30 de noviembre de 2020

Insomnio (Juan Manuel Peñate)

Noviembre llega a su fin y yo termino un poco in extremis el libro de relatos Insomnio, que me comprometí a reseñar durante este mes como parte de un reto que organizó la incansable Laky.

La fama de este libro lo precede, así como las buenas críticas, y como a mí me encantan los relatos me pareció que Insomnio estaba hecho para mí. Sin embargo, no sé si han sido las altas expectativas o que ahora que llega diciembre me invade el espíritu gruñón de Scrooge; el caso es que este libro no ha acabado de convencerme del todo.

Puedo entender el éxito de este autor, pues Juan Manuel Peñate escribe con soltura y crea unos diálogos bastante decentillos. Admito que no las tenía todas conmigo por ser una edición de Círculo Rojo (hace mil años, compré un libro de un autor autoeditado que al parecer no había pasado por ninguna corrección y aquello no había quien lo leyera); pero no, este libro está bastante bien editado, aunque se han colado cosillas (¡esos años con punto!). De todas formas, la primera impresión que causa el libro es buena. Pasemos a los diferentes relatos.

«En el cine» habla sobre un chico que pone todo tipo de excusas a su novia para no acudir al cine. Para saber qué le lleva a portarse de forma tan rara tendremos que retrotraernos a un viaje a Ucrania que marcará la vida del chaval. El relato no está mal y tiene un agradable saborcillo a película de terror, aunque el momento cumbre no terminó de engancharme del todo. Además tengo una manía, y es que no me gusta que los protagonistas tengan nombres ingleses si el autor es español (manía que adquirí con los libros de Carlos Sisí, quizá sea irracional pero no puedo con ello). Y luego la frase que me encontré al inicio del relato: «Curiosa por naturaleza, como toda mujer...». Really, George?

Hablando de eso, me ha parecido que todas las mujeres de estos relatos tenían un papel un poco secundario, un poco florero. La recepcionista con la que todo el mundo coquetea, la rubia buenorra de la oficina que luego no vale la pena conocer más... Incluso los personajes femeninos con más peso parecen un poco encorsetados. Pero volvamos a los relatos...

«Insomnio» es una historia que no me ha convencido mucho; se me ha hecho algo pesada. Además tenía anacronismos que me sacaban de golpe de la lectura, como que el buen Peacock se dé una ducha en 1779 (juraría que la ducha se inventó casi un siglo más tarde). Y, bueno, el relato tiene un final de esos de vengahombreporfavor.

«Vacaciones en el infierno» diría que es el relato que más me ha gustado, aunque no me creo que la plana mayor del Ejército no pillara a los dos protagonistas en su mentira. Dejando eso aparte (y que me cuesta imaginar a un soldado americano en Vietnam diciendo algo tan castizo como «¡Qué alegría verte, macho!»), me ha parecido un buen relato y me ha entretenido mucho.

En cuanto a «La casita de piedra sobre la colina», es el que menos me ha gustado. La historia que transcurre en el pasado, en Inglaterra, me ha parecido predecible y ñoña. Pero es que luego la acción da un salto al año 2319, ¡dentro de 300 años!, y la ambientación no consigue trasladarte para nada al futuro. Este fragmento, por ejemplo, incluso tiene un aire arcaico de mediados de 1980 (y se supone que tiene que sonar futurista):

Sonó el despertador a las seis de la mañana. Se levantó sin ningún entusiasmo, como cada lunes, y se arrastró hasta la estación más cercana, todavía de noche. Tomó el tren de las siete hacia su trabajo, donde le esperaba una larga jornada, y una hora más tarde ya estaba sentado en su mesa [sic] frente al ordenador. Una de las ciento cincuenta mesas de la gigantesca oficina redonda, en una de las noventa plantas del rascacielos donde más horas pasaba a lo largo del día.

Pero peor me ha parecido este fragmento:

[...] prácticamente había de todo, desde multimillonario playboy en los Estados Unidos de los 90, o narcotraficante colombiano en los 70, hasta estrella del rock en los 50 de ese mismo siglo XX, desde shériff en el Lejano Oeste hasta agente secreto o espía del gobierno británico en la Primera Guerra Mundial, pasando por conde en la Edad Media, poeta en la Antigua Grecia, senador en la Antigua Roma...

