25 de diciembre de 2020

Canción de Navidad (Charles Dickens)

Un buen día —el mejor de todos los días del año: la víspera de Navidad—, el viejo Scrooge trabajaba afanosamente en su despacho. El tiempo era frío, áspero, destemplado y, además, brumoso; y él podía oír cómo las gentes que iban y venían por la plazuela jadeaban, se golpeaban el pecho con las manos y zapateaban sobre las piedras del pavimento para entrar en calor. Los relojes de la ciudad acababan de dar las tres, pero la oscuridad era ya completa: no había luz diurna, y las velas brillaban en las ventanas de las oficinas próximas como manchas rojizas en el aire espeso y oscuro.

Hace unos años llegó a mis manos una preciosa edición no venal bilingüe de Canción de Navidad, pero es una historia que no puede leerse en cualquier momento. No, quería empezar a leerla los días previos a la Navidad, y si era en Nochebuena mejor que mejor. Tras varios años sin encontrar hueco (diciembre suele ser infernal de trabajo y ajetreos varios), esta vez sí encontré el momento y acabo de terminarlo, justo la noche de Navidad.


Y qué razón tenía quien decía que es la lectura perfecta para estas fechas. Evoca a la perfección el espíritu navideño, el amor, el optimismo, la alegría, las buenas acciones... ¡e incluye un pavo que podría alimentar a una familia de 15 personas! Pero claro, no todo el mundo tiene ese espíritu navideño, así que la historia nos presenta a Scrooge, un avaro cascarrabias con un corazón de piedra que ha olvidado ese espíritu y que se complace en tratar mal a los demás y en acumular moneda tras moneda... hasta que recibe la visita de cuatro fantasmas (Marley incluido). Me ha encantado el ambiente que crea Dickens a lo largo de la novela, sobre todo con el fantasma de Marley y el del futuro: un ambiente gótico tremendamente conseguido que engancha hasta el final, y eso desde la primera y enigmática frase: «Marley estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda al respecto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento». También me ha gustado el retrato que pinta Dickens del día a día en aquella época, el frío que se cala hasta los huesos desde las primeras escenas, la alegría de las gentes humildes, la transformación de Scrooge... Es una novela redonda en muchos aspectos.

Aparte de la historia en sí, que tiene todos los ingredientes para que a uno le entre el espíritu navideño, lo que más me ha gustado es el lenguaje que usa Dickens; además, con esta edición bilingüe, que presenta original y traducción en paralelo, he podido analizarlo en detalle. Me han gustado los diálogos, rápidos y con frases memorables que tan bien se han adaptado luego al cine y al teatro, y los toques de humor y juegos de palabras que introduce Dickens aquí y allá. Es verdad que a veces se va un poco por las ramas con determinadas anécdotas, pero en conjunto es un libro que se lee fácilmente de Nochebuena a Navidad y condensa a la perfección esas características que la Navidad exacerba pero que todos los Scrooge deberían buscar también el resto del año; desde luego, resulta fácil entender por qué esta novela se convirtió en un clásico.

Una lectura ideal para diciembre que no dudaré en repetir otro año.




13 de diciembre de 2020

Los guardianes (John Grisham)

A estas alturas de mi vida lectora, sigo teniendo una larga lista de autores megaconocidos con los que no me he estrenado todavía. Hoy tacho de mi lista de pendientes a un autor con una carrera tan dilatada y prolífica como John Grisham, y estoy segura de que esta no será la última novela que lea de él. ¡La he disfrutado como una enana!

Cullen Post es un sacerdote y abogado al frente del Ministerio de los Guardianes, una pequeña organización sin ánimo de lucro que lucha contra sentencias injustas y recorre el país tratando de reabrir los casos de los olvidados del sistema, esas personas que llevan décadas en prisión e incluso en el corredor de la muerte pese a que son inocentes.

Su último caso le lleva hasta Quincy Miller, que está en la cárcel desde hace 23 años cumpliendo una cadena perpetua. Quincy en teoría mató a Keith Russo, un abogado de Seabrook (Florida). Sin embargo, las pruebas fueron amañadas y los testigos estaban comprados por la policía. Miller fue solo un negro en un estado sureño de EE. UU. que usaron como cabeza de turco. Pero, a medida que escarba en el pasado, Post se da cuenta de que el caso de Miller va a sumergirlo en un mundo peligroso: quienes mataron a Keith Russo eran personas con mucho poder, y no quieren que Quincy Miller sea liberado de la cárcel y, con él, salga a la luz lo que hicieron.

Leo por ahí que la trama no es la más original, pero yo me he sentido atraída por la historia desde la primera página. Me ha gustado muchísimo el protagonista, Cullen Post, magníficamente perfilado: una persona diligente y dedicada, que trabaja incansable por limpiar el nombre de sus representados (no digo clientes porque Post no les cobra por sus servicios). Todos los personajes secundarios son también magníficos: Vicky, Mazy, Frankie, Quincy... Vamos, Grisham ya tiene el armazón montado para seguir publicando libros con las aventuras del Ministerio de los Guardianes. ¡Espero que tengamos otra novela con más casos de Cullen Post!




Me ha gustado mucho la forma de narrar de Grisham, aunque recomiendo tener al lado un papelito donde apuntar quién es quién porque no es este un narrador paternalista que te explique cincuenta veces quién es cada personaje nuevo que aparece (y se agradece). Pese a que entra en la historia en detalle, este es un libro de esos que no puedes soltar, pues el lector enseguida siente el dilema de Quincy Miller y Cullen Post, la impotencia por los que han sido condenados injustamente y la sensación de que hay que actuar rápido para que esa persona no pase ni un solo día más en la cárcel. Además ha habido escenas graciosas que no me esperaba para nada y son más que bienvenidas en un libro de este tipo, como esa en la que Cullen y su colaborador Frankie entran en una casa aparentemente encantada. 

Los Guardianes es uno de esos libros que te dejan pensando en la gente inocente que hay tras las rejas, condenada en juicios por crímenes que no cometieron. ¿Cuántas de esas personas se verían libres hoy en día gracias a pruebas de ADN? ¿Y quién se tomaría el tiempo de demostrar su inocencia? Para el sistema esas personas están olvidadas, ya hubo un juicio y se encontró un culpable décadas atrás, por lo que no hay mucha gente dispuesta a defender su causa. El lector se verá sopesando estas cuestiones tiempo después de terminar el libro.

La inspiración de Grisham para escribir este libro proviene de dos fuentes: el personaje de Cullen Post está basado en Jim McClosky, de los Centurion Ministries de Nueva Jersey (el propio Grisham forma parte de esa asociación), y la trama de Los Guardianes se basó en la historia real de Joe Bryan, que fue acusado injustamente de matar a su mujer en Texas en 1985.

En fin, dicen que este libro es Grisham en su mejor forma. Si buscáis un buen libro para regalar estas Navidades, con entretenimiento a raudales y su dosis de crítica a la sociedad, Los Guardianes es una apuesta segura.

7 de diciembre de 2020

Sorteo aniversario de Las Inquilinas de Netherfield

El blog de Las Inquilinas de Netherfield está de aniversario (¡5 años!) y sortean nada menos que 6 libros. Como el año pasado tuve mucha suerte y me tocó un libro, voy a probar suerte de nuevo. ¡Animaos vosotros también! 

Tenéis todas las bases aquí:




¡Tenéis tiempo hasta el 11 de diciembre!


30 de noviembre de 2020

Insomnio (Juan Manuel Peñate)

Noviembre llega a su fin y yo termino un poco in extremis el libro de relatos Insomnio, que me comprometí a reseñar durante este mes como parte de un reto que organizó la incansable Laky.

La fama de este libro lo precede, así como las buenas críticas, y como a mí me encantan los relatos me pareció que Insomnio estaba hecho para mí. Sin embargo, no sé si han sido las altas expectativas o que ahora que llega diciembre me invade el espíritu gruñón de Scrooge; el caso es que este libro no ha acabado de convencerme del todo.

Puedo entender el éxito de este autor, pues Juan Manuel Peñate escribe con soltura y crea unos diálogos bastante decentillos. Admito que no las tenía todas conmigo por ser una edición de Círculo Rojo (hace mil años, compré un libro de un autor autoeditado que al parecer no había pasado por ninguna corrección y aquello no había quien lo leyera); pero no, este libro está bastante bien editado, aunque se han colado cosillas (¡esos años con punto!). De todas formas, la primera impresión que causa el libro es buena. Pasemos a los diferentes relatos.

«En el cine» habla sobre un chico que pone todo tipo de excusas a su novia para no acudir al cine. Para saber qué le lleva a portarse de forma tan rara tendremos que retrotraernos a un viaje a Ucrania que marcará la vida del chaval. El relato no está mal y tiene un agradable saborcillo a película de terror, aunque el momento cumbre no terminó de engancharme del todo. Además tengo una manía, y es que no me gusta que los protagonistas tengan nombres ingleses si el autor es español (manía que adquirí con los libros de Carlos Sisí, quizá sea irracional pero no puedo con ello). Y luego la frase que me encontré al inicio del relato: «Curiosa por naturaleza, como toda mujer...». Really, George?

Hablando de eso, me ha parecido que todas las mujeres de estos relatos tenían un papel un poco secundario, un poco florero. La recepcionista con la que todo el mundo coquetea, la rubia buenorra de la oficina que luego no vale la pena conocer más... Incluso los personajes femeninos con más peso parecen un poco encorsetados. Pero volvamos a los relatos...

