31 de diciembre de 2021

La luz entre los océanos (M. L. Stedman)

Hoy traigo un libro del que, inexplicablemente, no había oído hablar en mi vida. Y no me lo explico porque veo que es una lectura tremendamente popular, maravillosamente escrita, con un tema que da para un buen debate y del que hicieron una peli con Michael Fassbender de prota. Lo dicho, no me lo explico. Tras haberlo terminado al filo de la Nochevieja, confirmo que se va directo a las mejores lecturas del año. Cómo me encanta que los libros me sorprendan...

Australia, década de 1920. Tom acaba de volver de la guerra, donde miró a la muerte cara a cara y donde se juró no volver a hacer daño a ningún ser humano. Consigue el trabajo ideal para calmar su espíritu silencioso y retraído: será farero en Janus Rock, un islote sin apenas contacto con el exterior, salvo el barco que acude cada tres meses a traerle provisiones. Justo antes de partir a su nuevo puesto de trabajo conoce a la alegre y soñadora Izzy, una joven del puerto más cercano, se casan y, aunque un destino tan aislado no es su lugar soñado, Izzy enseguida se adapta a la vida solitaria de la isla junto a su adorado Tom.

Punto del suroeste de Australia en el que transcurre la acción. 

Sin embargo, los niños no llegan y para Izzy la vida en la isla cada día es más difícil. Hasta que una mañana se produce un «milagro» inesperado: a la isla llega una barca con un hombre muerto y un bebé de apenas semanas. La tentación de quedarse al bebé solo unos días es demasiado grande. Y el hecho de vivir en una isla fuera de las miradas juzgadoras del mundo hace que ambos acaben aceptando esta decisión cuestionable (Isabel con naturalidad, Tom con más reservas). Sin embargo, es inevitable que al final el pasado de la niña haga acto de presencia y rompa la burbuja que la pareja había creado en su isla.

Hay varias cosas que me han enamorado de este libro, y destaca una en primer lugar: el protagonismo del faro como lugar donde se desarrolla la acción y como símbolo. El faro, la profesión de farero y el ritmo incesante que marca el océano son en parte los protagonistas. La autora investigó cómo era el oficio de farero hace uno o dos siglos, explica el funcionamiento y el mantenimiento de un faro (que Tom cumple con precisión) e incluso leyó diarios de los que tenían que escribir los fareros con una entrada para cada día, donde debían quedar registradas las condiciones climatológicas y cualquier evento que se saliera de lo normal.

Diario de un farero (faro Pottawatomie, 1874).

Además, la vida del farero debía regirse por la disciplina tanto en su vida personal (que debía ser intachable) como en el cuidado y el mantenimiento del faro. En este aspecto Tom es muy estricto; le gusta la monotonía y la serie de normas que impone vivir en un faro. En cuanto al faro como símbolo, abundan las metáforas de luz frente a oscuridad, perdido frente a encontrado, peligro frente a refugio, aislamiento frente a comunicación, claridad frente a misterio. Representan viajes, y peligro, y la lucha del hombre frente a la naturaleza, y todo ello aparece una y otra vez en forma de reflexiones en la trama. La forma de narrar de la autora es preciosa, hay un montón de frases que conectaban conmigo y habría subrayado medio libro. Es cierto que la narración es muy descriptiva, pero el libro no se me ha hecho pesado para nada.

Por otra parte, la prosa me ha parecido maravillosa, llena de descripciones del océano y la naturaleza, y también describe a la perfección el carácter de los personajes. Esto es de particular importancia porque cada uno reacciona ante el dilema de quedarse o no al bebé a su manera, y se explica tan bien que iremos empatizando con todos ellos por turnos. Para mí el verdadero protagonista y héroe de esta historia es Tom; Izzy no siempre cae bien y en ocasiones puede parecer egoísta, y sin embargo empaticé con ella y pude entender por qué actúa como actúa. En este libro todos los personajes son importantes para contar la historia, no sobra ni uno, y es inevitable sufrir con los giros que va tomando la trama y con las reacciones de todos ellos. Es una de esas novelas que te envuelven totalmente, entre las descripciones de la naturaleza y los hechos a los que se enfrentan los personajes, acabé pensando en la historia a todas horas del día; a mi hija le iba explicando la trama ¡y la he tenido intrigadísima durante días!


Otra cosa que me ha gustado es el tema central, cómo dos personas buenas pueden tomar decisiones malas, y gira en torno también a la capacidad de perdonar, de aprender de los errores y de diferenciar el bien y el mal. De cómo el sentimiento de culpabilidad acaba minando a un hombre bueno, que se debate entre el amor y el deber. De lo que es capaz uno de hacer por amor, y de si es legítimo conseguir lo que queremos a cualquier precio. El lector no podrá situarse en ningún extremo, sino que se moverá en una especie de zona gris, desde donde entenderá el razonamiento de todos los personajes. 

