20 de marzo de 2013

Un monstruo viene a verme

Una noche, exactamente siete minutos pasada la medianoche, Conor recibe la visita de un monstruo en su dormitorio.

Sin embargo, no es este el monstruo al que él teme. A quien tiene miedo en realidad es al otro monstruo, el que ve todas las noches en una vívida pesadilla, el que hace que se despierte gritando aterrorizado y empapado en sudor. La pesadilla que tiene desde que su madre comenzó el tratamiento en el hospital.

El monstruo que visita ahora a Conor, y a quien volverá a ver en noches y días sucesivos, quiere hablar. Tiene algo que contarle, tres historias, y cuando termine querrá escuchar una historia de boca de Conor.

Querrá escuchar la verdad.

Una verdad que Conor no piensa contarle a nadie por nada del mundo.



De este libro solo puedo decir una cosa: maravilloso. Trata los temas del miedo, la soledad, la pérdida y la esperanza de una manera magistral, cruda, valiente y tremendamente emotiva. Buena parte del protagonismo se lo llevan las ilustraciones de Jim Kay, que reflejan a la perfección el mundo de pesadilla en el que parece haberse sumergido Conor. La narración es muy sencilla y el libro es breve (algo más de 200 páginas), pero a veces no hace falta más para componer una buena historia, ¿verdad?

Prefiero no desvelar nada más de la trama porque este es uno de esos libros que se disfrutan más cuanto menos se sepa a priori. Solo añadiré que engancha desde la primera página y ya no se pueden parar de leer.

También debo decir que yo con este libro lloré lo que no está escrito y que remueve una serie de sentimientos a los que algunas personas quizá no se quieran enfrentar. Pese a que lo encuentro un libro brillante, lo recomendaría con cautela por este motivo.

Para mí, desde luego, ha ocupado desde ya un sitio privilegiado en mi biblioteca.




2 comentarios:

  1. Me has intrigado, Espero poder leérmelo en breve. Un argumento muy original. Los libros que te despiertan sentimientos son los que verdaderamente te llegan.
    Un saludo.

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  2. Te lo recomiendo encarecidamente, Godor. Por cierto, se me olvidó mencionar en la reseña que es un libro dirigido a niños de 9 a 11 años, pero yo casi lo recomendaría más bien para adolescentes y adultos. Y sí, los libros que verdaderamente marcan son esos con los que sufres y vibras, y este lo consiguió a la perfección (en mi caso, al menos).

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