«Insomnio» es una historia que no me ha convencido mucho; se me ha hecho algo pesada. Además tenía anacronismos que me sacaban de golpe de la lectura, como que el buen Peacock se dé una ducha en 1779 (juraría que la ducha se inventó casi un siglo más tarde). Y, bueno, el relato tiene un final de esos de vengahombreporfavor.

«Vacaciones en el infierno» diría que es el relato que más me ha gustado, aunque no me creo que la plana mayor del Ejército no pillara a los dos protagonistas en su mentira. Dejando eso aparte (y que me cuesta imaginar a un soldado americano en Vietnam diciendo algo tan castizo como «¡Qué alegría verte, macho!»), me ha parecido un buen relato y me ha entretenido mucho.

En cuanto a «La casita de piedra sobre la colina», es el que menos me ha gustado. La historia que transcurre en el pasado, en Inglaterra, me ha parecido predecible y ñoña. Pero es que luego la acción da un salto al año 2319, ¡dentro de 300 años!, y la ambientación no consigue trasladarte para nada al futuro. Este fragmento, por ejemplo, incluso tiene un aire arcaico de mediados de 1980 (y se supone que tiene que sonar futurista):

Sonó el despertador a las seis de la mañana. Se levantó sin ningún entusiasmo, como cada lunes, y se arrastró hasta la estación más cercana, todavía de noche. Tomó el tren de las siete hacia su trabajo, donde le esperaba una larga jornada, y una hora más tarde ya estaba sentado en su mesa [sic] frente al ordenador. Una de las ciento cincuenta mesas de la gigantesca oficina redonda, en una de las noventa plantas del rascacielos donde más horas pasaba a lo largo del día.

Pero peor me ha parecido este fragmento:

[...] prácticamente había de todo, desde multimillonario playboy en los Estados Unidos de los 90, o narcotraficante colombiano en los 70, hasta estrella del rock en los 50 de ese mismo siglo XX, desde shériff en el Lejano Oeste hasta agente secreto o espía del gobierno británico en la Primera Guerra Mundial, pasando por conde en la Edad Media, poeta en la Antigua Grecia, senador en la Antigua Roma...

A ver, que estamos en el año 2319 y habla de «los Estados Unidos de los 90». A qué año se refiere, ¿a 2290? Sí, más adelante añade lo del siglo XX, pero para mí ya no lo arregla. Y para dar veracidad al asunto se podrían haber añadido a esa lista de experiencias varios hechos decisivos inventados que hubieran ocurrido desde el 2018 al 2319, ¿no?

De todas formas hay más ejemplos, como médicos que ofrecen a los pacientes «un vaso de plástico con una pajita» (¿de verdad en 300 años seguirán existiendo?), el protagonista está apoltronado en el sofá y apaga la tele con el mando a distancia (qué prosaico sigue siendo todo dentro de tres siglos), y después de fumar lavan el cenicero en el fregadero y abren las ventanas para ventilar la habitación. De verdad que no me puedo creer que el mundo sea así en el futuro lejano. También es verdad que me estoy leyendo Crónicas marcianas, donde Ray Bradbury consigue realmente transportar al lector, donde crea una realidad paralela con una cantidad de detalles abrumadores, donde el cambio de escenario se refleja en los hogares, en los paisajes, en la forma de hablar de la gente, incluso en sus acciones. Así que detalles como los que he mencionado arriba me sacaban abruptamente de la ficción. 

De todas formas, como digo siempre, lo mejor es que os hagáis con el libro y os forméis vuestra opinión. No he leído ni una sola reseña negativa de este libro en las redes (y las he buscado); en definitiva, no me hagáis mucho caso. Además puedo entender que este libro haya gustado mucho y seguramente sería un buen regalo de Navidad, pues los relatos no se centran en una sola temática, por lo que pueden gustar a muchos lectores. Yo ya sabéis que soy una Scrooge de la vida y mis gustos literarios a menudo son muy cuestionables... 



 

23 de noviembre de 2020

El amante silencioso (Clara Sánchez)

Isabel, una mujer que trabaja en la Asociación de Víctimas Dependientes, recibe una propuesta peculiar que va más allá de sus competencias: debe ir a una región de Kenia, Mombasa, para localizar y rescatar a un joven llamado Ezequiel que ha sido abducido por la Orden Humanitaria, una secta que esconde algo turbio.

Isabel acepta la misión dispuesta a redimir la culpa que le atosiga desde que su hermano, víctima de otra secta, se suicidó sin que ella pudiera ayudarle.

Una vez en Mombasa, a pesar de sentirse embargada por el exotismo que la rodea, Isabel consigue infiltrarse en la orden como un miembro más, pero el líder de la secta, un hombre llamado

Maína, de aparente carácter afable y cordial, sospecha de ella. Parece que consigue leer su pensamiento e Isabel cada vez se siente más angustiada. El día que Ezequiel desaparece, Isabel decide pedir ayuda desesperada. Consigue encontrar el móvil que Maína le había requisado y contactar con Said, un misterioso hombre que siempre aparece en el momento más adecuado, con su moto destartalada y una chancla de cada color. Said le había hecho la promesa de cuidarla y termina convirtiéndose en un gran aliado para Isabel, ya que juntos consiguen descubrir qué se esconde detrás de las intenciones de Maína y de la secta que dirige. 



Este fin de semana he viajado a África de la mano de Clara Sánchez y El amante silencioso. Empecé la lectura con reservas porque esta novela suscita opiniones encontradas en las redes, y ahora que la he terminado puedo entender por qué. La acción arranca en Madrid, en un lujoso piso con cuatro salones y vistas al Retiro. Ezequiel, un niño bien destrozado por una ruptura amorosa, vuela a África y allí es captado por una secta. Sus padres, que viven acomodados en su casoplón del Retiro, contratan a Isabel, una chica con un cierto parecido a la ex de Ezequiel y que ha sufrido una pérdida similar: su hermano también fue captado por una secta, por lo que creen que empatizará con la situación de Ezequiel y se prestará a ayudar.

Efectivamente, Isabel decide volar a África y, una vez allí, desde su «cuartel general» en un exclusivo hotel de lujo, consigue introducirse en la secta. Sin embargo, llevarse a Ezequiel a Madrid es harina de otro costal, puesto que Isabel ve con certeza que la felicidad de ese chico no está en España junto a sus padres, con quienes nunca conectó del todo. De todas formas, Isabel se involucra plenamente en el caso y está dispuesta a llegar hasta el final para hacer que Ezequiel abra los ojos.

Por el camino conocemos Kenia, desde los resorts exclusivos para turistas de Mombasa hasta los poblados kikuyu y masái más aislados de la sabana. El libro transmite bastante bien esa actitud de los blancos cuando llegan a África, que se ponen a repartir monedas entre los nativos y piensan que solo con repartir un puñado de euros pueden volver a la seguridad de sus casas con la conciencia tranquila.

La historia me ha parecido original y en general bien hilada; para mí el problema es que no me ha gustado ninguno de los dos narradores, ni Isabel ni Ezequiel. Él me ha parecido un pan sin sal y no daban ningunas ganas de rescatarle. En cuanto a Isabel, la he visto algo flipada en su papel de detective de segunda, creyéndose más lista que todos los que la rodean. Y lo que reza el subtítulo del libro de «una historia de pasiones en el corazón de África» no lo he visto por ninguna parte, salvo al final y metido con calzador (no me ha gustado nada esa pseudohistoria de amor al final).

Es un libro que me ha tenido muy enganchada todo el fin de semana, pero, como digo, me ha suscitado opiniones encontradas. De todas formas, es una novela que consigue transportar al lector a África, que dibuja paisajes muy evocadores y que hila una historia muy original en la que nadie es como parece. Le daría un 7/10, así que ya veis que esos pequeños peros que he comentado no han sido óbice para disfrutar de la novela.


20 de noviembre de 2020

Optimismo y salud (Luis Rojas Marcos)

En este nuevo libro del reconocido psiquiatra Luis Rojas Marcos, aprenderemos que sentir y pensar en positivo es una inversión sumamente rentable para desarrollar al máximo las posibilidades de vivir sanos y felices. Además de conocer los ingredientes que distinguen el optimismo del pesimismo, explorar las fuerzas que forjan nuestro temperamento e identificar los venenos más dañinos, el autor describe eficaces estrategias para fomentar el positivismo al tiempo que examina la influencia del optimismo en las relaciones con otras personas, así como en la salud y el trabajo.

Un texto indispensable para el momento actual. 

«A lo largo de los años, tanto en mi vida personal como en el mundo de la medicina, la psiquiatría y la salud pública, he tenido oportunidad de confirmar, en incontables ocasiones, que la forma de percibir e interpretar las situaciones que nos plantea la vida ejerce un inmenso poder sobre nuestras emociones, decisiones, conductas y juicios.

Para disfrutar de una vida saludable y completa, no basta con curar los males que nos aquejan; es igualmente importante conocer y fortificar los aspectos favorables de nuestra naturaleza, que nos ayudan a motivarnos, a superar los retos y a alcanzar nuestras metas.»

LUIS ROJAS MARCOS


Hacía mucho que no leía un libro de los calificados «de autoayuda», y este me tentó desde los estantes de Edición Anticipada. La llamativa y atractiva portada y el nombre de un autor conocido por todos acabaron de animarme.

