Siempre me ha gustado el tema del adulterio en la literatura. ¡No me digáis que no da para escribir páginas y páginas! Sin embargo, no puedo decir que haya leído mucho al respecto: sí, Anna Karenina, Rojo y negro, y otros libros más mediocres que no me gustaron nada, como Adulterio de Paulo Coelho. Miedo, de Stefan Zweig, me atrajo en cuanto leí la sinopsis: estaba segura de que lo que Zweig tuviera que contarme respecto a la infidelidad iba a gustarme. ¡Y esa imagen de la cubierta de Hermida Editores!
La señora Irene Wagner lleva una vida acomodada en Viena. Está felizmente casada desde hace ocho años con un respetable abogado y tiene dos niños pequeños de quienes no se ocupa mucho, pues sus únicas preocupaciones cotidianas son acudir a fiestas de sociedad y satisfacer sus caprichos.
Sin embargo, la señora Wagner también tiene un amante, un pianista de poca alcurnia. Ni siquiera sabe qué hace con él o por qué está engañando a su marido. Todo empezó como un capricho, probablemente fruto del aburrimiento, que apenas está dejando huella en su mullida existencia. El libro empieza justo cuando Irene Wagner sale de casa de su amante después de un encuentro:
Cuando la señora Irene bajó por la escalera de la vivienda de su amante, otra vez la asaltó súbitamente aquel miedo absurdo.
A partir de ahí empieza un relato obsesivo y trepidante: la novia del pianista ha descubierto la relación de ambos y amenaza a la señora Wagner con delatarla ante su marido y romper en añicos la respetabilidad y la vida acomodada que lleva. La vida de Irene es ahora un infierno, y se debate entre la desesperación, la vergüenza y el miedo de perder todo lo que hasta entonces había dado por hecho. De repente, la vida familiar se convierte en el más preciado tesoro, justo cuando ve que está a punto de perderlo... Y cómo se debate Irene entre contarle todo a su marido y librarse de esa espantosa tortura o callárselo todo, pues cree que no va a poder soportar la vergüenza que sentirá al confesar.
Una novela de apenas cien páginas en la que Zweig transmite a la perfección ese miedo cerval que vive su protagonista, un relato que casi puede leerse del tirón porque el lector necesita saber cómo termina la diatriba de la señora Wagner. Lo terminé y ya estaba deseando empezarlo de nuevo, pues es de esas historias que no bastan con leerla una vez, de esas que luego recomiendas a quien quiera escucharte.
La traducción me ha parecido que sonaba perfectamente fluida (y anda que no tiene que ser difícil traducir a Zweig del alemán). La firma Luis Fernando Moreno Claros. Hacia el final del libro se han colado algunas erratas, pero no desmerecen el conjunto.
Por cierto, el final me dejó muy sorprendida y me pareció acertadísimo. Y no cuento más, solo que ha sido una de mis mejores lecturas del año. Ahora estoy deseando leer otro libro que tengo de este autor y que me compré por impulso al ver que iba también del tema de la infidelidad: Ardiente secreto.
El miedo es peor que el castigo, porque este es algo determinado y, por severo que sea, no se puede comparar con el temor que despierta en nosotros lo incierto, una tensión espantosa, que no conoce límite.