20 de noviembre de 2019

Lectura conjunta "Cruzando la línea" de James Patterson

Laky de Libros que hay que leer ha organizado una lectura conjunta con la editorial Duomo con sorteo de tres ejemplares. El libro escogido es Cruzando la línea de James Patterson. Es un thriller que forma parte de una serie, pero no es necesario haber leído los anteriores, pues es un libro independiente. Qué, ¿os animáis? Pinchando en la imagen iréis al blog de Laky, donde está toda la información. ¡Suerte a todos!






17 de noviembre de 2019

Un día de diciembre (Josie Silver)

Laurie no cree en el amor a primera vista. Piensa que una cosa son las películas y otra, la vida real. Sin embargo, un día de diciembre, su mirada se cruza con la de un desconocido a través de la ventanilla empañada de un autobús. Surge la magia y Laurie se enamora perdidamente, pero el autobús arranca y sigue su camino por las calles nevadas de Londres.

Está convencida de que es el hombre de su vida, pero no sabe dónde encontrarlo. Un año después, su mejor amiga Sarah le presenta a Jack, su nuevo novio, del que está muy enamorada. Y sí, es él: el chico del autobús.

Laurie decide olvidarle, pero ¿y si el destino tiene otros planes?

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No me extraña que la editorial esté haciendo una fuerte promoción de este libro, porque es el regalo perfecto para las Navidades: pese a que transcurre a lo largo de casi diez años, la Navidad es protagonista de más de una escena, y en Londres para más inri, al más puro estilo Love Actually. Incluso hay referencias a la película, como por ejemplo el párrafo final de la página 41, que reproduce esta escena:


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La protagonista es Laurie, una chica de veintipocos años que vive junto con Sarah en un piso compartido que será testigo de sus primeras experiencias con trabajos y novietes. Su amistad poco a poco se va forjando durante esa vida un poco de piso de estudiantes, e incluso se inventan un sándwich que es en cierta manera el símbolo de esa amistad y que aparecerá más de una vez a lo largo del libro:

La miro formar capas de pollo y queso azul con lechuga, mayonesa y arándanos, una ciencia exacta que yo aún no he logrado dominar. Sé que suena asqueroso, pero, créeme, no lo es. Puede que no sea una comida muy típica de estudiantes, pero desde que dimos con el combo ganador durante nuestra época universitaria nos aseguramos de tener siempre los ingredientes en el frigorífico. Es más o menos nuestra dieta básica. Eso, junto con el helado y vino barato.

Y es ahí donde entra en juego el tercero en discordia del que será este triángulo: Jack, un hombre maravilloso que Laurie atisba desde un autobús en una tarde invernal y que meses después se materializa en su propia casa como nuevo novio de Sarah. A partir de ahí, Laurie y Jack saben que ahí hay algo, pero ninguno quiere herir a Sarah y tratan de acallar esos sentimientos y seguir con su vida, y así pasan años y años...

La verdad es que este libro no es un mal regalo para Navidad: se lee muy bien, la narración es agradable y se pasan las páginas en un suspiro. La ambientación es muy Londres en Navidad, con lo cual es una lectura que ahora apetece, y sobre todo es ideal para gente de diecimuchos o veintipocos que están dando sus primeros pasos en la vida: primeros trabajos, primeras relaciones, primeras amistades a muerte. Este libro tiene una puntuación buenísima en todas las redes sociales y puedo entender por qué.

En cuanto a mí, es una lectura que no se hace cuesta arriba, pero da mil vueltas y en un momento dado me descubría esperando pacientemente a que la trama dejara de enredarse de una vez y Laurie y Jack acabaran juntos. No hago aquí mucho spoiler, porque está claro en una novela de este tipo, y con la imagen de portada que tiene, que van a acabar juntos. Y lo malo es que en un momento determinado de la trama casi me daba igual que eso pasara o no, porque como lectora no he acabado de entender el atractivo de Jack. Sí, vale, es guapísimo y hace suspirar a todas las féminas al entrar en una sala, y sus ojos color verde miel (o algo así) quitan el sentido, pero en realidad no llegamos a conocerlo mucho más y varias cosas que hace a lo largo de la trama son bastante deleznables. Por otra parte se habla mucho de la GRAN AMISTAD que tenían Laurie y Jack, a la que recurren durante casi una década, pero en realidad esos dos personajes apenas pasan juntos un puñado de escenas. Esas escenas la autora las hace muy cinematográficas (como la del callejón con lucecitas, o en lo alto de la noria) para asegurarse de que quedan muy bien en una futura película, pero en realidad no hay mucha chicha detrás. Josie Silver te dice todo el rato que Jack y Laurie son muy amigos, pero yo como lectora no he acabado de entender por qué.