Como bien dice el texto de la contra, en los tiempos que corren parece más necesario que nunca aferrarse al optimismo. Una pandemia, la preocupación por la salud de nuestros familiares, la crisis, el estrés, los altibajos emocionales... Sin embargo, mi duda con este libro era que enfocara este tema desde el aspecto vacío que tanto vemos en las redes últimamente, esa dictadura del positivismo que promueven firmas tipo Mr Wonderful y que nos promete una vida de felicidad y éxito si sonreímos lo suficiente.

Nada más empezar a leer ya me di cuenta de que Luis Rojas Marcos huye de este enfoque wonderfulero (como no podía ser de otra manera viniendo de un profesional de la salud). Como él mismo dice, «Un peligro de la glorificación cultural del optimismo es que puede convertirse para muchas personas en una tiranía y producirles un estado crónico de insatisfacción». Este libro pretende más bien ayudar al lector a identificar qué rasgos de la personalidad contribuyen al bienestar emocional, y cuáles son los efectos preventivos y terapéuticos de una perspectiva optimista.

Con abundantes referencias bibliográficas que contribuyen a dar seriedad al discurso, el autor nos anima a adoptar una visión optimista que favorece el bienestar y muchas veces propicia el cambio deseado.

Un libro recomendable para leer despacio, aunque solo sea unas páginas al día que te dejarán pensando. Termino con una cita extraída del libro:

Profundizar e invertir en las cualidades naturales de las personas para ver la vida desde una perspectiva positiva y esperanzadora no debe interpretarse como una forma de infravalorar o ignorar los aspectos negativos y dolorosos de nuestra existencia. Se trata más bien de reconocer que, para vivir una vida saludable y completa, no basta con curar los males que nos aquejan; es igualmente importante conocer y fortificar los aspectos favorables de nuestra naturaleza, que nos ayudan a motivarnos para superar los retos que nos plantea la vida y alcanzar nuestras metas.




4 de noviembre de 2020

Aki y el zorrito (Akiko Hayashi)

Si algo me gusta del programa de Masa Crítica de Babelio es que te permite conocer editoriales y autores que de otro modo probablemente no hubieran llegado a tus manos. Es el caso de la editorial de libros infantiles que traigo hoy, Pastel de Luna. Así es como se presentan ellos mismos en su página web:

Un pastel de luna es un pastelito muy dulce que se regalan las familias de origen chino en la Fiesta del Medio Otoño. Se trata de una fiesta en honor a la luna y muchos pueblos del Asia Oriental se reúnen para celebrarla. En su cumpleaños, la luna viste sus mejores galas: se muestra llena, radiante y más grande que el resto del año. ¿No te gustaría celebrar la luna a ti también?

Además elaboramos libros de cosecha propia, ilustrados por magníficos ilustradores españoles. Sin mayor propósito que dejar un buen sabor de boca y una media sonrisa al llegar a la última página. 

Decía Sartre que “todo se decide en la infancia”; con nuestros libros vamos a intentar que los niños decidan volar. Que sus mentes viajen, que sueñen despiertos. Nuestro objetivo es llenar sus cabezas de pájaros. Y con el batir de sus alas, las cabezas puedan llegar hasta las nubes, o más allá. Cuanto más lejos mejor. Queremos celebrar un viaje a la luna con cada libro. ¡Y nubes llenas de cabezas!


Ya solo con esta introducción la editorial deja un buen sabor de boca, y el libro que he podido leer no hace sino confirmar esa impresión. Se trata de Aki y el zorrito, de la autora e ilustradora japonesa Akiko Hayashi.



Aki está preocupada. Su inseparable amigo, el zorrito Kon, tiene un brazo descosido y necesita la ayuda de la abuela para curarse. Pero la abuela vive muy lejos, junto a la colina de las dunas. Un largo viaje lleno de contratiempos les espera. Una aventura que recordarán para siempre.

Las ilustraciones de Hakiko Hayashi, autora con premios en Japón, consiguen transmitir la ternura y la profundidad de la amistad entre la niña y el zorrito.

Un clásico de la literatura infantil japonesa que ha emocionado a varias generaciones de niños.

Es una historia muy tierna, tanto por la trama y las frases sencillas como por las bonitas ilustraciones en acuarela. Un bebé está a punto de nacer, y la abuela envía al zorrito desde el pueblo para que cuide del recién nacido. Este zorrito de peluche se convierte en el mejor amigo del bebé, que resultó ser una niña llamada Aki.



Un día, ambos deciden viajar hasta el pueblo para visitar a la abuela y que ella le arregle el bracito al zorro, que se ha descosido. ¡Y el viaje resultará ser toda una aventura!

Me ha parecido un libro precioso, ideal para leer antes de dormir, de esos que encantarán a los niños y querrán que les leáis una y otra vez. Y eso que, a priori, no presenta nada novedoso o especial: unos personajes que cautivarán al lector, unas ilustraciones limpias y que capturan muy bien la magia de la infancia, y una historia sencilla pero que sabrá captar la atención de los más pequeños, todo ello en 44 páginas que se leen en un suspiro. No en vano este libro sobre el valor de la amistad es un clásico de la literatura infantil japonesa.

Para niños a partir de 3 años. ¿No os parece un buen regalo de Navidad para los peques?

Gracias a Pastel de Luna y a Babelio por el ejemplar. Por cierto, el libro queda incluido en el reto del Mes de la no novela de Laky.




29 de octubre de 2020

Un pirata contra el capital (Steven Johnson)

Para simplificar, esta es la historia de un pirata y su sensacional delito.

Efectivamente, este libro narra la historia del pirata inglés Henry Every, y el «sensacional delito» al que se refiere es el abordaje de un barco que regresaba a la India desde la Meca, un delito que se reveló tremendamente lucrativo para el bucanero y fue el desencadenante involuntario del cambio más importante sufrido en la economía mundial hasta hoy: el nacimiento del capitalismo. 

Si vas a contar esas historias, tienes que romper los límites de las historias de época y la biografía tradicional. Hay que dar saltos en el tiempo de un lado a otro para poder analizar los datos correctamente. Las cronologías lineales funcionan muy bien a la hora de contar historias, pero no siempre retratan las causas profundas que las impulsan. Algunas causas están próximas al efecto en el tiempo; otras son los ecos de una onda sísmica distante, que aún reverberan cien e incluso mil años después.

Para contarnos su historia, el autor da continuos saltos en el tiempo y habla de montones de temas dispares. Así, en apenas una veintena de páginas, Johnson nos cuenta con pelos y señales el funcionamiento de un cañón, nos describe el templo funerario de Ramsés III, la historia de la pirata Jeanne de Clisson (del siglo XIV) o el funcionamiento de la leva (el sistema de reclutamiento de los marineros de la Marina Real). He aprendido también hechos que me han dejado la piel de gallina, como que «En 1631, un barco pirata berberisco atacó la aldea de Baltimore, en la costa del condado de Cork, en plena madrugada. Los piratas raptaron a casi cien personas —la mitad de ellas niños—, todas las cuales fueron vendidas como esclavas en Argel. [...] Esas cifras daban a entender que las probabilidades de terminar siendo apresado por los piratas berberiscos eran mucho más elevadas para el residente promedio del condado inglés de Devonshire que el de sufrir un atentado terrorista en cualquier gran ciudad occidental actual».

Como veis, este no es un mero relato de aventuras de bucaneros, sino que Steven Johnson aprovecha para hilar su relato con multitud de otros datos interesantísimos que hacen de este libro una lectura diferente y muy recomendable. Otra cosa que me ha gustado es que aquí la piratería no presenta un halo romántico, sino que el autor consigue trasladarnos tres o cuatro siglos atrás y nos muestra a los piratas en toda su brutalidad, así como a aquellos que se beneficiaban de la piratería. También rompe con el romanticismo de lo que era navegar en alta mar... 

En Hollywood las representaciones de piratas y corsarios tienden a centrarse en las escenas de batalla, con balas de cañón y elaborados duelos de sable en cubierta. Sin embargo, lo cierto es que durante la vida en el mar en este periodo era más probable que alguien se muriera por flujo de sangre —así se denominaba la disentería entonces— que en un combate armado.

Steven Johnson nos plantea un relato de no ficción histórica que puede gustar a quien tenga ganas de emprender un largo viaje por mar. Las condiciones son insalubres, la paga escasa, la comida infecta y las posibilidades de éxito mínimas, pero, si en tierra firme solo te espera una vida de penalidades y una muerte casi segura antes de los treinta años, ¿por qué no alistarse en pos de aventuras y, quizá, de la gloria...?


La impecable edición es de Turner, una editorial que no conocía y a la que seguiré la pista porque me he llevado una grata impresión de su trabajo. La traducción la firma Miguel Marqués; no ha tenido que ser nada fácil traducir este libro y su versión me ha parecido magnífica.

Gracias a Turner y a Masa Crítica de Babelio por el ejemplar.


21 de octubre de 2020

Mes de la no-novela y la novela feel-good con Laky, y sorteo de "Insomnio" de Juan Manuel Peñate

 De nuevo Laky, de Libros que hay que leer, nos trae una nueva iniciativa: el mes de la no-novela y la novela feel-good. En este mes temático, Laky nos propone leer libros que no sean novelas (relatos, poesía, cómic, autobiografía, ensayos, cuentos, teatro...) y también libros que encajen en la categoría feel-good (de esos que te reconfortan, que son como una mantita y un té caliente entre las manos en el sofá en un día de lluvia). 

