20 de julio de 2018

El chico que nunca llamó (Rosie Walsh)

Sarah y Eddie se conocen en una carretera rural de Gloucestershire, se caen bien y, tras pasar toda la tarde bebiendo pintas en un pub, empiezan un romance que durará una semana. Eddie se va de vacaciones, pero ambos intercambian números de teléfono y datos de las redes sociales sabiendo que retomarán esa relación de ensueño en cuanto Eddie vuelva.

Sin embargo, Sarah no vuelve a saber nada de él. Ni un whatsapp, ni una llamada, ni un mail. Era el hombre perfecto, el chico del que se ha enamorado, y se desmorona al pensar que quizá no vuelva a saber nada de él. ¿Por qué ha desaparecido? ¿Le ha ocurrido algo? Rosie Walsh refleja bastante bien la paranoia que puede entrar con las redes sociales, de pasarse horas mirando el móvil por si la otra persona escribe o se conecta, mandarle emails, llamar a todas horas... Lo malo es que al lector solo se le dan esbozos de lo que fue aquella semana de ensueño entre Sarah y Eddie, por lo que la historia de amor de ambos no acaba de resultar creíble. También sorprende el hecho de que ambos rocen ya los 40 años (antes de leer el libro, y con ese «chico» en el título, pensaba que estábamos ante dos adolescentes). Teniendo eso en cuenta, me chirrió bastante la insistencia de Sarah a la hora de encontrar a Eddie. Es cierto que pasaron una semana de ensueño y que a cualquiera le dolería que ese hombre desapareciera así de su vida, pero ¿esas cotas de obsesión? Ahí no pude empatizar con Sarah en absoluto.

Tras una primera mitad del libro un poco lenta, el ritmo se agiliza cuando empezamos a saber lo que pudo haber pasado con Eddie; página tras página se añaden cotas de misterio y se suceden los giros en la trama, cada vez más sorprendentes. Sin embargo, la autora juega mucho al despiste y abusa de las casualidades para que cuadren estos giros en la trama, lo que admito que no me gusta mucho como lectora. El final me pareció melodramático e histriónico y me dejó fría como un témpano, aunque admito que las historias de amor al uso no me acaban de llegar.

Como aspecto positivo diré que creo que es un libro que puede gustar a mucha gente porque no solo tiene un componente romántico, sino que hacia la mitad del libro se introducen otros ingredientes: el sentimiento de culpa, las (difíciles) relaciones familiares, cómo un accidente te puede cambiar la vida, el hecho de que los matrimonios no siempre funcionan... La acción se vuelve desenfrenada y el último tercio no deja un momento de respiro, por lo que puede resultar una lectura muy entretenida para estas tardes de verano. Es solo que yo no acabé de conectar del todo con los personajes de esta novela...


2 comentarios:

  1. Hola! He llegado a tu blog por tu reseña en Babelio jeje, es genial para conocer otros blogs! Pues a mí al contrario que a tí me ha gustado bastante la novela y sí he empatizado con todos los personajes (algo menos con la madre de Eddie). La verdad es que me ha tenido enganchada durante todas mis vacaciones. Por cierto yo ahora voy a empezar también con La Mala Semilla, parece que vamos coincidiendo en lecturas! Por cierto, soy nueva seguidora, si quieres leer mi reseña te espero en mi blog, y si te apetece suscribirte estaré encantada! Un besote!

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    1. ¡Hola, Raquel! Pues sí, Babelio es una iniciativa muy buena para conocer otros blogs, pero es que además creo que hemos coincidido en la lectura conjunta de Laky, ¿no? Tanto en este libro como en el de "La mala semilla", que reseñaré en breve... :) ¡Esa también es una forma genial de conocer a otros blogueros! Como ves, esta lectura no acabó de convencerme, la historia no me acabó de llegar, pero seguro que tiene una buena acogida. ¡Ahora me paso por tu blog, besos! :)

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