Por cierto, la trama se desarrolla en Janus Rock, y el nombre hace referencia al dios de las dos caras Jano, que es el dios de las puertas, de los comienzos y los finales (por eso dio nombre al mes de enero/January). Como decía antes, esa fuerza entre dos opuestos se repite continuamente en la trama: la isla se encuentra en el punto en que se juntan dos océanos, uno frío y tempestuoso, el otro tranquilo y cálido. La oposición entre amor y deber, entre justicia y culpabilidad. La oposición de dos familias. La diferencia entre los dos protagonistas: Tom es el verdadero héroe de esta historia, e Izzy es más egoísta y el lector no conectará tan fácilmente con ella.

El dios Jano.

En definitiva, un libro que te envuelve y te hace vivir una historia emocionante, triste, sobrecogedora, en la que no sabes qué les ocurrirá a los personajes; solo sabes que ninguno saldrá indemne, que ninguno volverá a ser el que era. Una de esas historias que se te meten dentro y que no olvidas... Una lectura de diez.


Yo la leí con mi club de lectura en inglés, pero la traducción al español la publicó Salamandra y la tradujo Gemma Rovira Ortega, lo cual solo es sinónimo de cosas buenas.



23 de diciembre de 2021

La artista de henna (Alka Joshi)

Esta es la historia de Lakshmi, una mujer que vive en la India en 1950 y decide tomar las riendas de su propio destino (con todo lo que eso significa). Obligada a casarse con solo 15 años, Lakshmi huye de una vida de maltratos por parte de su marido y se dirige a la ciudad rosa de Jaipur. Allí aplicará las enseñanzas de su suegra, que era una especie de curandera, y empezará a trabajar como artista de henna. El libro comienza cuando Lakshmi tiene ya 30 años. Se ha labrado una buena reputación entre sus acaudalados clientes y ha conseguido ahorrar lo suficiente para construirse una casa. Las obras no han terminado, por lo que Lakshmi debe seguir trabajando duro para pagar sus deudas, pero lleva una vida cómoda y es feliz con todo lo que ha conseguido por su cuenta. Es entonces cuando el pasado llama a su puerta, pues su marido averigua su paradero y se planta en su casa con Rhada, una niña de 13 años que resulta ser su hermana (a quien nunca conoció). La irrupción de Rhada en la vida de Lakshmi amenaza con hacer trizas el futuro que había planeado tan cuidadosamente.

La trama de por sí ya me resultaba interesante, pero este libro es mucho más: por un lado nos enteraremos de la difícil situación de la mujer en la India de aquella época. Una mujer no podía separarse, se consideraba propiedad de su marido, y si osaba abandonarlo la vergüenza recaía no solo sobre ella, sino sobre toda su familia. Por este motivo, Lakshmi intenta mantener su pasado en estricto secreto: no quiere que sus clientas de clase alta encuentren una sola falta en ella, pues algo así echaría por tierra su reputación y además sería catastrófico para su negocio.

Otro aspecto interesante del libro es el papel de la artista de henna, que yo no conocía: hace dibujos con henna en la piel de las señoras de clase alta de Jaipur como símbolo de buen augurio en multitud de celebraciones y fechas señaladas, y también es una especie de curandera: conoce muchos remedios a base de hierbas que curan las afecciones de sus señoras, desde una erupción cutánea hasta la apatía y el abatimiento. En estas interacciones entre la artista y sus señoras es cuando más patente queda la abismal diferencia no solo entre clases, sino entre las diferentes castas.

La autora plantea además un debate interesante porque otro de los trabajos de Lakshmi, que lleva a cabo con mucha discreción, es preparar unas bolsitas con una infusión para ayudar a abortar a las mujeres que lo necesitan. Pero estas bolsitas no son solo para las prostitutas o mujeres de clase baja que no podrán dar de comer a esos niños, sino que también sirven para tapar los deslices de los hombres ricos y evitar que una de sus múltiples amantes les meta en un buen lío con la llegada de un bebé no deseado. Es un tema que surge una y otra vez a lo largo de la trama y que desde luego da para un buen debate.

Por otra parte, Lakshmi se encuentra de repente acogiendo a una hermana que ni sabía que tenía (ella se fugó con 17 años y Rhada tiene 13). Los padres de ambas han muerto ya y Rhada no tiene a nadie en el mundo, por lo que lo lógico sería que ambas se aferren la una a la otra, pues son familia de sangre, al fin y al cabo. Sin embargo, las peleas entre ambas son constantes y me ha gustado el ritmo que este choque de caracteres imprime a la narración. Rhada tiene la rebeldía propia de los 13 años y desde luego su vida ha sido muy difícil, pero más de una vez daban ganas de gritarle que espabile y que aproveche la impagable oportunidad que le ha dado el destino.