Iré actualizando este post con los libros que encajen en este reto y que lea entre el 1 y el 30 de noviembre. 


Y como Laky siempre organiza iniciativas para animar las redes, además de plantear este reto organiza un sorteo: 5 ejemplares del libro de Juan Manuel Peñate Insomnio. Hace tiempo que veo buenas reseñas de este libro por las redes, así que me he animado a participar, a ver si tengo suerte y me toca uno. Los ganadores se comprometen a leer y reseñar el libro durante el mes de noviembre.


Si queréis uniros al reto y al sorteo, podéis consultar aquí el post de Laky. ¡Animaos!

LIBROS QUE LEO PARA EL RETO

Aki y el zorrito, de Akiko Hayashi

Optimismo y salud, Luis Rojas Marcos

Insomnio, de Juan Manuel Peñate

17 de octubre de 2020

Too Little, Too Late (Colette Caddle)

A este libro llegué de una forma tan curiosa que la voy a contar aquí. Un pariente se encontró una pila de libros en inglés pulcramente alineados junto al contenedor de papel y, acordándose de mí, se los trajo a casa. Hice una selección de los diez que más me podían gustar (y el resto creo que volvió al contenedor, pero le pedí que los dejara fuera de nuevo por si alguien más quería aprovecharlos. ¡Coincidiréis conmigo en que es sacrilegio que los libros acaben en la basura!).

El caso es que esos diez libros me interesaban, pero yo nunca los habría comprado, así que llevaban unos tres años aguardando pacientemente su turno en una estantería. Hace unas semanas me dije que había que poner solución, así que me planté ante el estante, cerré los ojos y escogí uno de esos libros al azar. Me sorprendió lo que vi al abrir los ojos: el libro tenía pinta de chick-lit con esa portada rosa fucsia, pero allá que me lancé a la lectura sin siquiera mirar la contra.



Esta novela gira en torno a dos chicas, Steph y Liz, mejores amigas desde hace años, y las tribulaciones a las que se enfrentan en torno a los treinta años: Steph tiene un novio encantador, pero es alérgica a la palabra «matrimonio» y solo quiere centrarse en su carrera al frente de un restaurante. Por su parte, Liz ve cómo su matrimonio se derrumba ; ella renunció a su carrera para ejercer de ama de casa y cuidar a la hija de ambos, y ahora se encuentra totalmente perdida. Empieza a abandonarse físicamente y no tiene ganas de nada. Aunque su verdadera pasión siempre estuvo entre los fogones...

Lo que más me ha gustado de este libro (y quizá lo que menos me esperaba encontrar) es que la gastronomía juega un papel principal. Se habla mucho de platos y de vinos para acompañar, pero sobre todo aprenderemos todo lo que implica gestionar un restaurante: hacer números, contratar personal, conseguir que todo el personal se lleve bien y haga su trabajo... A Steph le apasiona su profesión y la lectura desde luego consigue transmitirlo.

También me ha gustado la trayectoria de Liz, a quien la infidelidad de su marido le causa tal shock que casi cae en depresión, se descuida físicamente... pero decide montar un negocio y eso hace que vuelva a tomar las riendas de su vida. Como queda patente, este libro plantea protagonistas femeninas fuertes, inteligentes y apasionadas por su trabajo.

La acción transcurre en una tierra de tradición católica como es Irlanda, y eso se percibe en la forma de tratar algunos temas, como el aborto.

En definitiva, una lectura muy absorbente y recomendable, muy bien escrita y con unos personajes que enseguida cautivan. Lástima que no esté traducida al español, porque creo que podría funcionar muy bien en nuestro mercado. Me anoto a Colette Caddle como escritora a tener en cuenta para futuras lecturas...

19 de septiembre de 2020

The Hitchhiker (R. L. Stine)

Hoy traigo una novela firmada por el autor de los libros de miedo Pesadillas, que seguro que muchos leísteis de pequeños. Este autor es R. L. Stine, que resulta que se conoce como «el Stephen King de los libros infantiles». Ha firmado cientos de obras de terror que leyeron generación tras generación de jóvenes; de hecho, en el 2008 había vendido ya ¡400 millones de copias de sus libros en todo el mundo! Yo todo esto no lo sabía cuando me compré este libro. Simplemente fue un flechazo: lo comentaron de pasada en un foro de internet, recordándolo en plan nostálgico, y algo me dijo que me gustaría. No me equivocaba.



Christina y Terri son dos veinteañeras que conducen desde Key West hasta su casa en Cleveland (2.250 km de nada) aprovechando las vacaciones de la universidad. Acaban de emprender un viaje que les parece largo y aburrido, así que Christina decide parar a recoger a un atractivo autoestopista que ven al borde de la carretera. A Terri, que ha oído acerca de los peligros de hablar con desconocidos, le parece una pésima idea y se opone rotundamente. Pero Christina es quien conduce, así que se ríe de los miedos de su amiga y detiene el coche en el arcén. Total, ¿qué puede pasar?

Antes de empezar este libro, pensaba que iba a girar en torno a unas jóvenes que recogen a un autoestopista muy guapo pero piradísimo, y que a partir de la página 10 les iba a tocar correr como locas por el bosque huyendo del asesino en serie. Y, sin embargo, la historia no transcurre por esos canales a priori lógicos, lo cual mantuvo mi interés. El hecho de que los capítulos son cortos y todos terminan con escenas peligrosas hace que quieras seguir leyendo «solo un poco más», y por si eso fuera poco el libro está lleno de giros en la trama y al final ya no sabes por dónde terminará la historia el bueno de Stine.

La verdad es que no me extraña que Stine triunfara entre los niños (y adolescentes, que creo que es el público objetivo de este libro). Y es que no es solo un libro de terror: es un libro que también resulta divertido de leer, y hay algún que otro giro de la trama al final de la novela en el que es inevitable reírse ante el cariz que toman las cosas (si lo habéis leído, sabéis a qué me refiero).

En definitiva, un libro que puede ser un buen regalo para ese adolescente que tenéis por casa y al que no le gusta leer (también está traducido al español, pero en inglés no resulta muy complicado), pero que recomiendo a todo el mundo por lo entretenido que resulta, lo original de la trama y lo adictivo que se hace. Eso sí, os tienen que gustar las historias trepidantes de miedo con un poco de gore...



6 de septiembre de 2020

Cell (Stephen King)

Cell es un relato apocalíptico en el que los móviles envían una señal que «desprograma» el cerebro del usuario, convirtiéndolo en un zombi con impulsos asesinos. Los pocos que no tenían teléfono móvil o no lo llevaban encima se libran de este influjo y se convierten en la Resistencia. Solo tratan de sobrevivir mientras intentan averiguar cómo luchar contra esa horda de zombis, que de repente parece comunicarse por telepatía y empieza a organizarse. Pero ¿con qué propósito?

Empecé este libro escéptica porque las críticas de Goodreads son atroces (hay quien lo sitúa entre las peores novelas de King, que yo creo que es mucho decir). Había decidido leerlo porque llegó a mis manos un poco de casualidad y necesitaba mi dosis estival de King, y además no quería leer el siguiente de mi lista cronológica en mi reto de Stephen King (aquí), porque eso va a suponer agotar demasiado rápido los libros que escribió en su primera etapa, que dicen que son los mejores. El caso, que tenía este en casa y me pareció tan buena opción como cualquier otra, pero no quise hacerme ilusiones. Y eso supongo que es lo que me ha salvado, porque con esta lectura me lo he pasado francamente bien. 

La acción es endiablada desde las primeras páginas (cosa no muy habitual en King, que siempre se toma su tiempo para describir a los personajes y la localidad en la que se desarrolla la acción). Los tres protagonistas, Clay, Tom y Alice, están muy bien perfilados y a mí me han encantado como equipo. Además, cada vez que los «telefónicos» recargan pilas por las noches suena una banda sonora que me ha encantado, empezando con el Baby Elephant Walk de Henry Mancini pasando por el maravilloso Close To You de The Carpenters. Las dos pegas que yo le pondría son: algunos pasajes resultan un poco bastante gore (pero era de esperar, claro) y el final... ayyyy, de todos los finales que el autor podía haber escogido este es el que menos me ha gustado. Parece que se cansó de escribir y dijo: «Hasta aquí hemos llegado, tengo ganas de cambiar de historia».

En definitiva, uno de los libros de Stephen King que menos pasiones despiertan, pero yo sí lo recomendaría. Y encima, qué maravillosa alegoría del momento presente: todos los que tienen móviles se convierten en zombis. Y esto lo escribió en el 2005-2006. ¿No es un visionario?

Termino la reseña citando un fragmentito del libro con el que me reí un montón:

—A tomar por culo —espetó Clay—. ¿Qué gracia tiene el fin del mundo si no puedes atravesar una puta valla metálica con un camión?

Y así lo hicieron.




