien traídos. Y es que, a pesar de que el equipo de Vanina avanza implacable recogiendo pruebas y siguiendo pistas, a la subcomisaria las piezas no acaban de cuadrarle, y su veterano olfato policíaco no la abandona hasta llegar a los giros del mismísimo final del libro.

Por el camino, acompañamos a Vanina en un paseo gastronómico por Sicilia (la subinspectora no siempre tiene tiempo para comer, pero ay, cuando lo encuentra...) y la narración está salpicada de referencias al cine clásico italiano. Me he descubierto buscando en Google más de un actor o actriz clásicos con los que la autora comparaba a sus personajes para hacerme una idea de su aspecto físico.

Y por último, sigo opinando que me gusta el personaje de Vanina Garrasi, con sus demonios del pasado (la muerte de su padre, un amor al que no sabe si cerrarle la puerta definitivamente o abrirla de par en par), sus cafés con bollos de crema y sus noches sosegadas en el huerto de los cítricos de su casa, sentada en una silla de hierro, envuelta en una manta y cigarro en mano, con la vista fijada en el Etna.

Cogió un último cigarrillo y se lo fumó en paz con la mirada fija en la «muntagna», que le hacía compañía expulsando un hilillo de humo.

Todas mis impresiones han sido positivas, pero una pega sí que le voy a poner a este libro (algo que también pasaba en el anterior): la cantidad de personajes que hay, todos con nombres italianos que me costaba distinguir. Además al personaje te lo presentan una vez y ya, luego tienes que confiar en la memoria (o en el papel, porque os aseguro que al final he optado por irme anotando quién es quién en un folio, jejeje). Lo bueno es que al equipo policial más cercano a Vanina ya lo vamos conociendo del libro anterior y todos acaban resultando entrañables; están muy bien caracterizados y sus andanzas se leen con gusto. En definitiva, es una lectura en la que, por el montón de personajes, la abundancia de datos y los giros de guion, hay que estar bien atento. Pero el resultado es una novela policíaca con tintes clásicos y sabor italiano que no decepciona.

La traducción es de Montse Triviño (creo que el original tiene mucho de dialecto siciliano y no creo que haya sido fácil de traducir, pero suena todo muy idiomático en español) y el libro se acaba de publicar hace unas pocas semanas. Buenos fichajes para el Día del Libro, que ya está casi ahí...