A ver, que estamos en el año 2319 y habla de «los Estados Unidos de los 90». A qué año se refiere, ¿a 2290? Sí, más adelante añade lo del siglo XX, pero para mí ya no lo arregla. Y para dar veracidad al asunto se podrían haber añadido a esa lista de experiencias varios hechos decisivos inventados que hubieran ocurrido desde el 2018 al 2319, ¿no?

De todas formas hay más ejemplos, como médicos que ofrecen a los pacientes «un vaso de plástico con una pajita» (¿de verdad en 300 años seguirán existiendo?), el protagonista está apoltronado en el sofá y apaga la tele con el mando a distancia (qué prosaico sigue siendo todo dentro de tres siglos), y después de fumar lavan el cenicero en el fregadero y abren las ventanas para ventilar la habitación. De verdad que no me puedo creer que el mundo sea así en el futuro lejano. También es verdad que me estoy leyendo Crónicas marcianas, donde Ray Bradbury consigue realmente transportar al lector, donde crea una realidad paralela con una cantidad de detalles abrumadores, donde el cambio de escenario se refleja en los hogares, en los paisajes, en la forma de hablar de la gente, incluso en sus acciones. Así que detalles como los que he mencionado arriba me sacaban abruptamente de la ficción. 

De todas formas, como digo siempre, lo mejor es que os hagáis con el libro y os forméis vuestra opinión. No he leído ni una sola reseña negativa de este libro en las redes (y las he buscado); en definitiva, no me hagáis mucho caso. Además puedo entender que este libro haya gustado mucho y seguramente sería un buen regalo de Navidad, pues los relatos no se centran en una sola temática, por lo que pueden gustar a muchos lectores. Yo ya sabéis que soy una Scrooge de la vida y mis gustos literarios a menudo son muy cuestionables... 



 

23 de noviembre de 2020

El amante silencioso (Clara Sánchez)

Isabel, una mujer que trabaja en la Asociación de Víctimas Dependientes, recibe una propuesta peculiar que va más allá de sus competencias: debe ir a una región de Kenia, Mombasa, para localizar y rescatar a un joven llamado Ezequiel que ha sido abducido por la Orden Humanitaria, una secta que esconde algo turbio.

Isabel acepta la misión dispuesta a redimir la culpa que le atosiga desde que su hermano, víctima de otra secta, se suicidó sin que ella pudiera ayudarle.

Una vez en Mombasa, a pesar de sentirse embargada por el exotismo que la rodea, Isabel consigue infiltrarse en la orden como un miembro más, pero el líder de la secta, un hombre llamado

Maína, de aparente carácter afable y cordial, sospecha de ella. Parece que consigue leer su pensamiento e Isabel cada vez se siente más angustiada. El día que Ezequiel desaparece, Isabel decide pedir ayuda desesperada. Consigue encontrar el móvil que Maína le había requisado y contactar con Said, un misterioso hombre que siempre aparece en el momento más adecuado, con su moto destartalada y una chancla de cada color. Said le había hecho la promesa de cuidarla y termina convirtiéndose en un gran aliado para Isabel, ya que juntos consiguen descubrir qué se esconde detrás de las intenciones de Maína y de la secta que dirige. 



Este fin de semana he viajado a África de la mano de Clara Sánchez y El amante silencioso. Empecé la lectura con reservas porque esta novela suscita opiniones encontradas en las redes, y ahora que la he terminado puedo entender por qué. La acción arranca en Madrid, en un lujoso piso con cuatro salones y vistas al Retiro. Ezequiel, un niño bien destrozado por una ruptura amorosa, vuela a África y allí es captado por una secta. Sus padres, que viven acomodados en su casoplón del Retiro, contratan a Isabel, una chica con un cierto parecido a la ex de Ezequiel y que ha sufrido una pérdida similar: su hermano también fue captado por una secta, por lo que creen que empatizará con la situación de Ezequiel y se prestará a ayudar.

Efectivamente, Isabel decide volar a África y, una vez allí, desde su «cuartel general» en un exclusivo hotel de lujo, consigue introducirse en la secta. Sin embargo, llevarse a Ezequiel a Madrid es harina de otro costal, puesto que Isabel ve con certeza que la felicidad de ese chico no está en España junto a sus padres, con quienes nunca conectó del todo. De todas formas, Isabel se involucra plenamente en el caso y está dispuesta a llegar hasta el final para hacer que Ezequiel abra los ojos.