22 de julio de 2020

Psicosis (Robert Bloch)

No puedo imaginar un comienzo para un libro más evocador que el de Psicosis (que, por cierto, difiere mucho de la película, que empieza con Marion y su amante en una habitación de motel):

Norman Bates oyó el ruido y se estremeció.
Era como si alguien estuviera golpeando los cristales de las ventanas.
Levantó la mirada, rápidamente, dispuesto casi a ponerse en pie, y el libro resbaló de sus manos para caer en su amplio regazo. Entonces comprendió que aquel ruido era tan sólo lluvia, la lluvia que caía al morir la tarde, cuyas gotas golpeaban la ventana de la salita.
No se había dado cuenta de la llegada de la lluvia, ni de la penumbra. Pero la salita estaba ya bastante a oscuras, y antes de proseguir su lectura alargó la mano para encender la lámpara de sobremesa.
Era una lámpara anticuada, con una pantalla adornada y lágrimas de cristal. Podía recordarla desde que tenía uso de razón, y su madre se negaba a desprenderse de ella. A Norman no le importaba; los cuarenta años de su vida habían transcurrido en aquella casa y era agradable y tranquilizador sentirse rodeado de cosas conocidas. Allí dentro todo estaba ordenado; los cambios sólo se producían en el exterior. Y la mayor parte de ellos llevaban en sí una amenaza en potencia.

[La traducción, por lo que he podido comprobar, es de Carlos Paytuvi. Yo me lo he leído en inglés.]

Lo primero que llama la atención, aparte de este inicio bastante diferente de la película, es la descripción de Norman Bates que se hace unas páginas más adelante:

La luz alumbraba su cara regordeta, se reflejaba en sus gafas de lentes montados al aire, y bañaba su rosado cuero cabelludo bajo el escaso cabello rubio, cuando se inclinó para proseguir su lectura.

He visto la peli de Hitchcock innumerables veces, me parece una genialidad de principio a fin, y buena parte de su éxito creo que se debe a Anthony Perkins, a esa mezcla de vulnerabilidad y crueldad, a esa profunda mirada oscura bajo unas cejas pobladas que tan pronto reflejan compasión como maldad o el vacío más absoluto. Creo que es un personaje redondo, y por eso me ha sorprendido comprobar que el libro original tenía como protagonista a un personaje diametralmente opuesto: cuarentón, regordete, rubio y medio calvo, y con gafas. Mientras leía, no podía evitar tener en mente a Perkins todo el rato...

Anthony Perkins: Jeho život byl mnohem děsivější horor než… | Kafe.cz

Por lo demás, Hitchcock siguió bastante fielmente la trama de Robert Bloch, así que en ese sentido no ha habido más sorpresas. Sin embargo, el libro me ha parecido muy recomendable aunque ya se conozca la historia, porque Bloch crea un ritmo muy conseguido y sabe mantener la tensión hasta el final, en un libro no muy largo que se devora en dos o tres tardes. Además me gustó mucho su estilo; como digo arriba, ya desde la primera página supe que este iba a ser uno de esos libros que hacen que te sientas cómodo entre sus páginas, de esos que me hacen murmurar: «Este libro sí que me va a gustar...».

La idea del libro me parece buenísima, y no me extraña que Hitchcock se hiciera con todos los ejemplares de Psicosis que había en el mercado para que nadie supiera el desenlace de antemano (en un libro de este tipo es esencial mantener el factor sorpresa). Por suerte para Hitchcock, Robert Bloch aún no era muy conocido y el director no tuvo que hacer un gran desembolso para adquirir todas las copias del mercado.

Por supuesto, si no conocéis la historia, os recomiendo encarecidamente que os hagáis con el libro cuanto antes y, ya puestos, que rematéis la lectura con la peli de Hitchcock, llena de detalles que dejan patente por qué era todo un maestro.

Bloch, R: Psycho: Amazon.es: Bloch, Robert: Libros en idiomas ...

Por cierto, de Robert Bloch también me leí un librito de relatos de terror de lo más recomendable, este de aquí abajo, con una portada y un subtítulo de lo más evocadores, ¿verdad? :)


12 de julio de 2020

En las montañas (Ned Morgan)

Cuando vi este libro en la última edición de Masa Crítica de Babelio me dije que algo así era justo lo que necesitaba: un libro que hable sobre las montañas, que me transporte con sus imágenes, ahora que, con esto del confinamiento y las semanas aún inciertas del posconfinamiento, llevo tiempo sin disfrutar de ellas. Cuando el libro llegó a mis manos me maravilló la edición: cada capítulo está encabezado por una ilustración, y el texto se alterna con unas fotografías maravillosas que te hacen viajar lejos...

El subtítulo nos concreta un poco más lo que encontraremos en este libro: «Los beneficios de pasar cierto tiempo en altitud para la salud y el bienestar». En efecto, el autor habla de todo lo bueno que nos traen las montañas, desde una mejor salud física a una estabilidad emocional, y todo subrayado con testimonios en primera persona y estudios que respaldan cada dato. Una sección que me ha gustado mucho es la de «Acercar las montañas a casa», donde se dan ideas que me han parecido muy acertadas para los que no podemos ahora mismo vivir la naturaleza como nos gustaría (por ejemplo, experimentar con aceites esenciales de plantas de montaña o visualizar una montaña).

Otra cosa que me ha llamado la atención es que cada capítulo está compuesto por pequeños artículos, de manera que no es un libro de esos que devoras de una sentada, sino que se puede tener en la mesilla y leer un par de páginas cada noche, lo que además permite reflexionar sobre lo que se ha leído. En este sentido, efectivamente se tocan muchos temas que invitan a la reflexión, como el cambio climático o la necesidad de experimentar el asombro. Pequeñas píldoras ideales para terminar el día.

En definitiva, un libro precioso que me ha hecho sentir como si tuviera ya un pie en un sendero y que me parece ideal también como regalo por las buenas sensaciones que transmite. Solo le pondría un pero, y es que la letra es demasiado pequeña, hasta el punto de que a veces se hacía incómodo leerlo. En todos los demás aspectos, este libro me ha parecido una maravilla, como no podía ser menos viniendo de una editorial como Blume.








Muchas gracias a Blume y a Babelio por el ejemplar.

15 de junio de 2020

La casa embrujada (Ed y Lorraine Warren)

Hace un tiempo emitían en la tele un programa sobre fenómenos paranormales que me tenía totalmente enganchada: Paranormal Witness. Dieron otros del mismo estilo, pero ninguno captura las historias con tanto gancho y tantos visos de veracidad como este programa:

ParanormalWitness.png

Además es de los pocos programas que he visto en los que se muestran fotografías y vídeos de los fenómenos «reales» según los tomaron los testigos, y a lo mejor peco de ingenua, pero no parecen estar trucados. El caso es que cada programa me tenía enganchada a la tele y me gustaba más que el anterior. Cuando Babelio ofreció este libro en su iniciativa de Masa Crítica decidí pedirlo porque me pareció que era lo más parecido que podía encontrar en versión novela. Y no me equivocaba: desde las primeras páginas, leer este libro es como ver un episodio de Paranormal Witness.

Los Smurl eran la típica familia norteamericana: en 1973, Jack y Janet Smurl se mudaron a un dúplex en el 330 de Chase Street en Pittston (Pensilvania) junto con los padres de Jack (que vivían en el adosado de al lado) y sus cuatro hijas adolescentes. Eran una familia trabajadora, religiosa y a todas luces feliz.

No obstante, ya en 1974 comenzaron a notar que ocurrían cosas raras: una mancha en la alfombra que aparece una y otra vez aunque se limpie a conciencia, una televisión que empieza a arder sin previo aviso, problemas inexplicables de fontanería, aparatos de radio que se ponen en marcha a todo volumen pese a estar desconectados de la electricidad... Un día, Janet estaba en el cuarto de la lavadora cuando oyó cómo alguien la llamaba claramente por su nombre una y otra vez, pese a estar sola en casa, y notó una presencia junto a ella que le erizó la piel. Ese día supieron que allí estaba ocurriendo algo que escapaba a toda explicación racional.

Poco a poco los fenómenos fueron aumentando tanto en frecuencia como en intensidad, hasta que en 1985 (¡casi diez años después!) la situación se volvió insoportable, pues incluso habían empezado a sufrir agresiones físicas por parte de los demonios que habitaban la casa. Por esa época los Smurl dieron con Ed y Lorraine Warren, «el demonólogo y la médium más famosos del mundo», quienes trataron de guiar a la familia en su lucha contra el mismo Diablo. Se oían continuos golpes en las paredes (en grupos de tres, el número del Diablo), los cimientos de la casa temblaban, los colchones se movían violentamente, Jack y Janet veían horribles monstruos que intentaban atacarles, e incluso sufrieron intentos de estrangulamiento y violaciones. Estaban al límite de sus fuerzas, su salud se había visto debilitada y tenían los nervios a flor de piel. Temían que el acoso terminara en una posesión que acabara con la vida de Jack, de Janet o, lo que es peor, de alguna de las hijas del matrimonio.

El libro termina en 1987, después del tercer exorcismo realizado en la casa. Tras unas semanas de calma en las que la familia respiró aliviada, los fenómenos volvieron a repetirse. El libro original fue publicado en 1988, así que una de las últimas frases del libro está pronunciada en un tono de desesperanza: «Actualmente, la infestación continúa».

De hecho, esa es la única pega que puedo ponerle al libro: como el original se publicó en 1988, cuando los fenómenos paranormales de la casa de los Smurl no habían llegado a su fin, el libro queda un poco inconcluso, se ve desactualizado, aunque en las últimas páginas la editorial ha añadido un par de líneas que cuentan lo que pasó al final.

He tenido que irme a internet para leer con más detalle cómo acabó la historia: en 1988 los Smurl se mudaron a otra casa y allí dejaron de experimentar los horribles fenómenos paranormales (pese a que anteriormente las presencias aterradoras los habían perseguido incluso cuando se fueron de vacaciones). La siguiente persona que se mudó al 330 de Chase Street tampoco vivió ninguna de las experiencias demoníacas que narraron los Smurl. La verdad es que durante la lectura me creí todo lo que vivió esta familia (y confieso que anoche, después de cerrar el libro, miré inquieta la oscuridad del pasillo), pero la opinión que parece imperar en internet es que no había muchos visos de realidad en estos fenómenos. Os invito a leer el libro para formaros una opinión. A mí, pese a que me ha dejado con la duda, la lectura de este libro me ha resultado de lo más entretenida y aterradora a partes iguales.




En este enlace de la editorial Obelisco podéis leer el primer capítulo. La traducción la firma Daniel Aldea y me ha parecido muy conseguida.

Gracias a Ediciones Obelisco y a Babelio por el ejemplar.

8 de junio de 2020

El monje (Matthew Gregory Lewis)

Jóvenes encantadoras que cubren su hermoso rostro tras un tupido velo, caballeros inflamados de amor ante la sola visión de una mano nívea y unos rizos rubios, reverendos solemnes y adorados que se ven sometidos a las mayores tentaciones, monjes que ocultan inmensos secretos bajo sus capuchas, una monja ensangrentada que se aparece cual terrorífico espectro cada 5 años, traiciones en una posada en medio de un bosque desierto, exorcistas, monjas que planean su fuga del convento en secreto, visitas a cementerios a medianoche, enterramiento de huesos insepultos, rituales de hechicería a medianoche en la cripta de un cementerio, la Santa Inquisición... y todo ello con el saborcillo de las Leyendas de Bécquer que tanto me gustaban en mi adolescencia. 

Hacía tiempo que no disfrutaba tantísimo con un libro, y encima ocurrió lo que más me gusta: llegó a mis manos de casualidad, y comencé a leer sin saber nada de la historia. Imaginaos cómo se me estiró el colmillo al leer este primer párrafo: 

Apenas llevaba sonando la campana del convento cinco minutos, y ya se encontraba la iglesia de los capuchinos abarrotada de oyentes. No creáis que la multitud acudía movida por la devoción o el deseo de instruirse. A muy pocos les impulsaban tales motivos; en una ciudad como Madrid, donde reina la superstición con tan despótica pujanza, buscar la devoción sincera habría sido empresa vana. El público congregado en la iglesia capuchina acudía por causas diversas, todas ellas ajenas al motivo ostensible. Las mujeres venían a exhibirse, y los hombres a ver a las mujeres; a algunos les atraía la curiosidad de escuchar a un orador afamado; a otros el no tener otro medio de matar el tiempo hasta que empezase el teatro; a otros, el habérseles asegurado que era imposible encontrar sitio en la iglesia; y la mitad de Madrid acudía allí esperando encontrarse con la otra mitad. Las únicas personas verdaderamente deseosas de oír al predicador eran unas cuantas viejas beatas y media docena de oradores rivales, dispuestos a encontrar defectos y a ridiculizar el discurso. En cuanto al resto del auditorio, de haberse suprimido totalmente el sermón, nadie se habría sentido defraudado, y muy probablemente ni habrían notado la omisión.

Y a partir de aquí se inicia una desenfrenada aventura en la que convergen todos los temas que he mencionado al principio, y que he disfrutado como una enana. ¿Y cómo es que nunca había oído yo hablar de este libro? El monje, una de las obras cumbre de la novela gótica, vio la luz en 1796, y su autor la escribió a la tierna edad de 19 años (hay pasajes que se nota que han sido escritos por un adolescente, jajaja). Lewis era inglés —me sorprendió ver que esta novela está ambientada en Madrid— y escribió esta novela en diez semanas, mientras estaba muerto de aburrimiento trabajando en la embajada británica en La Haya. ¿No es maravilloso? 

En definitiva, una lectura trepidante que te engancha desde las primeras páginas, en la que aparecen multitud de protagonistas y por un momento no sabes bien por dónde te va a llevar la historia, pero de repente convergen todas las tramas y a cada nuevo giro me iba quedando más alucinada. Yo me imaginaba que todo giraba en torno al monje Ambrosio, que era un personaje fuerte, carismático, noble, que debe enfrentarse a mil pruebas, un poco como Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa. Pero no, no van por ahí los tiros. Y ese final apoteósico... En fin, un libro que no solo se coloca directo entre los mejores de este año (junto con Crimen y castigo, que no me ha dado tiempo de reseñar pero me ha parecido un novelón), sino que pasa a formar parte de los libros de mi vida, ahí, sin ambages. Lo único que me da pena es no haberlo descubierto antes, porque mi yo de 16 años habría disfrutado tanto, pero tanto con este libro...

La maravillosa edición es de la colección gótica de Valdemar y firma la traducción Francisco Torres Oliver.

El monje (Matthew G. Lewis)

28 de abril de 2020

Cut (Cathy Glass)

Seguramente todos tenemos libros de esos que son una apuesta segura en cualquier momento, incluso cuando no estamos muy centrados para leer. Es abrir la primera página y verte sumergido en una historia que no puedes soltar hasta que termina, aunque tengas que tirarte la tarde entera. Una de esas autoras para mí es Cathy Glass, y uno de sus libros llevaba esperándome meses en la estantería. Estos días no me centraba mucho y estoy leyendo Crimen y castigo en paralelo, con lo cual necesitaba algo ligero. Esta autora es casi casi una apuesta segura: en sus libros cuenta sus experiencias en Reino Unido como madre de acogida. Lleva unos 30 años acogiendo niños en su casa y tiene anécdotas, enseñanzas y consejos para dar y regalar. Todos sus libros están basados en historias reales, pero se leen como novelas que te enganchan de principio a fin.

Cut By Cathy Glass | Used - Very Good | 9780007280995 | World of Books

Bueno, lo primero que tengo que decir es que la portada puede llevar a confusión, porque este libro no gira en torno a una niña pequeña. Dawn tiene 13 años cuando la llevan a casa de Cathy porque su padre no puede hacerse cargo de ella y su madre no se ve capaz, en cierta manera se ha rendido. Pero tanto su madre como la trabajadora social ponen a Cathy sobre aviso: no es fácil «domar» a Dawn, que, pese a su cara angelical, tiene fama de escaparse, mentir y hacer un poco lo que le da la gana.

Si se leen los libros de Cathy Glass en orden hay que empezar por este, pues narra cómo la autora se introdujo en el mundo de los padres de acogida en el Reino Unido (con todo lo que eso implica, como empezar a conocer cómo funcionan los servicios sociales, realizar tu primera llamada a la policía porque un adolescente se ha escapado, etc.). Cathy vio un anuncio en el periódico en el que se buscaban casas de acogida para niños y ella y su marido decidieron lanzarse a la aventura; además, en paralelo, estaban intentando tener un hijo y de hecho Adrian nace en el transcurso de esta novela. En realidad Dawn fue la segunda niña que Cathy tuvo en acogida; el primero fue un chaval de 15 años que se quedó unos meses con ellos y apenas dio problemas. Pero con Dawn las cosas no transcurren tan a pedir de boca, y a eso se une su inexperiencia como padres de acogida, por lo que todos tendrán que ir aprendiendo sobre la marcha.

Para más inri, la historia transcurre hace ahora unos treinta años, cuando los servicios sociales no tenían un método muy establecido para seleccionar casas de acogida. A Cathy la llaman un día cuando su hijo Adrian tenía apenas unos meses, le dicen que a las siete de la tarde le traen a una adolescente y apenas la ponen en antecedentes. Luego resultó que llevar a Dawn a una casa en la que vive un niño pequeño no era la mejor idea del mundo (es más, podría haber sido una negligencia como una catedral), pero esto lo averigua Cathy cuando ya ha transcurrido medio libro y se ha llevado unos cuantos sustos.

Aunque lo he disfrutado mucho, este libro no es el que más me ha gustado de la autora. Veía a Cathy demasiado ingenua, dando total confianza a Dawn cuando está claro que no se la había ganado (es bueno mostrar confianza a los adolescentes, pero está claro que no puedes fiarte ciegamente de una chica que miente y se escapa de casa a la mínima). También es cierto que, visto con perspectiva, es fácil decir lo que uno haría y lo que no, y entiendo que Cathy siempre actuó lo mejor que pudo dadas las circunstancias, pero en más de un capítulo me encontré diciéndole: «¡Pero no la dejes salir con los amigos! ¡Que no va a volver!».

De todas maneras, es un libro que he disfrutado y que me tuvo toda una tarde leyendo de un tirón los últimos capítulos. Además me ha gustado saber cómo fueron los primeros pasos de Cathy en este mundo de las casas de acogida. Por cierto, me he propuesto leer todos sus libros en orden cronológico, así que dejo aquí constancia de que ya está leído el primero de todos.

