7 de marzo de 2009

Gótica


El otro día pasé una tarde entretenidísima a la caza de libros (expresión que leí hace poco en el blog de Homo libris y que adopto desde ya con su permiso). Muchos convendrán conmigo en que el placer de encontrar un buen libro, de toparse con él, es casi igual a disfrutar de su lectura. Quizá una vez terminado resulte no estar a la altura de mis expectativas, o quizá sea mucho mejor de lo que imaginaba. En cualquier caso, disfruto muchísimo cuando vuelvo a casa con lo que promete ser una joyica más de mi biblioteca.

Y resulta que ese día no encontré un libro prometedor, sino que descubrí una serie entera: Gótica, de Editorial Valdemar, «clásicos imprescindibles que cimentaron el género gótico y la literatura de terror», como dicen ellos mismos en su página web. Estuve dudando entre la narrativa completa de H. P. Lovecraft, Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu o Sanguinarius, 13 historias de vampiros. Al final opté por terreno conocido y me llevé a los vampiros. La edición es muy cuidada, con una tipografía clara y páginas de color marfil, como el color elegido para la cubierta junto con el negro. El único defecto que le encuentro es la situación del logo de la colección en la cubierta, que para mi gusto está metido con calzador.

El libro tiene una introducción de Antonio José Navarro y cada uno de los relatos va precedido a su vez por una nota introductoria del mismo autor que lo sitúa en su contexto histórico. De momento no he avanzado mucho y no he pasado todavía de la primera historia, pero es que no encuentro muchos momentos para él: es el típico libro que solo se puede leer de noche. Si pudiera arrellanarme en un viejo sillón junto al fuego mientras el viento ulula fuera ya sería el marco perfecto, pero me temo que me conformaré con leer en mi rincón favorito del salón con el calorcillo que ya empieza a hacer en Barcelona.

Por cierto, la traducción de los textos es de José Luis Moreno-Ruiz y, por lo que he visto hasta ahora, está francamente bien.

Calentando motores...


El día en que perdí aquel archivo de FileMaker por tercera vez decidí que tenía que buscar otro método para conservar el listado de libros que leo. No recuerdo cuándo empecé a recopilarlo, pero creo que entre los primeros libros que incluí había uno de le petit Nicolas que leí durante una estancia en Manchester, así que debió de ser allá por 1997.

La idea era sencilla: una pequeña base de datos donde constara la información básica del libro (título, autor, editorial, año de edición...), así como un campo de citas, otro de comentarios míos, y las fechas en que comenzaba y terminaba cada libro (esto me gusta anotarlo con total precisión). Me temo que ya no hay posibilidad de rescatar esos archivitos, que fenecieron junto con sendos discos duros, así que este rinconcillo nace con el firme propósito de no volver a perder esa información.

Si este blog sirve además para que otras personas descubran nuevos libros y pasen un rato apasionante con ellos, el segundo propósito de este sitio ya estará conseguido. Enjoy!