Por el camino conocemos Kenia, desde los resorts exclusivos para turistas de Mombasa hasta los poblados kikuyu y masái más aislados de la sabana. El libro transmite bastante bien esa actitud de los blancos cuando llegan a África, que se ponen a repartir monedas entre los nativos y piensan que solo con repartir un puñado de euros pueden volver a la seguridad de sus casas con la conciencia tranquila.

La historia me ha parecido original y en general bien hilada; para mí el problema es que no me ha gustado ninguno de los dos narradores, ni Isabel ni Ezequiel. Él me ha parecido un pan sin sal y no daban ningunas ganas de rescatarle. En cuanto a Isabel, la he visto algo flipada en su papel de detective de segunda, creyéndose más lista que todos los que la rodean. Y lo que reza el subtítulo del libro de «una historia de pasiones en el corazón de África» no lo he visto por ninguna parte, salvo al final y metido con calzador (no me ha gustado nada esa pseudohistoria de amor al final).

Es un libro que me ha tenido muy enganchada todo el fin de semana, pero, como digo, me ha suscitado opiniones encontradas. De todas formas, es una novela que consigue transportar al lector a África, que dibuja paisajes muy evocadores y que hila una historia muy original en la que nadie es como parece. Le daría un 7/10, así que ya veis que esos pequeños peros que he comentado no han sido óbice para disfrutar de la novela.


20 de noviembre de 2020

Optimismo y salud (Luis Rojas Marcos)

En este nuevo libro del reconocido psiquiatra Luis Rojas Marcos, aprenderemos que sentir y pensar en positivo es una inversión sumamente rentable para desarrollar al máximo las posibilidades de vivir sanos y felices. Además de conocer los ingredientes que distinguen el optimismo del pesimismo, explorar las fuerzas que forjan nuestro temperamento e identificar los venenos más dañinos, el autor describe eficaces estrategias para fomentar el positivismo al tiempo que examina la influencia del optimismo en las relaciones con otras personas, así como en la salud y el trabajo.

Un texto indispensable para el momento actual. 

«A lo largo de los años, tanto en mi vida personal como en el mundo de la medicina, la psiquiatría y la salud pública, he tenido oportunidad de confirmar, en incontables ocasiones, que la forma de percibir e interpretar las situaciones que nos plantea la vida ejerce un inmenso poder sobre nuestras emociones, decisiones, conductas y juicios.

Para disfrutar de una vida saludable y completa, no basta con curar los males que nos aquejan; es igualmente importante conocer y fortificar los aspectos favorables de nuestra naturaleza, que nos ayudan a motivarnos, a superar los retos y a alcanzar nuestras metas.»

LUIS ROJAS MARCOS


Hacía mucho que no leía un libro de los calificados «de autoayuda», y este me tentó desde los estantes de Edición Anticipada. La llamativa y atractiva portada y el nombre de un autor conocido por todos acabaron de animarme.

Como bien dice el texto de la contra, en los tiempos que corren parece más necesario que nunca aferrarse al optimismo. Una pandemia, la preocupación por la salud de nuestros familiares, la crisis, el estrés, los altibajos emocionales... Sin embargo, mi duda con este libro era que enfocara este tema desde el aspecto vacío que tanto vemos en las redes últimamente, esa dictadura del positivismo que promueven firmas tipo Mr Wonderful y que nos promete una vida de felicidad y éxito si sonreímos lo suficiente.

Nada más empezar a leer ya me di cuenta de que Luis Rojas Marcos huye de este enfoque wonderfulero (como no podía ser de otra manera viniendo de un profesional de la salud). Como él mismo dice, «Un peligro de la glorificación cultural del optimismo es que puede convertirse para muchas personas en una tiranía y producirles un estado crónico de insatisfacción». Este libro pretende más bien ayudar al lector a identificar qué rasgos de la personalidad contribuyen al bienestar emocional, y cuáles son los efectos preventivos y terapéuticos de una perspectiva optimista.

Con abundantes referencias bibliográficas que contribuyen a dar seriedad al discurso, el autor nos anima a adoptar una visión optimista que favorece el bienestar y muchas veces propicia el cambio deseado.