18 de abril de 2020

Las mujeres de Winchester (Tracy Chevalier)

Inglaterra, década de 1930. El país todavía se está recuperando de la Primera Guerra Mundial, en la que fallecieron muchísimos hombres del país, dejando a toda una generación de mujeres sin la posibilidad de encontrar un marido decente («mujeres sobrantes», las llamaban). Violet Speedwell es una de estas mujeres. Tiene 38 años, es soltera y perdió en la guerra a su hermano y a su novio. Aunque ya han pasado 14 años, las heridas aún no han cicatrizado del todo, pero Violet está determinada a labrarse un futuro por sí misma y se va de la casa que comparte con su madre, una persona quejica que siempre está criticándola por todo.

Así pues, Violet empieza una nueva vida en Winchester trabajando como mecanógrafa y viviendo en una habitación alquilada. Las cosas no son fáciles para ella, pues apenas tiene para llegar a fin de mes y solo come caliente una vez a la semana. Además, tiene que lidiar con las miradas y los comentarios habituales en aquella época para las solteronas.

Así las cosas, un día se apunta al grupo de bordadoras de la catedral de Winchester, todo un ejército de señoras que cosen los reclinatorios y cojines que luego utilizan los fieles. Sin tener ni idea de coser acaba formando parte de este grupo, con la idea de dejar su pequeña impronta en el mundo, y este grupo le sirve además para ampliar su círculo de amistades. Y eso le lleva a conocer a los campaneros de la catedral, donde quizá se empiece a gestar un romance para Violet...

PESEL, Louisa - Not Just Hockney
Las cenefas que se bordaban para los cojines y reclinatorios, con un detalle que tiene un cierto protagonismo en el libro.

Esta es la trama de la novela, y la verdad es que resultaba interesante: Inglaterra, el periodo de entreguerras, las «mujeres sobrantes», la catedral de Winchester, la Segunda Guerra Mundial cerniéndose en el horizonte, la dificultad de labrarse un futuro si no te ciñes al marco tradicional de marido e hijos... Sin embargo, el desarrollo de la historia no ha acabado de gustarme. Ocurre lo mismo que en Agnes Grey: la protagonista no es nada memorable. Está determinada a labrarse una vida de manera independiente, pero en cuanto conoce a un hombre que le interesa se lanza a por él sin ningún reparo, aunque sea un hombre casado que le saca veinte años (lo primero que hace al conocerle es mirar si lleva anillo de casado).

En ocasiones te encuentras libros con personajes que desearías que fueran tus amigos en la vida real. Querrías tenerlos para siempre en tu vida, hablarles de tus problemas, que te contaran los suyos y tener charlas interminables. Bueno, pues con Violet me ha ocurrido todo lo contrario: estaba deseando perderla de vista; no he casado para nada con su línea de pensamientos, con su toma de decisiones. No es una persona que me haya caído nada bien: juzga a la gente a su alrededor de manera implacable (flipé cuando se ríe de su cuñada porque se encuentra muy pesada por el embarazo), y no ayuda a Gilda y a Dorothy porque le salga del corazón, sino porque sirve a su propósito (que es no volver a vivir con su madre). Es cierto que ser soltera en la década de 1930 no es lo más fácil del mundo, pero lo que hace Violet no me ha parecido nada heroico y encima lo cuenta todo con un ligero deje de amargura. Como digo, no la veo una persona nada relevante para protagonizar una novela.

Y luego el final, que no voy a decir mucho para no destriparlo, pero me parece terriblemente injusto para el personaje masculino.

Una frase que me ha llamado la atención por lo poco (o mucho) que dice de Violet es esta que piensa la protagonista en un momento determinado (dirigiéndose a una mujer): «perdóname por construir mi vida sobre las ruinas de la tuya» (pág. 369).

O, por ejemplo, la primera persona en el grupo de bordadoras que le abre los brazos e intenta integrarla es Gilda, y Violet como agradecimiento la describe de esta manera: «Gilda la cogió del brazo para guiarla. Violet sintió ganas de apartarse: había algo en la delgada cara de Gilda, los prominentes dientes y las finas arrugas alrededor de los ojos que transmitía... no exactamente desesperación, sino una abrumadora insistencia».

Para más inri, la narración se hace algo aburridilla, porque hay fragmentos interminables sobre bordados y campanas que parecen más trabajados que la propia protagonista. Es cierto que la labor de documentación de la autora parece exhaustivo y es digno de encomio, pero esos fragmentos en ocasiones resultaban abrumadores. Por no hablar de la subtrama de Jack Wells, que aún no he logrado entender qué pintaba en este libro...

En definitiva, creo que las ideas eran buenas, pero me esperaba más de una autora como Tracy Chevalier, siendo además este libro el primero que leo de ella. Y desde luego habría cambiado ese final y la historia de amor, pues esa pareja no pega ni con cola. Todas las escenas en las que ambos salen juntos me chirriaban, no se veía pasión por ninguna parte. Creo que la novela habría sido más interesante si no hubiera habido ningún romance en el horizonte para Violet.

Un aspecto que sí me ha gustado de este libro es cómo reproduce Chevalier la Inglaterra de los años treinta, aquella sociedad algo estrecha de miras que todavía mira por encima del hombro a las solteronas, de quienes solo se espera que dejen sus trabajos un día para formar una familia o cuidar a sus padres. Y el protagonismo de la catedral de Winchester también me ha gustado. Ha sido un bonito viaje literario, aunque el desarrollo de la trama para mi gusto se haya quedado un pelín corto.

Gracias a Laky por organizar la lectura conjunta y a Duomo por el ejemplar.


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28 de marzo de 2020

Agnes Grey (Anne Brontë)

Todas las historias verídicas encierran una enseñanza, aunque en algunos casos es posible que cueste encontrar el tesoro y, al hallarlo, puede resultar tan minúsculo que ese fruto seco y marchito apenas compensa el esfuerzo empleado en romper la cáscara. Sin embargo, no creo que yo sea la persona más adecuada para juzgar si ese es el caso de mi historia o no. A veces pienso que mi relato podría resultar de utilidad a algunas personas y entretenido a otras, pero será el mundo quien lo juzgue. No me asusta contarlo protegida por mi propio anonimato, el paso de los años y algunos nombres inventados, y compartiré con el público muy sinceramente lo que no le confesaría ni a mi amiga más íntima.

Así comienza Agnes Grey, la primera novela que escribió la pequeña de las Brontë. Con un inicio tal, me dije que esta es una lectura que me resultaría muy agradable y, con bastante tiempo por delante por esto del coronavirus, emprendí la lectura totalmente enfrascada.

Las primeras páginas me gustaron muchísimo, sobre todo por la voz de la narradora, Agnes Grey, una muchacha que decide irse de su casa para ganarse la vida trabajando de institutriz pese a su juventud e inexperiencia. En los primeros capítulos relata su procedencia, los apuros económicos en los que se vio sumida su familia debido a la mala fortuna en los negocios y la primera familia a la que fue destinada como institutriz. La verdad es que Agnes tuvo mala pata, porque los niños que le cayeron en suerte eran unos tremendos maleducados y sus padres, adinerados y obtusos, no le dejaban imponer disciplina.

Tras dos o tres capítulos en los que se narran los desdichados episodios que le suceden a Agnes Grey con esta familia que tan mal la trata, uno empieza a preguntarse si la trama lleva a algún lado o si solo vamos a saber de sus infortunios. Por suerte, pronto cambia de familia y una espera que ahí el ritmo de la lectura cambie también un poco, pero lo cierto es que es más de lo mismo.

Agnes Grey es una novela de marcado carácter autobiográfico en la que Anne Brontë refleja los sinsabores que le depararon sus experiencias como institutriz a lo largo de su corta vida. En efecto, en esta novela no vemos la experiencia positiva que tuvo Jane Eyre (la protagonista de la novela que escribió su hermana Charlotte) en un puesto similar, con una pupila un poco superficial y mimada pero nada maleducada. Agnes Grey tiene un carácter más realista y una intención didáctica, y solo aparece una historia de amor muy en segundo plano.

Tampoco hay giros inesperados en la trama, como ocurre en Jane Eyre, ni los elementos góticos que caracterizan la novela de Charlotte Brontë (mansiones oscuras, elementos sobrenaturales, naturaleza amenazante, ruinas, la cárcel simbolizada en la habitación roja y el orfanato, el terror que produce oír unas risas siniestras en medio de la noche...).

Como digo, nada de esto ocurre en Agnes Grey, y tampoco creo que fuera la intención de la autora. Sin embargo, si la intención era escribir una novela realista en torno a la figura de una institutriz victoriana, creo que ese personaje central debería ser muy potente; de lo contrario la novela no se sustenta. Y ese creo que ha sido el fallo para mí: Agnes Grey es una protagonista muy poco memorable. Da la impresión de que, para que Agnes destaque, la autora ha tenido que crear a todo un elenco de personajes desagradables a su alrededor, pero son todos tan malos que parecen caricaturas. Sus reacciones y sus diálogos me han parecido muy exagerados, todos pensados para que Agnes Grey se erija en mártir. Además en cada escena parece que Agnes juzga a todo el mundo de manera implacable, con arrogancia y aires de superioridad, y cargada de moralinas. He aquí un ejemplo de esto:

Como ser irracional, Matilda era estupenda, una muchacha llena de vida, vigor y energía; como ser racional, era terriblemente ignorante, intratable, despreocupada e ilógica, y, en consecuencia, resultaba agotadora para la persona encargada de cultivar su inteligencia y reformar su conducta [...] Moralmente, Matilda era insensata, obstinada, violenta y poco razonable. Una prueba de su lamentable estado mental era el hecho de que, siguiendo el ejemplo de su padre, había aprendido a blasfemar como un carretero. 