Por no hablar de que, si ves a un chico que te gusta muchísimo en la parada de un autobús, hasta el punto de que te obsesionas con él y lo buscas en los bares de todo Londres, ¿no sería lo más lógico volver a esa parada de autobús más o menos a la misma hora durante varios días para ver si lo encuentras? Pues no, a nuestra intrépida protagonista eso no se le ocurre.

En fin, para mí la historia de amor no ha estado a la altura (y se resuelve de forma demasiado precipitada, por cierto). Además, la autora cambia historias y personajes a su gusto para que le cuadren en la trama: ¿que Oscar es un hombre racional y maravilloso? Pues lo cambiamos cuando se va a Bruselas y lo volvemos un ser egoísta y frío para justificar lo que pasa después. ¿Que sería un poco raro tener a Sarah en escena cuando Jack y Laurie por fin se líen? ¿Y si la matamos? No, eso sería un poco exagerado, pero podríamos mandarla a la otra punta del planeta. Ah, eso suena mejor. Así, nuestros protas no se sentirán cohibidos en absoluto en su happily ever after.

El problema ha sido llegar a este libro que gira en torno a una supuesta gran amistad entre hombre y mujer después de haber leído el libro por excelencia sobre ese tema, El silencio del bosque, la maravillosa química entre Rob y Cassie y la forma de narrar de Tana French. Después de eso, nada de lo que una lee está a la altura...

Gracias a Edición Anticipada por el ejemplar.

2 de noviembre de 2019

El exorcista (William Peter Blatty)

Al principio son cosas sutiles, a las que la reputada actriz Chris MacNeil no da demasiada importancia: unos golpecitos que suenan, rítmicos, en el cuarto de su hija, Regan; unos repentinos miedos que atenazan a la niña, que acude en mitad de la noche a dormir con su madre porque su cama se mueve. Muebles muy pesados que aparecen desplazados en medio de la habitación... Con el paso de los días las cosas no solo no mejoran, sino que las mentiras de Regan parecen ir a más, así que Chris la lleva a médicos y psiquiatras, que le hacen una batería de pruebas y empiezan a emitir diagnósticos inciertos: histeria, esquizofrenia, personalidad desdoblada... En poco tiempo el estado físico y mental de Regan se deteriora y empieza a hacer cosas que escapan a todo entendimiento, con lo que al final un médico se atreve a pronunciar la palabra: exorcismo. Y así es como entran en escena dos personajes memorables, el padre Damien Karras primero y Lankester Merrin hacia el final del libro (quien, por cierto, es el verdadero exorcista, ¡y yo pensando todo el rato que el exorcista era el padre Karras!). Juntos se enfrentarán a una fuerza muy superior a ellos, una vieja conocida, y es imposible saber si dos simples mortales podrán salir airosos del embate. Y sobre todo la niña, Regan, que va menguando sus fuerzas y apenas tiene un hilo de vida en las últimas páginas de la novela. Es imposible que, con un panorama así, la historia acabe bien... ¿o no?

En octubre me gusta leer novelas de terror que me vayan preparando para la noche de Halloween y luego para el otoño/invierno que se avecina, y a El exorcista le tenía ganas desde que encontré un tomo de segunda mano que, por su encuadernación en riguroso negro, podría pasar por uno de los ejemplares del Ritual romano que los curas utilizan para el exorcismo. La lectura es inquietante, eso desde luego, pero no me ha resultado tan terrorífica como fue la película, que vi en mi adolescencia, aunque sin atreverme a mirar en muchas de las escenas. Buena parte del libro transcurre entre salas de médicos que aventuran diversos diagnósticos para Regan, y solo a partir de la mitad entran en acción los curas y miramos al demonio a la cara. De todas formas, también dinamiza la trama un inesperado asesinato y el pasado oculto de uno de los personajes, con lo que al final me ha resultado una lectura adictiva y terrorífica que recomiendo totalmente para una fecha como es Halloween.

Por cierto, precisamente la noche de Halloween estaba leyendo yo la novela cuando me encontré en la tele la película. And guess what... ¡No me atreví a verla!




—Mire, yo no sé nada de esas tonterías —lo interrumpió, con voz baja e intensa—. Pero le voy a decir algo, padre. Si usted me mostrara a la hermana gemela de Regan, que tuviese la misma cara, la misma voz, que fuese igual hasta en la manera de poner los puntos sobre las íes, no me equivocaría; en un segundo sabría que no es ella. ¡Lo sabría! Lo sabría en mis entrañas; por eso le digo que sé que ¡eso que hay en la «planta alta» no es mi hija! ¡Lo sé! ¡Lo sé!