Un libro recomendable para leer despacio, aunque solo sea unas páginas al día que te dejarán pensando. Termino con una cita extraída del libro:

Profundizar e invertir en las cualidades naturales de las personas para ver la vida desde una perspectiva positiva y esperanzadora no debe interpretarse como una forma de infravalorar o ignorar los aspectos negativos y dolorosos de nuestra existencia. Se trata más bien de reconocer que, para vivir una vida saludable y completa, no basta con curar los males que nos aquejan; es igualmente importante conocer y fortificar los aspectos favorables de nuestra naturaleza, que nos ayudan a motivarnos para superar los retos que nos plantea la vida y alcanzar nuestras metas.




4 de noviembre de 2020

Aki y el zorrito (Akiko Hayashi)

Si algo me gusta del programa de Masa Crítica de Babelio es que te permite conocer editoriales y autores que de otro modo probablemente no hubieran llegado a tus manos. Es el caso de la editorial de libros infantiles que traigo hoy, Pastel de Luna. Así es como se presentan ellos mismos en su página web:

Un pastel de luna es un pastelito muy dulce que se regalan las familias de origen chino en la Fiesta del Medio Otoño. Se trata de una fiesta en honor a la luna y muchos pueblos del Asia Oriental se reúnen para celebrarla. En su cumpleaños, la luna viste sus mejores galas: se muestra llena, radiante y más grande que el resto del año. ¿No te gustaría celebrar la luna a ti también?

Además elaboramos libros de cosecha propia, ilustrados por magníficos ilustradores españoles. Sin mayor propósito que dejar un buen sabor de boca y una media sonrisa al llegar a la última página. 

Decía Sartre que “todo se decide en la infancia”; con nuestros libros vamos a intentar que los niños decidan volar. Que sus mentes viajen, que sueñen despiertos. Nuestro objetivo es llenar sus cabezas de pájaros. Y con el batir de sus alas, las cabezas puedan llegar hasta las nubes, o más allá. Cuanto más lejos mejor. Queremos celebrar un viaje a la luna con cada libro. ¡Y nubes llenas de cabezas!


Ya solo con esta introducción la editorial deja un buen sabor de boca, y el libro que he podido leer no hace sino confirmar esa impresión. Se trata de Aki y el zorrito, de la autora e ilustradora japonesa Akiko Hayashi.



Aki está preocupada. Su inseparable amigo, el zorrito Kon, tiene un brazo descosido y necesita la ayuda de la abuela para curarse. Pero la abuela vive muy lejos, junto a la colina de las dunas. Un largo viaje lleno de contratiempos les espera. Una aventura que recordarán para siempre.

Las ilustraciones de Hakiko Hayashi, autora con premios en Japón, consiguen transmitir la ternura y la profundidad de la amistad entre la niña y el zorrito.

Un clásico de la literatura infantil japonesa que ha emocionado a varias generaciones de niños.

Es una historia muy tierna, tanto por la trama y las frases sencillas como por las bonitas ilustraciones en acuarela. Un bebé está a punto de nacer, y la abuela envía al zorrito desde el pueblo para que cuide del recién nacido. Este zorrito de peluche se convierte en el mejor amigo del bebé, que resultó ser una niña llamada Aki.



Un día, ambos deciden viajar hasta el pueblo para visitar a la abuela y que ella le arregle el bracito al zorro, que se ha descosido. ¡Y el viaje resultará ser toda una aventura!

Me ha parecido un libro precioso, ideal para leer antes de dormir, de esos que encantarán a los niños y querrán que les leáis una y otra vez. Y eso que, a priori, no presenta nada novedoso o especial: unos personajes que cautivarán al lector, unas ilustraciones limpias y que capturan muy bien la magia de la infancia, y una historia sencilla pero que sabrá captar la atención de los más pequeños, todo ello en 44 páginas que se leen en un suspiro. No en vano este libro sobre el valor de la amistad es un clásico de la literatura infantil japonesa.

Para niños a partir de 3 años. ¿No os parece un buen regalo de Navidad para los peques?

Gracias a Pastel de Luna y a Babelio por el ejemplar. Por cierto, el libro queda incluido en el reto del Mes de la no novela de Laky.