También debo decir una cosa: mientras duró la lectura estuve enganchadísima, porque es un libro que se lee muy fácil y tiene su inevitable historia de amor (un poco sosaina, a la altura de la prota, pero la verdad es que me ha gustado). Además deja entrever que no todas las institutrices tienen una experiencia tan positiva como la de Jane Eyre; las malas experiencias que pasa Agnes probablemente tenían muchos más visos de realidad. En conjunto puedo decir que la lectura ha estado bien, pero no es una novela que plantee giros emocionantes ni personajes carismáticos que la hagan memorable. Aun así, la recomiendo.

Por cierto, me encanta la portada que ha elegido Alba para su edición. Refleja muy bien muchas de las escenas de la novela, en las que Agnes acababa hasta el moño de la tropa de energúmenos que tenía como pupilos, jeje...



16 de marzo de 2020

The Carrousel (Rosamunde Pilcher)

Las primeras tres cuartas partes de esta breve novela son justo lo que esperaba encontrar: una evocadora historia ambientada en los paisajes de Cornualles, en los que las inclemencias del tiempo juegan un papel importante (a menudo los personajes se ven azotados por vientos o aguaceros, para después disfrutar de un sol cegador). Destacan algunos personajes entrañables, sobre todo Phoebe, la artista bohemia de sesenta años que vive en una pequeña casita junto a la costa y siempre tiene las puertas abiertas para acoger a los suyos. Pero Phoebe se ha roto un brazo, así que su sobrina Prue acude para pasar unos días con ella y ayudarla en las tareas cotidianas. Estando allí, Prue conoce a Daniel, un misterioso artista amigo de Phoebe que ha estado ausente durante diez años. La afinidad de Daniel y Prue es inmediata, pero ella ha dejado a un noviete en Londres y él parece un artista atormentado con pájaros en la cabeza. ¿Podrá surgir algo entre ellos? Y en medio de todo esto surge un personaje inesperado: Charlotte, una niña de diez años con aire desvalido a quien la vida no está tratando muy bien. ¿Cómo encaja ella en todo esto?



(Ojo, pequeños spoilers.)

Como digo, las primeras tres cuartas partes de la novela me gustaron mucho por la capacidad que tiene Pilcher de describir paisajes y situaciones. Me encantan las moradas en las que viven sus protagonistas: la típica casita inglesa un poco vieja y desvencijada, pero llena de toques personales que contribuyen a darle calidez. Y me gusta también que suele haber muchas escenas en las que los protagonistas se reúnen en torno a un reconfortante té con scones. Otra cosa que creo que Pilcher hace muy bien es describir personajes, y sin embargo en esta novela ha fallado un poco. Para mi gusto Daniel es solo un bosquejo, no se desarrolla su carácter lo suficiente, por lo que no llegué a sentir mucha simpatía por él. Daniel resulta ser una persona poco confiable, que huye de sus problemas. Y, cuando la novela ya termina, su carácter cambia por completo para poder ofrecernos el final de cuento de hadas, y claro, a mí como lectora eso no me ha cuadrado para nada.

Por otra parte, la chica, Prue, tampoco es un personaje muy memorable, aunque creo que habría tenido un pase si la trama hubiera estado un poco más desarrollada y mejor resuelta.

Por último, todo el tema de Charlotte, la niña de 10 años, me ha parecido un poco cuestionable, da ganas de llamar a los servicios sociales, y sin embargo parece que se resuelve con una amigable charla en un despacho. Ahí se nota un poco que hace cuarenta años que se escribió este libro...

Resumiendo, este libro es en esencia Rosamunde Pilcher, es decir, una lectura que te atrapa desde la primera página, muy agradable de leer, de esos libros que invitan a sentarte en el sofá con un té y una manta y leer durante horas. Sin embargo, el final no está bien resuelto para mi gusto. Me ha hecho añorar a esos escritores valientes que no temen rematar un libro sin el esperado final feliz, consiguiendo una lectura no menos satisfactoria por ello.

1 de marzo de 2020

El manual del silencio (Miguel Hurtado)

A los dieciséis años, Miguel Hurtado se apuntó al grupo de scouts de Monserrat por recomendación de una amiga de su madre. Miguel, que acababa de empezar a aceptar su homosexualidad y que lidiaba, día a día, con los eslabones oxidados de una familia disfuncional, se apoyó en esos momentos tan delicados en el germà Andreu, el monje de sesenta años que había fundado el grupo scout, un hombre querido y respetado por la comunidad. Creyéndose a salvo en Monserrat, Miguel confesó al germà su identidad sexual y este, bajo el pretexto de «ayudarle a curarse», abusó sexualmente de él.

Este libro relata la historia real de Hurtado, de su familia y de su camino para sobrevivir como víctima de abusos sexuales en una sociedad en la que la Iglesia católica todavía tiene un poder desmesurado. Y lo que es más importante: nos cuenta cómo, de adulto, Miguel se ha convertido en uno de los activistas más relevantes en la lucha contra los abusos en la Iglesia católica, en alguien que mantiene la esperanza de una sociedad que destierre para siempre ese «manual de silencio» que, desde siempre, ha servido para encubrir a los pederastas.


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A diferencia de algún que otro libro que he leído sobre el tema de los abusos sexuales, para mí este destaca porque el autor disecciona el cúmulo de sentimientos a los que se enfrenta a raíz del abuso y explica, uno a uno, los motivos por los que después, a lo largo de su vida, él se comporta como lo hace. Incluso varias décadas después, es probable que sus reacciones vengan motivadas por lo que ocurrió en su infancia. Por ejemplo, habían pasado veinte años desde los abusos cuando el autor se dio cuenta de que todos estos comportamientos suyos estaban motivados por los abusos:

alteraciones en la percepción de uno mismo (vergüenza, culpa, impotencia, estigma), alteraciones en la relación con otros (desconfianza, aislamiento), alteraciones en la percepción del agresor (aceptación del sistema de creencias del agresor, atribuirle más poder del que tiene), alteraciones en el sistema de creencias (desesperanza, pérdida de la fe), alteraciones en la regulación emocional (sexualidad compulsiva, irritabilidad, explosiones de ira) y alteraciones del estado de conciencia (revivir continuamente la experiencia mediante pensamientos obsesivos).

Desde mi punto de vista, en el libro hay dos narrativas principales: en una el autor nos cuenta su biografía desde que era pequeño hasta la actualidad para que comprendamos en qué punto se encontraba antes de los abusos y la huella que estos dejaron en su persona. Además, Miguel Hurtado estudió Medicina y se hizo psiquiatra, y la verdad es que se percibe, pues a lo largo del libro analiza por qué en cada episodio de su vida se comportó como lo hizo. Estas partes se alternan con otras de estilo más periodístico, en las que narra los casos más sangrantes de abuso en el seno de la Iglesia, los pasos que dio él para enfrentarse a una institución que cierra filas para proteger a sus curas, y cómo su historia le llevó a hacerse activista para que los casos de pederastia no prescriban. Y también apunta lo que fue más doloroso para él en esta frase extraída de una entrevista a Libertad digital:

Lo más doloroso, en mi caso, no fueron los abusos sino el encubrimiento. Cuando abusan de ti, abusa una persona, te traiciona una persona; pero cuando hay un encubrimiento, te está traicionando una institución y una comunidad. Mi agresor era un depredador sexual que debería haber entrado en prisión. Sin embargo, murió siendo un religioso de pleno derecho.

Así, lo que Miguel pretende con este libro no es denunciar su caso particular (que también), sino llamar la atención sobre lo que es un problema endémico de la Iglesia: la existencia de curas pederastas entre sus filas y el encubrimiento sistemático del problema, hecho que el autor respalda con abundantes cifras.

En mi opinión, el libro transmite muy bien el devenir de una persona que ha sufrido abusos sexuales (es decir, cómo un hecho así afecta no solo al resto de tu vida, sino que impacta también en el núcleo familiar y el círculo de amigos y laboral de la persona) y cuál es el pasado y el panorama actual en relación con los abusos en la Iglesia. Como libro confieso que en muchos pasajes se me ha hecho cuesta arriba: en ocasiones me parecía estar leyendo un informe psiquiátrico. Otras veces era como leer un artículo de El País Semanal, con cifras, fechas y datos sobre los casos más clamorosos del abuso sexual por parte de curas. No sé, no he logrado conectar del todo con la voz del narrador, a veces me daba la impresión de que este libro es un currículum interminable. De todas formas aplaudo su valentía, porque Miguel Hurtado no duda en exponer las partes más «oscuras» de su carácter para que se entienda cuánto le han afectado los abusos en todos los aspectos de su vida, y eso seguro que no fue nada fácil.

Sobre todo, creo que este libro puede resultar interesante para víctimas de abuso sexual y sus familiares y amigos: seguro que más de un pasaje les arroja luz sobre algún determinado comportamiento que no llegan a entender del todo. En ese sentido el análisis es concienzudo y muy esclarecedor.

Espero que la lucha de Miguel Hurtado por que los abusos sexuales cometidos por curas no prescriban llegue a dar sus frutos. Un tema que nos concierne a todos.

Gracias a Babelio – Masa Crítica y a Planeta por el ejemplar.