Por último, el libro nos permite asomarnos a la vida palaciega de Jaipur, con su majarahá y su maharaní y el tipo de vida opulenta que llevaban (me llamó mucho la atención, por ejemplo, la costumbre de cerrar los tratos ¡tomando opio!).

Como veis, son muchos los temas que trata La artista de henna, y sin embargo es un libro que se lee solo. Transporta al lector a la India de mediados del siglo pasado, pone el foco en la difícil situación de la mujer, revela el choque entre la medicina tradicional y las supersticiones en un país que poco a poco se abre al futuro, y enseña un montón de costumbres de una cultura tan lejana a la nuestra. Y todo eso sin restarle emoción a la trama. Algunos fragmentos los leí con un nudo en el estómago y otros con los ojos arrasados de lágrimas. De verdad que no puedo recomendaros esta lectura más encarecidamente.

Por cierto, La artista de henna es la primera novela que ha escrito Alka Joshi, y forma parte de la «trilogía de Jaipur». El segundo libro de la serie se llama The Secret Keeper of Jaipur y gira en torno a Malik, el joven ayudante de Lakshmi, que por cierto ha sido uno de los personajes que más me han gustado. Espero que Maeva tenga planeado traducir este segundo libro también, porque estoy segura de que va a valer la pena y funcionará tan bien como el primero.

La traducción en este caso la firma Ana Belén Fletes y me ha parecido una edición muy cuidada, que siempre es de agradecer. Como siempre, gracias a #SoyYincanera y a la editorial Maeva por la iniciativa y el ejemplar.


6 de diciembre de 2021

Jadav planta un bosque (Philippe Zwick Eby)

Lo primero que me llamó la atención de este libro es que está basado en hechos reales: cuenta la historia de Jadav Payeng, un niño que se dedicó a plantar un árbol al día durante 40 años hasta convertir un terreno baldío en toda una reserva forestal en su país, la India. ¿Os imagináis?

Cuando era niño, Jadav vivía en una zona muy árida de la India, una zona que cada año, durante el monzón, sufría terribles inundaciones que arrasaban con todo a su paso, incluidas las escasas pertenencias de la familia de Jadav (por ejemplo, si la familia conseguía ahorrar lo suficiente para comprar una vaca, muchas veces esa vaca se veía arrastrada por las riadas y la perdían).

Y es entonces cuando Jadav hace algo crucial: mira a su alrededor y se pregunta «¿Qué podría hacer yo?». Pregunta a sus profesores y estos le aconsejan que plante bambú para dar sombra a las serpientes de agua que mueren tras las riadas y para que, con sus raíces, sujeten la tierra. La siguiente inundación arrasa con todo, ¡pero las plantitas de bambú que puso Jadav el año anterior han sobrevivido! Se da cuenta de que las plantas van a ser la clave, así que poco a poco va sembrando semillas y plantando ramitas hasta que, pasados muchos años, consigue no solo una jungla, sino un hogar para muchas familias que se mudan allí y también un hábitat para muchos animales salvajes.

Pero no todo serán vino y rosas en esta aventura, pues a veces los vecinos no están de su parte y los animales salvajes interfieren demasiado en el día a día de la comunidad que vive en el bosque. No obstante, pese a todo ello esta es una historia con final feliz que retrata la hazaña increíble que logró una sola persona y tuvo un impacto positivo y directo en su comunidad.



A los niños lo primero que llama la atención de este libro son las llamativas ilustraciones en bonitos colores y la textura gruesa de las hojas. Y otra cosa: las páginas no cuentan la historia sin más, sino que los márgenes incluyen información adicional que pone la historia en contexto y amplía datos interesantes, algo que gustará a los niños con curiosidad insaciable. Además, en muchas páginas sale una pregunta que interpela directamente a los niños y les hace preguntas que les harán reflexionar. Aquí podéis ver una:


Como veis, una propuesta muy completa la que nos trae la editorial Vegueta Infantil: un libro que cuenta una historia entretenida (¡y real!) a los niños, con preciosas ilustraciones, con datos complementarios para que aprendan, y con cuestiones que les harán pensar. Y lo más importante: ojalá sea un cuento que incite a los niños a preguntarse: «¿Qué podría hacer yo?».

Por último, os dejo una foto del auténtico Jadav Payeng, todo un ejemplo del que tenemos que aprender:


Gracias a la editorial Vegueta Infantil y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar.